Por Sergio Ortiz:
Visita de Pompeo y declaraciones de Hezbollah terrorista
Este 18 de julio se cumplen 25 años del atentado terrorista
a la mutual judía, AMIA, donde murieron 85 argentinos y fueron heridos 151. EE
UU, la CIA norteamericana y el Mossad, más la derecha macrista y los servicios
en Argentina se lo atribuyeron sin pruebas a Irán, supuestamente ejecutado por
Hezbollah, organización político-militar libanesa.
Eso ocurrió bajo gobierno menemista, que por medio de la
SIDE y sus fondos secretos y el juez Juan J. Galeano, etc. armó un juicio
escandaloso contra “la conexión local” anulado en 2004 por el TOF 3 por la
manipulación de pruebas y testimonios. Ese magistrado perdió su cargo; muchos
policías bonaerenses estuvieron presos injustamente para desviar
culpabilidades.
En el juicio por el encubrimiento fueron condenados en
febrero de 2019 Galeano y varios responsables, pero absueltos otros que
tuvieron que ver con la maniobra, como Carlos Menem, el titular de la DAIA y
banquero, Rubén Beraja; el comisario “Fino” Palacios (designado por Macri a
sugerencia de la embajada de Israel como primer jefe de la Policía
Metropolitana). Los fiscales, Eamon Mullen y José Barbaccia tuvieron leves
condenas porque los ayudó el ministro Germán Garavano siguiendo órdenes
presidenciales, como denunció en marzo de 2018 el extitular de la Unidad
Especial AMIA del ministerio de Justicia, Mario Cimadevilla.
Quien estuvo detrás de las acusaciones falsas contra Irán y
Hezbollah, -que son cosas distintas, política y organizativamente - fue el
fiscal Alberto Nisman. En las vísperas de su suicidio en enero de 2015, acusó
de encubrimiento a Cristina Fernández de Kirchner y otros funcionarios de su
gobierno, por haber firmado el Memorando de Entendimiento con Irán en 2013.
Denunció eso, pese a que dicho tratado no era materia judiciable, había sido
aprobado por ambas cámaras y nunca entró en vigencia. La falta total de pruebas
para esas gravísimas imputaciones, sumadas al descubrimiento de ilegalidades
(como sus cuentas bancarias no declaradas en el Merril Lynch de Nueva York),
precipitaron el suicidio.
Del atentado a la AMIA fueron imputados Irán e Hezbollah. Y
de la muerte de Nisman, inventado como asesinato, fue acusada políticamente
Cristina. El Memorando fue visto como el encubrimiento de 85 crímenes y hasta
como “traición a la Patria” por el juez Claudio Bonadío.
Mauricio Macri fue parte activa y beneficiario de estas
operaciones de servicios de inteligencia, embajadas extranjeras, emporios
mediáticos y jueces y fiscales de vendas caídas para analizar todo según las
cuentas bancarias y el color de las divisas en juego. El suicidio del fiscal, y
la marcha del 18-F, de “Justicia por Nisman”, fue el lanzamiento de su campaña
de 2015
Ahora Macri está nuevamente en campaña. Y quiere explotar
otra vez el atentado a la AMIA, simulando defender a esas 85 víctimas. Todo
falso. Como casi todo lo suyo.
Para eso ha preparado Segunda Conferencia Ministerial
Hemisférica de Lucha Contra el Terrorismo en Buenos Aires, el 18 y 19 de julio.
Vendrá como figura central el secretario de Estado, Mike Pompeo, exjefe de la
CIA, el mismo que en una charla en la universidad de Texas admitió: “yo fui
director de la CIA, mentíamos, engañábamos, robábamos. Todo eso hacíamos”.
En esa reunión también habrá una nutrida delegación de
Israel y sus especialistas en lucha contra el terrorismo, especializados en
bombardear Gaza, El Líbano, Siria e Irán, además de vender armas y software
para espiar a todo el mundo, junto a las tecnológicas y agencias de su socio
mayor estadounidense.
El saliente embajador de Israel, Ilan Sztulman, recibió del
canciller, Jorge Faurie, la orden de mayo en su grado más alto, Gran Cruz.
Sztulman dijo a Infobae que se iba con una asignatura pendiente porque no se
había declarado a Hezbollah “organización terrorista” como había pedido. Y que
eso abría las puertas a un “tercer atentado”.
Macri tomó nota de esos reclamos y dictó un decreto creando
el Registro Público de Personas y Entidades vinculadas a actos de terrorismo y
su financiamiento (RePET). Funcionará en el Ministerio de Justicia para
“prevenir, combatir y erradicar el terrorismo y su financiamiento”. Todo, para incluir a Hezbollah en esa lista,
rechazado por la Confederación de Entidades Argentino-Árabes (Fearab) y sus
300 entidades.
Que lo solicite Israel, se entiende, porque esa organización
resistió muy bien su ocupación del sur libanés en el 2000 y le propinó una
derrota humillante en 2006, cuando Israel los invadió por segunda vez. ¿Pero Argentina
qué tiene que ver? Nada, pero el presidente es obediente del sionismo y el
imperialismo. Por medio de Patricia Bullrich y con una denuncia trucha de la
DAIA, metió presos a dos hermanos Salomón, jóvenes de religión musulmana, en
noviembre de 2018, acusándolos de tener un arsenal y pertenecer a esa
organización.
Hezbollah es legal en El Líbano y en las elecciones de mayo
de 2018, junto a aliados, ganó la mitad de las 128 bancas del parlamento. El
canciller libanés, Gebran Bassil, se lo dijo a Mike Pompeo, de visita a Beirut
en marzo pasado: “Hezbollah es un partido libanés y no es terrorista, además
goza de gran apoyo popular y tiene diputados en el parlamento”. 13 para ser
exactos
El Departamento del Tesoro de EE UU incluyó en su lista
negra a Amin Sherri y Muhamad Hasan Raad, dos de esos parlamentarios, y un
tercer dirigente, Wafiq Safa.
Pompeo y Donald Trump están furiosos con Hezbollah, por las
mismas razones que Benjamin Netanyahu: la organización político-militar de
Hasan Nasralá los venció dos veces en Líbano. Y fue clave, junto con Irán y
Rusia, en ayudar al presidente sirio Bashar Al Assar. La agresión militar de EE
UU-Israel y su aliado Arabia Saudita contra Siria comenzó en 2011, pero no
logró sus objetivos.
Por eso el imperio e Israel han incluido a Hezbollah como
organización terrorista. Ahora era el turno de genuflexión del socio menor de
ambos. Ahí no se terminan sus deberes. El embajador israelí antes de irse
también le exigió “el juicio en ausencia”, algo inconstitucional, para condenar
sin pruebas a los cinco acusados iraníes de la AMIA.
Macri y Pichetto están viendo cómo satisfacer esa exigencia
que viene de tan arriba. Los decretos del PEN no pueden versar sobre leyes
penales, pero alguna vuelta le quieren encontrar. Pertenecer tiene sus
privilegios, pero también sus obligaciones.
ortizserg@gmail.com
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