Por Lucrecia Fernández y Leandro Albani:
Mizgin Ahmed, asesora de la Federación Democrática del Norte
y el Este de Siria (FDNES), habló sobre la situación de los miles de personas
que se encuentran en campos de refugiados luego de la liberación de Deir Ezzor.
Las columnas de cientos de mujeres y niños cruzan con enormes dificultades las
tierras áridas de la provincia siria de Deir Ezzor. Esas mujeres -vestidas de
riguroso negro-, y esos niños –con miradas perdidas y harapos como ropa-
vivieron durante varios años -algunas de ellas por más de seis años- bajo los
mandatos del Estado Islámico (ISIS o Daesh), la organización fundamentalista
que llegó a controlar miles de kilómetros cuadrados en Siria e Irak.
Esas caravanas, que se mueven lentas en los pocos momentos
en que la guerra les da un respiro, salen de la pequeña aldea de Baghouz, donde
ISIS encontró su derrota final luego de meses de combates contra las Fuerzas
Democráticas Sirias (FDS), conformadas por las Unidades de Protección del
Pueblo (YPG/YPJ) kurdas, y milicias árabes, armenias, turcomanas, asirias, e
internacionalistas, que conviven en el norte y el este de Siria.
En la actualidad, las FDS –según sus propios datos
difundidos- tienen a su resguardo, luego de liberar grandes regiones de ISIS,
alrededor de 72 mil personas de 54 nacionalidades diferentes -la mayoría
mujeres y niños-, en el campo de refugiados de Al Hol, en las cercanías de
Baghouz. A su vez, las fuerzas de autodefensa, encabezada por los kurdos,
mantienen retenidos a 11 mil yihadistas de ISIS en diferentes prisiones de la
región.
Dentro de ISIS, las mujeres fueron sometidas a todo tipo de
violaciones y vejámenes. La interpretación ultraortodoxa del Islam que
sostienen los seguidores de Abu Bakr Al Baghadadi, justificó que las mujeres
secuestradas por el ISIS, o que optaron sumarse al autodenominado Califato,
sufrieran castigos inimaginables. En la actualidad, se calcula que ISIS tiene
secuestradas a casi dos mil mujeres, la mayoría integrantes del pueblo yezidí,
que son vendidas en mercados de esclavos a los propios comandantes y
combatientes del grupo fundamentalista.
Antes de ser derrotado militarmente, ISIS ordenó a sus
seguidores el repliegue dentro del territorio sirio y a realizar atentados en
todas partes del mundo. En Baghouz quedaron los últimos combatientes y sus
familias, por lo cual las FDS tardaron varios meses en liberar ese pueblo,
ubicado en la frontera con Irak.
Con un escaso apoyo internacional, tantos las FDS como las
autoridades de la Federación Democrática del Norte y el Este de Siria (FDNES)
ahora buscan una salida política ante una situación en la que se mezclan varios
factores: el aumento de la crisis humanitaria en Al Hol, los cada vez más
frecuentes incidentes cometidos por los miembros de ISIS dentro del campo de
refugiado y la necesidad de reinsertar en la sociedad a esas mujeres y niños
que sólo conocen las reglas del Califato. Como escribió recientemente la
periodista kurda Medya Doz, ISIS no sólo ocupó territorios “sino que ha
destruido la química de la sociedad al ocupar a las mujeres. No sólo atacó
fenómenos históricos y culturales, sino que logró crear una concepción
artificial y hacer de cada sujeto un objeto. Con gran maestría ha creado una
comunidad de mujeres sin alma y así ha cometido un feminicidio”.
Esta afirmación es compartida por Mizgin Ahmed, que por
estos días se encuentra en el corazón mismo del campamento Al Hol, donde es
asesora de la FDNES. En esta entrevista con ANF y Kurdistán América Latina,
Ahemd asegura que “Daesh no fue solamente una fuerza militar en Medio Oriente,
sino que su fuerza ideológica todavía es muy poderosa. Su ideología es fuerte
porque aparece en el nombre del Islam. Su pensamiento todavía se encuentra
dentro de la sociedad en los territorios que antes ocupaban”.
Como ejemplo de esta situación, Mizgin Ahmed recuerda que
las FDS liberaron en los dos últimos años las ciudad de Manbij y las provincias
de Raqqa (esta última considerada la capital de ISIS) y Deir Ezzor, “pero en
esos lugares hay grupos de Daesh escondidos que siguen haciendo propaganda.
Hace seis años que Daesh ocupó este territorio y lo único que hicieron fue
implementar su formación ideológica y su educación. También implementaron un
sistema de vida y cambiaron todo lo anterior. Con esta propaganda llegan
islamistas de todo el mundo a integrarse a Daesh”.
Para Ahmed, la lucha ideológica de ISIS es mucho más
poderosa que sus acciones militares, por lo cual el combate futuro más
importante es terminar con esa ideología, emparentada con el wahabismo que
profesa la monarquía de Arabia Saudí.
“Podemos decir que todas las personas, familias y niños que
estaban bajo esta ideología en el territorio todavía viven bajo esa idea
–analiza la asesora de la FDNES- Un ejemplo puede ser que liberamos a niños
yezidies que estaban en mano de Daesh, que son de familias yezidies muy
religiosas y conservadoras, pero en estos cinco o seis años Daesh pudo
islamizar a esos niños”. Ahmed remarca que esta es una muestra de la fuerza
ideológica del grupo comandando por Al Baghadadi.
Las profundas heridas producidas por ISIS a los niños y a
las niñas que vivían en sus territorios son una problemática compleja y
dolorosa que, por lo visto, la comunidad internacional no está dispuesta a
asumir. “Cuando hablamos sobre estos niños, hablamos de que ellos nunca
pudieron jugar como niños, nunca comieron como niños, nunca se vistieron como
niños, sus relaciones dentro de la familia son muy estrictas, por eso todavía
viven una vida como si fueran militares en los territorios controlados por
Daesh”, destaca Mizgin Ahmed.
Las FDS y la FDNES trasladaron a campamentos a mujeres y
niños liberados en estos años de combates. En esas zonas se trata de asistirlos
no sólo con alimentación y salud, sino también con una contención psicológica y
humana. “En estos campamentos, los niños y las niñas tenían problemas para
concentrarse, para aceptar su situación, pero después de un tiempo comenzamos
un trabajo social para que vuelvan a tener una vida normal –señala Mizgin
Ahmed-. Primero llevamos cosas para que ellos pudieran jugar y volver a la vida
real. Abrimos escuelas. Los niños que hace dos o tres años están con nosotros,
con el nuevo sistema de educación cambiaron mucho. Esto mismo queremos
organizar para las familias que estaban con Daesh”.
Según la representante de la FDNES, trabajar con jóvenes de
entre 11 y 17 años es más difícil, pero igualmente la realidad golpea a todos
por igual. “Estos niños aprendieron a cortar cabezas, a matar. Ellos viven la
ideología de Daesh mucho más fuerte. Ese era su sistema de educación”, resume.
Una medida tomada por la FDNES fue crear el centro cultural
Heri, en el que los niños y adolescentes de ISIS estudian y trabajan. “En uno o
dos años aprendieron cómo es el pensamiento de Daesh, cómo se organizaba, y de
esa forma ven la realidad de ese grupo”, explica.
“Para las mujeres que hace dos años están con nosotros,
organizamos un sistema de educación y formación para madres e hijas –relata
Mizgin Ahmed-. En la formación no pudimos hablar mucho sobre Daesh, pero
hablamos sobre la violencia de la sociedad y el poder de los hombres, porque no
aceptan las críticas al Daesh. Nuestra formación y educación es sobre las
mujeres, sobre violencia de género, sobre días importantes como el 8 de marzo y
el 24 de noviembre, hablamos qué significan esos días. Nuestro programa sirve
para que estas mujeres puedan volver a participar en la sociedad”.
Al mismo tiempo que se realizan estos esfuerzos, la
situación en el campamento de Al Hol es más frágil. Mizgin Ahmed cuenta que las
mujeres en el lugar “son más agresivas, son más fascistas y hasta ahora
continúan luchando por el Daesh dentro del campamento. Nos dijeron que ellas
siguen con el Daesh y no van a dejar ese pensamiento”. Frente a este panorama,
reconoce que “todavía no existe un programa para abordar esta problemática
particular”. Y agrega que en Al Hol la mayoría de las personas son extranjeras
y que reconocen haber llegado a Siria para sumarse a ISIS. “Nos dijeron que
iban a seguir luchando contra nosotros y que cuando Al Baghdadi diga que hay
que volver a luchar, lo harán”, expresa Ahmed.
La gravedad en Al Hol llega al punto de que a varias mujeres
a las que se les permitió abandonar el campamento luego “se inmolaron, porque
la ideología del Daesh en ellas es muy fuerte”, afirma Mizgin Ahmed.
Igualmente, “estamos tratando de cambiar la mentalidad dentro del campamento,
para que estas mujeres acepten convivir con otras personas. Porque ellas no
aceptan a todos los musulmanes, porque su ideología es muy estricta. Los niños,
mujeres y hombres en este campamento tiene una forma de hablar muy militarizada,
como también sus pensamientos y su forma de vida”, asevera la asesora de la
FDNES.
Desde la Federación Democrática se vienen realizando
llamados repetidos a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a las
principales potencias mundiales, para que asistan a las miles de personas que
sobreviven en Al Hol. A eso se suma el pedido que los combatientes de ISIS que
cometieron crímenes sean juzgados en sus países de origen, o que se constituya
un tribunal internacional para procesarlos. Las FDS ya reconocieron que no
tienen capacidad suficiente para mantener a tanta gente prisionera y que si los
miembros de ISIS escapan volverán a cometer atentados y masacres.
“Para poder educar a más personas necesitamos más apoyo
–manifiesta Mizgin Ahmed-. Hasta ahora nos apoyaron para dar un poco de comida
y otras cosas necesarias, pero para reeducar a estas personas necesitamos más
apoyo. Por eso, es necesario un acuerdo a nivel internacional para que se pueda
apoyar a un grupo enorme de personas. La ONU debe participar en este
campamento, porque nuestra fuerza no es suficiente. La ONU tiene que llevar un
sistema educativo para que puedan trabajar, para garantizar sus vidas y se
sientan como seres humanos”.
Mizgin Ahmed enfatiza que muchas mujeres de ISIS “lucharon
con armas, entonces es necesario que ellas sean juzgadas dentro del sistema de
la ONU. Cuando la justicia internacional diga que son culpables, los países de
donde vienen tienen que recibirlos para que cumplan sus condenas”.
Para la asesora de la FDNES, en el norte de Siria existe una
lucha entre dos ideologías: por un lado, el con federalismo democrático,
teorizado por el líder kurdo encarcelado Abdullah Öcalan, que promueve la
democracia, la convivencia entre pueblos y religiones, y el empoderamiento de
las mujeres; y por el otro, “el capitalismo, del cual nació el Daesh”.
Mizgin Ahmed asevera que la lucha por la liberación de los
pueblos del norte de Siria todavía continúa: “Es una lucha femenina contra el
patriarcado. Como en Rojava las mujeres lucharon contra Daesh y ganaron,
asimismo la lucha por la ideología la vamos a dar como mujeres para cambiar la
sociedad y liberarla del capitalismo, el patriarcado y el Daesh. El pensamiento
del Daesh y el capitalismo son como un virus, y tenemos que terminar con este
virus que está dentro de la sociedad”.
Las mujeres y niños que vivieron dentro de ISIS son una
bomba a punto de estallar. Niños que perdieron su identidad étnica,
lingüística, cultural y, en la mayoría de los casos, familiar. Mujeres que no
han conocido más que el sometimiento del patriarcado de ISIS, algunas de ellas
engañadas en medio de la crisis y la guerra en Siria; otras fueron secuestradas
y convertidas en esclavas, casadas por la fuerza, utilizadas como mercancía de
cambio, reproducción y servidumbre. Muchas mujeres todavía creen que el
Califato de ISIS debe volver. En el medio, los niños y las niñas, una
generación que solo conoce el odio, la crueldad y el desprecio por la vida
humana.
Del otro lado, las mujeres de las milicias kurdas, las mismas
que vieron a sus familias morir a manos de ISIS, pero que intentan construir
una sociedad nueva e inédita para Medio Oriente. Sobrevolando esta situación,
la comunidad internacional no parece dispuesta a asumir responsabilidades en un
territorio en llamas e inestable, aún para soportar todo lo que es escenario
implica.
Ante esta realidad, queda un largo camino por recorrer, años
de trabajo por delante, cuyo peor enemigo son la indiferencia y el silencio
internacional.
leandroalbani@gmail.com
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