domingo, 5 de septiembre de 2021

China: hacia la prosperidad común (I)

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:

El pasado martes 24 de agosto se realizó en Beijing una reunión del Comité Central del Partido Comunista para Asuntos Financieros y Económicos con el objetivo de debatir acerca de la “prosperidad común”, es decir cómo producir crecimiento con equidad. El centro de la discusión estuvo puesto en la necesidad de generar bienestar para todos los ciudadanos en la ruta dirigida a alcanzar el objetivo de que, en 2049, cuando se conmemore el centenario de la fundación de la República Popular China, el país cuente con una sociedad socialista moderna.

Durante el evento, las discusiones más candentes estuvieron dadas por el llamado del presidente Xi Jinping a aplicar medidas drásticas sin precedentes en varios sectores de la economía como la tecnología, la educación en línea y el sector inmobiliario, que habían crecido de forma exorbitante y sin control, aupando una creciente desigualdad de ingresos, aumento de los niveles de deuda y ralentización del consumo.

Xi opinó que una vez que el país ha sacado a todos los ciudadanos de la pobreza, debía orientarse hacia un sistema que se preocupe mucho más de los sectores que aún no alcanzan óptimas condiciones de vida. Esto es lo que llamó “prosperidad común”, que se definió como la posibilidad de que todos puedan compartir la riqueza, para lo cual se necesita una economía fuerte que permita una mejor distribución de la misma.

Aunque la idea no mencionó que el gobierno se propondría reducir los ingresos de los más ricos para entregárselo a los más pobres, sí abogó por una “mejor gobernanza y un mayor equilibrio en la economía”, centrándose en el consumo de base como multiplicador económico clave en lugar de las inversiones intensivas en capital que fueron la base de la economía de los últimos años.

En palabras del presidente: “Podemos permitir que algunos se enriquezcan primero y luego guiar y ayudar a otros a enriquecerse juntos”. A continuación quiso ser más explícito al afirmar que: “Podemos apoyar a los empresarios ricos que trabajan duro, operan legalmente y han asumido riesgos para crear empresas… pero también debemos hacer todo lo posible para establecer un sistema de políticas públicas ´científico` que permita una distribución más justa de los ingresos“, para finalizar agregando que el gobierno debe preocuparse por la protección y el mejoramiento de los medios de subsistencia que se proponen un desarrollo económico saludable que apunte a una perspectiva enfocada en fortalecer un sistema de seguridad universal e inclusivo.

Este debate que estuvo precedido de medidas jamás vistas con anterioridad y se había hecho muy tangencialmente en el pasado, ahora se produjo con toda la crudeza que la situación del país reclama. Entre las medidas planteadas para lograr los objetivos propuestos se destacan cambios en las políticas impositivas y los pagos a la seguridad social para las rentas medias. Así mismo, acciones orientadas al aumento de los beneficios financieros para los grupos de bajos ingresos y recias medidas contra la corrupción y la burocracia. De la misma manera, se expuso la necesidad de resguardar los derechos de propiedad y en particular de propiedad intelectual.

En su discurso, Xi alertó en el sentido de que la prosperidad común no sólo se debía aplicar a los mercados financieros, sino también a la vida espiritual y cultural de la sociedad y extenderse a las zonas rurales y urbanas, en particular, el gobierno tiene que abocarse a mejorar las infraestructuras y las condiciones de vida en el campo.

Esta magna tarea involucrará a todos los niveles de gobierno alineados en torno a la elaboración de planes que apunten al objetivo de lograr la prosperidad común. Intentando sistematizar la iniciativa, la prosperidad común se definió como un medio para “tratar adecuadamente la relación entre eficiencia y equidad”, lo cual pasa por una mayor y mejor supervisión financiera. En estos términos, el sistema planteado se propone estimular lo que se ha denominado como la "tercera distribución”, es decir, la creación de oportunidades para que los grupos y las empresas de altos ingresos devuelvan algo a la sociedad, entre otras cosas, mediante donaciones voluntarias y benéficas. También podría significar recortes de impuestos sobre la renta de las personas físicas y aumento de los tributos a los más ricos, “incluidos los impuestos sobre la propiedad, la herencia y las ganancias de capital, o introducir más políticas preferenciales para los fideicomisos de caridad y las donaciones de bienestar público” de acuerdo a la opinión de Xiong Yuan, analista jefe de macroeconomía de Guosheng Securities, una empresa china de servicios financieros ubicada en Shenzhen, citado por los periodistas Orange Wang y Su-Lin Tan del periódico South China Morning Post de Hong Kong.

La reacción de los analistas occidentales a estas medidas no se hizo esperar, de inmediato se expuso la preocupación por las posibles afectaciones que estas medidas pudieran significar para los dueños del capital, aunque se reconoce que al lograr un mayor reparto de los salarios, eso redundará en ayuda a las familias. Estas opiniones exponen la incapacidad de comprender el modelo chino de economía, recayendo -una vez más- en la idea de considerar su validez bajo el tamiz de las leyes del mercado diseñadas en Occidente, que se pretenden vender como verdades universales. Los analistas occidentales critican que China pretenda a través de estas medidas, que el Estado ejerza fuertes regulaciones en la economía a fin de equilibrar el crecimiento económico y prevenir riesgos financieros.

No obstante que estas medidas han tomado cuerpo en este momento de la historia, es menester recordar que en las propias bases de la política de reforma y apertura y en varios discursos de Deng Xiaoping quedó de manifiesto que la aparición de ricos y millonarios era necesario para que a través de su enriquecimiento personal se acelerara el crecimiento del país. De alguna manera, Deng expuso que en la etapa iniciada en 1978, los ricos eran un mal necesario que en algún momento del desarrollo se ajustaría a través de la aplicación de políticas y leyes, asumiendo que el logro de la prosperidad común sería una “tarea larga, ardua y complicada”.

Desde entonces, ningún presidente chino ha puesto la búsqueda de la prosperidad al margen de su quehacer político, pero nunca antes como ahora se ha hecho tanto énfasis en su concreción, hay que decir que tampoco nunca antes hubo condiciones como ahora para poder emprender la tarea con éxito. El propio Xi reconoció que el ex presidente Hu Jintao y el ex primer ministro Wen Jiabao encararon la necesidad de solucionar el contraste entre las ricas provincias del este y las más atrasadas del oeste, así como la discrepancia entre los sectores agrícola e industrial.

A la vista se tiene esta etapa de transición al socialismo cuyo objetivo es el desarrollo de las fuerzas productivas y la creación de una base material, económica, y tecnológica que permita que en la primera etapa, una mayor cantidad de ciudadanos puedan acceder a los beneficios materiales y culturales que la sociedad va logrando.

Continuará

sergioro07@hotmail.com

El más pavoroso enemigo de la Humanidad

Por Juan Pablo Cárdenas S.:

Al término de veinte años de guerra, Estados Unidos ha resultado derrotado y humillado esta vez por los combatientes yihadistas en Afganistán. Propio de una película de horror y suspenso, los últimos efectivos del país más poderoso de la Tierra se agolparon en el aeropuerto de Kabul para retornar a su país después de fracaso militar y político de sus decenas de miles de soldados y armas de destrucción masiva con los que intentaron vanamente hacerse de este país asiático, de sus riquezas naturales y destino. Más de 2 mil 600 jóvenes soldados perdieron sus vidas lejos de casa, mientras que otros 2 mil 740 regresaron inhabilitados física y mentalmente para reemprender una vida normal. Ni qué hablar de la millonada dilapidada en los campos de batalla cuando pensamos que en Estados Unidos también existen enormes carencias y tantos pobres y segregados.

En general, la sesgada información internacional omite que, además de estas víctimas, son más de 100 mil los afganos que fallecieron en este mismo conflicto; entre ellos unos 47 mil civiles en los que se cuentan mujeres y niños. Sin embargo, las guerras se ganan cuando se logra ocupar los territorios invadidos, lo que no ha ocurrido en este y otros casos en que las fuerzas del más poderoso imperio pretendieron consolidar su hegemonía. Seguramente que ahora, la prensa internacional y las instituciones mundiales proclives a Estados Unidos van a perseguir la captura, muerte y condena mundial de los líderes talibanes, mientras los presidentes de Estados Unidos y de sus países aliados van a quedar impunes. Y hasta se les brinden nuevos premios nobeles de la Paz.

Costará mucho hacer un pleno balance de la tragedia, con lo cual La Casa Blanca podrá fabricarse nuevos escenarios de guerra a objeto de que sus multimillonarios recursos bélicos tengan algún sentido y le procuren nuevos negocios en la actividad que se sabe más rentable de toda la Tierra. Sin embargo, es difícil que, por ahora, su maquinaria de guerra y sus huestes militares vayan a volver al Asia o a África después de tan contundentes derrotas. Ello nos obliga a estar muy precavidos en América Latina, porque, de lo que no hay duda, es que la voracidad imperialista y sus presupuestos militares necesitan estar constantemente alimentados con las invasiones consumadas por Estados Unidos. Parece evidente que ser gobernante de esta superpotencia equivale a convertirse en uno de los más temibles genocidas del presente como en un pavoroso peligro para la humanidad.

Ya sesenta o setenta años atrás la desestabilización de las democracias en nuestro Continente obedeció al cometido de Nixon, Kennedy y otros mandatarios que en esta materia en nada difirieron de los Bush, Obama, Trump y Biden. Aunque debemos reconocer que los corrutos políticos de Brasil, Chile, Argentina y Uruguay les allanaron mucho el camino, a diferencia de la resistencia que le opusieron un Fidel Castro y la Revolución Cubana, en cuyo territorio (Bahía Cochinos) las fuerzas de ocupación imperialista también fueran contundentemente derrotadas y obligadas a volver a Miami.

Dentro de las notas de prensa que logran filtrarse por la telaraña comunicacional de los grandes medios escritos, audiovisuales y del internet, todos bien aceitados por la maquinaria ideológica y militar estadounidense, podemos descubrir la preocupación del Imperio por las relaciones políticas y comerciales de los gobiernos latinoamericanos con potencias como China, Rusia y los países de la llamada Comunidad Europea. Al mismo tiempo que se inquietan frente a los acuerdos experimentados entre nuestras propias naciones para hacerle frente al canibalismo de los mercados internacionales y resistirse al tráfico de armas.

En particular, la Pandemia le ha servido al país hegemónico para lanzar todo tipo de calumnias contra la eficiencia de vacunas desarrolladas en diversos países y distribuidas universal y solidariamente para enfrentar la crisis sanitaria. Así como se crispan ante los acuerdos venezolanos con otras potencias para romper el boicot propiciado por los sucesivos gobernantes estadounidenses al libre comercio mundial y a esta nación en particular. Suponiendo la “indebida” injerencia china, rusa y europea en el que siguen considerando su “patio trasero”.

Creemos que no pasará mucho tiempo sin que los líderes norteamericanos se sientan amenazados y conciban formas de provocación destinadas a proteger sus intereses en nuestra Región latinoamericana y caribeña. Ya se reconoce, por ejemplo, que la anhelada renacionalización del cobre en Chile, como la modificación de nuestro sistema previsional, podrían ocasionarle a Estados Unidos perder dominios afianzados ilegítimamente durante la dictadura de Pinochet y los gobiernos de la posdictadura. Durante los cuales se continuaron otorgando a la superpotencia toda suerte de ventajas mediante abusivos tratados de libre comercio, como la venta a precio vil de nuevos yacimientos y fuentes productivas.

Aunque se sabe que la legislación internacional favorece ampliamente los intereses de las inversiones norteamericanas en nuestros territorios, también se asume que ella, para que sea efectiva, debe llevar siempre la amenaza de las incursiones militares, el levantamiento de toda suerte de muros y aplicarle sanciones a quienes desafíen su poderío mundial.

De esta forma, los gobiernos estadounidenses saben que manteniéndonos divididos pueden imponernos su hegemonía. Por lo que no sería extraño que busquen alimentar nuevas controversias limítrofes entre Chile y Argentina para favorecer sus objetivos en el Cono Sur, así como prolongar las tensiones entre Colombia y Venezuela que tanto le han servido para apoderarse de los pozos petroleros al norte de América del Sur. Junto con promover y financiar a gobernantes lacayos en toda nuestra geografía, para lo cual la OEA les parece un instrumento tan fundamental.

Vemos con preocupación, por lo tanto, que puedan remontar litigios entre nuestros países y que desde aquí proliferen gobiernos, políticos, empresarios, militares y otros empeñados en avivar nuestras desavenencias. En fidelidad con las estrategias neoliberales patrocinadas por Estados Unidos y en desmedro de nuestra independencia, cooperación y soberanía regional.

Crece la necesidad de Trabajo, Tierra, Techo, Salud y Educación

  Por Sergio Ortiz: 

Bajan los contagios y muertes por covid. 

MEJOR DOS DOSIS

No todas son pálidas en la Argentina golpeada por la pandemia y antes y durante esa crisis sanitaria por las políticas del imperio y los monopolios, en particular en los cuatro años de sus representantes políticos en el gobierno (2015-2019). Los datos del último sábado, donde los contagios fueron 3.725 casos y las muertes 54, consolidaron una caída apreciable en esa estadística de la que la gente está tan pendiente como de la inflación mensual.  

Es alentadora aquella baja (no ésta, que sigue en el 3 por ciento mensual). El mejoramiento de la situación sanitaria tampoco fue magia. Es el resultado del cuidado de la gran mayoría de la población, que no festejó cumpleaños en los tramos más duros del 2020. 

Y también es fruto de la campaña de vacunación, porque hay 30 por ciento de población vacunada con las dos dosis. Si bien no se cumplió exactamente el plan del ministerio de Salud de Carla Vizzotti, de que el mes de los vientos sería el de la segunda dosis, sí se ha avanzado. Las demoras no fueron responsabilidad del gobierno nacional ni de los provinciales, en lo esencial, sino de los laboratorios, de un cumplimiento laxo de los contratos firmados y en buena medida pagados. 

No hay que relajarse ni bajar la guardia frente a la variante Delta, si bien hasta ahora ha tenido poca circulación. Además no hay mucho para festejar, porque los 5.171.458 argentinos y argentinas contagiadas y el recuerdo de los 11.324 fallecidos nos lo reprocharían, con toda razón. 

Además de seguir cuidándose y vacunándose a mayor velocidad, hay tres conclusiones políticas sobre esta batalla sanitaria y para que otras pandemias nos encuentren en mejor situación. 

La primera es que nunca más se debe admitir un ajuste neoliberal en Salud, su ministerio, sus planteles y salarios de médicos y personal de Salud, hospitales e insumos, etc. Sería muy estúpido tropezar dos veces con la misma piedra macrista. 

La segunda es que el país debe tener sus vacunas, nacionales y producidas por el Estado, no por monopolios privados asociados a multinacionales (caso de Insud subordinado a AstraZeneca). Vacunas pensadas, probadas y fabricadas por los investigadores del Conicet, Hemoderivados, Universidades nacionales y un laboratorio estatal a crearse urgente. Hubo y hay proyectos en marcha con científicos del Conicet, pero el Estado y el gobierno del FdT no les dieron suficiente apoyo ni presupuesto, con la antelación suficiente. 

La tercera necesidad es un nuevo sistema integrado de Salud, donde el sector público sea hegemónico y no las prepagas dirigidas por Swiss Medical. Podrá haber un segmento privado y obras sociales, pero éstas no como colectoras de dinero de las privadas y de las cúpulas cegetistas. 

¿Un proyecto así es viable? Por supuesto que sí, pero no está en los planes albertistas, tibios y claudicantes en su ADN. 

TRABAJO, QUIERO TRABAJO

Así cantaba Atahualpa Yupanqui: “Trabajo, quiero trabajo. Las entrañas de la tierra, Va el minero a revolver, Saca tesoros ajenos Y muere de hambre después”. 

Esa canción pinta el contraste entre la riqueza patronal, de la minería, y la pobreza de esos trabajadores. El tema de don Ata no figura en los medios hegemónicos de la oposición ni en los oficialistas. Al contrario, en las visitas electorales del presidente a San Juan y Catamarca se reiteraron sus panegíricos de la minería y el proyecto extractivista que tiene a Chubut como el Messi de la categoría. Eso va en contra del grueso de la población que vive allí y sufre en la salud propia las consecuencias de esos negocios. 

Las estadísticas son relativas: si un pollo fue comido por una persona en una mesa de cuatro, dirán que cada uno masticó el 25 por ciento. Y así el gobierno en campaña agita números de una recuperación económica seudo vigorosa. 

Algunos ejemplos que expone, y que amplifica Página/12, dan risa. Por ejemplo que la cadena de pizzerías estadounidense Sbarro va a abrir varias sucursales de acá a 2025. Primero, que ese es un largo plazo y en él “estaremos todos muertos”, como dijo John Maynard Keynes. Segundo que ahora abrió una pizzería y tomó 45 empleados con una módica inversión de 15 millones de pesos. Tercero, las pizzerías grandes que cerraron en esta pandemia fueron más y hubo miles de emprendimientos familiares que florecieron, no tanto por el amor a la muzzarella sino por necesidades. Y eso es más importante que la cadena norteamericana que llega como si fuera salvadora del empleo. Por último, los argentinos saben hacer y comer una gran variedad de pizzas; Sbarro no aportará ninguna tecnología de punta. 

Otro caso polémico de patrones que emplean más gente es el de Mercado Libre, que tomaría 1.200 empleados. Se omite lo denunciado por Juan Grabois en 2019: Marcos Galperín engorda sus ganancias al no pagar impuestos por actividades que calificaban como financieras y bancarias. Ahora el súper millonario luce como un patriota. Según Forbes es el más rico de acá, con 6.100 millones de dólares, en el puesto 440 del ranking mundial. 

Hasta el ministro Matías Kulfas admite que la recuperación económica, que él infla mucho, va por delante de la recuperación del empleo. Según el INDEC (24 de junio pasado), la economía creció el 2,5 por ciento en el primer trimestre de 2021. Y la tasa de desempleo sólo disminuyó 2 centésimas, al bajar en ese mismo lapso del 10,4 al 10,2 por ciento. En la industria se habían perdido 160.000 empleos en los últimos años y según Kulfas se recuperaron 25.000. Nada que festejar. 

A partir de allí se abrió un debate, incluso al interior del oficialismo, con el proyecto de diputados de origen sindical, como Hugo Yasky y el precandidato de los bancarios, Sergio Palazzo, de reducir las horas de trabajo sin achicar salarios, para ofrecer más puestos y paliar el desempleo. 

Kulfas, Martín Guzmán y líderes del FdT como Sergio Massa, le bajaron el pulgar, cediendo ante la resistencia de la Unión Industrial “Argentina” de Daniel Funes de Rioja. El proyecto quedará “para más adelante”. O sea, otro asunto vital reservado al largo plazo, con el riesgo de que estemos todos desocupados sino muertos. Y el tema de Atahualpa no sonará completo en Radio Mitre ni siquiera de breve cortina en TN. 

NO SÓLO DE PAN VIVE EL HOMBRE

Este debate sobre cómo aumentar el empleo es un asunto de vida o muerte, sin olvidar que la realidad es mucho peor que las cifras meneadas por el INDEC pues se ciñen a los trabajadores registrados. Quienes se desempeñan en la economía informal, hacen changas o cobran el Potenciar Trabajo de 12.636 pesos, están mucho más sumergidos en la pobreza. Y eso explica los 2.400 piquetes habidos entre enero y julio de este año; para ese vasto universo la recuperación es brisa o burla. 

Bajar las horas de trabajo con igual sueldo es una buena iniciativa, aunque sin viabilidad por la resistencia de las grandes patronales y la cobardía gubernamental. 

Y aún si prosperara, ojalá, sería un paliativo. Los laburantes que trabajen menos horas seguirán cobrando en promedio 40.000 pesos cuando la canasta básica total es de 67.000. Y los nuevos trabajadores percibirán aún menos y en condiciones de precariedad, que podrían acentuarse si prosperan proyectos de reforma laboral. Una ya cuenta con el visto bueno del ministro Juan Zabaleta, de Desarrollo Social: productores agropecuarios tomarán a empleados del Potenciar Trabajo y pagarán sólo una parte del salario pues el Estado seguirá con lo suyo. 

Florencio Randazzo ha propuesto algo igual para las Pymes: que el fisco siga pagando esos planes sociales y los empresarios tomen a esos laburantes y les saquen toda la plusvalía, con el extra de aquel salario afrontado por el Estado. 

Una grandísima pena que estos asuntos tan importantes no sean debatidos en la campaña a las PASO, salvo por algunos candidatos trotskistas minoritarios o por kirchneristas que en este punto no se subordinan al discurso de AF y los silencios de Cristina. 

Bajar las horas trabajadas sería positivo, a condición que la economía que surja no sea la misma de hoy, dominada por los monopolios. Ese futuro no sería tal si Galperín, Magnetto, Rocca, Toyota, Molinos, Carrefour, Arcor, Edenor, Aceitera General Deheza, Macro, Santander y otros pulpos siguen dominando la escena. Seguiría la tragedia, sólo que ellos tendrían más empleados y ganancias que hoy. Las penas seguirían siendo nuestras y las vaquitas, las minas, las fábricas y los bancos, ajenos. 

No sólo de pan vive el hombre. La cultura y las ideas alimentan el alma y pueden orientar mejor la actuación política. Y eso demanda medios públicos y comunitarios de difusión, con canales, radios, diarios, redes, Internet, cine y libros que no sean dominados por Clarinete y Cía. 

En esto hay un gran retraso e incluso retroceso respecto a gobiernos kirchneristas anteriores, donde se intentó avanzar con la ley de servicios de comunicación audiovisuales, pese a la oposición de la derecha política, mediática y judicial. 

Ahora ni siquiera hay eso. El viernes 27 las radios comunitarias marcharon a la sede de la ENACOM para reclamar licencias, pagos de FOMECA y puesta en práctica de aquella ley mutilada por el macrismo. 

El gobierno está en deuda con esos medios, esa gente y hasta sus propios intereses, porque es uno de los lesionados por la insidiosa y/o mentirosa campaña de esos medios concentrados. Los Fernández ponen la otra mejilla y reciben una piña más, aunque les apuntan al corazón. Esta película ya la vimos. Será cuestión que los espectadores se levanten de sus asientos y salgan a la calle a exigir una solución antiimperialista. Como se decía en la crisis del 2001: apagá la tele y salí a la calle. 

ortizserg@gmail.com

Un general ecologista dice cómo debe ser la conducta de la humanidad

 Por Rómulo Pardo Silva: 

La especie humana puede vivir 200 mil o un millón de años… pero el planeta cada día empobrece.

El general ruso Serguéi Shougú, el militar más importante del planeta, piensa más allá de la guerra en un futuro largo del humano en la Tierra.

Shougú afirma que el colapso futuro se debe al modelo. 

La humanidad se dirige rápidamente hacia un horizonte de catástrofe, debido a su tendencia a consumir bienes y recursos de forma irracional, opina el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, que también preside la Sociedad Geográfica de Rusia. "Expresaré una idea que creo que no va a gustar a muchos. Me parece que la humanidad está avanzando a pasos agigantados hacia su propia perdición. Y la causa es su desenfrenado deseo de consumir", declaró Shoigú. RT 

Cuando el discurso dominante se centra en la energía verde el ministro denuncia el consumo. 

Pero el ministro advierte que esa forma sostenible de vivir tiene oposición… “no va a gustar a muchos”. Remarca: “Sueño con que algún día todos se den cuenta de que llegó la hora de detener esta loca carrera de consumismo". 

El problema entonces para el cambio no es solo la minoría conservadora de oligarcas sino la mayoría de ”muchos”.

Millones defenderán el productivismo, extractivismo, consumismo que dan sustento. 

La solución para la especie que debería ser un acuerdo pacífico tendrá un componente de violencia. Magnates, militares, políticos… pueblos se opondrán a la civilización necesariamente siguiente.

Hasta ahora la guerra han sido un medio para consumir más. 

Para realizar el nuevo orden sostenible de todos en el planeta tendrá que haber fuerza ideológica y material.

La lucha inevitable ojalá sea breve y nazca pronto el acuerdo. 

Surge una nueva historia humana terrestre encaminada a un colapso.

Informe de la ONU: Desastres climáticos se multiplicaron por cinco en los últimos 50 años. Emol 

Por una civilización sostenible solidaria

Mientras no haya partidos y movimientos civilizatorios todos ellos como sus masas son conservadores. 

romulo.pardo@gmail.com

Fuente: http://malpublicados.blogspot.com/ 

EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA EMIGRACIÓN DE LAS ESPECIES

 Por Dr Carlos Pérez Morales:

El cambio climático producido por los seres humanos está alterando la vida de las plantas y los animales y en el proceso  tiene impactos directos y a veces, profundos en los seres humanos. Las especies ya están siendo afectadas por el cambio climático antropogénico y su rápida aparición está limitando la capacidad de muchas especies para adaptarse a sus entornos. El cambio climático está afectando actualmente las especies que figuran como amenazadas en la Lista Roja de Especies Amenazadas  de la UICN, (International Union for Conservation of Nature), lo que aumenta la probabilidad de su extinción.

La migración, en particular, afecta la biodiversidad a escala regional y mundial, y los animales migratorios afectan los procesos de los ecosistemas. Los animales utilizan señales ambientales predecibles para el momento y la navegación de la migración. Un cambio en estas señales afectará la fenología (Ciencia que estudia la relación entre los factores climáticos y los ciclos de los seres vivos) y el alcance de la migración.

El melomys Bramble Cay (Melomys rubicola) es el primer mamífero que se ha informado que se ha extinguido como resultado directo del cambio climático. Anteriormente se encontraba solo en la isla de Bramble Cay en la Gran Barrera de Coral, su hábitat fue destruido por el aumento del nivel del mar.

A medida que el planeta se calienta, las especies están cambiando  dónde, cuándo y cómo prosperan. Se mueven hacia el norte y hacia los polos. Eso ya está alterando lo que la gente puede comer; desencadenando nuevos riesgos de enfermedades; dar un vuelco a industrias clave; y cambiar la forma en que culturas enteras usan la tierra y el mar. Los cambios ya son bastante dramáticos. La malaria, por ejemplo, ahora aparece en las laderas de las montañas en Colombia y Etiopía, a medida que los la temperatura aumenta éstas abren paso a los mosquitos en las elevaciones más altas. La leishmaniasis, (La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria que se encuentra en partes de los trópicos, sub trópicos y el sur de Europa). La aflicción a veces fatal, que alguna vez fue principalmente tropical, se ha trasladado al norte de Texas a medida que los mosquitos que albergan al parásito causante de la enfermedad se dirigen hacia el norte. (CDC, 2021) Traducción del autor.

Las distintas especies se adaptan a combinaciones específicas de condiciones ambientales y climáticas que les permiten crecer, prosperar y reproducirse. El cambio climático ya está alterando las condiciones en todo el planeta y se espera que los cambios continúen en las próximas décadas. El rápido ritmo del cambio climático puede exceder la capacidad de muchas especies para adaptarse en el lugar o migrar a hábitats adecuados, y este desajuste fundamental aumenta la posibilidad de extinción o extirpación local.

La agricultura también está sintiendo los efectos del cambio climático  a medida que las plagas de los cultivos amplían su alcance. Las polillas que devastan las coles, la col rizada y la coliflor que cultivan los agricultores urbanos pobres, se están propagando en Sudáfrica. En América Latina, los hongos y plagas de la planta del café están apareciendo en nuevas áreas, amenazando una industria clave. Lo mismo ocurre con las aceitunas francesas, las uvas de vino. En Estados Unidos, los científicos sospechan que el cambio climático ha promovido la propagación cada vez más rápida de la hierba  Johnson, una maleza altamente invasiva que reduce los rendimientos de legumbres, maíz, sorgo y soja.

La vida marina también se está afectando por el cambio climático y ya muchas especies están emigrando al alterarse las aguas como consecuencia del alza en la temperatura. (Bradford, 2021).

Tenemos que considerar que esta emigración de plantas y animales causará cambios en nuestros patrones alimenticios.

martes, 31 de agosto de 2021

Afganistán: Radiografía de un fracaso

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:

La semana pasada analizábamos las repercusiones geopolíticas que podría tener la derrota de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán. Por supuesto, es una situación en evolución que todavía no alcanza a mostrar su verdadera dimensión.  De ahí que parece justificado el protagonismo que el tema ha cobrado entre analistas y políticos, obviamente visto desde disimiles perspectivas. En esa medida, no deja de causar profundo estupor la superficialidad, banalidad y hasta ignorancia con que se refieren algunos de los líderes occidentales a la situación generada por su propia estulticia que se puede entender solo como expresión de su prepotencia imperial. Causa desasosiego constatar que la paz del mundo está en manos de esta cáfila de irresponsables. La “retirada” de Afganistán lo ha puesto en evidencia.

Al respecto, el presidente Joe Biden ha afirmado que Estados Unidos está llevando a cabo una de las mayores y más difíciles evacuaciones de la historia asegurando que es “el único país del mundo capaz de proyectar tanta fuerza en un lugar tan remoto”. Además de ser falso, Biden despliega toda su ignorancia en pos de construir un nuevo relato dirigido a incentivar el trabajo de los estudios de Hollywood. Lo más probable es que ya –al igual que en Vietnam- se estén proyectando centenares de películas en las que se mostrará la victoria estadounidense, el heroísmo de sus soldados y la genialidad de sus generales, hasta que surja un nuevo Oliver Stone y otro film como “Pelotón” desmienta y desmitifique tal falacia.

¿Sabrá Biden lo que ocurrió en Dunkerke a finales de mayo de 1940 donde tuvieron que ser retirados 330 mil soldados a Inglaterra? ¿Habrá conocido Biden lo que sucedió a mediados de octubre de 1941 cuando el gobierno soviético y parte importante de la población se vieron obligados a abandonar Moscú en el momento en que las tropas nazis estaban a solo 120 km. de la capital?

Estos dos hechos –que son los que me vienen ahora a la memoria- sí fueron “difíciles evacuaciones en la historia”, se hicieron bajo el ataque incesante y el acoso del ejército alemán, no tras un acuerdo, el apoyo y el visto bueno del “enemigo” que es lo que está aconteciendo ahora en Kabul. No es esa la razón del “desastre afgano”. Querer transformarlo en un hecho épico no es más que la muestra clara de otra faceta de la derrota, a tal punto que el propio Biden ha admitido que aunque el objetivo es organizar una evacuación segura, está consciente de los riesgos, aceptando además que no puede prometer "cuál será el resultado". ¿Cómo es posible que el presidente de la nación más poderosa del mundo que hizo un acuerdo para retirarse de Afganistán, no pueda prometer buenos resultados de tal hecho?

El propio ex presidente Trump, quien fue el “padre” de dicho acuerdo ha expresado que: "La fallida salida de Biden de Afganistán es la demostración más asombrosa de la más absoluta incompetencia por parte del líder de una nación, quizás de todos los tiempos”. Me cuesta coincidir en algo con Trump, pero no queda más que admitir que en este caso, tiene toda la razón.

A su vez, uno de los promotores y organizadores de la invasión de la OTAN al país centro asiático, el ex primer ministro británico Tony Blair, “sangrando por la herida” de su obra fallida ha calificado la retirada como un movimiento "trágico, peligroso e innecesario", asegurando que "no fue impulsada por una gran estrategia sino por la política". En una abierta y destemplada crítica a Biden, Blair incluso se permitió aseverar que las fuerzas se retiraron "en obediencia a un lema político imbécil sobre el fin de 'las guerras eternas'”, refiriéndose así a la denominación dada por Biden a la presencia de Estados Unidos en Asia Occidental. Blair opinó que la decisión de retirarse de la región afectará tanto al propio Afganistán como a Occidente.

A pesar de haber transcurrido solo un poco más de una semana de la ocupación de Kabul por los talibán, ya se comienzan a conocer los entresijos del fracaso. En este sentido, Yossi Melman, periodista especializado en temas de inteligencia y columnista del periódico israelí Haaretz ha opinado que la “lección importante que Israel debe extraer de esta situación es que la era de la implicación norteamericana en Oriente Medio está llegando a su fin”.

La opinión del comunicador sionista deja ver el impacto que la derrota estadounidense está teniendo entre sus aliados. El diario estadounidense The Hill publicado en Washington, ha hecho una nota el pasado 22 de agosto en la que hace mención a esta situación. Dice que la debacle en Afganistán “está provocando un efecto dominó de preocupación entre los aliados que dependen de Washington para su protección militar”. Tal secuela ha sido tema de debate urgente en altas esferas políticas, militares y de inteligencia en el propio Israel, en Taiwán, y en otros países como Corea del Sur, Japón, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, cuya estabilidad depende de la presencia de las fuerzas armadas de Estados Unidos.

La inquietud expresada por los aliados de Estados Unidos superó las fronteras nacionales y llegó a Washington, donde tanto el Consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, como el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, se vieron obligados a dar pruebas de fe, asegurando que Estados Unidos va a cumplir los compromisos contraídos con sus socios en el mundo.

Los hechos de Afganistán dan cuenta de un fracaso que no solo se exterioriza en el terreno militar habida cuenta que los talibán no pudieron ser derrotados, también se manifiesta en el ámbito diplomático en el que Estados Unidos falló en informar a sus aliados acerca de los planes de retirada. En este sentido, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, manifestó que para la organización fue una “total sorpresa” la llegada al poder de los talibán. Sin ocultar su estupor el líder atlántico  dijo que: "La rapidez del colapso de los líderes políticos y militares afganos y de las Fuerzas Armadas no fue prevista” aseverando que ahora se hacía necesaria una evaluación para saber “qué salió mal, así como en qué tuvimos éxito". En otra manifestación insólita de descontrol e irresponsabilidad explicó que desconoce qué proporción de las armas de los países miembros de la organización quedó en manos de los talibán tras la salida de la alianza del país. Es decir, que hoy miles de millones de dólares gastados en armas se encuentran bajo control de fuerzas desconocidas pudiendo fácilmente llegar a las organizaciones terroristas que la OTAN decía combatir.

En otra manifestación de total ausencia de una supervisión que hubiera evitado el caos y la anarquía que hoy impera en Kabul, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, ha declarado que es "imposible" para Estados Unidos y sus aliados europeos evacuar a su personal y familias afganas de Kabul antes del 31 de agosto, culpando a las tropas estadounidenses en el aeropuerto de la ciudad de obstaculizar las tareas de evacuación.

Esta situación ha creado una nueva zozobra al ya ineficiente operativo estadounidense que ha recibido como un balde de agua fría la declaración del mando talibán que ha asegurado que no habrá extensión del período de evacuación que vence el 31 de agosto. En un hecho que podría resultar risible sino estuvieran en juego la vida de miles de inocentes, incluyendo mujeres, ancianos y niños, Bruselas se ha quejado a Estados Unidos de que su seguridad en el aeropuerto de Kabul era demasiado estricta y obstaculizaba el ingreso de afganos que trabajaban para los europeos. “Les hemos pedido que fueran más flexibles" agregó un balbuceante Borrell en una manifestación típica de su talante cuando se dirige a Washington.

El fracaso de Estados Unidos también se manifiesta en el terreno del trabajo de las agencias de inteligencia, aunque no se sabe a ciencia cierta en cuál de los tres errores habituales incurrió el gobierno estadounidense en este ámbito: si aplicaron la política de falsos positivos, es decir se elaboraron informes imaginarios para que los jefes “fueran felices” a cambio de ascensos, premios y prebendas; si los informes eran errados porque no sabían realmente lo que estaba ocurriendo en el terreno o, si eran correctos pero fueron desestimados por los decisores. En cualquiera de los tres casos, la labor de estos entes que cuentan con presupuestos multimillonarios ha concluido en un fiasco gigantesco.

Finalmente, es un fracaso en el terreno de la confianza. Está visto que Estados Unidos está dispuesto a aceptar cualquier hecho, por muy aberrante que sea, siempre que apunte al sostenimiento de sus objetivos de seguridad nacional. En este ámbito se hicieron de la vista gorda ante once informes del inspector general para la reconstrucción de Afganistán (Sigar, por sus siglas en inglés), una figura creada en 2008 por el Congreso, que ha venido a comprobar que las crecientes inyecciones de fondos en el país centro asiático cayeron en saco roto. Así mismo, veinte documentos desclasificados fueron publicados el pasado viernes 20 de agosto por el Archivo de Seguridad Nacional, una ONG ligada a la Universidad George Washington, donde se revela cómo las fuentes en el terreno contradecían de forma permanente el optimismo que transmitía el Pentágono en sus informes.

Hoy, cuando han tomado nota de la desaparición irreversible de miles de personas, afganas y extranjeras y se han gastado 2,2 billones de dólares, que en el contexto pareciera una inversión a fondo perdido, se rasgan las vestiduras, a pesar que la corrupción creciente en el país centro asiático había sido denunciada en 2019 por John F. Sopko, el inspector general designado por Barack Obama en 2012.

Pero las susceptibilidades en torno a la capacidad de liderazgo de Estados Unidos también se hizo patente de forma brutal, tras una declaración del mismo Consejero de Seguridad Nacional cuando trató de explicar que Washington tardó con la evacuación de Kabul –luego de que los talibanes tomaran el control de la capital– por miedo a desencadenar "una completa crisis de confianza" en las autoridades del anterior gobierno de Afganistán, lo cual sin embargo, no pudo evitar el colapso. Es decir que ya ocupado Kabul por los talibán, ya huido el presidente Ghani, Estados Unidos todavía pensaba que el gobierno títere era salvable: un error de cálculo de dimensiones colosales que expone la incapacidad de un aparato altamente tecnificado, dotado de grandes recursos financieros, pero ineficiente en magnitud superlativa.

“Argentina Sangra”, un libro esencial para entender el colonialismo actual

 Por Jorge Zárate:

“Es un aporte intelectual colectivo, no es solamente mío, ha trabajado un conjunto de compañeros”, dice con humildad Luciano Orellano durante una presentación virtual de “Argentina Sangra por las barrancas del río Paraná”, un volumen esencial para comprender el grado de dependencia de un país en el que se despiertan voces en lucha por la soberanía.

El libro parte de la base de que existe una Argentina colonial oculta que es necesario develar. “Es una invitación a desocultar, a que se sepa lo que está pasando”, dice Orellano, dirigente sindical, pero también referente político del Partido del Trabajo y del Pueblo (PTP) y del Partido Comunista Revolucionario (PCR).

Muy bien ilustrado con fotografías e infografías que ayudan a sustentar el relato, allí en 15 capítulos y en 500 páginas, la publicación de Editorial Agora, es un aporte para revelar el funcionamiento del extractivismo granelero, su relación con los ríos Paraná y Paraguay, la impresionante evasión de impuestos a través de paraísos fiscales, el control extranjero de la banca y el comercio exterior, el brutal impacto ambiental, entre otros elementos expuestos con gran didáctica.

Un dato duro, “se llevan un tercio de la cosecha en negro”, es decir, evaden al estado unos 10 mil millones de dólares en un cálculo por lo bajo.

Durante una reciente presentación virtual realizada en el Facebook Live de la Librería de la Paz, de Resistencia, Chaco, Orellano continuó con la difusión de la obra, en un evento en el que dialogó con el diputado provincial Rodolfo Schwartz (PTP/Frente Chaqueño). “El libro de Luciano es un aporte muy importante para entender la realidad y cambiarla. La riqueza que se llevan es la pobreza que nos queda”, resume el legislador que invita a revisar “la estructura latifundista del país donde radica el origen de este modelo de injusticia. Es fundamental la democratización de la tierra”.

Orellano llamó a seguir dando batalla por la soberanía. “Hay que descolonizar el estado, tenemos que descolonizarnos. Por suerte hay “paisanos”, gente que lleva el país adentro”, dice poniendo en relieve la lucha principal la dieron en estos tiempos organizaciones sociales, sindicales y políticas que consiguieron suspender la renovación de la concesión del peaje y dragado del Paraná a la empresa belga Jan de Nul.

“Estamos en un punto intermedio por un lado se crea un organismo estatal para controlar peaje y dragado y por otro se vuelve a llamar en un año a licitación, habrá que seguir insistiendo”, pide el autor.  “Podemos hacer el dragado y controlar los argentinos nuestro Paraná, como lo hacen los Estados Unidos en el Mississipi”, compara.

En la semana el presidente Alberto Fernandez creó el Ente Nacional de Control de las Vías Navegables, pero al mismo tiempo indicó que se llamará a Licitación internacional que todo indica tiene el nombre y el apellido de Jan de Nul.

“Hay que seguir con los foros y las distintas iniciativas”, propuso Schwartz que llegó a encabezar una movilización que tomó el centro del puente General Belgrano que une Chaco con Corrientes llamando a estatizar el manejo del río.

Orellano lo explica así: “Es nuestro río, y hace 26 años que no tenemos control, encima los subsidiamos en más de 250 millones de dólares a estas empresas. Así cómo está los vamos a sacar por la puerta y van a volver a entrar por la ventana”.

También la situación de Vicentín es abordada en el libro donde se expresa que “el default de la cerealera y el debate por su posible estatización puso sobre la mesa la necesidad de pensar integralmente todo el modelo productivo argentino en clave soberana; la concentración de la tierra, el control de la moneda, de la marina mercante, de nuestro río, de nuestros alimentos, la posibilidad de una producción agraria ambientalmente sustentable y sobre todo un modelo que privilegie la generación de los puestos de trabajo que hagan reales los sueños de una patria libre, justa y soberana”.

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(5) Rodolfo Schwartz - Luciano Orellano - Librería de la Paz - YouTube