Por Aram Aharonian:
Calma, tensa calma en Caracas y toda Venezuela, tras el
publicitario intento de golpe de Estado en Venezuela, donde los sectores
radicales de la oposición no lograron ni el apoyo de las Fuerzas Armadas ni que
el pueblo saliera a la calle a sumarse a la intentona liderada por el
autoproclamado presidente Juan Guaidó y el prófugo Leopoldo López.
El pueblo salió a la calle y se dirigió progresivamente al
Palacio de Miraflores, para respaldar al gobierno constitucional de Nicolás
Maduro. No fue ni golpe militar ni estallido social, quizá sólo otra operación
de bandera falsa, donde los protagonistas anunciados –militares y pueblo- no se
presentaron a la cita.
Un golpe de Estado es la toma del poder político de un modo
repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando las normas
legales de sucesión en el poder vigente con anterioridad. Se distingue de los
conceptos de revuelta, motín, rebelión, putsch, revolución o guerra civil. Un
golpe necesita paralizar técnicamente el funcionamiento del Estado y tomar los
puntos estratégicos como comunicaciones, servicios y vías áreas, terrestres y
marítimas. Nada de eso.
Enrique Ochoa Antich, dirigente del opositor Movimiento Al
Socialismo (MAS) hizo un análisis certero: “Lo de hoy ha sido una nueva
irresponsabilidad del extremismo. Ningún golpe. Ni a pronunciamiento militar
llegaron. Operación publicitaria más o menos ridícula. Ahora la oposición
negociará más debilitada. Maduro, más atornillado. Nunca como ahora requerimos
diálogo y referendo”.
Hasta el momento, el golpe se asemeja a una operación
comunicacional de amplio espectro, tratando de imponer imaginarios colectivos
con la cartelización de medios y de operadores de la intervención para hacer
creíble un “alzamiento militar” que no ha ocurrido. Incluso, canales de
televisión locales e internacionales trasmitieron imágenes viejas del ataque a
La Carlota durante las guarimbas (terror callejero) de 2014, montando un
escenario similar al de la Plaza de Trípoli, en Libia.
La maniobra estuvo focalizada en el Distribuidor Altamira,
en Chacao, histórico reducto de los ciclos de violencia, terror y
desestabilización del antichavismo. Guaidó ha convocado manifestaciones allí
para generar una situación de enfrentamiento que transmitida en vivo, genere el
estado de conmoción que permita sostener la maniobra. Otra operación
psicológica fue la divulgación del falso apoyo del Mayor General Órnelas
Ferreira al golpe.
Para algunos analistas, están apostando más a un golpe de
efecto qué permita tratar de agitar la calle y generar mejores condiciones para
construir la “película” para justificar intervención internacional. Leopoldo
López aparece como el real operador local del plan, hasta ahora fallido. Pero
que logró uno de sus cometidos: el asilo de López, un prófugo de la justicia,
en la embajada de Chile, junto a su esposa e hija.
Visto en contexto, un político no da un paso de esa
naturaleza sino tiene respaldo concreto, tanto interno como externo. Y en el
caso de que fuera una acción desesperada de Voluntad Popular (un salto al
vacío) prácticamente están obligando a la administración Tremp y a los países
que los respaldan a dar un paso adelante, a radicalizar sus posiciones, ya que
aquellos representan sus cartas (y caras) públicas en contra del gobierno.
“Estoy monitoreando la situación en Venezuela muy de cerca.
¡Estados Unidos está con el pueblo de Venezuela y su libertad!”, tuiteó Donald
Tremp, para más tarde amenazar de nuevo a Cuba con un “embargo total” si no
retira las tropas que acusa mantiene desplegadas en la nación petrolera (de lo
que, obviamente, no tiene prueba alguna).
Los acontecimientos
El de abril del 2002 sí fue un golpe contra el presidente
Hugo Chávez, con el apoyo de los viejos partidos, la central empresarial, el
episcopado y los gobiernos de EEUU, España y Colombia. Resultó en una breve
presidencia del gerente empresarial Pedro Carmona Estanga, de apenas 47 horas.
El pueblo repuso a su presidente constitucional.
Lo que parece quedar en claro en esta intentona es que parte
de la tropa que llegó a la base militar de La Carlota (exaeropuerto caraqueño),
fue engañada. Un grupo de sargentos de
la Guardia Nacional y funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia
Nacional (Sebin) se retiraron del distribuidor Altamira (en el este capitalino,
fuerte de la oposición) al comprobar cuáles eran los objetivos reales, sobre
todo cuando aparecieron Juan Guaidó y el prófugo Leopoldo López.
En la madrugada, el presidente de la Asamblea Nacional
Constituyente de Venezuela, Diosdado Cabello, señaló que «No ha sido vulnerada
ninguna instalación militar en el país, ellos están en la calle en el
Distribuidor Altamira y nosotros estamos dirigiendo las operaciones desde la
Base Aérea La Carlota», explicó.
Mientras, el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino,
resaltó que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana se mantiene firme en defensa
de la Constitución Nacional y sus autoridades legítimas. Todas las unidades
militares desplegadas en las ocho Regiones de Defensa Integral reportan
normalidad en sus cuarteles y bases militares, bajo el mando de sus comandantes
naturales.
«Los seudo líderes políticos que se han colocado al frente
de este movimiento subversivo, han empleado tropas y policías con armas de
guerra en una vía pública de la ciudad para crear zozobra y terror», sostuvo el
funcionario en Twitter. Padrino denunció que el coronel Jerson Jiménez, jefe de
operaciones del batallón 43 de la Guardia Nacional fue herido de bala a la
altura del cuello en la autopista Fajardo. Responsabilizó del hecho a los
dirigentes opositores.
La derrota política de los sifrinos
La oposición radical, liderada por ya no tan jóvenes de
clase alta y clase media alta (sifrinos en el argot venezolano), estaba
consciente que la marcha programada para el 1 de mayo iba a ser un fracaso y
por eso lanzaron la penúltima carta, liberando a Leopoldo López, con arresto
domiciliario, condenado a 14 años de prisión por la autoría intelectual de
decenas de muertos durante el terror callejero de 2014, a punta de dólares.
Pareciera el fin definitivo del “momento Guaidó”. Quisieron
imponer la excusa que salieron con los militares (un reducido grupo de
sargentos de la Guardia Nacional o no) y que el pueblo no les respondió.
Las declaraciones oficiales sobre el desmantelamiento de la
operación llegaron momentos después de que el dirigente opositor venezolano
Leopoldo López, supuestamente retirado de su arresto domiciliario por fuerzas
opositoras, apareciera en un video junto al diputado Juan Guaidó, supuestamente
en la base aérea de La Carlota, rodeado por un grupo de militares desertores,
de rostro cubierto y con brazaletes azules.
López, a través de su cuenta de Twitter, afirmó que se había
iniciado «la fase definitiva para el cese de la usurpación, la Operación
Libertad». También que ha sido «liberado por militares a la orden de la
Constitución y del Presidente Guaidó». El autoproclamado “presidente interino”
anunciaba que «en este momento» se encuentra «con las principales unidades
militares de nuestra Fuerza Armada dando inicio a la fase final de la Operación
Libertad», mientras afirmaba que su lucha siempre ha estado «enmarcada en la
Constitución, en la lucha no violenta».
Guaidó finalizó su proclama con un llamamiento final:
«Pueblo de Venezuela, es necesario que salgamos juntos a la calle, a respaldar
a las fuerzas democráticas y a recuperar nuestra libertad. Organizados y juntos
movilícense a las principales unidades militares. Pueblo de Caracas, todos a la
Carlota».
Escueto el ¿apoyo? de Henrique Capriles Radonski (dos veces
candidato a la presidencia por la oposición): “A los países que apoyan la
restitución de la democracia en nuestra Venezuela: es momento de apoyar la
causa de los venezolanos en esta hora crucial. A nuestro pueblo: ¡es momento de
mantenernos movilizados! Vamos Venezuela. ¡La Operación Libertad está en
nuestra manos!”
Quizá la operación fue bien planificada, Pero le faltó un
ingrediente fundamental: el apoyo popular.
La injerencia colombiana
Venezuela ha sido sometida en los últimos meses a un asedio
internacional que ha incluido el apoyo de Estados Unidos y Colombia a la
autoproclamación como presidente interino del diputado opositor Juan Guaidó, lo
que ha sido denunciado como un golpe continuado por el gobierno constitucional.
No fue casual, sino causal, el arribo del mayor general de
EEUU Van McCarty a Bogotá, para analizar con los mandos colombianos la
situación en la zona de frontera con Venezuela, mientras el propio presidente colombiano Iván Duque
confirmó que también Colombia estaba detrás del nuevo intento de golpe.
“Hacemos llamado a militares y al pueblo de Venezuela para
que se ubiquen del lado correcto de la historia, rechazando dictadura y
usurpación de Maduro; uniéndose en búsqueda de libertad, democracia y
reconstrucción institucional, en cabeza de la (en desacato) Asamblea Nacional el
presidente Guaidó”, tuiteó.
Carlos Holmes Trujillo, canciller colombiano, ha pedido una
reunión urgente del Grupo de Lima para tratar la nueva situación en Venezuela.
“Hago un llamado a todos los países miembros del Grupo de Lima para que
continuemos nuestra tarea de apoyo al regreso de la democracia y libertad a
Venezuela”, tuiteó.
Los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia,
Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú, miembros del Grupo de
Lima, apoyaron el golpe fracasado, como era de esperarse. La cancillería brasileña anunció haber
autorizado el asilo de 25 “militares” disidentes. El general Octavio Heleno,
integrante del gabinete de Jair Bolsonaro, señaló que el apoyo de los militares
a Guaidó no alcanza a los altos escalones de las Fuerzas Armadas, ni hay
expectativa de solución en el corto plazo.
El presidente chileno Sebastián Piñera reiteró “nuestro
total apoyo al Presidente Guaidó y democracia en Venezuela. La dictadura de
Maduro debe terminar por la fuerza pacífica, y dentro de la constitución, del
pueblo venezolano. Así se restablecerán las libertades, la democracia, los DDHH
y el progreso en Venezuela”, tuiteó.
A diferencia de otros mandatarios que respaldaron al
presidente constitucional, entre los que se anotaron el mexicano Andrés Manuel
López Obrador, el boliviano Evo Morales y el cubano Miguel Díaz Canel, el
argentino Mauricio Macri apoyó a la oposición antichavista y manifestó que
espera que “sea el momento decisivo” para desplazar al gobierno venezolano.
El presidente del derrotado derechista Partido Popular
español, Pablo Casado, envió un mensaje de satisfacción a los venezolanos por
la liberación del opositor Leopoldo López de su arresto. Señaló que había
hablado con López el jueves pasado para comentar la incorporación del padre del
político opositor a las listas del Parlamento Europeo.
Mientras, el gobierno de España, por su parte, rechazó el
intento violento: “Debe quedar claro que España no respalda ningún golpe
militar”. El nuevo asalto apareció con una fuerza mediática que no tiene su
correlato en la capacidad militar ni popular.
¿Golpe de estado, golpe de estado fallido, golpe de estado
abortado o golpe nati muerto? Nati muerto es el feto viable que no da señales
de vida luego del parto, a diferencia del nacido muerto o de la criatura
abortada. Las próximas horas van a ser decisivas para el futuro inmediato de
Venezuela…
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