Por Diego Olivera Evia:
Lenin Moreno un criminal del pueblo para favorecer al FMI
La nuevas crisis social y humanista ha creado en Suramérica,
una nueva realidad en varios países de la región, creada por los acuerdos de un
grupo denominado Grupo de Lima, impulsado por EEUU, a través del misógino
presidente Donald Trump, que ha intentado ataques a Venezuela, Cuba, Nicaragua,
como contra Bolivia, bajo su concepción del fascismo, encubierto en la nación
área, creando efectos de un modelo neoliberal, impulsada por los fascistas de
Brasil Bolsonaro, de Chile con un presidente derechista, Sebastián Piñera, actualmente investigado por
la justicia de esta nación, de la misma manera la derecha Colombia criminal, ha
creado un estado de violencia y muerte, en lo indígenas, los luchadores
sociales y ex guerrilleros, estos amnistiados, mientras grupos paramilitares
libres de control, y la droga de los grupos autorizados por el estado
colombiano, como el presidente Duque, incapaz al afirmar que la droga es el mayor
ingreso de esta nación, importados a EEUU para una sociedad enferma.
Los componentes
social del fascismo pretende ser
interclasista y anti individualista: niega la existencia de los intereses de
clase e intenta suprimir la lucha de clases con una política paternalista, de
sindicato vertical y único en que tanto trabajadores como empresarios obedezcan
las directrices superiores del gobierno, como en un ejército. Tal es el
corporativismo italiano o el nacionalsindicalismo español.
El nacionalismo económico, con autarquía y dirección
centralizada se adaptaron como en una economía de guerra a la coyuntura de
salida en una crisis, en el marco del
proteccionismo autocrático de EEUU y mas ahora impulsado por el misógino
No obstante, no hubo en ningún sistema fascista ni planes
quinquenales al estilo soviético, ni cuestionamiento de la propiedad privada
siempre que cumpliera lo que el Estado dictaminara como «función social», ni
alteraciones radicales del sistema capitalista convencional
Más allá de una, fuerte intervención del mercado
favoreciendo determinadas áreas de las grandes empresas industriales. Estas
características sirven como base a una crítica (de orientación tanto liberal
como materialista) que resalta la conveniencia del fascismo para un sector importante
de la burguesía, para lograr controlar una economía capitalista, con grupos de
choque contra los movimientos alternativos, con propuestas de modelos socialistas, como lo realizan en
Brasil, Chile, Argentina, Perú, Colombia, y ahora Ecuador con Moreno un
traidor, vinculado a la CIA, ahora demostrado por la presencia de grupos de
EEUU (CIA), para protegerlos ante
huelgas, y los movimientos indígenas.
En ese sentido la misma OEA se han convertido en un
hervidero de derechistas, donde el Secretario General Luis Almagro, hoy
financiado por la CIA, como de la misma Bachelet al servicio de la CIA, traicionando
a los gobiernos alternativos, han creado un división en América latina a
favor de EEUU y la Unión Europea (UE), creando un modelo de control y sanciones
a Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y a las naciones del Caribe, creando una
crisis y obligando a la misma a ser maniatados por Trump y su pandilla de
asesinos de su gabinete.
Lenin Moreno un criminal del pueblo para favorecer al FMI
Al llamar a radicalizar las protestas contra el gobierno del
presidente Lenín Moreno, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de
Ecuador (Conaie), advirtió ayer que esto no para hasta que el FMI (Fondo
Monetario Internacional) se vaya del país, en momentos en que se reportó que a
raíz de la represión murieron cinco civiles, entre ellos dos indígenas.
En un comunicado firmado por Jaime Vargas, presidente de la
organización indígena, se convocó a la población a ir a la lucha, renovar
fuerzas y sostener los bloqueos de vías, las tomas de gubernaturas y edificios
públicos y realizar asambleas en todas las comunidades y alianzas con todos los
sectores del pueblo.
Además, la Conaie consideró que el diálogo que plantea Lenin
Moreno es una fantochada; aseguró que sólo negociará con la autoridad si se
recuperan las subvenciones al combustible y cesa a los ministros de Gobierno,
María Paula Romo, y al de Defensa, Oswaldo Jarrín, a quienes responsabilizó de
la violencia desmedida de policías y militares durante las protestas iniciada
desde el jueves de la semana pasada, y en particular las de antier.
Nada de diálogo con un gobierno asesino, hasta que se
cumplan los mínimos requisitos, sostuvo la organización, que exigió la
derogación del decreto que eliminó los subsidios a combustibles.
Al caer la noche, miles de personas continuaban en las
calles en rechazo al paquetazo, a la violencia ejercida por las fuerzas del
orden, y en demanda de la renuncia de Moreno.
El gobierno informó que, con la mediación de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) y la Conferencia Episcopal de Ecuador, se reunió
con representantes indígenas y sindicatos para llegar a acuerdos que permitan
amortiguar el impacto de la subida del precio de la gasolina y el diésel en los
sectores más vulnerables, si bien reiteró que no hay vuelta atrás en la
eliminación de subsidios al combustible.
La ONU confirmó que apoya una serie de conversaciones
preliminares con las autoridades y sectores de la sociedad civil para reducir
las tensiones.
¡Lenin Moreno, con los indígenas no se juega; con la Connie
no se juega, ¡carajo!, proclamó Vargas antes miles de personas en la Casa de
Cultura, epicentro de las protestas de ayer.
Con la sangre de nuestros hermanos no vamos a negociar, no
hay ningún negocio con este gobierno nefasto, mentiroso y ladrón, sentenció el
dirigente.
La multitud concentrada en este punto recibió los cuerpos de
dos indígenas –uno de ellos líder de la provincia andina de Cotopaxi, Inocencio
Tucumbi– que murieron en los enfrentamientos durante el paro nacional de este
miércoles. Al grito de ¡Moreno, asesino!, dolientes cargaron en hombros los
ataúdes cubiertos con la bandera de Ecuador, desde la Avenida 12 de octubre, en
su intersección con la calle Patria, hasta la Casa de la Cultura para velarlos.
El detonante de las protestas, que iniciaron hace una
semana, fue un acuerdo de Moreno con el Fondo Monetario Internacional para
acceder a préstamos por 4 mil 209 millones de dólares, a cambio del despido de
miles de trabajadores y la eliminación de subsidios a los combustibles,
vigentes desde hace 40 años, y que provocó aumentos hasta de 123 por ciento.
Desde hace una semana, el galón (3.79 litros) de diésel, pasó de 1.03 a 2.30
dólares y el de gasolina regular de 1.85 a 2.40.
Tras la aplicación de la medida, el gobierno autorizó un
incremento de 10 centavos de dólar en el pasaje del transporte público,
suspendió el traslado de petróleo por el principal de sus dos oleoductos, y
aseguró que la ocupación de varios pozos petroleros en la Amazonia ha tenido
pérdidas por 12.8 millones de dólares, lo que representa 31 por ciento de su
producción.
Moreno, quien trasladó la sede de gobierno a la ciudad de
Guayaquil, respondió a los disturbios con un estado de excepción y un toque de
queda parcial de las ocho de la noche a las cinco de la mañana, que se aplica
en los alrededores de instalaciones gubernamentales clave y en edificios del
Estado.
El mismo día del anuncio de las medidas, el Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas cuestionaba al
Estado ecuatoriano sobre la adopción y el impacto del ajuste estructural
propiciado por el FMI en el goce de los derechos humanos. Al día siguiente, de
manera inusual, el Comité emitió un fuerte comunicado en el cual señala que la
reducción de la institucionalidad y presupuestos del Estado a través de la
implementación del acuerdo con el FMI son incompatibles con las obligaciones
internacionales del Ecuador y afecta negativamente el goce de los derechos
económicos y sociales.
(*) Periodista, politólogo y analista internacional
diegojolivera@gmail.com
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