miércoles, 16 de octubre de 2019

Suramérica vive una nueva crisis en manos las derechas fascistas


Por Diego Olivera Evia:
Lenin Moreno un criminal del pueblo para favorecer al FMI
  
La nuevas crisis social y humanista ha creado en Suramérica, una nueva realidad en varios países de la región, creada por los acuerdos de un grupo denominado Grupo de Lima, impulsado por EEUU, a través del misógino presidente Donald Trump, que ha intentado ataques a Venezuela, Cuba, Nicaragua, como contra Bolivia, bajo su concepción del fascismo, encubierto en la nación área, creando efectos de un modelo neoliberal, impulsada por los fascistas de Brasil Bolsonaro, de Chile con un presidente derechista,  Sebastián Piñera, actualmente investigado por la justicia de esta nación, de la misma manera la derecha Colombia criminal, ha creado un estado de violencia y muerte, en lo indígenas, los luchadores sociales y ex guerrilleros, estos amnistiados, mientras grupos paramilitares libres de control, y la droga de los grupos autorizados por el estado colombiano, como el presidente Duque, incapaz al afirmar que la droga es el mayor ingreso de esta nación, importados a EEUU para una sociedad enferma.


 Los componentes social  del fascismo pretende ser interclasista y anti individualista: niega la existencia de los intereses de clase e intenta suprimir la lucha de clases con una política paternalista, de sindicato vertical y único en que tanto trabajadores como empresarios obedezcan las directrices superiores del gobierno, como en un ejército. Tal es el corporativismo italiano o el nacionalsindicalismo español.

El nacionalismo económico, con autarquía y dirección centralizada se adaptaron como en una economía de guerra a la coyuntura de salida en una crisis, en el marco del  proteccionismo autocrático de EEUU y mas ahora impulsado por el misógino

No obstante, no hubo en ningún sistema fascista ni planes quinquenales al estilo soviético, ni cuestionamiento de la propiedad privada siempre que cumpliera lo que el Estado dictaminara como «función social», ni alteraciones radicales del sistema capitalista convencional

Más allá de una, fuerte intervención del mercado favoreciendo determinadas áreas de las grandes empresas industriales. Estas características sirven como base a una crítica (de orientación tanto liberal como materialista) que resalta la conveniencia del fascismo para un sector importante de la burguesía, para lograr controlar una economía capitalista, con grupos de choque contra los movimientos alternativos, con propuestas  de modelos socialistas, como lo realizan en Brasil, Chile, Argentina, Perú, Colombia, y ahora Ecuador con Moreno un traidor, vinculado a la CIA, ahora demostrado por la presencia de grupos de EEUU (CIA), para protegerlos ante  huelgas, y los movimientos indígenas.

En ese sentido la misma OEA se han convertido en un hervidero de derechistas, donde el Secretario General Luis Almagro, hoy financiado por la CIA, como de la misma Bachelet  al servicio de la CIA,  traicionando  a los gobiernos alternativos, han creado un división en América latina a favor de EEUU y la Unión Europea (UE), creando un modelo de control y sanciones a Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y a las naciones del Caribe, creando una crisis y obligando a la misma a ser maniatados por Trump y su pandilla de asesinos de su gabinete.
Lenin Moreno un criminal del pueblo para favorecer al FMI
Al llamar a radicalizar las protestas contra el gobierno del presidente Lenín Moreno, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), advirtió ayer que esto no para hasta que el FMI (Fondo Monetario Internacional) se vaya del país, en momentos en que se reportó que a raíz de la represión murieron cinco civiles, entre ellos dos indígenas.

En un comunicado firmado por Jaime Vargas, presidente de la organización indígena, se convocó a la población a ir a la lucha, renovar fuerzas y sostener los bloqueos de vías, las tomas de gubernaturas y edificios públicos y realizar asambleas en todas las comunidades y alianzas con todos los sectores del pueblo.

Además, la Conaie consideró que el diálogo que plantea Lenin Moreno es una fantochada; aseguró que sólo negociará con la autoridad si se recuperan las subvenciones al combustible y cesa a los ministros de Gobierno, María Paula Romo, y al de Defensa, Oswaldo Jarrín, a quienes responsabilizó de la violencia desmedida de policías y militares durante las protestas iniciada desde el jueves de la semana pasada, y en particular las de antier.

Nada de diálogo con un gobierno asesino, hasta que se cumplan los mínimos requisitos, sostuvo la organización, que exigió la derogación del decreto que eliminó los subsidios a combustibles.
Al caer la noche, miles de personas continuaban en las calles en rechazo al paquetazo, a la violencia ejercida por las fuerzas del orden, y en demanda de la renuncia de Moreno.

El gobierno informó que, con la mediación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Conferencia Episcopal de Ecuador, se reunió con representantes indígenas y sindicatos para llegar a acuerdos que permitan amortiguar el impacto de la subida del precio de la gasolina y el diésel en los sectores más vulnerables, si bien reiteró que no hay vuelta atrás en la eliminación de subsidios al combustible.
La ONU confirmó que apoya una serie de conversaciones preliminares con las autoridades y sectores de la sociedad civil para reducir las tensiones.

¡Lenin Moreno, con los indígenas no se juega; con la Connie no se juega, ¡carajo!, proclamó Vargas antes miles de personas en la Casa de Cultura, epicentro de las protestas de ayer.
Con la sangre de nuestros hermanos no vamos a negociar, no hay ningún negocio con este gobierno nefasto, mentiroso y ladrón, sentenció el dirigente.

La multitud concentrada en este punto recibió los cuerpos de dos indígenas –uno de ellos líder de la provincia andina de Cotopaxi, Inocencio Tucumbi– que murieron en los enfrentamientos durante el paro nacional de este miércoles. Al grito de ¡Moreno, asesino!, dolientes cargaron en hombros los ataúdes cubiertos con la bandera de Ecuador, desde la Avenida 12 de octubre, en su intersección con la calle Patria, hasta la Casa de la Cultura para velarlos.

El detonante de las protestas, que iniciaron hace una semana, fue un acuerdo de Moreno con el Fondo Monetario Internacional para acceder a préstamos por 4 mil 209 millones de dólares, a cambio del despido de miles de trabajadores y la eliminación de subsidios a los combustibles, vigentes desde hace 40 años, y que provocó aumentos hasta de 123 por ciento. Desde hace una semana, el galón (3.79 litros) de diésel, pasó de 1.03 a 2.30 dólares y el de gasolina regular de 1.85 a 2.40.

Tras la aplicación de la medida, el gobierno autorizó un incremento de 10 centavos de dólar en el pasaje del transporte público, suspendió el traslado de petróleo por el principal de sus dos oleoductos, y aseguró que la ocupación de varios pozos petroleros en la Amazonia ha tenido pérdidas por 12.8 millones de dólares, lo que representa 31 por ciento de su producción.

Moreno, quien trasladó la sede de gobierno a la ciudad de Guayaquil, respondió a los disturbios con un estado de excepción y un toque de queda parcial de las ocho de la noche a las cinco de la mañana, que se aplica en los alrededores de instalaciones gubernamentales clave y en edificios del Estado.

El mismo día del anuncio de las medidas, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas cuestionaba al Estado ecuatoriano sobre la adopción y el impacto del ajuste estructural propiciado por el FMI en el goce de los derechos humanos. Al día siguiente, de manera inusual, el Comité emitió un fuerte comunicado en el cual señala que la reducción de la institucionalidad y presupuestos del Estado a través de la implementación del acuerdo con el FMI son incompatibles con las obligaciones internacionales del Ecuador y afecta negativamente el goce de los derechos económicos y sociales.

(*) Periodista, politólogo y analista internacional
diegojolivera@gmail.com


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