Por Carlos Aznárez
Querían que fuera un golpe para derrocar al gobierno
legítimo de Nicolás Maduro y terminaron en una pequeña asonada. Otra vez han
fracasado ya que no tienen pueblo ni tampoco logran el objetivo de máxima que
se proponen: el quiebre de las Fuerzas Armadas Nacional Bolivarianas. De todos
modos, ya es hora de que se asuma la guerra declarada por el imperio con toda
la fuerza que da el estado de derecho y se ponga entre rejas al títere de Trump
Juan Guaidó. Sin dudas, su facilidad de moverse libremente, de poder anunciar
hace varios días este falso “operativo Libertad” provoca estos intentos
frustrados pero peligrosos. Ver las fotos y vídeos de Guaidó con el fascista
Leopoldo López (condenado a 14 años de prisión) posando como “mariscales” de un
golpe que no fue, enerva a quien las mire, pero más aún a ese heroico pueblo
que está pidiendo desde hace rato que a los enemigos de la Revolución no hay
que cederles “ni un tantito así”, como diría e Che de los yanquis que asediaban
a Cuba.
Las consecuencias inmediatas de esta patética asonada, en
que a los “levantados en armas” se los corrió en las cercanías de la Base de La
Carlota con gases lacrimógenos, es nuevamente festejar que el heroico y
consciente pueblo de Venezuela salió a la calle y rodea el Palacio Miraflores.
Como ocurriera aquel 13 de abril de 2002, son los hombres y mujeres agradecidos
por todo lo que significa la Revolución para ellos y ellas, los que junto a los
militares patriotas están dispuestos a poner el cuerpo pera defender la
Revolución hasta las últimas consecuencias.
Párrafo aparte, es la conjura internacional pro yanqui, que
todos a una, empezaron a emitir comunicados de adhesión, encabezados por el
derechista presidente de Colombia Iván Duque y por el tenebroso secretario de
la OEA, Luis Almagro. Ellos y no otros son los que pugnan por ponerse a la
cabeza del apoyo de la asonada y detrás de sus llamamientos, se pusieron en
fila el canciller argentino, y todos los secuaces del Cartel de Lima. Ni qué
hablar del gobierno español (ese al que algunos siguen considerando de
“izquierda”), que mantiene esa postura ambigua de declararse en contra del
golpe, pero seguir apoyando a Guaidó y llamar a convocar a “elecciones libres”.
O sea, más de lo mismo entre los aliados de Trump. Pero como
bien señalara la economista Pascualina Curcio en una entrevista que le hizo
quien esto escribe: “Trump y sus secuaces no entienden lo que significa la
resistencia del pueblo bolivariano”. Es así nomás, nunca podrán comprender por
qué, a pesar de una brutal guerra económica y de una campaña mediática criminal
en contra del presidente Maduro, el pueblo cada vez más se empodera en su
lealtad a quienes son fieles al legado de Hugo Chávez.
Frente a lo que hoy está ocurriendo en Venezuela, es
fundamental redoblar la solidaridad internacional con Nicolás Maduro y el bravo
pueblo, dar la batalla mediática para contraponer a la desinformación que
motorizan los enemigos de la paz y la libertad, rodear de apoyo en cada uno de
nuestros países a los representantes legítimos de la Revolución, imitar el
ejemplo de Bolivia y Cuba, que apenas producida la intentona no dudaron en
ponerse a la cabeza de nuestros pueblos del continente para respaldar a la
Revolución.
Son horas decisivas para demostrar que en la Patria Grande
somos muchos y muchas que estamos hartos de los manejos y la ofensiva
derechista imperialista, y en ese sentido declararnos bolivarianos es señal de
resistencia, rebeldía y dignidad.
Todos y todas con Maduro.
Castigo a los culpables de la asonada que ya, felizmente, ha
fracasado.
Fuera el imperialismo yanqui de nuestros países!
Cortesía de Resumen Latinoamericano
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