Por Jorge Aniceto Molinari:
Nuestra definición es la de que pertenecemos al pueblo
trabajador, al que se gana su sustento con el trabajo.
Para defender sus derechos, sus libertades, necesitamos
construir sindicato y partido desde donde conducir esa defensa.
Así lo predicó y lo llevaron a la práctica los grandes
maestros de la izquierda que dejaron escritos valiosos textos relatando sus
experiencias.
Si bien las experiencias tienen valor universal cada pueblo ha hecho su propia valiosa experiencia.
Las revoluciones han sido jalones de triunfos y derrotas,
pero como dice Batlle con referencia a la revolución rusa, esta incorporó a
miles y miles de seres humanos a derechos tan elementales como la salud y la
educación.
Por supuesto que los niveles han sido distintos y las
experiencias de los pueblos también, construir Partido y Sindicato nunca fue
fácil, la derecha además siempre trató de pudrir esos instrumentos.
El capitalismo supo a través de su desarrollo ahora en su
etapa final, como conceder para poder ampliar su base.
El aparato del Estado fue y es uno de sus instrumentos
favoritos. La izquierda en su inmadurez y a la vez en su crisis una vez obtiene
cargos por la vía democrática rápidamente hace que el centro de la política
pase del Partido o de los instrumentos políticos a los instrumentos
burocráticos del Estado.
Lo hizo Tabaré, lo hizo Mujica, lo hicieron los intendentes
en cada uno de los departamentos. La política era cosa de los elegidos
burocráticamente para desempeñar la tarea, no del debate y el análisis de las
bases “que no están preparadas para ello”, la política es cosa de gente savia,
no de gente sin preparación que lo que si debe hacer es juntar votos nos dicen.
Y de Lenin peleando cada una de sus ideas en medio de la gente, pasamos a Stalin y sus crímenes.
Y de Seregni analizando cada uno de los planteos de las
fuerzas que integraron el Frente al gabinete de Vázquez decidiendo una política
económica sin explicarla a nadie que no fuera de su entorno. Así se decidió que se mantuvieran los
impuestos al consumo, y los impuestos a los sueldos, y las pensiones. No digo
que se pudiera hacer otra cosa, estamos donde estamos en un sistema capitalista
que abarca en su crisis a todo el planeta. Lo que digo es que no se intentó la
menor explicación. Lo mismo pasó con la baja de los aportes patronales a la
seguridad social – e insisto tiene una explicación- pero a la gente se le trató
como ignorantes y nunca se dio una explicación sana y profunda del tema.
Es cierto también se acordó el plan Ceibal que no estaba en
ningún punto programático y que fue un enorme acierto, como lo fue la reforma
de la salud, aunque omitió analizar quien era cada quien en este negocio de la
medicina y los medicamentos.
Luego llegó Mujica, que siempre se las supo todas, y la
derecha lo trabajó en el mundo. Se le acercaron Popes del capitalismo luego de
su discurso en la ONU, donde habló de moneda única y de impuesto a las
transacciones financieras. Seguramente
le ofrecieron de todo si dejaba de lado esas ideas juveniles inaplicables si de
capitalismo hablamos.
Y de ahí pasamos a Aratirí, al puerto de aguas profundas y a
la regasificadora. Algún apreciado compañero llegó a decirme: “tenemos gobierno
del Frente Amplio por 50 años”. No le pude explicar que la cotización del
hierro en el mundo no la fija el Frente Amplio, como tampoco el valor de la
celulosa –ver el análisis que del tema ha hecho el Ing. Grompone-. Eso no
quiere decir que el Uruguay podía mantenerse al margen de lo que es hoy el
mercado mundial que es el que ha impulsado en el agro uruguayo todo el
desarrollo que hace también que sea cada vez menos viables emprendimientos que
no tengan el espacio económico necesario.
Había criticado en “Pepe Coloquios” que el Partido
Socialista actuaba como una secta y siempre ponía sus propios candidatos por
encima del interés colectivo, para llegar a hacer lo mismo con su MPP. Y de
aquel planteo en la ONU (setiembre del 2013) pasamos a la renta básica
universal –idea para nada descartable- pero financiada con los impuestos al
consumo, los salarios y las pensiones.
Su objetivo construir un nuevo centro político y sindical y así nos está yendo.
Compañeros hay que retornar a los maestros, hay que retornar
a Seregni, y a la construcción de dirección política y sindical unificada,
aunque ello como en el 70-71 tenga sus dificultades y sus costos. Nadie puede
quedar afuera, pero se exige una humildad y una paciencia como la que tuvieron
aquellos grandes conductores.
sipagola@adinet.com.uy
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