Por Carlos Flanagan:
En el día de ayer domingo 10, vivimos con angustia el
desenlace - mediante un golpe de Estado de corte fascista - de un proceso
desestabilizador de larga data. Desde el inicio del proceso de cambios sociales
iniciado con la victoria electoral de Evo Morales en 2006, asistimos a la
reacción del imperialismo al mismo principalmente mediante el accionar
conspirativo de la Embajada de los EUA en Bolivia.
Esto no es de extrañar. Forma parte de la contraofensiva
imperialista ante el avance de procesos de cambios en los países de A. Latina y
el Caribe; su zona de influencia, su “patio trasero” de acuerdo a su estrategia
ya diseñada en el siglo XIX en la llamada “doctrina Monroe”.
Lo que está verdaderamente en juego y por ello se da el
golpe de Estado es:
1) la
posición geoestratégica de Bolivia en el corazón de América del Sur.
2) Que posee
una gran riqueza gasífera, en minerales varios y en particular tiene el 70% de
las reservas mundiales de litio; mineral imprescindible para fabricar las pilas
de los celulares y los autos eléctricos.
3) Que, por
vez primera, los pueblos originarios, históricamente explotados, despreciados y
relegados tuvieran un papel protagónico en la sociedad y el gobierno y que
diera por consecuencia la reforma constitucional por la cual se crea un Estado
Plurinacional en el cual se reconocen 36 etnias y sus lenguajes respectivos.
4) Que
demostraron en los hechos que, con políticas antineoliberales, opuestas a los
dictados del FMI y reafirmando la soberanía nacional mediante la estatización
de los recursos naturales, fue posible crecer por trece años consecutivos, con
redistribución de la riqueza en base a políticas sociales en beneficio del pueblo.
De aquellos errores,
estas lecciones
Al parecer en varios de nuestros países en los cuales se
impulsan procesos de cambios, cada uno con sus características propias e
intransferibles, caemos una y otra vez en errores similares que facilitan el
accionar del enemigo.
Y Bolivia, una sociedad profundamente racista y latentemente
violenta, no fue una excepción. Tal vez fue sorprendente la rapidez con que se
desencadenaron los hechos. Pero en definitiva los errores cometidos coadyuvaron
a este lamentable desenlace.
Sólo para citar algunos:
• no se
potenciaron suficientemente los medios de comunicación alternativos que
contrarrestaran la permanente prédica de los grandes medios en contra del
gobierno. Lo mismo respecto a las redes sociales.
• Se
subestimó la campaña en medios y redes sociales en detrimento de la figura de
Evo Morales, cuando montaron una serie de noticias falsas sobre la existencia
de un supuesto hijo ilegítimo suyo con Gabriela Zapata, que se prestó a jugar
un rol estelar en toda esta patraña, montada previamente al plebiscito del 21
de febrero. Se insistió en llevarlo adelante en esa fecha y se perdió. Luego se
supo que todo ese montaje era falso y el tal hijo nunca existió. Pero ya era
tarde y la patraña había cumplido con su objetivo.
• No se
fortaleció al MAS como fuerza política de acción permanente para dar la batalla
de ideas necesaria para formar la conciencia política del pueblo. Todo giró
principalmente en torno a la figura de Evo, sin crear los recambios necesarios
y se forzó su nueva comparecencia electoral a pesar de haber perdido el
plebiscito convocado para habilitarla mediante una reforma constitucional.
• Era
previsible que, dadas las circunstancias, la derecha reclamaría fraude si era
derrotada. Y los gruesos errores cometidos por el Tribunal Supremo Electoral en
el manejo de la información del escrutinio les dieron las excusas del caso.
• Darle a
la OEA la posibilidad de una revisión del escrutinio con carácter vinculante,
fue como encargar al zorro el cuidado de las gallinas en el gallinero. Se debió
haber propuesto una auditoría de las actas escrutadas a autoridades y técnicos
de organismos electorales de países intachables en la materia que aseguraran la
debida independencia de criterio.
• Pensar
que las fuerzas armadas y policiales llegados estos casos “son neutrales y al
margen” es de una inocencia suprema y propia de quien desconoce en los hechos
la existencia y mecánica de la lucha de clases. Si no se procesa un profundo
cambio ideológico en su seno ni se crean los necesarios contrapesos populares,
los aparatos represivos desempeñarán el papel para lo que fueron creados: ser
el brazo armado de la oligarquía. El único dirigente político que lo tuvo claro
y obró en consecuencia fue Hugo Chávez y justamente por eso hoy la Fuerza
Armada Nacional en Venezuela se mantiene fiel a la Constitución y la Ley.
Finalmente nos surgen algunas claras conclusiones de estos
hechos lamentables:
condenar enérgicamente este golpe de Estado fascista,
perpetrado por el imperialismo estadounidense y sus personeros de la derecha
boliviana.
brindar toda nuestra solidaridad al pueblo boliviano
exigiendo el respeto de sus elementales y legítimos derechos.
Ser conscientes de que el imperialismo no cejará en su
empeño de derrotar todo proceso de cambio buscando las formas y los tiempos más
adecuados para ponerlos en práctica en cada uno de nuestros países; y comenzar
a actuar en consecuencia antes de que sea demasiado tarde.
De nosotros dependerá no llorar sobre la leche derramada.
carlos.flanagan@gmail.com
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