Por Carlos Flanagan:
Pocas veces he deseado tanto haberme equivocado en mis
análisis, como en los formulados sobre este asunto. Sin embargo,
lamentablemente, los resultados de las elecciones nacionales del pasado domingo
27 los confirmaron.
De acuerdo a los datos oficiales de la Corte Electoral – con
el 99,96% de los circuitos escrutados – se emitieron 2.431.472 votos; de los
cuales restando los votos anulados (45.748), en blanco (42.248) y los
observados (33.364), quedan 2.310.112 votos emitidos a todos los lemas (11 en
total), discriminados de la siguiente forma entre los lemas mayoritarios:
1) Frente
Amplio – 939.363 = 40.66%
2) Partido
Nacional – 685.595 = 29:68%
3) Partido
Colorado – 295.500 = 12.79%
4) Cabildo
Abierto – 260.959 = 11.30%
Podemos comparar estas cifras con las de las elecciones de
2014 sobre las mismas bases:
Total, de votos emitidos a los lemas – 2.293.788
1) Frente
Amplio - 1.134.187 = 49.45%
2) Partido
Nacional - 732.601= 31.94%
3) Partido
Colorado - 305.699 =13.33%
4) Partido
Independiente - 73.379 = 3.20%
Algunas conclusiones preliminares
La primera conclusión que podemos sacar de estas cifras es
que si bien el Frente Amplio vuelve a ser la primera fuerza, perdió casi
195,000 votos y con ello y por vez primera pierde las mayorías parlamentarias
propias, luego de haberlas tenido en sus tres períodos consecutivos de gobierno
desde 2005 a la fecha.
En la Cámara de Representantes (Diputados) de 99 miembros
baja de 50 a 42 miembros y en la de Senadores de 30 miembros más el
vicepresidente, 31 en total, baja de 16 (15 + 1) a 13. Por lo que aún ganando
la segunda vuelta, llegaría con el Vicepresidente a 14 bancas en 31.
La segunda es la abultada votación de Cabildo Abierto, un
partido de ultra derecha creado hace pocos meses y que llevó en sus listas a
personajes ligados a la dictadura y la candidatura a presidente del
ex-Comandante en Jefe del Ejército (cesado por el presidente Vázquez) Guido
Manini Ríos, que logra 3 bancas en el Senado y 11 en Diputados.
Con un discurso que hizo centro en el combate a la
inseguridad y contra la corrupción, captó los votos más de derecha de la
ciudadanía. Tanto de votantes de los partidos fundacionales (Nacional o Blanco
y el Colorado) como de otros partidos como el Independiente, que aspiraba a
jugar como “bisagra” en un escenario sin mayorías absolutas y tuvo una muy mala
votación, apenas 23.316 votos, pasando de tener un Senador y dos Diputados a
mantener apenas una banca de Diputado.
Sin embargo, la reforma constitucional que se plebiscitaba
en estos comicios, por la cual se pretendía entre otras cosas, crear una
guardia nacional con miembros del ejército para patrullar las calles, obtuvo un
46% de los votos y al no llegar al 50% +1 voto, no fue aprobada.
Los errores del Frente Amplio
En noviembre del año pasado, en un artículo analizaba la
derrota del PT en Brasil, los errores cometidos en el discurso de su candidato
Fernando Haddad, que evocaba los “buenos tiempos” de los gobiernos de Lula, sin
denunciar a Temer y la derecha como responsables de las miserias de la gran
mayoría del pueblo brasileño y a la vez sin hacer autocrítica de los errores
cometidos por el gobierno de Dilma y su Ministro de Economía (ver
https://www.alainet.org/es/articulo/196480).
A su vez alertábamos sobre la contraofensiva del
imperialismo en el continente con todos sus instrumentos (entre ellos los
grandes medios de comunicación) y la necesidad de hacer una fuerte campaña
política, un verdadero “operativo memoria” sobre quiénes fueron los responsables
de las políticas neoliberales que dejaron un país en ruina en el año 2002 y
todo lo que se avanzó en 3 períodos de gobiernos de la izquierda.
En definitiva, se trataba de dejar claramente establecido
que más allá de sus distintos lemas partidarios, la derecha iría por la
restauración neoliberal y nosotros por mantener las conquistas logradas y
avanzar en el proceso de cambios sociales.
A principios de julio, luego de las elecciones internas,
volvimos a insistir en otro artículo “Uruguay: el dilema del Frente Amplio”
(ver https://www.alainet.org/es/articulo/200831) en donde señalábamos:
“En definitiva estamos en una cruz de los caminos: o en la
campaña de estos tres meses hacia octubre el FA reacciona, reverdece sus
definiciones fundacionales y hace énfasis en que se contraponen dos proyectos
antagónicos de país; el neoliberal privatizador que ya conocimos en los años 90
y nos llevó al abismo de la crisis del año 2002 y el de la izquierda, que sin
dudas deberá profundizarlo en sus alcances para seguir avanzando hacia una
realidad de mayor justicia social; y para ello insistir en la imperiosa
necesidad de lograr una votación que asegure mayorías parlamentarias propias, o
en caso contrario, de no hacerlo y perderlas, probablemente se iniciará un proceso
de tránsito hacia una futura derrota.”
Hoy los dados están echados. Vamos a la segunda vuelta
habiendo perdido las mayorías propias en la primera.
Habrá que salir a pelear voto a voto y decirle a la gente
que la disyuntiva para esta segunda vuelta es muy simple: es decidir si quiere
volver al pasado neoliberal de los años 90 de un proyecto de país que
enriquezca a unos pocos privilegiados y excluya a la gran mayoría (incluyendo a
las capas medias actuales que parecen tener tan mala memoria) o continuar apoyando
a un proyecto progresista que en 15 años rescató al país del marasmo económico
y social en que nos sumió la derecha y redujo la pobreza de 39,9% en 2004 a
8,1% en 2018 y la indigencia del 4,7% al 0,1% en el mismo período.
Que transformó a Uruguay en el país de mayor ingreso, en
donde desde hace 15 años los salarios y pensiones crecen más que la inflación y
el salario real creció un 55%; siendo declarado por la CEPAL el país más
igualitario de A. Latina y por la OIT el de mayor cobertura de seguridad social
de A. Latina.
Quedan cuatro semanas para salir a hablar claro a la
ciudadanía, entusiasmar a la militancia y pelear casa a casa y voto a voto por
un triunfo que no se avizora como fácil.
Luego de esta segunda vuelta, sí o sí y sin excusa alguna,
habrá que discutir a fondo y sin concesiones acerca de las carencias políticas
que nos aquejaron en estos años de gobierno.
Entre otras: la insuficiente relación entre el FA como
fuerza política y el equipo de gobierno, la ausencia de un plan de información
sistemática a la población de los logros del gobierno, la ausencia de formación
política orgánica del FA a sus militantes (en particular a las generaciones que
no vivieron el proceso fundacional de 1971), el vaciamiento de contenidos
políticos en la vida cotidiana de los Comités de Base, y un largo etcétera que
dará para múltiples reflexiones.
Pero por sobre todo discutir y planificar cómo se respaldará
con masas movilizadas en la calle a un gobierno que sufrirá el permanente acoso
y bloqueo parlamentario a sus proyectos de ley por parte de la derecha
opositora coaligada. -
carlos.flanagan@gmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario