Por Rolando Prudencio Briancon:
A 10 días que se lleven adelante las elecciones en
Venezuela, Trump está al borde de un ataque de histeria por su impotencia de no
haber logrado hasta ahora que el gobierno democrático venezolano, y el
presidente Nicolás Maduro sea derrocado.
Infructuosamente han intentado por todos los medios y por todos los operadores
para derrocar; no sólo al gobierno, sino y sobre todo a la Revolución
Bolivariana; y claro tal como se dice de la iglesia,… con la Revolución se
toparon; o si prefieren con la religión de la Revolución Bolivariana se
toparon.
No pudieron desde el momento en que los EE.UU., reactivó la
OEA con el más oprobioso y obsecuente operador que ha podido tener, como es
Luis Almagro para que se le aplique a rajatabla la Carta Democrática a
Venezuela, como fue la intrigante iniciativa de Macri el 2015. Posteriormente
la posta la tomó Almagro con una visión más estratégica para Re articular la
OEA, en la medida en que en base a una estrategia de derrocamiento de gobiernos
progresistas, fue alineando a los gobiernos golpistas y desleales (Temer y
Lenin Moreno) a la orientación política de los gobiernos conservadores. Cabe
aclarar que también que la falta de convicciones revolucionarias de los
gobiernos de izquierda (Kishner y Bachelet), posibilitaron que se hagan del
poder gobiernos reaccionarios, como Macri y Piñera.
Lógicamente dentro esa estrategia de derrocar al gobierno
venezolano, no dudaron en usar los mercenarios métodos de la “guerra sucia”
para su objetivo, y para ese propósito promovieron la violencia fratricida
entre venezolanos, como fue la que vivieron los venezolanos a manos de las
guarimbas, que durante más de 100 días vivieron en vilo los venezolanos.
Abortada esa posibilidad, una vez que el gobierno la
neutralizó con el llamamiento a reafirmar su fe democrática, el presidente
Maduro reveló que el secreto ante la sedición era: a más sanciones más
elecciones, que fue lo que desbarató el demencial deseo de derrocar la
democracia.
Luego se vino el periodo de sanciones contra Venezuela; ya
sea financiera, económica, comercial; y ya no sólo de los EE.UU.; sino de
Europa, bajo la fementida férula de Rajoy, pero la Revolución Bolivariana no
colapsó, y contrariamente continuó su marcha con más convicción democrática.
prudenprusiano@gmail.com
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