Por: Lic. José A. Amesty R.:
“La conformación del Poder Popular pasa primero por la creación
de las organizaciones populares, los liderazgos, desde los niveles más
comprometidos en la dirección del país desde el punto de vista político,
económico, militar, social, hasta los niveles más comprometidos ahí en la base
popular”. Hugo Chávez Frías.
El termino Popular, Lo Popular, Poder Popular, está en los
últimos días como tema referente, debido a algunos casos acaecidos, por
ejemplo, en Cuba, en Nicaragua y siempre en Venezuela. Y demás está decir, que
Lo Popular es un tema recurrente siempre en América Latina.
En el caso venezolano, la expresión Poder Popular se ha empleado como uno de los principios rectores del programa político adelantado por el Gobierno Nacional Bolivariano, y ha sido calificado como Socialismo o transición al Socialismo, desde el año 2005.
De allí surge una definición, aunque no es la única:
“El Poder Popular, es un conjunto de organizaciones, bajo la rectoría del Poder Ejecutivo Nacional, que promueven la participación ciudadana o “iniciativa popular”, es decir, promueve el ejercicio directo de la soberanía, mediante la “democracia participativa, protagónica y corresponsable”.
No obstante, lo anterior, la investigadora cubana, Caridad
Massón Sena, señala que, si no hay poder popular, no existe socialismo. El
poder de una élite, por muy ilustrada e inteligente que sea, si no es capaz de
ganar el apoyo y la participación del pueblo, es un total fracaso. Incluso,
aunque tenga la razón en sus decisiones, la gente debe comprender el fundamento
de estas.
El tema se complejiza más, cuando el sociólogo boliviano,
quien fuera el encargado de la formación ciudadana en la Vicepresidencia del
Estado Plurinacional de Bolivia, Juan Carlos Pinto Quintanilla, al enfatizar,
“necesitamos no solo la voluntad de la gente para sostener el proceso, también
su repolitización. Significa que las dirigencias en este camino paralelo tienen
que irse renovando, se tienen que fortalecer porque siempre se ha pensado que
es suficiente con que estemos en el gobierno. Se ha visto que no era suficiente
hacer obras [de infraestructura] si no existe consciencia de la gente sobre lo
que iban a defender, y para defender tienen que tener una percepción del
horizonte político sobre el que hay que trabajar y construir con ellos. Por eso
también estamos empujando el tema del poder popular como un eje importante que
se debe construir, no basta con tener el gobierno. Hay que ver cómo lo
descentralizamos para que el poder real esté en la gente”.
Se acentúa más la complejidad, cuando América Maceda
Llanque, quien forma parte del Feminismo Comunitario Abya Yala señala: “La
autocrítica es lo que más tenemos para ofrecer”.
Agrega que, “hay que ser críticas y autocríticas dentro del
proceso de cambio. Si bien se han mejorado las condiciones materiales de la
población boliviana, esto no ha sido acompañado por un proceso de formación
política, de conciencia, de autoconsciencia y de autocrítica, y por eso también
los errores los hemos tenido que pagar el pueblo boliviano”.
Ahora, hay varios protagonistas hacia el control del poder:
el poder popular, la izquierda, los gobiernos progresistas, entre otros.
Veamos, por ejemplo, para la izquierda (verdadera) es una tarea impostergable,
siempre omnipresente, definitoria para su misma existencia, ver cómo lograr su
objetivo: es decir, terminar con el modo de producción capitalista y establecer
el socialismo. Esto inmediatamente abre una pregunta: ¿Quién hace el paso de
una sociedad a otra: la izquierda o las grandes mayorías populares?
Igualmente señala el connotado marxista colombiano Fernando
Dorado: “Impulsar que un grupo de personas (dirigentes de partidos políticos o
“movimientos”), a nombre de los oprimidos, se apoderen mediante una
insurrección, un golpe de Estado o por medio de las elecciones del aparato del
Estado existente (heredado), o de las instituciones de gobierno (que son un
“subsistema” del aparato estatal), se ha comprobado con creces, que no es la
vía para acabar o destruir el capitalismo, como lo demuestra la historia y las
múltiples experiencias del siglo XX y XXI”.
Nos queda entonces, el Poder Popular, entendido como el
¿Poder Popular desde abajo, auto convocado, asambleas espontáneas, grupos de
autogestión?
¿Qué es exactamente el Poder Popular? Es el poder que emana
del pueblo, pero no esa delegación simbólica, aguada y desabrida, de la
democracia representativa, donde cada cierto período se cumple con el rito de
elegir a supuestos representantes de la voluntad popular. No, en absoluto. Eso
es parte del “circo” institucional capitalista, donde la población no pasa de
ser convidada de piedra y vilmente engañada/manipulada, haciéndosele creer que
decide algo.
El Poder Popular, por el contrario, es el ejercicio efectivo,
a través de la organización y la participación real, de la amplia mayoría de un
pueblo en la decisión de los asuntos básicos que le conciernen.
El Poder Popular, es más, infinitamente más que la atención
de los problemas puntuales de una comunidad acotada, el alumbrado público o el
adoquinado de un barrio, la resolución de un problema específico del transporte
colectivo de un sector urbano, o la instalación del agua potable o la
edificación de una escuela en una comunidad rural.
El Poder Popular es la democracia real, directa, efectiva,
participativa del pueblo soberano, no sólo para atender problemas prácticos
puntuales sino para definir y controlar la implementación de políticas macro a
nivel nacional, e incluso internacional. Ejemplos de ello se registran en todos
aquellos primeros experimentos socialistas: los Soviets de Rusia, los Comités
de Defensa de la Revolución en Cuba, los Cabildos Abiertos, los Consejos
Comunales en Venezuela y otros.
Ahora, ¿Cómo concretar este Poder Popular hoy día?, porque
en el papel está escrito, por ejemplo, hay un texto costarricense, que es parte
fundamental de la Ley Número 8364, del 15 de julio del 2003. Publicado en la
Gaceta Número 146, del 31 de julio del 2003 y que forma parte esencial del
párrafo primero del Artículo noveno de la Constitución Política vigente que
reza: “El Gobierno de la República es popular, representativo, participativo,
alternativo, y responsable. Lo ejercen el pueblo y tres Poderes distintos e
independientes entre sí, el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial”.
¿Qué lindo y bello no? ¿Pero hay o existe el Poder Popular
en Costa Rica? Es obvio que no. Hay que hacer concreto aquella vieja misiva: el
“démos” (pueblo), se convierta en “krátos” (autoridad suprema). Este es el
objetivo y fin último del Poder Popular.
Para lo anterior, hay que entonces, ir fortaleciendo al
máximo, las mismas organizaciones populares de base, para lo cual es
indispensable aplicarles la misma receta de participación de un Pueblo, cada
vez más empoderado esto es, con las “partículas de poder” activadas al máximo,
controlando soberanamente el país del que, ahora sí, será su dueño en pleno.
Así, el legítimo anhelo de construir, vivir y disfrutar una
sociedad conformada por seres humanos integralmente felices, fraternales,
justos y desarrollando todas sus potencialidades, en medio de una naturaleza
inteligentemente protegida, dejará de ser una utópica tentación y será una
cotidiana realidad.
Finalmente, parafraseemos al Comandante Hugo Chávez Frías:
“Visibilizar al pueblo y otorgarle el poder que le
pertenece, es uno de los más grandes logros de cualquier Revolución… Aquí
estamos para rendir tributo al Poder Popular, el más grande logro de cualquier
Revolución. Todo está referido a la potencia y al poder. La potencia popular,
debe convertirse en poder”.
En función de concretar ese anhelo colectivo en el que el "Poder Popular" constituya en un hecho concreto y efectivo, más por derecho, que por los enunciados, se puede considerar que este cosntructo político social, seguirá estando en deuda, ya que los grupos enquistados en los aparatos del poder en los países en los que pareciera existir un franco avance de la revolución en transición hacia el socialismo, no permiten que las bases populares logren consolidar un proceso organizativo que nazca desde su realidades contextuales, pues contrario a ello los partidos como aparataje de un gobierno basado en la autocracia controladora, lapida la construcción del poder popular al establecer que para conformar las células mínimas de este poder (consejos comunales) se debe ser militante del partido de gobierno, aunque se diga que estos son amplios al dar participación, nadie que no entre en un perfil básico establecido por el partido, no puede pertenecer a estas estructuras populares. Entonces, un proceso que se está apenas construyendo, se termina convirtiendo en apéndice de lo que siempre se criticado, de allí que mientras estos procesos en construcción estén plenos de arbitrariedades que coaccionan la libre construcción del poder popular, estos seguirán siendo, únicamente reductos partidistas ceñidos a la camisa, de mal llamada "disciplina partidista" que sólo conlleva al control de las masas por medio de sus maquinarias o estructuras electoreras, pues están conformadas, no para garantizar la acción del Poder Popular,en función del pueblo sino, para "bozalear" (manipular) por medio de asitencialismo gubernamental, votos para cada proceso electorero en el cual sólo recibe líneas hacia quien se dirigirá la intención de voto.
ResponderEliminarEntonces, hablar del Poder Popular en nuestros contextos sudamericanos, es hablar de una utopía social que para el pueblo seguirá siendo un "desideratum", y para que el poder constituido una herramienta de dominio...