Para legitimar la intervención militar de tipo “humanitaria”
contra Venezuela.
Para el momento en que escribo estas líneas, será 18 de
septiembre de 2018, fecha prevista de acuerdo al cronograma y calendario de la
Organización de Naciones Unidas (ONU) para el inicio de la 74 Asamblea General
de esta organización, donde se debatirán los grandes temas que pueden definir
el destino de la humanidad.
Evidentemente, la República Bolivariana de Venezuela, su
supuesta crisis humanitaria pretenderá ser uno de los temas a ser tratados en
tan importante foro internacional. El Primer Mandatario Nacional, Nicolás
Maduro, acaba de llegar de una exitosa e importantísima visita de Estado a la
República Popular China, donde además de reforzar los lazos de amistad y de
alianza estratégica, se firmaron importantes convenios energéticos ,
tecnológicos, educativos y de diversos ordenes que no se pueden perder de
vista.
Esto sin contar el estrechamiento de la alianza estratégica
y de mutua confianza entre ambos países, sobre todo en la construcción de una
economía que rompa le hegemonía y el patrón del dólar, donde ambas naciones
ocupan una vanguardia y constituyen un precedente importante y que los Estados
Unidos ven como una amenaza, al igual que la experiencia de Rusia.
Es en ese sentido, que nuevamente la administración Trump,
acompañada de los gobiernos de los países del denominado Grupo de Lima
(gobiernos que, por cierto, muchos de ellos, o están de salida, o están
haciendo “aguas” producto de las erupciones de los volcanes sociales producto
de la implementación de medidas neoliberales que ya los pueblos comienzan a
protestar y a rebelarse) pretenderán incluir el tema de la agenda. Los
conglomerados mediáticos a nivel internacional despliegan toda clase de
operaciones psicológicas en el contexto de establecer la percepción que de
estas reuniones en Naciones Unidas, se producirá algún tipo de resolución que
otorgue el aval jurídico para legitimar una acción armada en contra de la
Patria de Bolívar y Chávez.
Es evidente, que ante los planes conspirativos y de atentar
en contra de la integridad física del Jefe de Estado venezolano, Nicolás
Maduro, éste decida no asistir a la sede de Naciones Unidas. Recientemente el
representante de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos
(OEA), Carlos Trujillo, profirió cualquier clase de amenazas en contra de la
majestad y decoro del jefe del Ejecutivo Nacional. No obstante, seguramente nuestra
delegación que nos representará ante tan importante foro internacional será de
muy altísimo nivel, decantándome en lo personal por la actual Vicepresidenta
Ejecutiva de la República Bolivariana de Venezuela, Delcy Eloína Rodríguez
Gómez o nuestro actual Ministro del Poder Popular para las Relaciones
Exteriores, Jorge Arreaza Montserrat.
Es evidente que el Gobierno Nacional, en medio de la actual
coyuntura no exenta de contradicciones, de amenazas y asechanzas, ha venido, o
por lo menos intenta retomar la ofensiva e iniciativas políticas, y Estados
Unidos debe “truncar” esto para conservar el control de lo que ellos consideran
su “patio trasero” en el contexto del dominio del espectro global.
Y es ahí en donde en reuniones previas a la celebración de esta
Asamblea General de las Naciones Unidas, celebraron una reunión informal con
una semana de anticipación, en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas,
tratando de aplicar la denominada formula “Arria” o Di- Arrea- juzguen ustedes-
la cual consiste en reuniones de gobiernos de países integrantes con agentes
externos del Consejo. En este caso, esos agentes fueron Julio Borges, Mercedes
De Freitas, Tamara Sujú, Carlos Vecchio, David Smolansky, Antonio Ledezma y
otros actores políticos vinculados con grupos y sectores de la oposición
venezolana.
Importante, más allá del sarcasmo, que el denominado “método
Arria” fue implementado por éste señor en el momento en que se desempeño como
presidente del Consejo de Seguridad de la ONU en 1990, durante su pasantía como
diplomático venezolano ante el referido organismo internacional, y que sirvió
para legitimar la intervención por parte de Estados Unidos y países de la OTAN
en la denominada Guerra de los Balcanes que contribuyó al derrocamiento y
posterior desmembramiento de la Yugoslavia que construyó el mariscal Tito, y en
ese momento dirigida por Slodoban Milosevic, por no plegarse a los intereses
hegemónicos de Estados Unidos. Cualquier intento por parecerse a la realidad
venezolana no es mera coincidencia.
Asimismo, Luis Almagro, Secretario General de la
Organización de Estados Americanos (OEA), visitó recientemente Colombia, donde
sostuvo reuniones con el canciller de ese país, Carlos Holmes Trujillo y el
presidente de ese país, Iván Duque, posteriormente visitó Cúcuta, para dar
declaraciones donde es partidario y justifica una intervención militar contra
Venezuela, para “salir del régimen de Maduro”.
Un par de días después de la “visita” de Almagro a Cúcuta,
el gobierno colombiano denunció una “violación territorial” por parte de dos
efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), en una isla del río Orinoco
al sureste del país. De acuerdo al comunicado emitido por el Ministerio de
Relaciones Exteriores del país neogranadino, los hechos habrían ocurrido en la
isla Maipures 3, que pertenece a Colombia desde 1931. La administración Duque
indica que esta sería la segunda incursión
por parte de oficiales venezolanos desde su asunción el pasado
07AGOS2018, la anterior, habría sido a mediados del mes de agosto en el
departamento Norte de Santander, en la que supuestos helicópteros militares,
identificados con siglas de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y unos 30
efectivos armados, habrían desembarcado en el sector rural de Tibú. Es evidente
que tales acciones y declaraciones obedecen a un plan para la generación de un
incidente fronterizo (falso- positivo) en el corredor colombo- venezolano, con
la finalidad de generar las condiciones para una intervención militar foránea
sobre Venezuela.
No olvidemos que desde el mes de junio del presente año, los
denominados “cascos blancos” de Argentina se encuentran apostados en Maicao,
fronterizo con Zulia (entidad federal que en estos momentos posee unas
problemáticas terribles en materia de servicios públicos como agua y
electricidad, que son los más críticos en estos momentos) y Cúcuta, fronterizo
con el estado Táchira. Siempre las oleadas conspirativas en contra del gobierno
bolivariano encabezado en esta etapa por el presidente Maduro, han iniciado por
las referidas entidades federales, además de que serían los primeros estados y
las primeras “líneas de fuego” en caso de una eventual invasión gringa.
Evidentemente que luego de tres fechas emblemáticas a mi
parecer: 20 de mayo de 2018, con el triunfo electoral del chavismo en las
elecciones presidenciales y legislativas, el 4 de agosto de 2018, con el
magnicidio en grado de frustración en contra del presidente Maduro y las
cabezas de las ramas del Poder Público Nacional, y el 20 de agosto con la
implementación del Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad
Económica, se han obtenido victorias tempranas y marcan puntos de inflexión
que, mientras haya imperialismo y éste consolide posiciones en el mundo, las
asechanzas, peligros y amenazas a nuestro Gobierno y a nuestra Revolución no
cesarán.
Por ello, debemos estar muy atentos, y no perder de vista lo
que se discutirá y sobre todo los discursos de los Jefes de Estado y de
Gobierno que estarán en esta 74 Asamblea General de Naciones Unidas. De donde
menos pensemos, puede saltar la serpiente.
¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos
legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
j_martorano@hotmail.com
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