Por Rolando Prudencio Briancon:
¡Enhorabuena qué así sea! Y es que lo menos que podemos
sentir por Palestina, es pena; y llorar por lo que pasa con Palestina sería
traicionar su lucha. Y es que hoy su lucha se va materializando en la “Marcha
del Retorno”, que no es sino sentar soberanía sobre los territorios de donde
fueron expulsados por el sionismo expansionista hace más de medio siglo atrás.
Y cabe aclarar, que ni siquiera es el pueblo judío el
responsable de la barbarie genocida cometida contra los palestinos, sino es el
sionismo israelita, que valiéndose de la ficción del pueblo “errante” -judío
errante- se ha instalado sanguinariamente en los territorios que fueron de
Palestina, después de que hace más de medio siglo atrás fueron recibidos por
los palestinos; justamente cuando los judíos huyeron del holocausto nazi.
Es más; existe tal parecido de lo que pasa en Palestina, con
la pasión que vivió Cristo, que no sólo Palestina soporta una crucifixión como
la de Cristo, sino también la indiferencia del mundo entero, que más allá de
voces aisladas de activistas y la posición minoritaria de gobiernos -sobre todo
los progresistas- que condenan esta asesina alevosía, las “potencias” guardan
un silencio cómplice con el cinismo genocida del sionismo.
La muestra más clara de la indiferencia mundial sobre las
agresiones hacia Palestina, ha sido la indolencia e hipocresía que se ha
mostrado en el mundo respecto al reconocimiento que los EE.UU., ha
desafiantemente declarado a Jerusalén como capital de Israel, que no es sino
una proterva provocación, cuyas consecuencias estamos observando hoy con nuevas
embestidas genocidas del Ejército israelí contra la población civil, en la que
no se ha respetado ni a niños, mujeres, ni ancianos.
Ese es el precio entonces que Palestina tiene que pagar, sin
tener que derramar lágrimas, sino sangre que es la feraz fe que se tiene el
pueblo palestino, que nunca se consumará la alevosía de desterrarlos como el
sionismo expansionista se ha obsesionado en ocupar los territorios que no son
suyos.
Palestina no necesita ya que lloren por ella; y ni siquiera
el que las potencias intercedan
paternalmente por ella, pues hoy más que nunca es su fe en que sí podemos decir
que los palestinos son el pueblo elegido.
prudenprusiano@gmail.com
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