Por Rafal A. Ugalde Q.:
Comprender que en nuestras diferencias están las fortalezas
como país y hemisferio debería avocarnos a todos quienes nacimos en el siglo
pasado
Comprender que en nuestras diferencias están las fortalezas
como país y hemisferio debería avocarnos a todos quienes nacimos en el siglo
pasado, cuyo principal paradigma “inventado” por otros fue el miedo. El
presente siglo deja atrás esa visión estrecha de un mundo solo de “buenos” o
“malos” y nos remite a acuerdos de cara a la ciudadanía, reconociendo siempre
que nuestras diferencias nos hacen fuertes. Por eso, entiendo perfectamente el
arrojo con que el presidente Carlos Alvarado y su ministro, Rodolfo Piza, toman
en cuenta esta realidad latinoamericana de la que no escapa la pequeña Costa
Rica. ¡Realidad, a la vez, fatal y prometedora!
Lo anterior no quiere decir que todo será un lecho de rosas.
De hecho, como parte de la cultura del miedo en que nos formaron generación
tras generación, ya saltaron voces contra el acuerdo de “coincidencias” entre
el partido de gobierno, Piza y una organización como el Frente Amplio.
Años de confrontaciones en el mundo, en que todos los
ciudadanos fueron tomados como “marionetas”, hacen que muchos sigan viendo la
democracia solo como elecciones. No aceptan necesariamente que los comicios son
la puerta de entrada para que esas diferencias, como sociedad y continente,
sean tomadas en cuenta con participación ciudadana protagónica, en busca de
soluciones en materia de comercio, salud, ambiente, desigualdad social,
exclusión ideológica, religiosa, sexual, laboral, salarios, vivienda,
infraestructura, educación, etcétera.
Siento que esta apuesta del actual gobierno solo quien no
corre riesgos jamás transforma nada lleva, por ejemplo, a la cancillería a una
mujer salida de un colegio público, moldeada como profesional en universidades
públicas y privadas. Ella, a diferencia de lo que nos tenía acostumbrada la
diplomacia tica, conoce in situ (no porque lo leyese entre enormes pasillos de
grandes univocidades extranjeras) las diferencias latinoamericanas, a partir de
su experiencia como coordinadora de la Red de Mujeres Afro latinoamericanas,
del Foro de Mujeres para la Integración y de la Alianza de Pueblos
Afrodescendientes de nuestra América Latina y el Caribe. De una astucia
extraordinaria, de ella dependerá si acepta “sugerencias” para que como nación
dialoguemos con este y no con aquel, y condenemos a estos y absolvamos a los
otros. Costa Rica, tenemos que reconocerlo, viene apostando a favor del
injerencismo en asuntos de otras naciones, olvidó los principios de
autodeterminación de los países e hizo en muchas ocasiones que abrazáramos el
Derecho Internacional como razón del más fuerte.
Quienes imponían desde la Colonia cruenta guerras internas
para dirimir sus diferencias, a regañadientes, se encuentran un hemisferio que
declara a la paz su aliada, sin que ello signifique que las contradicciones a
su interior se hayan erradicado o no se hayan profundizado, pero hoy en toda la
región se ve normal que los débiles que otrora eran utilizados como carne de
cañón, estén en la misma mesa con quienes creían que poder absoluto era igual a
razón. ¿Qué extraño tiene entonces que un partido autodenominado de “izquierda”
coincida con algunos puntos del gobierno que defiende alguien seguidor de las
tesis de la Asociación Nacional de Fomento Económico?
Solo quienes viven de los “fundamentalismos” económicos,
políticos y diplomáticos piensan que, para desarrollarnos, solo hay que tomar
en cuenta lo dictado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco
Mundial, y que en la región no hay otras experiencias a tomar también en cuenta
en la producción agrícola, ganadera, comercio, inversiones, etcétera.
Por eso, obviar el dialogo significa menospreciar la
creatividad con que nos recibe el siglo XXI. Es la gente que proclama la
peligrosa “contaminación” a que estamos expuestos si dialogamos con Daniel
Ortega, Nicolás Maduro, Donald Trump, Vladimir Putin, Jinping, etcétera.
No sé hasta dónde el nuevo gobierno está o no convencido que
hemos transitado en los últimos 30 años con más errores que virtudes, en campos
concretos como el económico, agrícola, laboral, social, infraestructura,
educación, etcétera. Si es así, bien venido el dialogo; de lo contrario, me
temo que la administración Alvarado contará la misma historia de los Solís, los
Arias, los Figueres, los Pacheco, etcétera. Habrá desperdiciado toda esa sangre
joven que forma parte de su gabinete. El miedo nuevamente habrá devorado otro
gobierno ¡y el miedo es mortífero!
rafaelangelu@yahoo.com
0 comentarios:
Publicar un comentario