Manuel Humberto Restrepo Domínguez:
Esta vez el pueblo tiene un horizonte con sentido de cambio,
promovido por el cansancio que no divide y aísla, si no que suma y multiplica
en contra de las elites, empeñadas en sostener el linaje, concentrar las riquezas, engañar con un
estado partido en dos cabezas, la del rey mago y la del jurista, e imponer la
estratégica disposición a mentir y hacer creer que son invencibles. No es un
cansancio a solas, es un cansancio que rejuvenece, dinamiza, que rompe la
indiferencia y se manifiesta con optimismo en las las calles y lo hará en las
urnas. Las cifras dirían que el 100% de la gente común, que trabaja para
satisfacer sus más elementales derechos, que sufrió en carne propia el dolor de
la guerra, que debe a los prestamistas por
su “apoyo a la guerra” 3000 dólares por persona, que dedica la mitad de
su precario salario a pagar servicios que debían ser públicos, que se rebusca
para apenas sobrevivir o conseguir un empleo. Esa gente, es el pueblo, cansado
de las elites y esperanzada en que la vida y el afecto vuelvan a ser más
importantes que las mercancías, el odio y la humillación.
Cansancio por el linaje que impone una manera de vivir y de
morir
En los últimos
cincuenta años la presidencia ha sido ocupada por 10 familias y el 71% de los
últimos 14 periodos lo han ejercido solo 5 familias. Son linajes en el poder,
los Lleras ejercieron 3 presidencias; Santos 2; Pastrana 2; Uribe, 2; López, 1.
Los restantes 5 presidentes fueron ministros de estas mismas 5 familias. El
círculo del linaje del poder es cerrado. Alberto Lleras entregó la presidencia
a su sobrino Carlos Lleras, que con fraude la entregó a Pastrana que fue su
ministro de gobierno, y este la entregó a López, también ministro de relaciones
exteriores de Carlos Lleras e hijo de otro presidente (López Pumarejo). Uribe
la recibió de Pastrana hijo (siendo registrador el padre de su candidato Iván
Duque) y se la entregó a su ministro de Defensa J.M Santos, sobrino de Eduardo
Santos que había respaldado a Guillermo Valencia que antecedió a Alberto
Lleras.
La concentración del poder político es hermético y está
mezclado con el poder económico y el control militar a través de linajes (línea
de antepasados ilustres) que se turnan en un riguroso pacto, para conservar su
pureza política (se casan entre ellos, intercambian cargos y contratos,
conciertan alianzas y también delitos). Las elites deciden por los derechos
ajenos, imponen valores, conductas y maneras de ser, pensar y estar en el
mundo. Comer tres o más veces al día sin contratiempo, disponer de agua potable
y energía sin interrupciones, tener alta tecnología en su casa, ir a las
universidades y colegios de alta calidad sin dificultad, acceder a salud y
citas inmediatas con los mejores médicos o recibir una justicia correcta con
debido proceso y garantías sin demora, es totalmente normal y nunca han pensado
en que en estas cinco décadas han acumulado responsabilidades que pasan tanto
por el fracaso del país como nación soberana, como por la imparable desigualdad
y la tragedia de barbarie ya vivida con mas de 225.000 asesinados y 50.000
desaparecidos, pero también desempleo, hambre, miseria, violencias y trastornos
mentales, originados en esa desigualdad.
El linaje más
destacado es el de la familia Lleras, que ha ocupado tres veces la presidencia
de Colombia. Dos veces Alberto Lleras, que instauró las acciones
cívico–militares (Decreto 1381 de 1963, que sirvió de base a las cooperativas
de seguridad convivir de Uribe y al proyecto paramilitar), fortaleció las
garantías del despojo intensivo de la riqueza petrolera y minera del país y sus
ministros Barco (Agricultura) y Betancourt, (Trabajo) después fueron
presidentes. En 2009 Álvaro Uribe y su Ministra María del Rosario Guerra
emitieron una estampilla en su honor. Después de Alberto Lleras fue presidente
su sobrino Carlos Lleras, que mediante un proceso electoral fraudulento le
arrebató la presidencia a Rojas Pinilla y la entregó a Misael Pastrana (su
ministro) que 25 años después convirtió a su hijo Andrés en Presidente. En 1978
Carlos Lleras recibió el apoyo de los grandes productores agrícolas, la banca y
los medios escritos el tiempo y el espectador, para ser otra vez presidente,
pero perdió con Julio Cesar Turbay, apoyado por la televisión, la clase media
emergente y los cafeteros. El linaje Lleras está plasmado en el billete de
máxima denominación (100.000 pesos) con la efigie de Carlos Lleras y otros
destacados familiares de este linaje dicen hacer política y periodismo
“objetivo”: Consuelo Lleras, congresista, política; Felipe Zuleta Lleras,
embajador, periodista de Blu Radio y el espectador; Marcela Lleras, periodista;
Carlos Lleras de la fuente, congresista, embajador, periodista.
Cansancio con
expropiadores y despojadores
Las cifras del
despojo de la riqueza del país a manos de las elites, son contundentes. La
mitad de la tierra (52%) le pertenece a menos de 100.000 personas (menos del
1%: 0.002 %, portafolio.com.co) y se sigue concentrando. Es el país más
saqueado del continente. Una tercera parte es de las elites políticas, la otra
de inversionistas y multinacionales y lo que queda de narcotraficantes. Acabada
la segunda guerra mundial, proclamados los derechos humanos universales y
asesinado Gaitán las elites reinventaron la guerra y sobre los cadáveres de
300.000 asesinados legalizaron impunidad, tierras, aguas y riquezas, en un
proceso que completó Uribe entre 2001 y 2010, con la última gran feria de la
concentración de la tierra que produjo un país de expropiados (en cambio del de
propietarios que había prometido) que favoreció el crecimiento de la desigualdad,
elevándose el índice Gini en la propiedad de la tierra que pasó del 0,80 al
0,86 (1 es el máximo nivel de desigualdad, eltiempo.com, 8/04/2011); dio lugar
a una incomprensible maraña de confusión sobre la posesión de más de 20
millones de hectáreas usurpadas por paramilitares y; permitió que se posicionaran como hombres supe
poderosos del campo Luis Carlos Sarmiento (asesorado por el actual fiscal
general) que se hizo también al control de la banca que sostiene las
inversiones allí y otros como Azucareros (Caicedo, Eder, Ardila Lulle);
Palmicultores; Álvaro Uribe; Lafourie; Víctor Carranza (lasillavacía.com,
09/09/2013). En cifras concluyentes el 1% de la población concentra el 40% de
toda la riqueza del país (portafolio.co), y hace de Colombia el segundo país
más desigual de la región en la distribución del ingreso (eltiempo.com,
27/01/2018).
Cansancio del Estado con dos cabezas para engañar y distraer
Para garantizar su hegemonía las elites tienen dividido al
estado en dos cabezas, la del rey mago y la del jurista (Georges Dumezil). El
rey mago para controlar la política y el jurista el derecho, como partes
sustanciales del estado de derecho. Cuando advierten riesgo a su cómoda
posición, las juntan en una sola cabeza capaz de atacar y agredir sin
compasión. La cabeza del rey mago está orientada por el presidente Santos, que
prisionero del pacto de linaje, es portador de un nobel de paz huérfano de
legitimidad por su incapacidad para condenar el genocidio sobre palestina, la
memoria borrada de las víctimas, el asesinato de líderes sociales o emprender
la defensa del acuerdo de paz firmado y a cambio ofrece a inversionistas
globales un país libre de guerrillas para que vengan tranquilos a hacer
negocios, profundizar el despojo y
expropiar la poca riqueza colectiva que queda (Amazonas, Choco, Minería, Agua).
El rey mago cercano del linaje Lleras protege a su candidato que desconfía de la paz y pone en campaña los
resultados obtenidos durante 3 años usando una chequera del estado que deja
obras publicas inconclusas unas (túneles), cuestionadas por sobornos y
corrupción otras (vía al mar vínculos a odebrecht), que se caen (puente
chirajara) y vivienda con subsidio (Torres en Tunja).
La cabeza del jurista está orientada por Uribe el hombre de
la guerra, que en su gobierno fue el rey mago. Astuto en la estratagema de
combinar miedo y ley. Desacredita a la misma justicia (JEP) pero la aprovecha
para sacar a los suyos de la cárcel (Rito alejo del Rio, otros). Su candidato,
es hijo de Iván Duque, que fue Gobernador de Antioquia, Ministro de Minas y
Energía recordado por su desprecio ante la eminente tragedia de Armero, cuando
señaló de “dramatismo extremo” el temor de la gente y también reconocido porque
fue el Registrador Nacional que en el gobierno de Pastrana, dirigió el proceso
electoral que convirtió a Álvaro Uribe en presidente, en medio de denuncias de
fraude, ingreso de recursos ilegales (100 millones de Enilce López, “La Gata”,
actualmente encarcelada) y apoyo directo de los paramilitares. El record propio
del candidato resalta consejerías bancarias internacionales, irrelevancia en su
paso por el senado y completa con investigaciones en su contra por reuniones
con el empresario Duda Mendoza de Odebrecht junto a Iván Zuluaga.
Los candidatos de las
dos cabezas del estado de élites, responden a defender el linaje y el control
del estado como su despensa, empresa y fortín. Los dos candidatos coinciden en
la defensa de la guerra como recurso para mantener la desigualdad y sus
fórmulas a vicepresidencia fueron ministros de defensa (Ramírez y Pinzón)
expertos en victorias reales o imaginadas para ganar o ganar como sea.
Cansancio por la
mentira de creerse invencibles
A boca de plaza pública, universidad, fábrica, campo de
cultivo, sede sindical o congreso indígena, las encuestas dicen que las elites
no son invencibles. El 100% ratifican con sus voces de excluidos, marginados,
inconformes, victimas, jóvenes y viejos, esperanzados en la vida con dignidad
y, con sentimientos de cansancio y con
conciencia y compromiso social, que están dispuestas a cambiar la lógica del
poder y tomarlo por su cuenta. En la calle, la gente ha demostrado que no es
posible que las elites ganen el proceso electoral, salvo que ocurriera un
fraude, que tampoco habrá de ocurrir esta vez, porque hay más gente despierta y
vigilante, que observa y no es corruptible ni sobornable. Las elites, por fuera
de los medios y las encuestas que controlan son débiles, no logran posicionar
en la realidad material sus promesas de campaña y tampoco logran ocultar su
desprecio por los otros.
Las encuestas son herramientas de cálculo y credito político,
pero no de análisis científico, ni producen resultados que se puedan convertir
a leyes. Las encuestadoras son empresas de interés privado, contratadas en el
mercado de servicios de la información por particulares que buscan medir la
tendencia de un fenómeno, no la realidad del fenómeno, mediante enfoques
descriptivos basados en la máxima de que el cliente tiene la razón.
Encuestadoras y medios de (des)información tienen dueños e intereses propios y
les resulta mas seguro y rentable trabajar para los patrones de siempre.
Las elites no son invencibles, aunque para hacerlo creer
hagan lo que sea, nieguen las grandes movilizaciones o caigan en el crimen o el
fraude, como ocurrió en dos ocasiones anteriores para impedir la voluntad del
pueblo. Mataron a Gaitán para impedir otra realidad e hicieron fraude para
derrotar al general Rojas. Pero la realidad tiene memoria y no se repite. Menos
ahora que el pueblo ha recuperado su facultad y capacidad para irrumpir y
romper el mito y crear otra manera de ejercer el poder y reafirmar su destino.
No habrá tercera vez, ni cábalas de muerte ni fraude que cumplan su propósito,
porque la gente, -la otra gente-, la que ha sido históricamente negada, sabe
resistir, decidir y comprender su despojo por la violencia de elites que seduce
o reprime y ataca sin piedad.
En presente hay una lucha política entre la libertad de las
elites por mantenerse en el poder, como siguiendo la palabra del Furher que
prometía un Tercer Reich para mil años, contra la dignidad de un pueblo que
quiere cambios para que la vida vuelva tener más valor que las mercancías. Al
pueblo esta vez le toca porque entendió que si el país tiene por dentro las
partes que producen su enfermedad, de ese mismo cuerpo ha de salir su medicina
y esta vez aparece decidido a preferir que antes que seguir siendo la victima
de la violencia suave del exterminio, que operan las cabezas del estado por
contagio o reacción en cadena con llamados a “cerrarle la puerta” a los otros,
sean despojados, izquierdistas,
inconformes, jóvenes o creadores de derechos y esperanzas, coincide en que es
la hora justa para ser invencibles y contundentes en las elecciones del 27 de
mayo y generosos en la victoria que lleve a derrotar a las elites, a la
desigualdad, la violencia, el temor y la miseria.
50.000 personas son el 100% manifestando su compromiso e
intención de voto por el cambio y contra las elites en la plaza de Bolívar,
anunciando esperanzas de poder de un pueblo en urnas, aunque los datos de 1500
en encuestas manipuladas y manipulables sin contexto ni realidad digan otra
cosa. La gente en las calles, plazas y grandes movilizaciones es la realidad,
hace cosas que nunca cabrán en la lente y las páginas de los medios oficiales y
las empresas encuestadoras. ¡¡A la carga¡¡
mrestrepo33@hotmail.com
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