Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez:
La crisis del capital de 2008 sacó al neoliberalismo de las
pocas dificultades que todavía le causaba la política y ratificó su hegemonía
para organizar la vida. Los “dueños” del mundo eliminaron su condición de
victimarios y responsables de la desigualdad, desastres humanitarios y
catástrofes provocadas al planeta y se presentaron como víctimas, que
rápidamente subordinaron la capacidad de la política poniéndola a sus pies y
controlar las decisiones de estado y reducir la potencia de derechos humanos como el trabajo, al que le
arrebataron mas de 60 millones de empleos en menos de un año (2008-2009). En
las dos décadas siguientes hambruna, discriminación, racismo, destierro,
exclusión y esclavitudes provocadas por su obsesiva manera de acumular fueron
convertidos en datos sin responsables. 70 millones de desterrados, otros 70 de
esclavizados o 1000 millones de hambrientos se volvieron una cosa natural por
la que nadie se ruboriza ni responde, ni los dueños del capital ni los
gobernantes a su servicio, que por incumplir las tareas de estado son
violadores de derechos.
2018 inicio con 8 ricos que tienen más riqueza que 3700 millones
de personas, a las que podrían evitar el hambre, el destierro, la enfermedad o
el analfabetismo y continuar siendo ricos. El 82 por ciento de la riqueza
mundial generada en 2017 fue a sus bolsillos mientras la mitad de la población
no recibió nada (Oxfam, Forbes y Crédit Suisse Global Wealth). B. Gates,
Amancio Ortega, Buffett, Slim, Jeff Bezzos, Zuckerberg, Ellison y Bloomberg son
los mas visibles “dueños” que junto con otros pocos le permiten vivir o morir a
millones de seres humanos que padecen las humillaciones y viven sin derechos.
Este ilimitado poder desbordar las cuadriculas que separan la vida en ciencias,
disciplinas, formas de existir, es un poder holístico que sencillamente
entiende a la política como una herramienta para mantener ese poder y
acrecentar su capital. Los “dueños” pueden eliminar competidores, destituir
gobernantes, promover golpes de estado o poner de presidente a quien les plazca
aunque nunca hablen de candidatos o elecciones. Han convertido al estado en
otro medio de producción de su riqueza, es su empresa principal con capacidad
coactiva y represiva para obtener y transferirles recursos mediante negocios de
todo orden y vinculo en todos los ministerios y entidades.
Al mirar Colombia, es reconocible que solo cuatro ricos concentran
demasiado capital y poder (Sarmiento Angulo, Santo Domingo, Ardila lulle,
Gilinski) con capacidad para subordinar la política y decidir quien ha de
gobernar. Controlan la subjetividad, el alimento, la movilidad, la manera de
actuar. Son dueños de medios de información (T.V, prensa, radio), bancos,
seguros, comunicaciones, gas, infraestructuras, finca raíz, vías, aviación,
inmobiliarias, incursionan en la justicia, el deporte, el turismo, tienen
holding, franquicias y consorcios. Por su mandato la propiedad privada es
sagrada y la publica satanizada. Son autosuficientes para poner decisiones
políticas a sus pies e intervenir la agenda del gobierno y la dinámica de las
instituciones con reglas de mercado (también alimentado por mafias incrustadas
en el estado). Los dueños han acelerado el paso de la política hacia el
mercado, desvirtuando la esencia de la democracia basada en competidores que
tratan de garantizar la realización de derechos y del bienestar colectivo,
usurpada por otra forma (politiquería) tomada por competidores que tratan de
obtener el poder para reforzar su poder y sustraer los bienes públicos para
llevarlas a las cuentas privadas de los dueños y sus múltiples redes de
beneficio privado.
El mercado estimula la creación de empresas electorales
organizadas y dirigidas por clientelas triunfantes que hacen negocios (legales,
ilegales o mixtos) comprando y vendiendo paquetes de electores (como si fueran
acciones), no tienen programa político, no responden a principios éticos y su
ideología es el capital. Hacer política (politiquería) es un objetivo de la
empresa electoral, su negocio, nunca su virtud. De esta manera sin debate
colectivo, sin coherencia ideológica y sin sentido de humanidad las empresas
electorales (en lo local a la manera de franquicias y en lo global a la manera
de Holding) producen a los candidatos que son elaborados como productos para
ser vendidos y consumidos por mayorías que puestas en desigualdad, hambre y
desesperanza, aceptan la recomendación de dejarse llevar por la corriente y
tratar de sacar algún provecho propio. Muchos de estos productos ni siquiera
cumplen los mínimos de calidad, la cuarta parte de aspirantes al congreso
procedentes de derecha y ultraderecha, han sido puestos al descubierto en
fraudes, corrupción o crímenes y simplemente sus empresarios los anuncian como
productos imperfectos a los que se les trata de mejorar corrigiendo imagen,
sonrisa, gesto en las manos y mirada.
Lo evidente es que a los ricos (y a las élites en general)
no le interesan los pobres (salvo para sobreexplotarlos) les interesan sus
votos y su plusvalía, no su dignidad ni sus ansias de vivir en paz. Esa ventaja
les permite llevar la delantera en la coyuntura electoral y por veto o
cooptación persisten en bloquear la construcción de poderes populares, promover
la intolerancia y negar a sus adversarios. El consenso sobre el prelegido para
sostener el poder y garantizar la movilidad del capital libre de barreras y
alteraciones como las que puede traer una paz real con justicia social y para
todos parece haberlo indicado Luis Carlos Sarmiento por ser uno de los 120 más
ricos del mundo (Forbes), el quinto banquero más rico del planeta (el
colombiano.com), el presidente del Holding Aval (el más sólido del país),
poseedor de una fortuna cercana a 12 billones de dólares que triplica la de
Trump (semana.com) y ser el gran ejecutor de inversiones con recursos de la
nación, de múltiples maneras ha señalado que prefiere en palacio a quien de
niño lo recorrió de la mano de su tío abuelo presidente y en los últimos siete
años con apoyo irrestricto, firme y duradero del presidente Santos, su gobierno
y su partido, recibió su preparación de gobernanza (nueva forma del poder
globalizado) y visitó el país distribuyendo peso a peso un capital de 25
billones y cientos de miles de viviendas induciendo a creer que la política son
hechos (capital) y no derechos y él, esta prelegido para gobernar.
Nada es definitivo pero derecha y ultraderecha son hijas del
capital y su doctrina es más sencilla que la de la de las ideas políticas que
promueven libertades, derechos y bienestar. El difícil reto popular para
enfrentar a la doctrina del capital que remueve contradicciones y une a sus
disidencias, es hacer unidad entre organizaciones sociales, defensores de
derechos y de la paz firmada, victimas, inconformes y sectores políticos
progresistas. Eliminar barreras para enfrentar en unidad las directrices del
capital (que al final junta a derecha y ultraderecha en el holding) es muy
complejo pero nunca imposible. Es difícil derrotar al preelegido, como lo ha
sido derrotar la guerra y el miedo a pesar del sistemático genocidio de
luchadores populares, pero se puede. Siempre es posible si se descifrar el
enigma como lo hizo Heracles para vencer a Anteo o David para derrotar a Goliat
y mejor aún si la esperanza sigue firme para consolidar la paz real y se
trabaja a fondo en individual y en colectivo para lograr un ascenso en la
conciencia colectiva sin odios, pos-verdades, ni absolutos.
mrestrepo33@hotmail.com
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