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sábado, 30 de mayo de 2020

La visión terrorista del estado colombiano y EEUU


Por Diego Olivera Evia (*):

Una realidad fatídica de la pandemia en América Latina

Muy pocos pueden tener dudas a estas alturas de que el Estado colombiano ha sido una entidad político-administrativo-territorial identificada claramente con el narcotráfico y con la brutal violencia planificada por las élites y ejecutada por paramilitares y otros mercenarios, por lo general en contra de los pobres. Típico Estado narcoterrorista burgués, en el que una minoría ha concentrado la propiedad de los medios de producción y el capital, este último gracias en buena medida al negocio de las drogas ilícitas (en especial por el comercio de la cocaína), y ha sometido a sangre y fuego a las masas, cada vez más empobrecidas y desarraigadas, obligadas en las últimas décadas a desplazarse masivamente dentro y fuera de la nación suramericana, aterrorizadas por los asesinos al servicio de las élites.


Para colmo, dicho Estado ha sido un aliado casi incondicional de Estados Unidos en América Latina, y por tanto siempre dispuesto a hacer lo posible para ayudar a sus amos del norte a mantener la hegemonía en la región. Por desgracia la dirigencia colombiana, desde los mismos inicios de la República en el siglo XIX, ha estado de rodillas ante Estados Unidos, y un claro ejemplo de ello se manifestó en la política exterior del Gobierno de Francisco de Paula Santander, ferviente admirador del liberalismo estadounidense y de la “democracia” con presencia de esclavitud de la joven nación norteamericana.

Aunque en realidad nada bueno podía esperarse de uno de los “políticos” más hipócritas, traidores y arrastrados en la historia de América Latina, autor intelectual de varios homicidios en grado de frustración de Simón Bolívar.

Y hoy día, en el marco de las amenazas  militares contra Venezuela por parte de Estados Unidos y otras potencias globales, no podía faltar la presencia importante de Colombia, tanto por los intereses económicos que manejan  los delincuentes comunes y de élite colombianos en su relación con la nación venezolana y su pueblo, como por el hecho de que Colombia, hermana histórica de Venezuela, tristemente está dispuesta a asumir el papel de punta de lanza para una arremetida violenta contra el país vecino, liderada obviamente por el Imperio estadounidense.

El ejército colombiano como cualquier grupo armado al servicio de las élites colombianas y de Estados Unidos, a través de los narcos, y los paramilitares, está listo para atacar a los luchadores sociales, a los indígenas y así desatar la violencia no solo en territorio venezolano y colombiano, sino en el resto de América del Sur.

Y más allá. Terroristas sobran en Colombia, vinculados en su mayoría con el narcotráfico, con unas ganas tremendas de continuar la infiltración en Venezuela y seguir perjudicándola en diversos ámbitos, cumpliendo a cabalidad su papel como debilitadores del tejido social venezolano y en general de la nación caribeña.
En pocas palabras, el narcoterrorista estado colombiano es una amenaza más que sería para Venezuela en la actualidad, y cuenta con numerosos individuos capaces de hacer de todo tanto para satisfacer sus propios intereses, como los de las élites colombianas e internacionales.

Quieren terminar de sumir en el caos a Venezuela, a generar más destrucción, miseria y derramamiento de sangre en nombre de principios y valores que lejos están de entender y menos aún de practicar. Es más, el narcoterrorista Estado colombiano no solo es una amenaza de gran magnitud para Venezuela, sino para el resto de América Latina; solo por ser un aliado casi incondicional de EEUU en diversos ámbitos, y como proveedor máximo de cocaína para los norteamericanos, ya se reconoce como un peligro para la paz y la estabilidad globales.


Una realidad fatídica de la pandemia el América Latina de Brasil
El día en que los números oficiales – que están muy por debajo de la realidad, por la demora en confirmar los resultados de exámenes – de muertos alcanzó la marca de los 10.627 muertos, 730 entre el viernes y el sábado, más de 30 por hora, y 155.939 infectados, más de cinco por minuto, el ultraderechista presidente Jair Bolsonaro adoptó por la mañana una decisión drástica y radical: suspendió el asado para 30 invitados que había sido confirmado por él en la tarde del viernes. Ese mismo día, un sábado fatídico, el Congreso decretó duelo nacional oficial por los diez mil muertos. Cuando se alcanzó, el 28 de abril, la marca de cinco mil víctimas fatales del covd-19, la reacción de Bolsonaro fue bizarra: “¿Y qué?”. Al promediar la tarde, bolsonavírus se fue a pasear en jet-ski por el lago de Brasilia, divirtiéndose mucho. Ha sido también el día en que alrededor de dos mil seguidores fanáticos del ultraderechista se reunieron precisamente frente al Congreso en otra manifestación antidemocrática.

Pedían lo mismo que en manifestaciones anteriores, prestigiadas y aplaudidas por Bolsonaro: el cierre del Congreso y de la corte suprema. Los más exaltados pedían otra vez intervención militar ya.

Frente a un cuadro trágico, en que varias provincias están al borde del colapso y se multiplican las escenas dantescas de pilas de cadáveres al lado de lechos de emergencia en hospitales que tuvieron su capacidad superada, el gobierno nacional sigue inerte, sin presentar un programa mínimamente consistente y viable. Pasados más de veinte días desde su conducción al puesto de ministro de Salud, Nelson Teich sigue mudo. Y cuando abre la boca, no se entiende lo que dice, porque la verdad es que él tampoco entiende lo que pasa.

Los puestos clave de su cartera fueron regalados a militares reformados. Así que Teich, que no sabe nada de salud pública, además de inerte está tutelado por gente de la confianza del desequilibrado que a cada mañana deposita sus ancas en el sillón presidencial. Nada de ese pandemónium es nuevo, y nada indica que semejante y absurdo panorama mejore. Bolsonaro va a seguir defendiendo que todo vuelva al normal, mientras los muertos se cuentan por miles y la curva ascendiente de víctimas fatales se acerca a una línea vertical.

La economía ya está arruinada, y la única política pública de auxilio a los más desvalidos ha sido la entrega de un bono de 600 reales, unos 105 dólares. Hubo la distribución de miles de millones de reales a la banca privada para conceder créditos a grandes empresas. A las pequeñas y medianas, esa misma banca no se mueve. Y cuando lo hace, impone intereses astronómicos. Mientras el país se concentra en intentar sobrevivir en medio a las acciones demenciales del presidente, en dos meses la destrucción de la Amazonia brasileña aumentó 94 por ciento. Las comunidades indígenas están, más que nunca, totalmente abandonadas, a merced de invasores.

Por esas y muchas otras razones, la revista médica The Lancet, una de las más importantes y respetadas del mundo, con influencia directa en la toma de decisiones de muchos gobiernos, publicó en su más reciente editorial que Bolsonaro es “la mayor amenaza a la respuesta de Brasil al covid-19”. También afirma, en el mismo editorial, que mi país se convirtió en un obstáculo para que el mundo pueda dar combate a la pandemia.

(*) Periodista, Historiador y Analista Internacional
diegojolivera@gmail.com

domingo, 9 de junio de 2019

El fin de la historia. ¿Por Fukuyama? No, por Sebastián Piñera



Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:
Decir que cada país es diferente y tiene sus particularidades no expone novedad alguna, las características nacionales, idiosincráticas, además de las causas que concurrieron a la formación del Estado y la sociedad,  así como las condicionantes en que se produjo la independencia que dio origen a los Estados nacionales en América Latina a comienzos del siglo XIX incidieron directamente en la configuración del comportamiento político de los actores a través de la historia, a ello se le suma la poderosa influencia que ejercen las dimensiones y las características de la geografía, así como la riqueza económica que posee cada país. Cuando reunimos todos estos ingredientes podemos comenzar a comprender las peculiaridades de sus sistemas políticos y sobre todo, entender que los procesos por los que ha transitado o transita alguno de ellos, son difícilmente replicables en otro.


En esta ocasión quisiera revisar algunos hechos acaecidos en el último medio siglo en Chile que podrían dar cuenta de ciertas particularidades que podrían ayudar a comprender mejor la conducta y la actuación de la clase política.

Los científicos sociales y los políticos se ven obligados a hacer análisis prospectivos que permitan a los primeros, vislumbrar el futuro para hacer propuestas, y tomar decisiones acertadas en el caso de los segundos, pero nadie puede pronosticar con certeza lo que ha de ocurrir, ni siquiera en el corto plazo, mucho menos después de transcurrir largos períodos de la historia. Por supuesto, es mucho más fácil estudiar los fenómenos ocurridos para sacar conclusiones y proyectarlas a fin de que sirvan para el mejor trazado del futuro.

En estas circunstancias, y pasados casi cincuenta años podría elucubrarse que el gobierno del presidente Salvador Allende no tenía ninguna posibilidad de éxito en los términos que él lo había planteado y en la perspectiva de cumplir el programa que había prometido al pueblo y por el que entregó su vida. Es una elemental conclusión que podría sacarse a la luz del posterior proceder de muchos de sus colaboradores que se transformaron en tránsfugas, traidores al ideal del presidente, aliados y amigos de los que sostuvieron la dictadura que lo derrocó y que sumió por 17 años a Chile de oscurantismo, represión y muerte.

El gobierno de Allende fue un ejemplo de pulcritud administrativa al punto que a pesar de que Pinochet esculcó hasta el último rincón en la búsqueda de actos de corrupción, no pudo encontrar nada que manchara la impronta de la gestión realizada por la Unidad Popular. Pero el posterior exilio de muchos de sus representantes por las capitales europeas que motorizó su mutación en asalariados de la social democracia y la democracia cristiana internacional, cambió la naturaleza de su talante, para convertirse en portadores análogos de los valores de la dictadura: el robo, la corrupción, la mentira, el engaño al pueblo y la utilización de la política como bien de lucro y no de servicio al pueblo como era la tradición del Chile previo a 1973.
Tal vez, la percepción de Allende al haber conocido más profundamente a sus colaboradores lo llevó a la decisión de dar su vida para sembrar un ejemplo de dignidad imperecedero en la historia. Es posible que se haya dado cuenta antes que nadie acerca de la putrefacción que lo rodeaba. En esas condiciones, existe la probabilidad de que en lo más recóndito de su conciencia, le taladrara la idea de que no podía avanzar mucho más allá de donde había llegado y es muy factible que se sintiera solitario en su afán de no traicionar la confianza que el pueblo había depositado en él.

El 6 de septiembre de 2015, leí y guardé una carta escrita por el señor Eduardo Villegas (a quien no conozco) dirigida al Director de la radio de la Universidad de Chile titulada “La soledad de Salvador Allende”. Quedé hondamente impactado, por lo que decidí conservarla hasta hoy. En una de sus partes, el señor Villegas dice “…lo más relevante e impactante en mi modesta opinión, fue según el ex funcionario del Departamento de Estado, William Blum, que: ´toda esta información sensible de Estado, [se refiere a la información que la CIA estadounidense comenzó a recabar desde la misma elección de Allende para preparar un golpe de Estado] fue obtenida a partir de la ´compra` de altos funcionarios y dirigentes políticos de la coalición partidaria de Allende, la Unidad Popular`. Evidentemente, la ´inversión financiera` fue canalizada hacia los ´compañeros` del presidente Allende para dar ´información` sensible de Estado a una potencia extranjera, lo que constituye una gran traición no solo a Chile y a su gobierno Constitucional, sino que a su propio camarada”.

En otro ámbito del mismo tema, estamos a pocos años de cumplir 50 años desde que se inició el largo periplo a través del cual, la democracia cristiana transitó una ruta que la llevó de ser aliada de la ultra derecha para derrocar a Allende hasta ahora, año 2019, cuando repite tal acción para volver a ser aliado de la ultra derecha con el fin de sostener al gobierno de Sebastián Piñera, hijo de la dictadura. En el intertanto hizo toda clase de peripecias, para usufructuar primero como aliada de Pinochet para después ser su opositora. Posterior a 1990 se transformó en partido de gobierno y principal beneficiado del regreso de la democracia, tras un acuerdo con Estados Unidos y Pinochet para “hacer justicia en la medida de lo posible”, sin importarle ni siquiera que la dictadura ordenara el asesinato de su líder, dejando claro como paga el amo a quien le sirve.

La historia recoge el indudable origen fascista del Partido Demócrata Cristiano de Chile (PDC) que se remonta a la Falange Nacional fundada en 1935 caracterizada por una ideología nacionalista, fascista y corporativista, cercana a los postulados que enarbolaba Benito Mussolini.
Otra característica resaltante del Chile del último medio siglo es la capacidad de las clases dominantes para generar fuerzas que, asumiéndose de izquierda, en el ámbito de situaciones marcadas por la ofensiva del movimiento popular en la lucha por la conquista de sus derechos, se transforman en el ariete principal en contra de la propia izquierda.

Así ocurrió en 1969 con el surgimiento del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) que con un “olfato político” increíble emergió desde el PDC para incorporarse a la Unidad Popular ante la posibilidad cierta de triunfo de Salvador Allende en las elecciones que se habrían de realizar en septiembre de 1970. De extraña manera, el MAPU asumió ostentosas posiciones de ultra izquierda que lejos de ayudar, torpedearon al gobierno de la Unidad Popular, dificultando el sostenimiento de los equilibrios que intentaba asegurar el presidente Allende para mantenerse en el gobierno al que había sido llevado por votación popular. Hoy, alguno de los más conspicuos líderes del MAPU como Oscar Guillermo Garretón (quien vivió un exilio dorado en Cuba) y Enrique Correa, no son más que repugnantes lobbystas de empresas de dudosa reputación, presuntos violadores y acosadores sexuales y hasta de los propios miembros de las fuerzas armadas que han sido acusados de transgresión de los derechos humanos.

Otro tanto, aconteció con la creación del Partido por la Democracia (PPD) en 1998, en medio de las indetenibles manifestaciones populares, que se expresaban de múltiples formas contra la dictadura. No surgió antes, no, sino en la recta final y en el momento en que se avizoraba el fin de la satrapía pinochetista. Nótese la casualidad, el MAPU surgió un año antes del triunfo de la Unidad Popular y el PPD, un año antes del colapso de la dictadura. Vale decir que entre sus fundadores estaban insignes miembros del otrora MAPU, que nuevamente cambiaron de sigla cuando vieron que la victoria del pueblo estaba cerca. De la afiebrada retórica anti dictadura, pasaron a ser principales sostenedores del modelo creado por ella, de su estirpe neoliberal y su subordinación a Estados Unidos. Si Allende reviviera para verlo, creo que preferiría volver a morir ante tamaña perfidia y apostasía. Es de tal podredumbre este fétido partiducho que Heraldo Muñoz, un chileno domesticado en Estados Unidos por el Partido Demócrata y la corriente ultra reaccionaria de Hillary Clinton, es el actual secretario general de ese engendro 

Aunque es muy pronto para emitir juicios definitivos, pareciera que en la actualidad el partido político de Giorgio Jackson, Revolución Democrática, sería un nuevo MAPU o un nuevo PPD. Si resultara ser cierto, ello cerraría este ciclo de 50 años de la historia chilena, en la que partidos “oportunamente” surgidos en la coyuntura, se asumen como “distintos” para terminar siendo freno del movimiento popular e instrumento de la ambición de sus líderes.

No cabe duda que el modelo de Pinochet ha sido el más “exitoso” de todos los que en América Latina irrumpieron en la década de los 70 bajo los influjos de la doctrina de seguridad nacional y el Plan Cóndor. La dictadura logró que su sistema perviviera en el tiempo, sostenido incluso por los partidos políticos que la enfrentaron, y que se han coludido para mantener el patrón neoliberal independientemente de quien gobierne haciendo muy tenue las diferencias entre los conglomerados de derecha que han gobernado los últimos 39 años.

La conjunción de acciones que van desde el asesinato y la desaparición de dirigentes, la tortura y la persecución cometidas por la dictadura, se han venido a unir con la atomización del movimiento sindical, la división del movimiento popular, la extensión de la propiedad monopólica y del sistema neoliberal con la cuasi desaparición del Estado, el exterminio de la prensa alternativa y la anulación de Chile en el escenario internacional, salvo para resguardar los intereses de los empresarios, todo lo cual se ha consolidado en la pos dictadura, y que han venido a configurar el exitoso modelo chileno, vitrina que Estados Unidos muestra al mundo como ejemplo de país leal indistintamente administrado por socialistas o fascistas sin que se puedan observar grandes diferencias.

Un Síndrome de Estocolmo generalizado en la clase política que antaño sostuvo posiciones de defensa de los intereses populares parece cubrir como un paraguas a parte importante de ese sector, los ejemplos de Isabel Allende, Michelle Bachelet Carolina Tohá, Juan Pablo Letelier, Marco Enríquez Ominami, Eduardo Frei Ruiz-Tagle entre otros, son solo algunos de los que expresan con su actuación -como símbolo de los tiempos- la adoración a los verdugos de sus padres.

Hacía tiempo que quería escribir sobre esto, pero ahora es un imperativo, se van a eliminar los estudios de historia y los jóvenes no sabrán que esto sucedió. De eso se trata, de que no conozcan de donde vienen para que no puedan pensar a donde quieren ir. Ni siquiera a Pinochet se le ocurrió tamaño despropósito.
sergioro07@hotmail.com

miércoles, 5 de junio de 2019

Trum busca legitimar la intervención Militar en Venezuela


Por Eduardo Andrade Bone:

El sector más reaccionario y golpista del Partido Republicano y algunos Demócratas, junto a los pistoleros de la Casa Blanca (Bolton-Pompeo) presionan al führer Trump para que desate un baño de sangre en Venezuela, para tales efectos el Secretario de Estado Mike Pompeo, despliegan grandes esfuerzos ante la comunidad internacional y diplomática para justificar y legitimar una intervención militar en el país caribeño.
Así se desprende, de diversas notas de prensa aparecida en la prensa estadounidense con el objeto de crear y estimular un estado de ánimo, que permita emprender una nueva aventura bélica, con el objeto de tomar el control directo de los recursos naturales más importantes con los que cuenta Venezuela.


Después del fracaso del intento golpista de la marioneta de ultraderecha Juan Guaidó y su pandilla y cuando este conspirador viene a la baja y ya casi sin respaldo ciudadano, en el centro de la conspiración de la Casa Blanca se están barajando diversas cartas para poner fin al proceso de cambios que vive Venezuela.

El conflicto en el seno del gobierno del führer Trump, pasa por desplegar una campaña propagandística y conspirativa exigiendo el fin de la presencia cubana en Venezuela, terminar con la cohesión de las fuerzas armadas y su apoyo al gobierno de Maduro o comprar militares corruptos y traidores, además de seguir asfixiando la economía venezolana que tanto daño causa al pueblo caribeño y que es promovida por Guaidó y sus secuaces de la derecha golpista venezolana.

Todos los esfuerzos del führer Trump, están destinado a agudizar al máximo la situación socio económica venezolana con el objeto de estimular el caos y la violencia, para así, justificar plenamente su intervención militar en Venezuela todo esto precedido de una fuerte campaña mediática y del terror, que les permita crear las condiciones pertinentes para transformar a Venezuela en un nuevo Vietnam u otra Irak, que es el riesgo que quiere correr la pandilla de la Casa Blanca.  De allí que la intervención militar directa, es lo que esta en el centro de la discusión de los halcones de la administración Trump, para lo cual necesitan convencer al resto del mundo, que esta es necesaria y urgente.

Sin embargo, en el seno de la oficina oval del führer Trump, la discusión suele ser agria, destacan medios de prensa estadounidense, pues las posiciones están en los que dicen que las condiciones políticas y militares no están dadas y los que estiman que la intervención militar debe ser rápida, efectiva y exitosa, de lo contrario la situación podría afectar aún más, la ya alicaída imagen del führer Trump, ante la posibilidad de una reelección del presidente para un segundo mandato el 2020 y que se le está tornando un tanto difícil.

Por otro lado, en Venezuela tenemos una oposición completamente dividida, corrupta, que se pelea por los dólares de la conspiración que llegan desde diversas fuentes americanas, los cuales se enriquecen con esas dadivas y que son repudiados por el pueblo venezolano, con un Juan Guaidó que se le va deteriorando su imagen y futuro político y que además administra millones de dólares para la conspiración, pero que no cuenta con el apoyo de los sectores más moderados de la derecha venezolana.

También se estima que, para Estados Unidos, en su llamado “patio trasero” han surgido una serie de dificultades que impedirían una intervención militar exitosa en Venezuela. Por ejemplo, el títere colombiano, Iván Duque, esta enfrentando una serie de escándalos que están relacionados con asesinatos de rebeldes y grupos ligados al narcotráfico, en manos de grupos operativos militares, que involucran directamente al jefe nacional del ejército de Colombia, Nicacio Martínez Espinel, por encubrimiento en la muerte de civiles.
Además, el führer Trump está molesto con el presidente Duque, porque este no permite un control directo del negocio de la cocaína para su casinos y hoteles.

Entre otras cosas cabe destacar, que una parte del alto mando militar colombiano no comparte la idea de una intervención militar y menos la posibilidad de involucrarse en un presunto conflicto bélico con Venezuela y a todo esto se suma además la caída ostensible de la popularidad del narco presidente Iván Duque. 
Ahora en el caso de Brasil, el vicepresidente del país,  Hamilton Mourão, del cual se dice además que es el verdadero poder en Brasil, producto de la incompetencia y mediocridad del mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, ha expresado que en su país los militares no comparte la idea de una intervención militar en Venezuela.

Y siempre en la región, los mandatarios alineados con el golpismo y la intervención militar, como el presidente de Chile, Sebastián Piñera y el de Perú, Martín Vizcarra, que en más de alguna oportunidad han sido imputados por corrupción, hoy gozan de muy poca popularidad en sus respectivos países, los que para el führer Trump, no constituyen una garantía efectiva para su aventura militar y genocida en Venezuela.

Ahora el caso más patético de todos es la situación que vive el mandatario y empresario argentino, Mauricio Macri, otro golpista, que tiene los días contados producto de la catástrofe económica en que tiene sumido al país y con su imagen y popularidad por los suelos. En este sentido podríamos decir que la correlación de fuerzas no está por apoyar ninguna salida violenta, sangrienta, ante la crítica situación que vive Venezuela, creada por la oposición golpista y sus padrinos de la Casa Blanca.

Lo que es ratificado además por organismos como las Naciones Unidas, el Grupo de Lima, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europa, los países no alineados (MPNA o MNOAL), el Alba, Grupo de Contacto (UE, Uruguay, México), que tampoco comparten cualquier salida de fuerza, llámese intervención militar directa, golpe de estado o guerra civil, que son las cartas diabólicas que ha estado barajando el führer Trump en el país caribeño.

Y por último tenemos a China, Rusia Y Turquía, países los cuales han estrechado su cooperación en diverso ámbitos con Venezuela, los que se oponen tajantemente a cualquier salida violenta y menos que ponga en peligros las inversiones e intereses mutuos entre estos países y el país caribeño, lo que refleja la complejidad de los pasos de la muerte que quiere dar Estados Unidos, buscando legitimar su presunta intervención militar y genocidio en el sureste de América del Norte y que podría sepultar la candidatura del führer Trump, para un segundo periodo.

Ahora dentro del circulo más cercano al führer Trump, todos se preguntan si será capaz de intervenir militarmente en Venezuela, productos de las presiones del sector más conservador y reaccionario del Partido Republicano, sin que esto signifique tener que correr un riesgo que vaya a perjudicar su candidatura para un segundo mandato, más aún cuando el psicótico y narcisista mandatario, tiene bastantes problemas internos y con anuncios de una presunta destitución, patrocinada por los demócratas en el Congreso de los Estados Unidos.

aindoamericanap@gmail.com

martes, 29 de enero de 2019

Venezuela hoy GOLPISTAS “DE IZQUIERDA” EN CHILE


Por Eduardo Contreras:

Tal como sucedió en Chile y en otros países del continente que sufrieron dictaduras, la orden vino desde Washington. Y como siempre los gobiernos y políticos serviles corrieron. Esta vez llegaba la hora del golpe de Estado contra el gobierno del Presidente Maduro en Venezuela, sin descartar una intervención armada. Se acercaba el 23 de enero, fecha singular en la historia del país por el fin de la dictadura de Pérez Jiménez. A Trump ha de haberle parecido buen momento para intentar hacerse de las inmensas riquezas naturales de Venezuela, petróleo, gas, oro, etc. y poner fin a un gobierno de auténtica izquierda.


Y comenzó a ejecutarse el plan trazado con aquel intento subversivo de un pequeño grupo de traidores, prontamente conjurado, pero al que los medios de prensa adictos a EEUU dieron desmedida importancia. A la par se registraba un criminal atentado en Colombia cuya autoría se le adjudicó a un grupo que estaría vinculado al ELN, grupo guerrillero que no ha concluido las negociaciones de paz con el gobierno colombiano. La maniobra, avalada por el presidente Duque perseguía de paso involucrar a Venezuela y a Cuba.  Basta con leer los comentarios posteriores.

Creado el clima y previo al día 23, Washington habló a través de un personaje de triste historia, Mike Pence, y la orden fue desconocer al legítimo gobierno constitucional de Venezuela para abrir paso al golpe. Por supuesto las ratas golpistas corrieron. Era la voz del amo. Los varios Almagro del continente saltaron regocijados. Y los gobiernos incondicionales, como los del amañado “Grupo de Lima” aplaudieron a rabiar y comenzaron a desarrollar su parte en el libreto. En el continente la excepción fue la dignidad de los gobiernos de México, Uruguay y Bolivia. 

En el caso de Chile, Sebastián Piñera, personaje de conocida historia judicial, orador principal del acto de homenaje a Pinochet cuando estaba detenido en Londres, empezó su apoyo a la orden superior con un extraño gesto : invitó a un acto en La Moneda a representantes de 76 países y de 27 organismos internacionales, excluyendo de manera pública y notoria al Embajador de la República Bolivariana de Venezuela. Fue su primera señal de desconocimiento de la legitimidad de la presidencia de Maduro. Burda maniobra puesto que el gobierno chileno sabe que Maduro fue elegido democráticamente, con opositores en competencia, en comicios transparentes con el sistema electoral más moderno que existe y que además obtuvo una votación mucho más alta que la de Piñera.

El personaje protagonista del golpe ya estaba seleccionado: Juan Guaidó, militante de un grupo de ultraderecha, “un fantoche del siglo XXI” como le ha llamado el periodista Manuel Cabieses quien agrega con razón que se trata de “ un mamarracho al cual ni el policía de la esquina hace caso”. Se trataba de imponer de modo absolutamente ilegal a un monigote al que incluso pretendieron vincular a la llamada “internacional socialista”. Un pelele sin poder legítimo alguno. La Asamblea Legislativa a la que él pertenecía está declarada ilegal hace años por el Tribunal Supremo de Venezuela, cuando se resistió a repetir 3 elecciones de diputados que fueron declaradas fraudulentas.

Lo cierto es que Guaidó no representa a nada ni nadie, salvo a sus mandantes. No tiene poder ni sobre un milímetro de territorio, no controla parte alguna del país. No puede jurídicamente declararse autoridad de nada. Aquí no existe el más mínimo pudor ni respeto a las normas del Derecho Nacional e Internacional. Es una asonada golpista. Y sin embargo el tipejo se permite hacer llamados sediciosos a las Fuerzas Armadas y se autoproclama “presidente encargado”. Por supuesto le apoya cuanto pobre de espíritu, ultraderechista, fascista o renegado, converso, traidorzuelo o agentón existe, que los hay en cantidad.

Notable el caso de Chile. Como si de pronto se borrara la memoria de los oportunistas de siempre. Se les olvidó el golpe del 73. Se olvidaron del asesinato de miles y miles de mujeres, hombres, niñas, niños, ancianas y ancianos; de paso se les borraron los Batista, los Somoza, los Videla, los Pinochet. Olvidaron que todos ellos fueron instalados en el poder y mantenidos por los gobiernos norteamericanos de turno. Se olvidaron de los años de horror y de destrucción de todos los avances y conquistas de los pueblos.

A pesar que se repite el libreto. Desde luego la oposición venezolana está financiada por los mismos sectores que financiaron otros golpes del continente y combinan tácitas y maniobras conocidas. Hay cacerolazos en Caracas. ¿Acaso se ha olvidado los cacerolazos de las señoronas de la aristocracia chilena en contra del gobierno del presidente Allende? Pero hay también sabotajes y ataques con armas y explosivos. ¿Acaso se ha olvidado a los grupos armados de la ultraderecha en Chile de los años 70? ¿No les suena Patria y Libertad? 

¿Se olvidó además que el desabastecimiento de alimentos y medicamentos era provocado y que aparecieron por miles al día siguiente del golpe? ¿No recuerdan el bloqueo económico?

Si les falla la memoria a algunos chilenos sugerimos que lean el libro de memorias del empresario Orlando Saenz, “Testigo Privilegiado” o se acerquen a tribunales y pidan leer el expediente rol N° 12 de 2013, para revisar lo dicho allí, por ejemplo, por Agustín Edwards de El Mercurio y su careo con investigadores norteamericanos. O busquen los Informes “Church” e “Hirschey” del Senado norteamericano. Les refrescará la memoria.

Porque una cosa es que la derecha chilena, como es obvio, apoye el golpe en Venezuela y otra muy distinta es que la apoyen quienes fueron en su tiempo partidarios de la Unidad Popular y hasta algunos que ejercieron cargos en el gobierno del presidente Allende. Es comprensible el apoyo del gobierno chileno actual a las maniobras antidemocráticas. Son al fin de cuentas los sectores que apoyaron la sangrienta tiranía pinochetista con su saldo de miles de detenidos desaparecidos, ejecutados, torturados, secuestrados, exiliados forzosos.

Lo grave es la posición de aquellos que hasta habiendo sido reprimidos por la dictadura de la derecha, hoy están apoyando el golpe contra el Presidente Maduro. Su inconsecuencia, su venalidad, su oportunismo, su traición a los ideales democráticos y populares no tiene límite. Hay quienes han llegado a sostener a través de los medios de comunicación que en el caso de Venezuela “ no se trata de izquierda o derecha, se trata del bien y el mal ”. ¿Qué tal? Ahora sucede que se borró la Historia, que no hay confrontación de clases, que es un tema espiritual. El mismo sujeto se desenmascara cuando expresa su apoyo al secretario general de la OEA, Luis Almagro. Y dice: “Es un hombre que ha defendido los valores, los Derechos Humanos y la democracia”. Más claro echarle agua. Harina del mismo costal. Tal para cual. Bien conocemos a Almagro y su voltereta cuando asumió la OEA.

En Chile se ha conformado un cuadro en relación a Venezuela en que los partidarios de Pinochet y del genocidio reciben el apoyo de más de un “izquierdista” para condenar al gobierno bolivariano. A los conversos no les importa que sus derechistas compañeros de ruta contra el presidente Maduro, estén al mismo tiempo, en el plano nacional, luchando por lograr la libertad de los criminales de lesa humanidad a los que ha sido posible condenar tras muchos años de lucha de las agrupaciones de familiares de las víctimas. Y juntos agreden a una Venezuela donde hay elecciones, donde hay prensa opositora, donde no hay detenidos desaparecidos, ni ejecutados políticos.

Estos conversos en cambio callaron cuando se recibió con honores a una ex Fiscal prófuga por sus delitos. Callaron también cuando el intento de asesinar cobardemente al presidente Maduro. Y hoy se asocian a la derecha para exigir que se reconozca como mandatario a un impostor. Vaya flor de demócratas que olvidan tan fácilmente la historia y se les olvida el nefasto papel de los EEUU no sólo en nuestro continente sino en todo el mundo y bastaría con evocar lo que provocaron en Libia, la muerte de Gadafi y la destrucción del país. 

Grave que se sumen al golpismo algunos sectores supuestamente democráticos y hasta supuestamente progresistas, que no apoyaron el golpe en Chile, sino que lo sufrieron. A primera vista no habría más razón que su oposición a los cambios anticapitalistas en Venezuela. Puede ser. Los cambios de los últimos años hacen posible la hipótesis de que a esos sectores les acerque a la derecha el propósito común de que no se altere en absoluto el modelo económico actual para mantener el dominio de los grandes sectores económicos nacionales o extranjeros.
Puede ser en efecto que los enemigos del cambio social en Chile y defensores del modelo impuesto en dictadura, se encuentren no sólo en la derecha.  Lo que hace entonces más pertinente y justo recordarles a los golpistas de toda laya que su burda campaña se diferencia incluso de la conducta de otros personajes y gobiernos de derecha, más liberales y más democráticos. Por ejemplo, el del conservador Jorge Alessandri Rodríguez que en los años sesenta se opuso a la expulsión de Cuba de la OEA.

Lo concreto es que los seguidores chilenos de la política norteamericana, que los hay en varios lados, siguen hablando en los medios nacionales, dan entrevistas, llaman a reconocer al presidente Guaidó .

Pese a todo lo objetivo es que no prosperó ni siquiera la movida en la OEA para legitimar el golpe de Estado. Sólo lograron 16 votos de 34. Fracasó Luis Almagro. Es más, un tal Gustavo Tarré nombrado por Guaidó como su embajador en la OEA no pudo asumir. Y en la Organización de Naciones Unidas no les ha ido mejor. Recomendamos escuchar el discurso del Canciller venezolano, Jorge Arreaza, en la ONU. Por su parte, las Fuerzas Armadas Venezolanas reiteraron su compromiso con el gobierno del Presidente Maduro.

Se recupera la normalidad, prima la cordura, lo que no significa descartar totalmente una intervención armada norteamericana. Pero no les será fácil agredir al pueblo venezolano. La experiencia vivida demuestra que la inmensa mayoría de los países y Estados del mundo está de parte del gobierno bolivariano y rechaza la ingerencia extranjera. Es más, el episodio ha resultado educativo en el sentido, por ejemplo, de mostrar a todos las causas reales de las dificultades económicas por las que, realmente, atraviesa la nación venezolana. Entre ellas el bloqueo brutal impulsado por Washington, la política monetaria, el acaparamiento de productos de consumo, etc.

Así fue también en Chile. Por eso mismo duele que haya renegados. En una entrevista de TV comparé a este propósito ambas experiencias – el golpe del 73 en Chile contra un gobierno constitucional y de avanzada social y la intentona actual contra el gobierno bolivariano - porque en efecto las similitudes son demasiadas. En reciente nota de prensa el destacado historiador español Mario Amorós, biógrafo de Salvador Allende, afirma que “Nicolás Maduro no es Salvador Allende, ni la Venezuela de 2019 es el Chile de 1973, ni el mundo de hoy es el mundo de 1973. Pero el gobierno de Venezuela, primero con Chávez y hoy con Maduro, ha intentado gobernar para la mayor parte de su pueblo, principalmente para los sectores más modestos. Ha derrotado democráticamente en las urnas, una y otra vez durante veinte años, la hegemonía histórica de la burguesía y ha enfrentado desde el principio a una oposición liderada por sectores golpistas y la hostilidad de Estados Unidos”.

Coincido con él. En esa característica esencial ambos procesos se hermanan

eduardocontreras2@gmail.com


martes, 28 de agosto de 2018

Destruir al progresismo y a sus líderes


Por Ilka Oliva Corado: 
Destruirlos para destruir al pueblo latinoamericano

Que no quede huella alguna de la Latinoamérica progresista, ninguna huella del Niño Arañero, de Néstor, de Lula, de Dilma, ninguna huella de Evo, de Correa, de Maduro, ninguna huella de Mujica, de Lugo, de Manuel Zelaya. Y por supuesto, ninguna huella de Cristina.  Y que no quepa duda alguna que también intentarán destruir a López Obrador. Destruir a los líderes para destruir al pueblo. Destruir la Memoria Histórica porque destruyendo la raíz no hay retoño alguno y los pueblos yermos se vuelven marionetas y masa amorfa manejable para los criminales de la oligarquía latinoamericana y  mundial.


Para destruir a los líderes hay que exponerlos como corruptos, ladrones, como traidores,  hay que inventarles cuentas bancarias millonarias en el extranjero, falsificar sus firmas,  manipular fotografías y videos y hacerlos parecer culpables de estafas millonarias.  Hay que pagar fuertes sumas de dinero a los medios de prensa corporativos  y sobornar  periodistas  para que creen un ambiente de desinformación y confundan a la población, para que minen el terreno  y bombardearla día y noche, segundo a segundo hasta hacerla creer y repetir lo que las bandas criminales desean: odiar y atacar a los líderes que hicieron posible el cambio de 15 años  de progresismo y derechos en la región.

No, ninguno se iba ir en blanco, quienes viven de la explotación y vieron en peligro sus mafias durante estos 15 años, ya se sabía que se irían con todo el poder de la impunidad contra ellos: acosándolos, atacándolos y violentándolos en sus derechos  para que esa semilla en la que se convirtieron no floreciera.

Sin líderes, sin Memoria Histórica, sin información y conocimiento, sin herramientas de desarrollo  los pueblos son masas amorfas. Ríos de aguas mansas, un pueblo que no sabe en dónde está parado es un pueblo en el limbo, que no sabe  hacia dónde va, incapaz de defender sus derechos y exigir justicia. En eso están tratando de convertir a los pueblos que se vieron beneficiados con las políticas de inclusión de estos gobiernos. El poder de la impunidad es monumental pero el poder del pueblo es mayúsculo, es por esa razón que éste debe tener la conciencia y el análisis, debe crear el caos que provoque acción que haga temblar los bastiones del  neoliberalismo que intenta aplacar toda dignidad y toda lucha; y debe por consiguiente defender la honra de los líderes que los dignificaron.

No pueden, nunca han podido con la fuerza, la indignación, la identidad y la rebelión de un pueblo que lucha por su soberanía. Es la soberanía la que intentan arrebatar, porque un pueblo dependiente, esclavizado en la ignorancia es tierra fértil para las oligarquías criminales.

Mucho han dado los líderes del progresismo por el pueblo latinoamericano que tal afrenta al poder del capital no se los perdonará.  Sean los pueblos, agradecidos y rebeles los que luchen contra toda imposición que intente arrebatarles lo logrado. Para eso nos debemos a la responsabilidad individual y colectiva de informar, cuestionar, investigar, analizar y movilizar: todos desde nuestros espacios y posibilidades. Todos los aportes son necesarios. El poder está en resistir.

Seamos los pueblos los que hagamos florecer la semilla de los líderes del progresismo. Seamos los pueblos los que defendamos sus derechos que también son los nuestros. Seamos los pueblos los que demostremos que en la Latinoamérica progresista jamás volverá la burla, el abuso, la exclusión y la desmemoria. Seamos los pueblos los que en un mismo grito de rebeldía defendamos la dignidad que nos devolvieron los líderes del progresismo. Y seamos los pueblos los que con todo el peso de la ley les hagamos pagar la traición y el abuso a quienes han intentado deshonrarnos.

ilka@cronicasdeunainquilina.com