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sábado, 30 de mayo de 2020

La amenaza “inusual y extraordinaria” que acecha a EE UU ahora no son las drogas Donald.



Por Carlos Luna Arvelo:
¿Cuántos kits de diagnóstico de covid19 se podrán comprar con 15 millones de dólares? Con tal monto de dólares se podrían adquirir cientos de miles de estos kits tan esenciales en estos momentos para la población de los Estados Unidos, que según la Universidad Johns Hopkins ya contabiliza 82.400 casos de infectados por el virus.

Ante la interrogante de las alarmantes cifras de contagiados por el virus, que ya lleva más de 1000 muertes, el Presidente Trump se conforma con aseverar a los periodistas “ustedes no saben cuáles son los números de China”.


Lo que sí sabe el mundo entero es que China además de haber logrado contener la epidemia del covid 19 en su territorio, se ha dado a la tarea de brindar ayuda humanitaria a los países europeos que más casos de infectados y muertes han registrado, como son Italia y España.

Claro que D. Trump y su gobierno también saben esto, pero prefieren ignorarlo, así como insisten en ignorar la “amenaza inusual y extraordinaria” que representa el covid 19 para los Estados Unidos y su población.
Pero el gobernante de este poderoso imperio en decadencia, actúa como siempre han actuado los imperios a lo largo de la historia de la humanidad. Nadie podría esperar nada distinto de D. Trump y de quienes gobiernan ese imperio.

Por eso en Venezuela para nada sorprende que ante la inminente crisis que se cierne sobre la población de los Estados Unidos por la pandemia del covid19, ahora lo más importante para el Departamento de Estado sea derrocar a Nicolás Maduro, acusándolo, sin evidencias, de traficar drogas a los EE UU y ofreciendo recompensa por él y por altos funcionarios de su gobierno.

Es cierto que la sociedad de los Estados Unidos está inundada de drogas, son el principal consumidor de drogas del mundo, y ello constituye un problema serio para la salud pública de ese país. Esto no ocurre desde que apareció el chavismo, ellos y ellas son consumidores de droga desde hace muchos años. La “guerra contra las drogas” que ha impulsado el imperio norteño, siempre ha sido una tapadera, la mayor prueba de ello es que ahora y desde hace mucho, los gobiernos de EE UU se han aliado con gobiernos de Colombia, el país que más drogas produce y exporta.

Pero la pandemia del covid19, viene a poner sobre el tapete las deficiencias del modelo sanitario de los Estados Unidos, como ya ha ocurrido con los países europeos. Exponiendo al contagio y muerte de muchas personas afectadas.

Es claro que los gobiernos que no responden a los intereses de los Estados Unidos, no dejan de ser objetivos, ni siquiera en condiciones de “crisis humanitaria” como la que está generando la pandemia del covid 19 en el mundo.

Ayer (jueves 26 marzo) el Departamento del Tesoro de EE UU anunció la imposición de sanciones contra 15 personas y cinco entidades de Irán en el marco de un presunto “programa antiterrorista”. Para nadie es un secreto que Irán ha sido fuertemente golpeado por la pandemia del covid -19, además de 29.000 infectados las estadísticas oficiales registran más de 2000 fallecidos, hasta la fecha.

Mientras organismos internacionales como la ONU, la OMS, la UE apuestan por la suspensión de embargos y medidas económicas a Irán y a Venezuela, para evitar mayores impactos de la pandemia a la población más vulnerable, los gringos en su empeño de derrocar a gobiernos que no responden a sus intereses, inclusive obviando la propia crisis sanitaria que se les viene encima.

En Venezuela sentimos penas por algunos de esos “compatriotas” que aún apuestan a que los gringos reediten lo que hicieron en el 89 en Panamá con Noriega. Venezuela no es Panamá, Nicolás Maduro no el traficante Manuel Antonio Noriega.
Bastantes cojones ahí aquí Mr. Trump, como sentenció Hugo Chávez en el esplendor de la Revolución Bolivariana.

carloslunarvelo72@gmail.com

sábado, 2 de mayo de 2020

Un envidioso y escéptico Trump no se traga el éxito de la lucha contra el COVID-19 en Venezuela



Por Rolando Prudencio Briancon:

Un nuevo y amargo trago se tragó Trump al enterarse de la cifra de infectados y bajas que registra exitosamente Venezuela con la pandemia COVID-19, que, a diferencia de los EE.UU., diametralmente difieren, ya que Venezuela está en el penúltimo lugar, frente a los EE.UU., donde las cifras están en la cima, ocupando el primer lugar. Claro que no es para hinchar pecho de algo ta trágico, pero esos son los resultados que se tiene.



Así es como Jon Pilechowsky, subsecretario de Estado adjunto para el hemisferio occidental ha expresado su escepticismo: "No tenemos razones para creer en ninguna cifra del régimen de Maduro sobre el impacto del COVID-19 en el pueblo venezolano".

Decía que éste es otro trago amargo, pues el primero que ya probó Trump y su tropa de trúhanes cuando en enero del 2019 Trump trató de invadir Venezuela con el pretexto de la "Ayuda Humanitaria", y salió con el rabo entre las piernas, ante un pueblo venezolano que por más durísima situación que atraviesa, o por más que puedan haber un sabotaje interno de los pityanquis, o por más que hayan diferencias políticas entre los venezolanos; todos revirtieron ese Golpe con la falaz fachada de "ayuda humanitaria", lo que ya era un abierto asalto del petróleo venezolano.

Pero además ni siquiera con el embargo y la confiscación de activos de la Citgo por miles de millones de dólares han doblegado al gobierno de Maduro, como a un pueblo que guarda esa mística libertaria del libertador Bolívar que ya advirtió: "los EE.UU., parecen predestinados por la providencia a sembrar de hambre y miseria la América".

Y es que no sólo es Trump, sino todos los anteriores gobiernos que han tenido una sensibilidad torpe hacia Venezuela como si fuera su fuente propia de recursos. No en vano tanto Obama como Trump firmaron y ratificaron la orden presidencial que declara a Venezuela "una amenaza para los EE.UU."

Vale decir que bajo un asaltante asedio, como un embargo criminal que Venezuela soporta; que tenga un desempeño envidiable frente al COVID-19, con una potencia que también es y ha sido una pandemia, pero de muerte y miseria; es algo ejemplar, a diferencia de lo que Trump siente por el éxito de Venezuela en el manejo del COVID-19, que es una envidia que lo corroe.

prudenprusiano@gmail.com

sábado, 18 de abril de 2020

La ya infectada gran Manzana por el Covid-19 no acepta continuar infectándose



Por Rolando Prudencio Briancon:
Siendo los EE.UU una federación de naciones, y estando reconocido el nivel de gobierno federal, junto al estatal y local; es obvio que la equivalencia es ecuánime del poder que detenta un gobernador como Andrew Cuomo, como así mismo es el que detenta Trump; aunque el caso de Trump es más cuestionada su legitimidad que la de Cuomo, toda vez que Trump perdió con ¡3 millones de votos!, menos frente a su contendiente Hillary Clinton.


Es más, en la ciudad de Nueva York -the Big Apple- o la Gran Manzana, Trump sacó el 36% de votos frente a un 50% que obtuvo Hillary, pero por esa estrafalaria forma que la hacen tan demagógica a la democracia norteamericana, Trump llegó a ser presidente.

Pero ésa es otra discusión por ahora y lo que cabe es analizar la posición del gobernador Andrew Cuomo en relación a presidente Donald Trump, respecto a la reapertura de los estados, Nueva York, entre otros, como efecto del contagio del coronavirus.

En este momento Nueva York reporta la cifra de más de 110 mil infectados, y casi 8 mil muertos como consecuencia de la pandemia, y que no se sabe; y es más seguro que tienda a incrementarse, que es por lo menos decisión de cada gobernador tomarla de acuerdo al monitoreo de la tendencia que se vaya presentando.

Esa es la razón por la que Cuomo se ha referido señalando: "No sé de qué está hablando el presidente sinceramente. Debe recordar que son los Estados los que han creado el gobierno federal, ¿verdad? Fueron las colonias la que crearon el estado, y no al revés". Es más, en tono desafiante Cuomo ha declarado que: "No tenemos un rey, tenemos un presidente".

Pero más allá del celo competencial que hay entre Cuomo y Trump por el rol que como autoridades cada quien cumple, dentro esta contagiosa coyuntura, Cuomo ha aclarado que: “Si el presidente Trump me ordenará reabrir el Estado en una manera que pudiera poner en peligro la salud pública de la gente, no lo haría".

Trump como un revanchista ha respondido: "Lo hice todo por él, y por los demás, ¡y ahora parece querer la independencia! ¡eso no sucederá!", ha sentenciado.

Nueva York, como el resto de los Estados han sido infectados por el Coronavirus, cuyas cifras de toda la Unión han superado al resto de los demás países del planeta, y como es obvio cada gobernador debe evaluar las condiciones para poder reabrir los estados de acuerdo la evaluación de la situación de cada ciudad.

Vale decir que ya las voces de rechazo a las paranoicas políticas de todopoderoso de Trump no sólo que tienen un rechazo fuera de los EE.UU., sino que su congénito contagio dentro interno no acepta continuar infectándose, como ya está la Gran Manzana, y como Cuomo ha aclarado que no aceptará las órdenes de un orate que quiere que el imperio se infecte.
prudenprusiano@gmail.com

miércoles, 1 de abril de 2020

El “Marco (Rubio) de Transición Democrática”



Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:
Si el anterior secretario de Estado de Estados Unidos Rex Tillerson revivió la doctrina Monroe como instrumento de la política exterior de su país, ahora su sustituto Mike Pompeo pretende reivindicar el corolario Roosevelt de esa doctrina que expone que “La delincuencia crónica (de algunos países latinoamericanos) puede […] hacer necesaria la intervención de alguna nación civilizada, y en el hemisferio occidental la Doctrina Monroe, puede obligar a Estados Unidos […] a ejercer un poder de policía internacional” Fue enunciado en 1904 por Teodoro Roosevelt.


Este presidente es considerado el padre de la política imperialista más agresiva de la historia de Estados Unidos. Su política exterior llamada del “gran garrote” se sustentaba en la idea de que “cuando se vaya a visitar al adversario, hay que hablar en voz baja, pero llevar un garrote en la mano”.

Al parecer, Donald Trump quiere imitar a Roosevelt pero sin hablar en voz baja. Con estentórea gran dilocuencia pasea su estupidez por el mundo, sin ni siquiera ser capaz de enfrentar con éxito la lucha contra el coronavirus a pesar de dirigir la nación más poderosa del planeta. Ya tiene un portaviones paralizado en Guam porque 150 de los 4.000 marinos están infectados de coronavirus. Así mismo, 1.500 de los alrededor de 40 mil oficiales de policía de New York están contagiados. Trump no es capaz de proteger ni siquiera a sus fuerzas armadas y de seguridad.

Entonces, no se entiende como pretende dictar normas para el funcionamiento del planeta cuando la única ley que sabe aplicar Estados Unidos es la de la fuerza y la única manera de tapar su ineptitud es agrediendo a los demás. En los últimos días su ensañamiento con Venezuela, intentando amedrentar al gobierno, a las fuerzas armadas y al pueblo es expresión clara de un odio que supera cualquier rasgo de condición humana.
Después de conversar con el presidente de Rusia, Vladimir Putin y de saber que el gobierno de este país asumió en su totalidad los vínculos en materia energética de Rusia con Venezuela, sumado a la firme postura de apoyo irrestricto de China al gobierno constitucional del país, pareciera que la administración de Estados Unidos decidió tomar otro camino, toda vez que se ha visto obligado –en los hechos- a reconocer a Maduro como presidente, al hacerle un llamado para que se retire. Nadie deja de ser presidente si no lo es anteriormente.

A partir de ello y en una sucesión de hechos desesperados, el departamento de Estado puso en primera instancia a su asalariado en Caracas a proponer la creación de un “Consejo de Estado paritario” que nadie sabe lo que significa y que no existe en la Constitución Nacional, es decir, como ya es habitual en él, llamó a desacatar la Constitución.

En su mensaje, Guaidó afirma que a Maduro no lo conoce nadie. Será que no sabe que Maduro es el presidente del país que tiene relación con alrededor de 150 naciones en el mundo, que acaba de entregar la presidencia del Movimiento de Países No Alienados, que es miembro de derecho de la Organización de Naciones Unidas y que se relaciona con todas sus agencias y que además fue elegido miembro de su Consejo de Derechos Humanos. La explicación a esta enajenación mental viene más adelante.

En la continuación de este nuevo y dramático show, Elliot Abrams, un delincuente confeso y sentenciado que está al servicio del gobierno de Estados Unidos publicó un artículo en el que ante la incapacidad de Guaidó de explicar lo que ellos querían decir, tuvo que usar el Wall Street Journal para que, sin la menor impudicia, propia de su carácter facineroso, mienta y falsee información.

En una confusa propuesta en la que como globo de ensayo lanza la idea de derrocar al presidente Maduro a cambio de defenestrar a su pupilo y reiterando la inconstitucional vía de crear el tal “Consejo de Estado” expone una frase digna del mármol: “La democracia no es solo una cuestión de elecciones”, sabia idea que desmonta la mentira que han repetido por casi 250 años. Le faltó decir además que la democracia no es el gobierno de la mayorías como se dice, que tampoco existe la separación de poderes y que la alterabilidad es una falacia para que diferentes representantes del capital equilibren el poder a favor de una u otra facción, sin que el pueblo tenga derecho a participar de esa alternabilidad porque no tiene los millones de dólares necesarios para competir.

Finalmente, creyendo que Venezuela funciona a partir de auto designaciones, Abrams se nombra a si mismo como constituyente único para inventar una constitución inexistente que modelaría a Venezuela según el interés estadounidense de apoderarse de sus recursos y matar su ejemplo. Hasta pretende que le demos las gracias por permitirnos participar en ese futuro de “leche y miel” que nos ofrece. Como si el pueblo venezolano fuera ignorante e imbécil y no supiera lo que ha pasado en Honduras, Paraguay, Brasil y Bolivia, países en los que recientemente Estados Unidos ha propiciado cambios de gobierno por la fuerza, violando los derechos humanos de millones de ciudadanos. Gracias Abrams, tenemos muchos problemas, pero lo que nos ofreces además de ser indigno, es peor y nos somete a la condición de esclavos de Washington.

Es tan descarado este funcionario imperial que se atreve a afirmar que: “La presión de Estados Unidos no ha impedido que los alimentos o las medicinas lleguen a los venezolanos”. O sea, que además de todo, este esperpento gringo cree que somos imbéciles.

Finalmente, necesitan sacarse la piedra del zapato, y hacen un llamado a la traición de las fuerzas armadas que solo reitera lo que han venido haciendo desde hace 18 años cuando tuvieron éxito momentáneo propiciando un golpe de Estado apoyado en militares alevosos de los que ya nadie se acuerda.
Es tan claro esto, que en el mencionado artículo Abrams dice que: “El apoyo de las fuerzas armadas al “Marco de Tradición Democrática” sería un paso clave en esta dirección” (así se llama este plan, imagino que como homenaje a Marco Rubio) Por lo tanto se podría concluir que como no tienen este “paso clave” no tienen “dirección”.

Finaliza con la amenaza propia de los de su calaña, creyendo que el gobierno de Venezuela es el de Colombia, Honduras, Santa Lucía, Jamaica, República Dominicana, Guyana o Chile, que pueden ser chantajeados y/o amenazados. El pueblo digno de Venezuela que es la mayoría, lo rechazaría. En el lenguaje propio de las bandas delictivas, Abrams reafirma que hasta que no se logre el objetivo de Estados Unidos “nuestra presión se fortalecerá”.

La respuesta del gobierno de Venezuela rechazando esta afrenta fue firme y contundente. Indigno sería el gobierno, el pueblo y las Fuerzas Armadas que se dejaran chantajear por este delincuente disfrazado de diplomático.

Pareciera que este artículo tampoco logró el objetivo. Ayer mismo, en la tarde tuvo que salir Pompeo a puntualizar los términos de la amenaza. Ante las informaciones que aseguraban que Estados Unidos había hecho de lado a Guaidó, Pompeo se apresuró a decir –al parecer después de haber hecho una encuesta entre los venezolanos de Miami- que el auto designado era el “político más popular de Venezuela en estos momentos", por lo que si podría postularse como candidato.

Pompeo reiteró que en las elecciones libres que se organizarían (imaginamos que similares a la de Bolivia) el PSUV podría competir en condiciones de igualdad (también imaginamos que la misma igualdad que en Bolivia) donde hay persecución e inhabilitación de dirigentes y represión selectiva para anular a los líderes del MAS después del golpe de estado organizado por la OEA. En el léxico de Estados Unidos, “elecciones libres”, son aquellas que se organizan para legalizar a sus ilegítimos candidatos.

Después de esta declaración del secretario estadounidense, Guaidó le agradeció y dijo que esos eran los “pasos correctos”, diciendo que Maduro debe aceptar la “oferta que le ha hecho la comunidad internacional” Haciendo gala de la estulticia que le caracteriza, denomina a Estados Unidos “Comunidad internacional”, es decir los otros no existen: la ONU, la Unión Europea, los 11 senadores de Estados Unidos que han llamado a suspender las sanciones, los 150 países que reconocen a Maduro como presidente constitucional de Venezuela y los que lo reconocen pero se hacen los pendejos porque le tienen miedo a Estados Unidos son invisibles. Esta es la razón por la que Guaidó afirmó que a Maduro no lo conoce nadie.

 No se puede decir más.
Esta nueva escalada trata de bloquear los avances en el proceso de diálogo entre el gobierno y sectores mayoritarios de la oposición, porque saben que no existe unidad alguna en torno a Guaidó, por el contrario, es un actor político moribundo y no precisamente por coronavirus, es insignificante, no sirve para chantajear ya no al gobierno, ni siquiera al resto de la oposición que está dialogando y buscando salidas democráticas y constitucionales, lo cual en el campo electoral conduce este año a elecciones parlamentarias en diciembre.

Este “Marco Rubio de Transición Democrática” es expresión de la incapacidad de Estados Unidos de construir una  “solución propia” para Venezuela, por lo que insisten en un mensaje centrado en dividir a las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, apostando además a la violencia, el terrorismo y el magnicidio.

La realización anoche de una reunión del Consejo de Estado, “órgano superior de consulta del gobierno y de la administración Pública Nacional” como lo establece el artículo 251 de la Constitución Nacional, con la participación de todos los poderes del Estado, es expresión prístina de la voluntad de los venezolanos y venezolanas de coordinar esfuerzos en paz para la solución de nuestros problemas, sin injerencia extranjera y en el marco de lo que establece la Carta Magna, expresión máxima de la democracia sin tutelajes, que el pueblo venezolano está construyendo.
sergioro07@hotmail.com


La amenaza “inusual y extraordinaria” que acecha a EE UU ahora no son las drogas Donald.



Por Carlos Luna Arvelo:
¿Cuántos kits de diagnóstico de covid19 se podrán comprar con 15 millones de dólares? Con tal monto de dólares se podrían adquirir cientos de miles de estos kits tan esenciales en estos momentos para la población de los Estados Unidos, que según la Universidad  Johns Hopkins ya contabiliza  82.400 casos de infectados por el virus.

Ante la interrogante de las alarmantes cifras de contagiados por el virus, que ya lleva más de 1000 muertes, el Presidente Trump se conforma con aseverar a los periodistas “ustedes no saben cuáles son los números de China”.

Lo que sí sabe el mundo entero es que China además de haber logrado contener la epidemia del covid 19 en su territorio, se ha dado a la tarea de brindar ayuda humanitaria a los países europeos que más casos de infectados y muertes han registrado, como son Italia y España.

Claro que D. Trump y su gobierno también saben esto, pero prefieren ignorarlo, así como insisten en ignorar la “amenaza inusual y extraordinaria” que representa el covid 19 para los Estados Unidos y su población.
Pero el gobernante de este poderoso imperio en decadencia, actúa como siempre han actuado los imperios a lo largo de la historia de la humanidad. Nadie podría esperar nada distinto de D. Trump y de quienes gobiernan ese imperio.

Por eso en Venezuela para nada sorprende que ante la inminente crisis que se cierne sobre la población de los Estados Unidos por la pandemia del covid19, ahora lo más importante para el Departamento de Estado sea derrocar a Nicolás Maduro, acusándolo, sin evidencias, de traficar drogas a los EE UU y ofreciendo recompensa por él y por altos funcionarios de su gobierno.

Es cierto que la sociedad de los Estados Unidos está inundada de drogas, son el principal consumidor de drogas del mundo,  y ello constituye un problema serio para la salud pública de ese país. Esto no ocurre desde que apareció el chavismo, ellos y ellas son consumidores de droga desde hace muchos años. La “guerra contra las drogas” que ha impulsado el imperio norteño, siempre ha sido una tapadera, la mayor prueba de ello es que ahora y desde hace mucho, los gobiernos de EE UU se han aliado con gobiernos de Colombia, el país que más drogas produce y exporta.

Pero la pandemia del covid19, viene a poner sobre el tapete las deficiencias del modelo sanitario de los Estados Unidos, como ya ha ocurrido con los países europeos. Exponiendo al contagio y muerte de muchas personas afectadas.

Es claro que los gobiernos que no responden a los intereses de los Estados Unidos, no dejan de ser objetivos, ni siquiera en condiciones de “crisis humanitaria” como la que está generando la pandemia del covid 19 en el mundo.

Ayer (jueves 26 marzo) el Departamento del Tesoro de EE UU anunció la imposición de sanciones contra 15 personas y cinco entidades de Irán en la marco de un presunto “programa antiterrorista”. Para nadie es un secreto que Irán ha sido fuertemente golpeado por la pandemia del covid -19, además de 29.000 infectados las estadísticas oficiales registran más de 2000 fallecidos, hasta la fecha.

Mientras organismos internacionales como la ONU, la OMS, la UE apuestan por la suspensión de embargos y medidas económicas a Irán y a Venezuela, para evitar mayores impactos de la pandemia a la población más vulnerable, los gringos en su empeño de derrocar a gobiernos que no responden a sus intereses, inclusive obviando la propia crisis sanitaria que se les viene encima.

En Venezuela sentimos penas por algunos de esos “compatriotas” que aún apuestan a que los gringos reediten lo que hicieron en el 89 en Panamá con Noriega. Venezuela no es Panamá, Nicolás Maduro no el traficante Manuel Antonio Noriega.

Bastantes cojones ahí aquí Mr. Trump, como sentenció Hugo Chávez en el esplendor de la Revolución Bolivariana.
carloslunarvelo72@gmail.com

sábado, 21 de marzo de 2020

Las inmunodeficiencias del capitalismo



Por Mariano Ciafardini:
Como se dice en ciencias sociales irónicamente, un hecho social es mucho más fácil de predecir cuando ya se ha producido.
La pandemia del coronavirus es un hecho que en realidad se está produciendo y podríamos decir casi, teniendo en cuenta la potencialidad de esparcimiento del virus, que recién empieza a producirse. ¿Qué se puede predecir entonces al respecto?.

En principio nos hallamos faltos de herramientas empíricas y conceptuales frente a un tipo de epidemia que tiene un baja dosis de mortandad en relación a la cantidad de infectados pero esa cantidad de infectados, si no se contiene la expansión a tiempo y correctamente, puede llegar en algunos casos al 90 por ciento de la población de un país, con lo que  aunque la ratio  de mortandad sea baja, la cantidad de muertos,  en si  misma, puede llegar a ser muy alta y elevarse más aún por el colapso del sistema de salud de que se trate. 


Por ejemplo, en un país como la India, si no se tomaran medidas como las que adoptó China, los muertos podrán contarse en cientos de miles, y los infectados en decenas de millones o más, lo que, para los más de mil millones de habitantes de dicho país, será un bajo promedio, pero como impacto sanitario es brutal.
Se dice habitualmente, también en forma irónica, respecto de las estadísticas, que al que le toca sufrir el hecho poco le importa ser parte del cero coma x por ciento de probabilidad, ya que eso no impide que se muera igual.

Pero si hay algún elemento “empírico” que en este caso ayuda bastante a hacer pronósticos, sino sanitarios, si económicos, sociales y políticos sobre la cuestión, son los “mercados”, es decir el comportamiento del capital financiero accionario, especulador, que es la forma paradigmática del capital en nuestros días.

Los famosos mercados están totalmente alterados, con un clara y sostenida tendencia a la baja ¿Y eso qué quiere decir?, ¿que el capital teme a una hecatombe sanitaria? ¿que está preocupado por la salud de la humanidad? ¿qué le preocupa el dolor y el sufrimiento humanos?  Los muertos por este o por cualquier otro virus no afectan en nada al capital, es más, hasta en lo que concierne al capital farmacéutico o cierta industria química, puede transformarse en una oportunidad de grandes ganancias. No, al capital no le importan los muertos ni el hecho en sí que haya muchos infectados. Al capital lo que le afectan son las propias medidas político sociales que imponen los protocolos sanitarios en estas ocasiones. Y que China cumplió al pie de la letra y ahora muchos otros países, aunque algunos algo tarde, parecen estar también cumpliendo.

Porque independientemente de que mueran más o menos personas, lo que por otra parte no influirá para nada en el hipercrecimiento de la población mundial en el que estamos inmersos, las estrategias necesarias para enfrentar el virus en cada país, lo que producen, entre otras cosas, es un descenso tremendo de la demanda de mercancías. Y ¿qué es un capitalismo sin demanda (particularmente sin demanda agregada) de mercancías?

El capitalismo realmente existente hoy necesita imprescindiblemente que la demanda irracional, artificial  e innecesaria de productos, de  lujo o de moda, o la demanda propagandísticamente  inducida a adquirir artículos (que sin esa inducción artificial nunca hubiéramos comprado) eso es lo que sostiene la ficción  monumental del capitalismo financiero (etapa de la decadencia del capitalismo como sistema que tenemos el privilegio de  padecer) cuya sustentabilidad se basa en el préstamo desmesura para la sobre-adquisición de bienes en “cómodas” cuotas. Este capitalismo de “ruleta” necesita como el oxígeno esa demanda consumista alocada, esos bingos y casinos donde los trabajadores vayan a dejar los últimos centavos de sus magros sueldos, cuando no sus sueldos enteros.

 La realidad de una pandemia con las características de la del coronavirus le pega en la línea de flotación al capitalismo de ficción, que, como decimos, se sostiene sobre la ilusión crediticia y consumista imperante, fundamentalmente, en los países del capitalismo desarrollado como EEUU, Europa Occidental y Japón. Los aislamientos prescriptos en los protocolos para hacer frente al coronavirus tienen el efecto, entre otros, de racionalizar al máximo la demanda a los bienes imprescindibles para vivir y poco más.

Y esto durante varios meses. Un espanto para una economía capitalista con crisis de sobreproducción y entrando en recesión. Es cierto que pasada la pandemia  vuelven a regir las condiciones previas a su influjo  pero para entonces  la “explosión de la burbuja” ya se habrá producido, una burbuja enorme, mucho mayor a la del 2008, sin posibilidad ahora de ningún rescate bancario con “quantitative easing” (a riesgo de una debacle monetaria), es decir la quebradura del espinazo del capitalismo financiero mundial y, con él, la de todo capitalismo realmente posible, al menos en las formas en que lo conocemos.

Respecto de China  precisamente no se podría decir lo mismo ya que las autoridades de tal país  es decir el Partido Comunista  y el gobierno chino  han privilegiado la contención inmediata de la epidemia  al costo que fuere necesario en términos económicos,  porque tienen resto económico para hacerlo pero, principalmente, porque  el gobierno chino no está dominado por ningún sector económico social,  llámese burguesía  o aristocracia  propietaria u oligarquía financiera capitalista, o grupos financieros internacionales, sino que es ( y lo ha demostrado claramente precisamente con la reacción a la pandemia del coronavirus) una burocracia estatal y partidaria que tiene como objetivo principal  la defensa de la soberanía de China,  el crecimiento de su economía y , ( lo que la diferencia particularmente del resto de países con economías desarrolladas) el mejoramiento del nivel de vida de los chinos sin exclusiones ( ha sacado de la pobreza a 800 millones de personas en los últimos 30 años) algo que  en el mundo verdaderamente capitalista desarrollado no sólo no  existe sino que no puede existir, ya que sería  una contradicción a sus lógicas de desarrollo. Obviamente hay países capitalistas neoliberales que son una excepción a esta regla y tiene buenos niveles de vida para casi todos y buenos sistemas de salud también para casi todos, pero son países de menores dimensiones geográficas, demográficas y económicas, y son pocos. Las necesarias excepciones que confirman la regla (y que han sido y son las muestras que usa el sistema en la lucha ideológica)
China logrará pasar esta epidemia, como ya parece estar haciéndolo, de forma rotunda eficaz y sobre todo sin sacrificios de ningún sector particular de la población a expensas de otro.

El coronavirus no es un problema precisamente para China, aunque haya sido el lugar donde el virus “apareció”, sino para los países dominados por los grupos financieros del capitalismo actual. Es decir, la casi totalidad del mundo salvo países como Cuba, Vietnam, Corea del Norte o, tal vez, Venezuela y Nicaragua que también tienen gobiernos con un gran consenso popular precisamente porque son gobiernos que no gobiernan para un sector de la población sino para todos, más allá de los aciertos o errores que cometan en sus gestiones y de los logros reales que alcancen en medio de un mundo capitalista que a varios de ellos los rechaza, los aísla y los boicotea.

Habrá que ver qué pasa en Rusia que, si bien no es un país que se declame socialista o en vías de construir el socialismo, viene de una profunda cultura socialista que en no pocas oportunidades se hizo sentir tanto en su política externa como interna, con apoyos prácticamente totales de su población a determinadas políticas del gobierno de Putin. Estos consensos que se dan en los países socialistas o en pos de construcción del socialismo (como se autodefinen los chinos) son en gran parte producto del hecho de que las burocracias integrantes del gobierno y del estado se someten, siempre, sin importar la crisis de que se trate, a las mismas vicisitudes que padece el resto de la población, al menos en términos generales.

Es decir, no se articulan como un grupo privilegiados de gestores de las grandes burguesías comerciales o financieras nacionales e internacionales que buscan salvarse a sí mismos y aquellos a quienes representan, sin importarles el resto. No será esto así en el total de los casos individuales de estos países socialistas, pero lo es en la mayoría, casi absoluta, de sus dirigentes incluso de los más encumbrados. Si esto no fuera así sería inexplicable que se hayan podido mantener con sistema de partido único tanto tiempo, y a lo largo de crisis tan tremendas, como el “período especial” cubano, las grandes hambrunas chinas o la terrible guerra de liberación de Vietnam y sus secuelas, hechos que hubieran barrido de un plumazo a cualquier gobierno de las llamadas “democracias” liberales capitalistas.

Por eso las bolsas accionarias se caen, porque saben esto.  Saben que esta epidemia es una prueba de fuego que va a dejar cada vez más en claro que el capitalismo como sistema ya no sirve más, está agotado, en crisis y en decadencia profunda, que todo el sistema está, como reza un dicho campestre argentino, “atado con alambre” y que va apareciendo una alternativa desde el seno mismo de la economía capitalista que está tomando otro camino, que finalmente aparece como el camino del futuro. La elección de ese camino es lo que enfurece tanto al poder mundial capitalista en los casos de Venezuela y Nicaragua, no por supuesto la aludida (con desenfadada hipocresía) “falta de democracia”, que no les preocupó un ápice en el caso de los golpes de estado en Brasil y Bolivia en los que, es más, ellos fueron los propulsores.

La historia parece jugar con el género humano. Justo cuando los medios de comunicación masiva de los grandes grupos financieros del mundo festejaban el triunfo del capitalismo, el fin de la historia, el último hombre y la muerte de las ideologías, el capitalismo empieza a caer de la manera que menos se lo esperaba. Paradójicamente (o no tanto)  el sistema capitalista que tuvo, en sus inicios, que soportar una de las epidemias más grandes que sufrió la especie humana, como  fue la peste negra del 1300,  la que superó con un costo enorme de vidas,  viene a quebrarse  ahora  con otra pandemia que, al menos en términos de infectados mundialmente, promete no quedar a la saga de aquella y sobre todo augura un “parate” económico fulminante  del sistema, nunca antes visto y en términos de semanas.

Esta es en cierta forma una predicción sin que el hecho se haya producido del todo todavía.  Pero en el terreno de los dichos y refranes “a buen entendedor (observador) pocas palabras”.

jorgecantor867@hotmail.com