Por Ítalo Urdaneta:
El proceder de las naciones, indistintamente si son
capitalistas, socialistas o comunistas, por lo general vienen sustentado en la
conducta que asumen cada uno de sus gobernantes, por cuanto son ellos los que
reflejan si son personas buenas o malas.
En el caso de Rusia y EE. UU es evidente que ambas naciones
asumen comportamientos distintos ante el resto del mundo, por ello hoy daremos
a conocer, de acuerdo a nuestra percepción, el comportamiento de Vladimir Putin
y el de Donald Trump, el primero representando al país euroasiático y el
segundo al coloso de América.
A Trump, por lo general, desde que fue electo presidente, e
incluso, antes de que esto ocurriera, siempre lo hemos visto con una postura
arrogante, lo cual hace que se vea odioso, petulante, más cuando asume
actitudes humillantes en perjuicio de otras naciones, por lo general,
vulnerables y en minusvalía, como es el caso de Venezuela.
A Putin, por el contrario, se percibe jovial, afable,
comedido, integrador y en ningún momento se le ha denotado arrogancia, a pesar
que su país ha venido logrando importantes avances y triunfos a nivel militar y
científico.
A Trump, incluso, a principio de su gobierno, se le vio
hostigar y humillar a numerosos mexicanos que fueron detenidos con sus niños en
la frontera, al extremo que se vanagloriaba de que fueran encerrados en jaulas, como propias hienas o
fieras.
Al presidente Putin, por el contrario, nadie lo ha visto
promoviendo amenazas hacia otras naciones, por el contrario, promueve a diario
la solidaridad, el entendimiento, aboga por la paz y la reconciliación y ofrece
apoyo a las naciones víctimas del imperio.
Trump, a diario, muy por el contrario, amenaza con borrar
del mapa a las naciones que le son adversas, sin importarle incluso el futuro
de la humanidad. Por ello lo vimos retirarse del Tratado de París que busca
preservar el medio ambiente y salvar a la tierra de la depredación del hombre.
Putin, cuando desea entablar relaciones comerciales con
otras naciones, actúa como todo un caballero que desea conquistar a una mujer
bonita, mientras Trump le pide, como todo un patán, que vaya con él a la cama a
la fuerza y bajo amenazas.
Trump con su prepotencia y haciendo uso de medidas
coercitivas y de la fuerza desea mantener la hegemonía del imperio sobre toda
América Latina, incluso desea dominar al mundo, mientras Putin utiliza la
diplomacia y el carisma para llegar a establecer importantes acuerdos que
favorezcan, en igualdad de condiciones, a su nación y a su nuevo aliado.
Por igual vemos que mientras Putin permite que mucha de la
tecnología de su país sea traslada a otras naciones, Trump por el contrario
chantajea a los países con los cuales tiene relaciones comerciales al negarles
el acceso a los repuestos e insumos.
El mundo sabe también que mientras Trump promueve el consumo
de drogas y el uso libre de las armas en su país, para satisfacer a las grandes
corporaciones armamentistas, alienta además la xenofobia, mientras Putin en
Rusia combate con energía al narcotráfico y se opone a que los niños sean
contaminados por la homosexualidad.
No hay duda que entre Putin y Trump hay una gran diferencia.
El primero goza de moral y es un ciudadano inteligente, comedido, respetuoso,
apegados a las leyes, mientras que el segundo es un mentiroso, charlatán,
ofensivo, falta de escrúpulos, que hace uso de su poder para pasarle por encima
a las normas y a los tratados internacionales.
Por cierto, mientras Putin anuncia que su país ha logrado la
vacuna contra el Covid-19 y la pone a disposición del mundo, sin egoísmo y sin
jactancia o vanidad, Trump por el contrario anuncia mayores sanciones en contra
de Venezuela, hacia la propia Rusia y China, y trata de desacreditar el logro
científico, que viene a darle una esperanza a la humanidad.
italourdaneta@gmail.com
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