Por Carlos Luna Arvelo:
“Estados Unidos. Tomemos los últimos presidentes de estas décadas: John Kennedy, Lindon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, James Carter, Ronald Reagan, George Bush padre, Bill Clinton, George Bush hijo, Barack Obama, Donald Trump. ¿Qué cambió en lo sustancial para el ciudadano estadounidense medio (Homero Simpson), o para nosotros en Latinoamérica, su virtual patio trasero? Nada. Estados Unidos, no importa con qué gerente, siguió siendo una potencia rapaz, belicista, imperialista.
“Estados Unidos. Tomemos los últimos presidentes de estas décadas: John Kennedy, Lindon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, James Carter, Ronald Reagan, George Bush padre, Bill Clinton, George Bush hijo, Barack Obama, Donald Trump. ¿Qué cambió en lo sustancial para el ciudadano estadounidense medio (Homero Simpson), o para nosotros en Latinoamérica, su virtual patio trasero? Nada. Estados Unidos, no importa con qué gerente, siguió siendo una potencia rapaz, belicista, imperialista.
Desde la Casa Blanca nadie jamás pidió perdón por el
lanzamiento de dos bombas nucleares contra población civil en Japón ni por el
destrozo inmisericorde de Vietnam.
La actitud imperial se mantiene incólume con cualquiera de
ellos. Quien toma las decisiones finales -en general, en las sombras, sin que
el gran público lo sepa, y mucho menos pudiendo incidir en ello- son las
grandes corporaciones ligadas a los principales rubros económicos: el complejo
militar-industrial (que inventa guerras a su conveniencia, lo cual le genera
muchísimos dólares por minuto de ganancia), las compañías petroleras, los
megabancos, la industria química, la narcoactividad (que no es cierto que sea
un negocio solo de narcotraficantes latinoamericanos: ¿quién la distribuye y
lava los activos en el Norte?), y últimamente, los negocios ligados a las
nuevas tecnologías digitales”
En la polémica reciente entre los economistas Pascualina
Curcio y Jesús Farías, a propósito de la política salarial del gobierno
nacional, el constituyente Farías, en entrevista con el periodista Clodovaldo
Hernández, publicada en portal La iguana.tv, dijo:
“yo creo que el tema del bloqueo va a cambiar el año que
viene con las elecciones en los Estados Unidos…va a ser el mismo imperialismo,
pero con otro método…con Venezuela se van a cerciorar que no es posible acabar
con la revolución bolivariana a través del bloqueo y se van a ver obligados a
utilizar otros métodos…lo que puede ayudar a que ese cambio de actitud en la
élite de la política norteamericana se concrete son las elecciones en la
Asamblea Nacional, una gran victoria de las fuerzas democráticas y del
chavismo…va a ser una disuasión a la aventura y a las políticas extremas del
bloqueo…”
Quien puede olvidar que en el año 2015 fue Barack Obama,
como presidente de EE UU, quien firmó la Orden Ejecutiva declarando a Venezuela
como una amenaza inusual y extraordinaria para los Estados Unidos. Ese
“individuo” que, en la idea de mucha gente en el mundo, representaba la
esperanza de un cambio de rumbo de las políticas imperiales de los Estados
Unidos.
En 22 años de historia de Revolución Bolivariana a las
distintas administraciones de los Estados Unidos no le ha importado la
“democracia” que se ha practicado en nuestro país. Ni en los mejores tiempos de
Chávez, cuando la revolución obtuvo el más sólido apoyo de los votantes en las
urnas. Nunca han dejado de apoyar aventuras golpistas como las del 2002, ni
ninguno de los intentos posteriores, independientemente de quien estuviese en
la Casa Blanca, como lo afirma la extensa cita del psicólogo Marcelo Colussi.
Pretender que porque haya factores políticos de la oposición
que estén dispuestos a participar en las elecciones de diciembre, para elegir
la Asamblea Nacional venezolana que los Estados Unidos cambiará
determinantemente el curso de su política contra nuestro país es “ilusorio”,
para utilizar la misma expresión de Farías.
Independientemente de que sea republicano o demócrata, quien
ejerzan el mandato en la Casa Blanca, siempre estará condicionado por los
poderes fácticos que requieren del control de los cuantiosos recursos
petrolíferos venezolanos. Bien profetizó Simón Bolívar (1829) que “…los Estados
Unidos que parecen destinados por la providencia para plagar la América de
miseria en nombre de la libertad…”, cuánta razón tuvo el más grande hombre que
parió nuestra Patria.
No esperemos nada bueno de ese imperio, que solo males y
miserias desea a un pueblo que decidió ser libre de una vez y para siempre.
carloslunarvelo72@gmail.com
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