La revolución de las mujeres del Kurdistán sirio es atacada
de forma encarnizada por el gobierno de Turquía. El secuestro, las violaciones
y los asesinatos son los métodos aplicados por el Estado turco.
Al sumarse a las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ),
las fuerzas de autodefensa kurdas integradas por mujeres, Çiçek Kobanê tomó una
decisión que le cambió la vida. Desde 2012, las YPJ iniciaron un camino de
resistencia y lucha frontal contra los grupos terroristas que asolaron Rojava
(Kurdistán sirio). Primero contra Al Qaeda, y luego contra el Estado Islámico
(ISIS), las YPJ se convirtieron en la vanguardia de los combates que hicieron
morder el polvo de los yihadistas comandados por el entonces autoproclamado
califa Abu Bakr Al Baghdadi, quienes sufrieron su derrota final en la aldea de
Baghuz, en marzo de 2019.
En la noche del 21 de octubre de 2019, un grupo terrorista
respaldado por Turquía atacó la aldea de Misherfa, en las cercanías de la
ciudad de Ayn Issa, en el norte de Siria. Por esa época, el gobierno del
presidente turco Recep Tayyip Erdogan había lanzado una operación militar
masiva contra las zonas autónomas de Rojava con el objetivo de ocupar el
territorio, como ya lo había hecho dos años antes en el cantón kurdo de Afrin.
Esa noche, Çiçek Kobanê, cuyo nombre real es Dozgin Temo, fue capturada por los
terroristas. Como es costumbre entre los mercenarios que operan en territorio
sirio, los primero que hicieron fue filmarse y fotografiarse con la joven
mientras la agredían verbalmente.
A los pocos días del ataque, el Comando General de las YPJ
difundió un comunicado en el que recordó que la miliciana, oriunda de la ciudad
de Raqqa, “ocupó su lugar defendiendo su tierra y su gente en la guerra contra
ISIS”. Las YPJ agregaron que “en la resistencia actual, mientras el pueblo del
norte y el este de Siria defiende su honor, ella defendió la dignidad y la
existencia misma de su pueblo”. Las unidades de autodefensa denunciaron que
pese a un alto el fuego negociado entre Rusia, Turquía y Estados Unidos, Ankara
continúo con los ataques “sin acatar ningún código moral o derecho
internacional”.
Una agresión contra todas las mujeres
Con el correr de las semanas, se conoció que Çiçek había
sido capturada por el grupo Ahrar Al Sham/Batallón Darat Izza, una de las
tantas agrupaciones que conforman el autodenominado Ejército Nacional Sirio
(ENS), que reúne a ex combatientes de Al Qaeda e ISIS, y que recibe el apoyo
logístico y financiero de Turquía.
En uno de los videos difundidos por los propios mercenarios
se vio cómo la llevaban herida mientras se escuchan voces diciendo que era una
“cerda del PKK”, en referencia al Partido de los Trabajadores de Kurdistán.
Alrededor de Çîçek, los terroristas seguían de festejo y relamiendo sus
paladares por la captura. Y le gritaban:
“Al matadero, al matadero”.
Las YPJ manifestaron que al igual que ISIS, los mercenarios
aliados del Estado turco “están atacando la existencia misma de las mujeres”.
“Este brutal ataque contra una mujer joven y la defensa de su tierra
–agregaron-, es un ataque contra todas las mujeres. Al difundir videos como el
de la camarada Çîçek, quieren disfrazar sus contratiempos y debilidades frente
a nuestra resistencia”. Las unidades de
autodefensa también demandaron la intervención de la comunidad internacional
para proteger la vida de la joven capturada. “Mantenerse en silencio ante estos
actos inmorales es ser cómplice de actos contra toda la humanidad. Ante estos
intentos de romper el espíritu de las mujeres, todas las mujeres deben ponerse
de pie y ser una voz unificada”, aseveraron desde las YPJ.
Pero el viaje siniestro de Çiçek Kobanê recién había
comenzado.
Los antecedentes de ISIS
Desde que en Siria se iniciaron las protestas masivas en
2011, que se conocieron como la Primavera Árabe en Medio Oriente y el norte de
África, las mujeres fueron un botín de guerra y un objetivo peligroso. Como
sucede en la mayoría de las guerras e invasiones, las mujeres son las
principales víctimas. Los asesinatos, los secuestros, las violaciones, la
prostitución gestionada por las tropas ocupantes y los cuerpos como fuerza de
trabajo explotada y sometida, son hechos concretos y funestos durante los
conflictos bélicos.
Con la aparición de ISIS en Irak y Siria, las mujeres se
transformaron en una presa selecta de los seguidores del Califato Islámico. Uno
de los ejemplos más crueles del accionar de ISIS fue las masacres que en 2014
cometió en la región de Shengal, en el norte iraquí. Esa zona, con una
población de mayoría yazidí, soportó los ataques de ISIS mientras el ejército
de Irak y las fuerzas militares del gobierno semiautónomo del Kurdistán iraquí,
huían del lugar.
Los yazidíes, que en su larga historia sufrieron 73
genocidios, se encontraron desamparados hasta que la guerrilla del PKK se
trasladó a la región y logró abrir un corredor humanitario para que los
pobladores escaparan. Igualmente, en apenas unos días ISIS asesinó a cientos de
personas y secuestró al menos a 3.000 mujeres yazidíes, a muchas de las cuales
luego vendió en mercados de esclavos. Las yazidíes capturadas también sufrieron
violaciones y casamientos forzados, como lo denunció Nadia Murad, la Premio
Nobel de la Paz 2018, que fue una de las víctimas de los yihadistas.
El patriarcado turco
La profunda mentalidad patriarcal de ISIS es similar a la
que recorre las calles de Turquía, azuzada por el presidente Erogan. En la
actualidad, ser mujer en Turquía implica correr peligros permanentes. En los
últimos años, desde el gobierno se ordenó el arresto de decenas de diputadas en
funciones, alcaldesas y activistas por los derechos de las mujeres, la mayoría
kurdas del sudeste del país.
Solo en julio pasado, en Turquía se registraron 36
femicidios, a lo que se suma otras 11 mujeres que fueron encontradas muertas en
circunstancias sospechosas. Estas cifras se desprenden del último informe
presentado por la plataforma “Vamos a detener los femicidios” (Kadın
Cinayetlerini Durduracağız, KCDP). Según la organización, el 92 por ciento de
las mujeres fueron asesinadas el mes pasado por sus esposos, parejas, padres o
hijos.
En la investigación de la KCDP se remarcó que aquellos
hombres que se sienten “perturbados” por la igualdad de género afirman que la
Convención de Estambul pondría en peligro o destruiría las estructuras
familiares tradicionales y la cohesión familiar. “A pesar de la sorprendente
tasa de femicidios, el gobierno del partido AKP ha estado debatiendo durante
algún tiempo si retirarse de la Convención, que tiene como objetivo frenar la
violencia contra las mujeres, especialmente la violencia doméstica, y
fortalecer la igualdad de género”, señalaron desde la plataforma. Para la KCDP,
“los círculos conservadores en Turquía incluso atribuyen el aumento de
femicidios en el país a la Convención de Estambul, aunque 2011, el año en que
se redactó la ley del Consejo de Europa, tiene una de las tasas de femicidios
más bajas en Turquía”.
El secuestro
“Al principio, durante cuatro días no tuvimos ninguna
información de ella y cuando desapareció, pensamos que había sido asesinada.
Después de esos cuatro días enviaron un vídeo al teléfono de mi marido donde
salía ella siendo capturada. Inmediatamente, informamos a todo el mundo que
conocíamos en Rojava y empezamos a buscarla”, contó recientemente la madre de
Çîçek en una entrevista al portal Women Defend Rojava.
Aunque todavía no está claro, la miliciana fue enviada a
Turquía, en una clara violación a las leyes internacionales que rigen los
conflictos bélicos. Según medios kurdos, la joven fue trasladada a la ciudad de
Urfa, donde recibió asistencia médica y luego encarcelada en la prisión de
máxima seguridad de Hilwan. A todo esto, la justicia ya la había acusado por
“alteración de la unidad e integridad del Estado”, “pertenencia a una
organización terrorista armada” e “intento de asesinato premeditado”.
La madre de Çîçek relató que, en ese momento, con su familia
vivían en Turquía. Cuando supieron de su hija, hablaron con un abogado y
presentaron fotografías de la joven en instituciones públicas, con la urgencia
de ubicar su paradero. “Estábamos asustados de que fuésemos arrestados también,
pero queríamos saber dónde estaba y confirmar que estaba viva”, rememoró la
madre.
En marzo de este año, tres miembros de la familia de Çiçek
fueron deportados a Rojava. La agencia de noticias Mezopotamya informó que
“agentes de policía irrumpieron el lunes (2 de marzo) en el lugar de trabajo de
Salih Temo, padre de Çiçek Kobanê, y lo arrestaron a él y a sus hijos Mahmut
(15) y Mustafa (18), en la ciudad fronteriza de Suruç, en el norte de Kurdistán
(sudesta de Turquía), en la provincia de Urfa. Los tres fueron deportados al
norte de Siria a través del cruce fronterizo de Mürşitpınar, que está cerrado
como cruce fronterizo oficial”. La agencia de noticias agregó: “Salih Temo fue
golpeado por los policías y casi todos sus dedos fueron quebrados”.
El juicio
A principios de junio, se conoció la realización de la
primera audiencia en el caso contra la miliciana de las YPJ. Durante la sesión,
su abogado defensor, Hidayet Emek, afirmó que no estaba claro “quién de los
grupos del Ejército Nacional Sirio trajo a nuestra cliente. Tampoco hay
información sobre cómo nuestra clienta resultó herida. El ENS no tiene una
misión de aplicación de la ley, ni la autoridad para arrestar. Hay una detención
ilegal en cuestión, que revela una deficiencia en la acusación. Nuestra clienta
proviene de Raqqa, Siria. En consideración a las acusaciones dirigidas a ella,
es esencial entender por quién fue arrestada ilegalmente. Sobre esta base,
exigimos la identificación de los involucrados en su arresto”.
Las demandas de la defensa de Çiçek fueron rechazadas por el
tribunal de la corte penal de Urfa, donde se desarrolla el juicio. El 28 de
julio, en la segunda audiencia la joven rechazó las acusaciones en su contra y
aseguró que en el momento de su captura no estaba involucrada en una acción
armada, sino que proporcionaba ayuda humanitaria a la población civil. Çiçek
agregó que luego de ser retenida por los yihadista recibió dos disparos en una
de sus piernas. Aunque recibió atención médica, dijo la operación a la que fue
sometida no tuvo éxito, ya que todavía no puede ponerse en pie por sí sola. Su
abogado volvió a reiterar las demandas de la primera audiencia, aunque tampoco
fueron aceptadas. El tribunal decidió que el juicio se reanude el próximo 22 de
septiembre.
Amenazados y humillados
La madre de Çiçek contó que pudieron visitarla “una vez al
mes y hablar con ella por teléfono una vez a la semana durante diez minutos.
Hemos vivido con la presión constante de la policía turca, que han venido a
nuestra casa todos los meses. Hemos recibido amenazas y hemos sido humillados”.
A su vez, alertó de las pésimas condiciones de detención en que se encuentra su
hija debido al coronavirus, ya que Turquía es uno de los países más afectados
por la pandemia.
“Las autoridades turcas no siguen los principios y las
recomendaciones específicas de la Organización Mundial de la Salud, el Centro
de Prevención de la Tortura, o los comisionados de derechos humanos de las
Naciones Unidas y el Consejo de Europa. Las vidas de los presos corren un
riesgo muy elevado”, aseveró la madre de la joven.
Cuando Çiçek Kobanê fue secuestra, el Kongra Star –la
principal organización de mujeres del norte y el este de Siria- denunció las
“atrocidades” cometidas por los yihadistas al servicio de Turquía. “Estos ataques brutales e indignos del
ejército de ocupación turco y sus aliados son un asalto a todas las mujeres”,
manifestaron desde la organización. El Kongra Star además apuntó: “Temiendo el
poder de las mujeres, usan métodos tan inhumanos. Pero nosotras no daremos
marcha atrás. Estos métodos por sí solos hacen que nuestra ira, lucha y
resistencia sean más fuertes y más amplias que nunca”.
leandroalbani@gmail.com
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