Por Mariano Sierra:
Venimos de una tierra, en que vivir, es no escuchar las
quejas de los hombres. Dice un pensador.
La nación viene atravesando procesos, diálogos y decisiones
como práctica común de un acuerdo de paz, pero ante todo enfrentando reclamos
por las permanentes desigualdades sociales. Superar estas situaciones implica
ingentes acciones hacia buscar caminos de solución que no se han dado por
ninguna institución. Sostengo que la paz no se concibe con un plumazo eufórico
para llevar actos utópicos de paz social, simplemente para silenciar unos
fusiles.
Cuando afirmamos que la patria boba sigue, lo prueba la
inexistencia de gobierno, solo se ejecutan decretos emergentes que afianza la
dictadura. Si ayer no se pudo, aun se podrá quebrarle la cabeza al rezago
español en cuerpo ajeno que, por doquier un pueblo con poder le llena de
memoriales de agravio por la inconformidad latente de la ingobernabilidad. Esos
memoriales que circundan la patria tienen que acudir al nuevo imperio criollo
hasta su destitución sin necesidad de floreros, solo con la lucha del poder
popular.
El país sigue dividido profanando leyes, generando negocios
para las elites. Los cambios de poder cada cuatrienio generan imaginarias
posturas que perfilan imaginarias diferencias, pero reales violencias y terror
para producir miedos como en el pasado, asesinando patriotas, etnias, afros,
campesinos, líderes y vulnerables. Si en
la patria boba vimos trampas, odios, mentiras, ambiciones, racismos,
persecuciones, galimatías, tramoyas, que podemos decir ante lo que hoy vemos.
Los mismo y aún peor. Nuestro congreso son los padres de la patria, ayer fueron
estultos que transmitieron con lujo sus vicios, además de la incapacidad para
gobernar con probidad.
En la patria boba florecieron los insultos que continuaron su
racha con cada mandatario de turno. Ayer como hoy cada retorico discurso ante
el pueblo se llena de asombro con tanta mentira del ejecutor y los ejecutores
de los colapsos sociales que conllevan a llevar a cabo sendas proclamas de
rechazo, cual memorial de agravios donde Camilo Torres dejo patentado los
principios de igualdad y equidad que se pisotean polarizando y politizando al
país negándose su desarrollo.
Nuestra historia social y política se ha convertido desde la
susodicha independencia y posterior conformación republicana en escenarios de
privilegios para determinadas elites, escenario donde la hegemonía familiar ha
mantenido el poder entorpeciendo la convivencia social con actos de represiones
e imposiciones cual pasado de la patria
boba, con Las mismas ideologías de antaño que con otros actores han estado al
frente, cuyos objetivos han generado proyectos y procesos de poder,
crucificando la sociedad. Hoy seguimos teniendo una nación frágil, una nación
silenciada y soñada por los apetitos burocráticos por leyes y reglamentaciones
administrativas blindando los beneficios y los privilegios de una minoría
exclusivista como los banqueros y el poder económico.
Al unísono del devenir histórico han germinado heridas que
no cierran, pero el mayor dolor es el delirio sin esperanza que viene
discurriendo al vaivén de los años de una nación anquilosada, al vaivén de unas
voces olvidadas de unos lideres silenciosos que lucharon con ardor de patria
para despojar el colonialismo al querer dar vida a una independencia efímera.
Hoy estamos sumidos en medio de la encrucijada, tratando de repuntar nuestras
voces al interior de una rebeldía anidada en el corazón humano no obstante la
democracia fracturada.
Ante la obligada crisis social, la sociedad sin porvenir, la
absorbe una eternidad impúdica donde solo una rebelión unida la puede sacar de
su laberinto donde nazca la verdadera república, donde no haya extraños seres
invisibles que adquieran la identidad arrebatada. La sociedad corre sin rumbo
pierde sentido, se llena de angustia existencial. Cada ser humano muere en el mundo vacío sin
sus derechos, sin sus deseos de sentir la vida. Ante la encrucijada social, el
hombre pierde la memoria, pierde la vivencia de
la historia, carece del hablar y del obrar libre, está abandonado por una
ingobernabilidad que lo ha llevado a ese paroxismo político, a ese incierto
panorama controlado por pretensiones universalistas. El continuismo de la
patria boba se perpetua gracias a la complicidad de la sociedad, que se deja
llevar por el engranaje social y político haciéndole perder sus ideales, sus
deseos de lucha y sus rebeldías con causa.
Las realidades humanas se pierden en el vacío dantesco, pues
gobiernan unas jerarquías todopoderosas, sin democracia real, sin evolución
social y política y menos aún espiritual. Digamos que la sociedad de hoy se
sumerge en una lucha silenciosa con el convenio de un pasado. El gobernante
contemporáneo no genera esperanza, solo incertidumbre, dividiendo para
gobernar, para eliminar la reflexión crítica y el pensamiento libre,
esgrimiendo falacias económicas y políticas y dogmas espirituales muy por fuera
de la verdad evangélica.
Los políticos de hoy
y otros dirigentes sociales debieran aprender del proceso político evangélico
de Jesús quien no estaba de acuerdo con ninguna clase de fronteras ni
divisiones A la Tradición espuria le sigue los pasos la patria boba, como
también la falta de identidad y de conciencia de su historia. Seguimos bajo los
influjos, delineamientos y los perfilamientos del colonialismo, donde se sigue
destacando la mentira de los funcionarios estatales, donde seguimos viviendo
los estigmas de una nación sentida y olvidada por los dirigentes, un país
globalizado pues este elemento no es nuevo, de un neoliberalismo factor para
seguir acumulando fortunas.
Urge, que la sociedad con disciplina política reúna las
raíces independientes, incorporando movimientos sociales que despejen la maraña
impuesta por las elites. No se puede permitir que se siga gobernando con
justificaciones que buscan enmendar los errores de una gobernanza fallida. No
se puede seguir esgrimiendo apatía y falta de resistencia ante las injusticias,
ante el imperio de la ingobernabilidad. No obstante, el hombre cree y comprende
que sus anhelos no son imposibles, cuando una dinámica humanista se cierne
sobre la sociedad con la arremetida de pensamientos libres y críticos que
emergen con luz propia para alcanzar todo derecho, toda realidad de un mundo
sin desiguales, sin invisibles. Pero aun subsistiendo la apatía, dirá el hombre
nuevo como lo dijo Jesús en su silencio en la cruz...Perdónales porque no sabe
lo que hacen...
Es cierto que hasta la fecha los grupos gobernantes impulsan
medidas propias de un modelo político y económico pero lo que han buscado es
sepultar la sociedad en una encrucijada donde no se observan alternativas que
permitan vivir un desacuerdo con la realidad. Vivimos la encrucijada debido a
los modelos financieros inicuos, imprevistos, desajustados, dominado por
carteles y corrupción a granel donde la impunidad sigue siendo el centro de la
justicia heredada.
El estado, con todos
sus estamentos se encuentra en una encrucijada general con incidencia profunda
en la vida nacional, por unos partidos que sucumben en el odio y la
incapacidad. Estas afectaciones llegan
con fuerza en especial para aquellos sectores más vulnerables, golpeados por
los bajos salarios, por los asfixiantes tributos, por la pobreza, por la
ausencia de trabajo, de salud, de
respeto a campesinos, a pensionados, a los presos, a los maestros, al
medio ambiente, a los líderes comunitarios, a la mujer. Este escenario recorre
nuestros días con igual o peor dureza.
Los valores y
principios que se pregonan, se ocultan con la perversidad de tantas
cortinas de humo, de tantas contradicciones impresas en los decretos sin firma
o en aquellos que violan los derechos al tenor de la Corte Constitucional, por
inexequibles. Colombia siempre ha estado
jugando a la patria boba de allí, los conflictos, juntas por doquier,
constituciones que violan y se vuelven trizas juntamente con los acuerdos de
paz, enfrentamientos entre federalistas y centralistas, confusos periodos de
gobierno, guerras civiles, elecciones con fraudes, candidatos con órdenes de
captura.
Que salen elegidos en
procesos ilegales, compras de votos, regímenes de terror, desacuerdos
políticos. La historiografía no termina en medio de falaces interpretaciones al
son de dictadura, autoritarismo y ocultismo, Sin Bagatelas ni Toros de Fucha,
medios de información revolucionarios.
El impulso de
populismos ideológicos, hace apología a un postconflicto donde pasan
desapercibidas la superación de las tragedias sociales, los levantamientos
populares que en nada fortalece la democracia participativa porque no existe
pues se desconocen las formas de lucha social.
Este devenir catastrófico se ha venido alimentando de un pasado
republicano que sigue ejerciendo acciones opresoras. Un gobierno ni ninguna
institución social o política puede someter a los más vulnerables, a los más
necesitados, exigir a recoger las migajas que les sobran a los poderosos. Todos
somos iguales, con igualdad de condiciones ante un mundo de todos y para todos.
Se está fuera de la encrucijada cuando gobiernos e
instituciones públicas y privadas dispongan los capitales con dimensión social,
con equidad. La ciencia social se basa
en principios, por lo tanto, no es dable aceptar como a la sociedad se le
engaña con dogmas políticos. Es perversa la aptitud de los líderes económicos,
políticos y espirituales y los partidos políticos que buscan dogmas
alternativos para disuadir las realidades, sus causas verdaderas, sus orígenes
ancestrales, que solo buscan preservar las prebendas recibidas y en especial el
poder que es lo que tanto embruja, tanto apasiona, tanto embriaga. La tierra seduce,
el dinero enceguece y mata.
La cosmovisión
social, dolorosa ante las injusticias sociales evidentes, no se pueden tapar
con sofismas, con teorías falaces, con mentiras de tecnócratas de la economía y
la política que distraen la realidad con índices, con proyecciones, con
estadísticas sin fundamento social. En
la patria boba hubo irrespetos a la oposición del pueblo cuando este se
pronunciaba por los despotismos y las desigualdades, evento que hoy sigue en
curso., como también sigue en curso el asesinato de líderes revolucionarios
comuneros que defendieron y defienden la conciencia guerrera que cada uno en su
época, plasmaron actos heroicos con la bravura propia de sus ideologías y su
espíritu patrio.
Una encrucijada se diluye cuando todos, sin excepción, en la
sociedad asuman toda gestión viendo, juzgando y actuando con responsabilidad.
Asumiendo todo compromiso viviendo con amor y transparencia, juzgando sin
impunidad y con misericordia, actuando con criterio y solidaridad y verdad,
sacando de la política las realidades sociales.
Se rompió el velo con una monarquía, se dio paso a una república, no sin
antes haberse gestado luchas comuneras, pero no se logró desmontar la
mentalidad criolla quien se atempero ideológicamente en una continua
encrucijada pasando por la patria boba hasta nuestros días, callando todo
intento y toda proclama de cambio. La fallida nueva república abanderada con
otros poderes, con otros caudillos dio continuidad ideológica. Bolívar en la carta de Jamaica había predicho
la decadencia y avizoró climas e intereses opuestos, ímpetus tiránicos y un
relajamiento de principios y valores.
La encrucijada republicana impuso procesos de conquista para
llegar a la conformación republicana mediante luchas internas sin sentido
republicano pues degenero un caudillismo con
divisiones e indecisiones internas. Todo este devenir constitucional y
republicano y los partidismos engendraron la patria boba hoy vigente con los
enfrentamientos que condujeron al encuentro de formas de gobierno y de dominio,
todavía en curso. La patria boba es la
radiografía de la conformación republicana que perdura con reformas, con
constituyentes y muchos otros adefesios jurídicos.
Cuando las instituciones públicas acometen estas
encrucijadas sin límites, se contagian las instituciones privadas y
organizaciones sociales de distintos ordenamientos, acrecentando la deplorable
encrucijada que dejo la patria boba también por la querencia de un federalismo,
que hoy se busca revisar su aplicación ante un centralismo voraz. Recordar el
pasado nos permite saber de dónde venimos y quienes hicieron en lo posible la
instauración republicana en ciernes.
Esta conmemoración
histórica no pretende hacer homenajes, sino exaltar el terror del pasado,
revisando la cuota de sangre de los patriotas sacrificados, terror que todavía
nos acompaña. Al país no le pueden mentir. EL oprobioso sistema centralista es
quien dirige a su acomodo el manejo de regalías y demás recursos económicos que
se reparten con miseria con los departamentos de la federación. Nada de lo
expuesto aquí sobra, todo exceso exalta el suceso republicano.
La medula social
sufre una cósmica afectación con el correspondiente malestar a la integridad de
ese tejido social a los derechos de la comunidad. El país se encuentra sumergido
en una catastrófica encrucijada por parte de los tres grandes poderes, amén de
otros menores, que cada día empuja más y más al país a la debacle, bajo
sofismas de distracción que ocultan la realidad. La encrucijada revive la gran
tramoya sociopolítica, la armazón de esa trapisonda que saben inspirar a
quienes le apuestan a agitar las oleadas ruidosas en medio de alianzas que
distraen la dogmática ideológica para que vivamos el gran retroceso social con
el apoyo de una impunidad salvaje que recicla todas las actuaciones tenebrosas.
¿Como reciclar?
Creando cambios culturales donde impere la solidaridad, donde impere la libertad de decidir, donde impere la
objeción de conciencia, la desobediencia civil , acabando con el clientelismo e
impidiendo el populismo, acabando con el
nepotismo, depurando los elegidos
ilegales para cargos públicos, ejerciendo control a los partidos políticos y a
los movimientos sociales, derrotando el caudillismo, fomentado el cogobierno y el control estatal por medio de movimientos de la sociedad
civil, imponiendo como sanción que todo funcionario que cometa
actos o delitos de cualquier orden sean depuestos de sus cargos por siempre. Amén de otra parte que no se
fusile, ni se desconozca el espíritu del contrato social constitucional, ni la
justicia. La politización ha sido y será el más abominable ejercicio corrupto
de justicia y gobierno que vinieron de un imperio fugaz.
Menos política y más
gestión social que de vida a un país sin patria boba ni estado fallido. Ayer
fueron los imperios coloniales que se apoderaron de las tierras. Hoy las
tierras siguen siendo de nadie en cuanto que no les pertenecen a los
campesinos, pero por obra y gracia de la ingobernabilidad y la carencia de
justicia, esas tierras están en poder imaginarios conocidos por el silencio
estatal. Los entramados y las tramoyas de gobierno confusas y dilatorias, son
un retrato vigente de los oprobios que vivimos, razón por la cual insistimos
que la patria boba nos gobierna.
La encrucijada viene imponiendo además un elemento satánico
... El miedo persuasivo que encadena represión contra quienes se rebelan contra
un estado de alzada que busca defender sus bienes. De qué sirve al país estar
plagado de leyes, de proclamar una democracia, pero llena de vacíos de justicia,
de violados derechos humanitarios, de ingobernabilidad. Estos vacíos son focos
de corrupción, de falencia de ética y moral, de la carencia de sentido
humanista que dignifique la dignidad destrozada. Por más que se ultraje la
sociedad, jamás se podrán eliminar las ideas de liberación, la crítica, la
denuncia y la gesta revolucionaria., pero en especial aquel derecho tutelado,
denominado el derecho de rebelión, el derecho del pueblo.
Digamos como lo predijo una vez, un pensador... La historia
se repite.... Primero con tragedias, segundo con farsas. A pesar de los
acontecimientos y las grandes dificultades sociales y políticas que se han
afrontado por las herencias coloniales, construir nación no ha sido nada en
concreto y las desordenadas ideologías son un laberinto en la encrucijada de
nación soñada y de una justicia sin balanza para no comprometerse. El pueblo es
reo de las ficciones de un estado que con retorica soñada no responde a las
soluciones y a las dudas de su gobernabilidad. Con mágicas cortinas de humo
siempre se está justificando diciéndole al país que todo marcha, pero cual
patria boba en medio de una economía naranja que no ha sido ni ha madurado por
acciones simbólicas, estériles, políticamente esquizofrénicas, carecen de todo
altruismo de gobierno.
marsblawyer@gmail.com
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