Para finales de 2019, pensar el futuro de Bolivia era una
quimera, el fascismo hacía gala de todo su rencor y voracidad, masacraba,
desmontaba y rapiñaba la creación de 14 años históricos desde la llegada de los
españoles a esa tierra generosa en riquezas minerales, agrícolas, humanas y
culturales. Poco a poco la resistencia popular a la dictadura fue creciendo y
organizándose, y esos pueblos indígenas, con toda su dignidad ancestral,
asumieron el protagonismo que permitió acorralar al gobierno golpista y
decadente de Jeanine Añez. Ahora, Bolivia comienza a vivir el tiempo de la
recomposición con objetivos claros, ganar el gobierno en las urnas y hacer la
revolución plurinacional.
La cruel sangría de la que Europa se ha alimentado desde
1492, parece eterna, pero los pueblos del Abya Yala (América), superando la
adversidad, se niegan a desaparecer y resurgen día a día, desafiando la muerte,
que desde la funesta llegada de los conquistadores y colonizadores ha generado
millones de fallecidos*.
Bolivia, con las, aproximadamente, cuarenta etnias indígenas
que la habitan, ha sido sobreviviente de excepción a esta tragedia venida de
occidente. Sus pueblos, aimaras, quechuas y guaraníes, resurgieron como el ave
Fénix, a través de la desgracia y la miseria capitalista y los intentos de
etnocidios perpetrados por una minoría blanca que nunca dejo de mirar al
extranjero para visualizar su futuro.
Desde la asunción de Evo Morales como presidente, la
realidad de la sociedad boliviana se fue modificando y el país conocido como,
el de mayor pobreza de América del Sur, paso a ser el de mayor crecimiento en el
Producto Interno Bruto (PIB), llegando a registrar un crecimiento de 2,86% al
tercer trimestre de 2019, quedando segundo en el continente, antes del nefasto
Golpe de Estado dado por los incompetentes que desde hace nueve meses usurpan
el gobierno.
Para el mes de marzo de este año, la Central Obrera
Boliviana (COB) aprobó un Pliego Petitorio, que contemplaba un alza del salario
mínimo nacional del 15 por ciento, sobre el de 2019 que había subido a 2.122
bolivianos (305 dólares), esta petición se encontraba enmarcada en una
situación, que luego del desbarajuste económico producido por la administración
de facto, quedo totalmente desfasada.
A esta crisis del poder adquisitivo de los trabajadores, se
suman los datos aportados por el último informe del Instituto Nacional de
Estadística (INE) de Bolivia, que indica que, 5 de cada 100 habitantes de las
ciudades en edad de trabajar, se encontraba sin empleo en el último trimestre
de 2019. La tasa de desocupación expresaba que, en el primer trimestre de 2019
se ubicaba en 6,04%, en el segundo era del 4,89%, en el tercero era de a 4,29%,
volviendo a incrementarse en los tres últimos meses de 2019.
Con el correr del año 2020, el impacto generado por las
consecuencias de la pandemia del Covid-19, agravaron el contexto económico y
social, abriendo una incertidumbre sobre las condiciones en las que quedaría el
país una vez superada la peste.
En el informe ¿Quién paga la cuenta?”, publicado por la Ong
Oxfam* (Oxfam Intermón en España), se especifica que, en América Latina, tras
convertirse en el epicentro de la pandemia Covid-19, la desigualdad económica,
pone en peligro la calidad de vida y los derechos sociales de la ciudadanía,
ampliando la brecha entre los más ricos y los sectores más vulnerables de la
sociedad.
El documento menciona la necesidad de tomar medidas fiscales
que graven tanto la riqueza individual, como la de las grandes transnacionales.
La ONG estima que, por no tomar medidas de este tipo, “América Latina perdería
113 .400 millones de dólares en ingresos fiscales este año debido a la
COVID-19, cantidad que equivale al 59 % del gasto en salud pública de la
región”.
El dilema que genera el poder hacer o no la cuarentena como
medida preventiva para evitar la expansión del virus, pone a la población ante
la disyuntiva de, o quedarse en casa y pasar hambre, o arriesgarse y salir a
intentar ganarse la vida.
La organización Intermón Oxfam indica que, este cuadro de
desigualdad, se verifica en la enorme economía informal de la región y la falta
de redes de cobertura social “la fortuna de los 73 milmillonarios de América
Latina aumentó en 48.200 millones de dólares desde el comienzo de la pandemia”.
Mientras, los hospitales, y la situación de un gran número de personas se
encuentra al borde del colapso”, señala, y plantea que de aplicarse un impuesto
al patrimonio neto entre el 2% y el 3,5% con un millón de dólares exento, “los
Gobiernos latinoamericanos podrían recaudar al menos 14.260 millones de
dólares, 50 veces más de lo que ahora podrían estar aportando a las arcas
públicas”
En Bolivia, durante la gestión del presidente Evo Morales el
informe “World Ultra Wealth Report” *del banco suizo U.B.S, advertía que para
el 2013 en el país, existían alrededor de unos 205 “súper millonarios” que
acumulaban una fortuna total de 25.000 millones de dólares, situación que
propiciaría la visita del director gerente para mercados emergentes del banco
suizo UBS Jorge Mariscal a Santa Cruz de la Sierra, el 13 de diciembre de 2013.
Estos datos resultan de suma importancia a la hora de
comprender que, pese a todo lo echo durante los últimos años, el tema de la
desigualdad social depende de una revolución que consagre los derechos de los
sectores vulnerables y jerarquice a la producción y el trabajo asalariado,
fortaleciendo al Estado con el aporte ineludible de los sectores parasitarios
que durante siglos se han enriquecido a costa de la nación.
Con estos elementos sobre la mesa, podemos comprender que lo
que está en juego en Bolivia y en el resto del Abya Yala, no es la formalidad
de la democracia representativa republicana, sino el destino de millones de
personas que han sido expulsadas a condiciones infrahumanas de vida por la
avaricia y mezquindad de un puñado de especuladores que siempre se han
mantenido con sus privilegios sobre la realidad de la mayoría de la sociedad.
El Golpe de Estado en Bolivia, fue orquestado sobre los presupuestos
de lo que podría venir con la propagación de la pandemia y la oligarquía y sus
secuaces, especularon con que ella jugaría a su favor para desmovilizar a las
masas que reaccionarían ante las consecuencias que deberían afrontar, y la
utilizaron para hacer propaganda populista y para aprovechar las posibilidades
de ayuda internacional orquestando, como siempre, negocios para su beneficio.
El ex presidente Evo Morales manifiesta en un Twitter “La
Asamblea Legislativa sancionó la Ley que garantiza elecciones en Bolivia con un
plazo, una fecha límite, definitiva, impostergable, que blinda de posibles
chicanas con garantes internacionales; y lo que es más importante: evitará una
nueva masacre.”
En el supuesto caso de que el ejecutivo promulgue la ley y se
concrete la fecha del 18 de octubre de 2020 como la de las próximas elecciones,
el rol del movimiento popular, tanto del Movimiento Obrero como de los
Movimientos Sociales, será trascendental.
El gobierno de facto encabezado por Jeanine Áñez, no ha demostrado
ser un gobierno que piensa en su transitoriedad, aprobó el decreto supremo
4.232, que autoriza la utilización de semillas genéticamente modificadas
(transgénicas) en los cultivos de maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soja.
La norma, fue aprobada y publicada en la Gaceta Oficial de Bolivia amparándose
en la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus y ante la necesidad
de obtener alimentos en menos tiempo y con rendimientos superiores.
También acudió al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al
Banco Mundial (BM) para un crédito concesional de 320 millones de dólares y
genero sin pasar por la Asamblea Legislativa decisiones que comprometen el
futuro del país y cambios en el modelo económico, decisiones sobre la
explotación y tenencia de tierras y concesiones mineras en favor de grandes
empresarios.
Legal y teóricamente un gobierno de ‘transición’ es para
convocar a elecciones y no para adoptar medidas estratégicas.
La administración transitoria de facto, debería dejar de
perseguir a los dirigentes sociales, “Denunciamos que organizaciones
sindicales, dirigentes sociales y del MAS-IPSP somos víctimas del terrorismo de
Estado a dos meses de comicios. Tras detención de Wilson Cáceres, en Santa
Cruz, detuvieron ilegalmente por motivos políticos a exgobernador del #Beni,
Alex Ferrier”, denuncia el dirigente Evo Morales, al tiempo que el viceministro
del Ministerio del Interior, Javier Issa, confirmaba las órdenes de aprehensión
contra los “instigadores de bloqueos”, Leonardo Loza, Juan Carlos Huarachi y
Andrónico Rodríguez.
Además, tendría que mandar a la Asamblea Legislativa un
proyecto de Ley de Amnistía para liberar a todos los presos y presas políticos
y dejar de elucubrar medidas prescriptivas contra el MAS-IPSP o sus candidatos.
En conclusión, la iniciativa hoy, está en manos del pueblo
movilizado y sus organizaciones de base, con su unidad han demostrado que más
allá de la represión, pueden transformar la situación del país, su disciplina y
convicción los han convertido en protagonistas indiscutibles de la política en
Bolivia y confirmado que jamás serán furgón de cola de la burguesía, porque la
visión del Estado Plurinacional es superior a los anquilosados esquemas de la
república burguesa.
El acto electoral, será una instancia de batalla más, en la
lucha por el Poder, desde los Cabildos, los Movimientos Sociales y las
Centrales Obreras y Mineras, serán los verdaderos garantes de que la Dictadura
llegue a su fin y que, con el próximo Gobierno Popular, se pueda construir una
síntesis superadora, que, con la experiencia y los logros acumulados en todos
los años de gestión de Evo Morales, se avance en la lucha contra la
desigualdad, desaparezca la pobreza y se instaure un Estado Plurinacional con
fuerte presencia indígena y con plena Justicia Social.
Notas:
* La escuela de Berkeley, da la cifra de entre 90 a 112
millones de indígenas en el Abya Yala, pero nuevos estudios manifiestan que en
el continente existían unos 80 millones de habitantes hacia 1492. De esta
cantidad, las tres cuartas partes (unos 65 millones), corresponderían al
territorio que luego fue Hispanoamérica. Concentrando el imperio Inca, cerca de
30 millones, y el mexica unos 20 millones; siglo y medio después, este total se
había reducido de manera dramática a cinco millones; lo que representa la
desaparición de 60 millones de indígenas, unos 400 mil cada año.
*https://www.oxfamintermon.org/es
*https://universomillonarios.blogspot.com/2013/12/bolivia-tiene-205-super-ricos-con-una.html
rotundointernacional2020@gmail.com
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