Por Rolando Prudencio Briancon:
Son tiempos de paradojas los que vivimos en un mundo que
hasta hace poco se sentía orgulloso de estar globalizado, a diferencia de hoy
cuando cada uno de los habitantes del planeta vive encerrado en su casa.
Claro que Cuba que por siempre estuvo aislada del mundo,
encerrada -si prefieren- tenía que hacer la diferencia, como lo ha hecho desde
que triunfó la Revolución; pero además por su innata condición
INTERNACIONALISTA, es que no podía ser contradictoria esa su concepción con la
convicción que tiene de darse al mundo, a la humanidad, compartiendo lo que
tiene, y no lo que le sobra.
Esta convicción fue también asumida por parte de quienes;
sin ser cubanos sentían que existen ataduras que no se pueden romper como los
nombramientos, y que son de otra naturaleza las que unen como fueron las que
unieron a ella y al Che, quien sin ser cubano la sentía y llevaba en lo más
hondo de su ser, de un pueblo que sentía que también era suyo.
Son estas convicciones las que han inspirado a la Revolución
cubana, como a quienes la defendieron, la forjaron y la consagraron como Fidel
y Raúl; y hoy Miguel Diaz, que en esta ecuménica emergencia sanitaria han
ratificado que nunca Cuba estuvo aislada, sino que la aislaron.
Pero por más que así la mantuvieron, otra de las enseñanzas
del internacionalismo que practican los cubanos, es también la generosa actitud
de no guardar resentimientos alguno contra ningún país; es más ni siquiera
contra los mismos EE.UU., que es el más desesperado en derrumbar la Revolución.
Claro que ¡ojo!, no son los ciudadanos norteamericanos
quienes mantienen esa actitud agreste contra Cuba; sino los gobiernos de cada
uno de los inquilinos de la Casa Blanca -exceptuando de algún modo a Obama- que
cada vez en la ONU votan, junto a Israel porque se mantenga en embargo.
Es en ese sentido que hoy Cuba no sólo que le regalado una
vacuna a la humanidad para esta pandemia, como es el Interferón alfa b2, sino
que aparte de haber recibido al crucero MS Braemar con 1073 pasajeros, varado
en altamar por la amenaza del COVID-19 hace días atrás, hoy ha decidido romper
por mutuo propio el bloqueo, asistiendo a una casi una veintena de países, para
atender y asesorar a países que han solicitado su cooperación.
¿Cuál es entonces la enseñanza que quedará, en medio de este
desconcierto mundial de no saber que le deparará de aquí en adelante el
porvenir por esta pandemia? La enseñanza que siempre trasmitió Cuba, y que el
mundo tengo la seguridad que asumirá, que es con su ejemplo, que sólo la
solidaridad es lo que nunca quedará infectada por un virus más indestructible
como es el egoísmo.
prudenprusiano@gmail.com
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