sábado, 25 de abril de 2020

Caleidoscopio pandémico Parte (II)

Por Raúl Isman:

Cosas veredes.
Lo peor de las pestes no es que mata a los cuerpos,
 sino que desnuda a las almas y
 ese espectáculo suele ser horroroso.
Albert Camus. Escritor Francés.

En los presentes garabatos analizaremos las enseñanzas y prácticas políticas y sociales que permiten comprender (mínimamente)la pandemia de corona virus que escaló en apenas dos meses a la condición de padecimiento global con más de cien mil muertos; cifras verificables en todo el orbe por apenas un día. A la siguiente jornada las cifras se verán fuertemente incrementadas. Recurriremos al ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, personaje de dudosa autenticidad; ya que no sólo es un personaje ficcional, sino que también la frase que habría pronunciado no puede leerse en todo lo largo de la magistral novela escrita por Miguel de Cervantes Saavedra. O sea que en dos circunstancias se verifica la condición falsa (trucha) de la existencia del ilustre caballero, quién en tiempos más modernos recorría ¿imaginariamente? el orbe junto a su fiel escudero, Sancho Panza. Tras el álgido tour le dijo a su lugarteniente otra vez la frase citada: cosas veredes (¡huy lo que hay que ver!).


¿Qué habían visto escudero y caballero? Hubo una escena- se podría decir dantesca- en la cual militares de las fuerzas unidas de U.S.A. cavaban fosas comunes en una isla neoyorkina. También bomberos neoyorkinos recorrían las viviendas y le preguntaban a los dueños si no tenían un muerto insepulto en su morada solariega. Habida cuenta del carácter marcadamente cosmopolita de la ciudad mencionada resta imaginar la presencia entre tantos bomberos de uno argentino que preguntase ¿no hay un fiambre para arrojar lejos de casa? No podía ponerse en escena de modo más espectacular la enorme afinidad del capitalismo nazi germano con el usamericano. En ambos casos el valor de la persona humana queda reducido al de una fuerza productiva sometida al desgaste del proceso laboral y de valor estadístico, o sea a escombros. La reducción de las víctimas a un dato numérico en el marco del gran espectáculo de la T.V. globalizada completa la labor. En el caso de los campos de concentración del nazismo admite los mismos fenómenos de despersonalización que en los vistos hace muy poco. Y cuando ocurrió la quiebra final del nazismo, las imágenes |(¿qué valdrán o no más de mil palabras?) de las víctimas se convirtieron también en alimento para la espectacularización de los terribles sucesos que se vivieron. Está muy claro que entre el capitalismo yanqui y el nazi hay mucha afinidad basada en el común terreno de la explotación para los trabajadores en el terreno propio y el imperialismo impiadoso en lo externo.

La siguiente visión de Don Quijote fue la de tres jefes políticos, que se afanaban por minusvalorar la importancia de la epidemia de corona virus. Es un simple resfriadito, aducía Jair Mesías Bolsonaro muy diestro presidente del Brasil. Algo similar rebuznaba el presidente de la gran democracia del norte, el pato Donald Trump. El premier del Reino Unido, Boris Johnson, llevó al extremo la actitud común de los tres de subestimar el mal que se despliega sobre la humanidad y contrajo la enfermedad, ganándose un periodo de vacaciones en la terapia intensiva de un hospital londinense. El rubio premier conservador también desarrolló ausentes argumentos para desestimar la peligrosidad del virus. Indudablemente se trata de mucho más que personalidades desquiciadas o exóticas. Han construido una identidad que se basa en postergar las medidas favorables a los pueblos, al tiempo que se profundiza la regresión en lo referente a la distribución del ingreso, todo ello puesto en el sacro altar del crecimiento económico. La economía resulta brutalmente subordinante del resto de las actividades humanas. En estas orientaciones neoliberales, en particular la liquidación de las perspectivas de salud pública resulta claramente una orientación estratégica.

Por cierto, que no les va mejor a los cultores del neoliberalismo en nuestra América, sean ellos originarios o laderos por traición a las perspectivas dominantes. Recientemente la ciudad ecuatoriana de Guayaquil se halló bajo la amenaza de quedar hundida bajo una oleada de cadáveres insepultos.  Pero tales avatares no fueron observador por el caballero andante y su paciente escudero; al fin de cuentas partícipes de una visión pro-metrópolis. Llegado es el tiempo de observar lo ocurrido sobre nuestro territorio, que también se ve conmovido por la pandemia ya tantas veces mencionada.

Si nuestra geolocalización puede decirse que es un sitio de contradicciones, puede afirmarse que en este punto lo es más aún. Nuestros observadores comentaron con enorme entusiasmo lo conmovedor que resultaba que todas las noches, a las 21 horas, se verifica una sonora y entusiasta manifestación de adhesión para la labor principalmente del personal médico. No disminuyó el entusiasmo popular cuando trascendió que en varios edificios de la ciudad fueron amenazados… médicos por los aterrorizados vecinos padecientes por miedo a la pandemia. ¿Pueden ser los mismos vecinos? 

Parece ser que sí, lo cual agranda la contradicción en la mencionada percepción. No hay dudas de la contradicción flagrante entre vecinos que elogian la solidaridad al tiempo que no la practican. Por otra parte, un nuevo tipo de contagio parece surgir en nuestro territorio, el que padecen profesionales y trabajadores de la salud. En varios hospitales y sanatorios aparecieron brotes entre los gladiadores que pugnan por poner a salvo a la población de las garras del corona virus.Nos ahorraremos la mención pormenorizada de los casos para preguntarnos por la cuestión decisiva. Si una sociedad no puede garantizar el cuidado de sus destacamentos médicos. ¿Cómo podría proveer al cuidado de la salud en medio de la pandemia?

Lo más significativo, en nuestra opinión, es que el poder económico ha abandonado su rol de observador pasivo para asumir una actitud mucho más activa para intentar desgastar y eventualmente deponer al gobierno nacional y popular. Una vez más se verifican corridas al dólar, convertido en oscuro objeto de idolatría para sectores “bien pensantes” en destacamentos de nuestras clases medias que ya se preparan para legitimar a sectores que vehiculizan proyectos neoliberales.

Desde el punto de vista institucional, el gobierno se encuentra con el parlamento sin funcionar, habida cuenta que todas las instancias legislativas cumplen con la cuarentena. Una iniciativa- que debe tratarse indefectiblemente en el legislativo por imperio constitucional- es la que planea sancionar un impuesto a las grandes fortunas. Es un instituto legal de extrema justicia, además de lo urgente que resulta porque gran parte de la población se halla amenazada por un recrudecimiento del empobrecimiento casi sin precedentes. El gobierno está más convencido que nunca de la necesidad de agilizar la gestión lo más posible. Y una decisión impositiva sólo la puede votar el congreso, como ya se dijo. 

Por ello, la vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner, se presentó ante la Corte Suprema de justicia para que autorice (legalice) una sesión “parlamentaria” en la que cada legislador desde donde se encuentre pueda intervenir en el debate y sufragar por la ley. No hay dudas que el espíritu de la ley convalidaría la posibilidad de sesionar. Y que el apego formal a la legalidad puede tirar por la borda la sanción del instituto que allegaría recursos para qué el estado continúe con la actual intervención a favor de los más humildes. La totalidad del espectro político se ha jugado claramente; contra la ley casi todo lo que fue cambiemos y el peronismo derechoso. 

El frente de todos y aliados, a favor de la iniciativa. Pronto se sabrá el desenlace que se presenta incierto, entre otras cosas, por lo inédito de las circunstancias en que se dará la votación. Hay que concluir que el grueso de ls redacción constitucional se realizó en el siglo XIX, cuando no había ni automotores ni aviones y menos aún computadores e internet. Puede notarse que en el debate en realidad se verifica el rumbo que adoptará la nación en el futuro inmediato y no una cuestión puramente formal y procedimental.

Pese a que mucho tránsito vehicular se halla proscripto y que las fuerzas de seguridad patrullan el cumplimiento de la cuarentena automotriz, supone de modo asordinado que era desusado el ritmo de automotores que surcaban las calles por la ciudad. ¿Cuál era la causa de tantos osados que salían a atravesar las vías urbanas? ¿Trabajos semiclandestinos? ¿Deseos de contemplar bucólicamente los paisajes ciudadanos? ¿Despuntar el vicio de manejar? ¿Restaura el vínculo automotor-jinete motorizado? En un chat que sostuve con una amiga psicoanalista (los atribulados ciudadanos de este país no podemos ni tomar un café y hasta pretenden despojarnos del mate) me aventuró la hipótesis que el incremento vehicular se debía a amantes recientes que no preferían abstenerse de degustar encuentros muy fogosos. Inclusive me citó el caso de una paciente suya Aliandra (casada con otro hombre distinto al que se aprestaba a desnudar) que fue convocada por su amante Perseo a un encuentro tórrido en un departamento de su propiedad que ambos habían recorrido a satisfacción.

El caballero la mandó a buscar por su chofer y se dispuso a pasar una nueva mañana de placeres. Las cosas discurrieron por los canales previstos hasta que Aliandra, gratificada por una gran cantidad de orgasmos, decidió retribuirle con un fellatio que ella imaginaba de atmosfera cálida, placentera y prodigiosa. Y fue taxativamente así hasta que sobrevino un accidente no irreparable. Repentinamente ambos estallaron en un alarido estremecedor. El atravesó un orgasmo soñado, al punto que la mujer fue estremecida por lo que luego supo que era un esguince de mandíbula. El susto recibido no impidió que siguieran practicando los placeres eróticos por varios años más y se verificó literalmente el principio religioso que “hasta que la muerte los separe”.

Por otra parte, se dio una vez más que el erotismo hunde sus placenteras garras en la comprensión de que todo clivaje que desgarre a la humanidad lo hace porque las tentaciones eróticas se articulan con lo más sentido por los humanos. Más se convencen los hombres de la necesidad de no sucumbir a las tentaciones sexuales y más recaerán fatalmente en ellas.  Por cierto, que una de las divisiones fundamentales de la humanidad se verifica sobre la libre accesibilidad a los placeres eróticos y tal contradicción al menos cuenta con la misma centralidad que los enfrentamientos de clase.

Durante la primera veintena del mes de abril tuvimos la ocasión de observar acontecimientos paradigmáticos de los grandes clivajes que sacuden al mundo contemporáneo, tales como fueron la presentación de la propuesta de pago argentina para la deuda externa y el envío de un avión de la empresa estatal de aviación aerolíneas argentinas para traer a suelo patrio un cargamento de insumos hospitalarios para hacer frente a la pandemia. Durante la presentación de la propuesta de pago el ministro el ministro de economía Martín Guzmán recibió por parte de la ceocracia de los fondos buitres un trato al lado del cual el brindado por parte de los señores esclavistas a sus explotados resultaba un océano de respeto y tolerancia.

La contradicción países centrales-países oprimidos es la fundamental en nuestro mundo y el ministro supo responder con calma, pero también con firmeza que, para la Argentina, nación soberana, no existen posibilidades de mejorar la propuesta. Y pocos días después la Argentina fortaleció su posición anunciado el impago de un bono. Por otra parte, una nación soberana debe contar con un aparato económico estatal para fortalecerse. Y no depender de las potencias hostiles para acometer las diversas iniciativas productivas que se le presenten eventualmente al país. Además, la presente iniciativa fue realizada con China, hoy potencia mundial, pero hace más de medio siglo fundadora del movimiento de país no alineados.  La aeronave realizo en cincuenta y cinco horas el largo ida y vuelta para volver satisfecha por la eficiente tarea desarrollada, pero también gozando del emotivo reconocimiento popular. Es de imaginar que una empresa privada no logra jamás tal reconocimiento popular, en razón que su racionalidad se basa en criterios puramente económicos.

La temática pandémica no abandonado ni por medio segundo la permanencia en los escaparates mediáticos. De hecho, quedó configurada una verdadera cadena nacional de radiodifusión privada en la cual los periodistas y conductores debieron afanarse para presentar contenidos que resultaren relevantes a la hora de atraer la atención de las audiencias. Y en ello tal vez los hechos casuales hayan sido más numerosos que los intencionales. Por ejemplo, el día que se cumplió un mes del comienzo de la cuarentena (20 de abril del 2020) las imágenes de un noticiero en el cable mostraban la llegada de pasajeros a una terminal ferroviaria, circunstancia en la que con un elemento casi desconocido eran medidos en su fiebre. Los hombres que eran sometidos a la revisión semejaban negativos de una vieja película, lo cual fue rápidamente convertido en imágenes de un ejército por periodistas dispuestos siempre a la caza de novedades diversas para atraer el inasible rating. Presentar un grupo de trabajadores como parte de un ejército sólo puede ocurrir frente al continuum televisivo que atirroba infatigablemente a la pobre audiencia.

Por último, nociones fundamentales de la sociedad humana quedan profundamente modificadas y resignificadas en medio de la radical transformación conceptual de los tiempos que vivimos. Así ocurre con igualdad y desigualdad sometidas a la corrosión pandémica. Se agudiza la desigualdad, al tiempo que la solidez de las estructuras sociales semeja moco. Cualquier ocupante de estratos altos puede desbarrancarse antes que cante un gallo hacia las profundidades más insondables. Por otra parte, las inestables condiciones de la dominación social hacen que el menos favorecido de los habitantes de los suburbios más pobres sueñe con que radicalmente cambie su suerte. Por ello se agiganta el legado de Karl Marx, quién hace casi dos siglos afirmó hace casi dos que el futuro de la lucha de clases era el triunfo de una de las clases en pugna o el hundimiento de las clases beligerantes. ¿Será el futuro inmediato y posible la desaparición por medio de las causas citadas por el sabio de Treveris de la civilización capitalista? Sin dudas que este debate
Continuará.

raulisman@yahoo.com.ar
Docente y escritor


0 comentarios:

Publicar un comentario