Cosas veredes.
Lo peor de las pestes no es que mata a los cuerpos,
sino que desnuda a
las almas y
ese espectáculo suele
ser horroroso.
Albert Camus. Escritor Francés.
En los presentes garabatos analizaremos las enseñanzas y
prácticas políticas y sociales que permiten comprender (mínimamente)la pandemia
de corona virus que escaló en apenas dos meses a la condición de padecimiento
global con más de cien mil muertos; cifras verificables en todo el orbe por
apenas un día. A la siguiente jornada las cifras se verán fuertemente
incrementadas. Recurriremos al ingenioso
Hidalgo Don Quijote de la Mancha, personaje de dudosa autenticidad; ya que no
sólo es un personaje ficcional, sino que también la frase que habría
pronunciado no puede leerse en todo lo largo de la magistral novela escrita por
Miguel de Cervantes Saavedra. O sea que en dos circunstancias se verifica la
condición falsa (trucha) de la existencia del ilustre caballero, quién en
tiempos más modernos recorría ¿imaginariamente? el orbe junto a su fiel
escudero, Sancho Panza. Tras el álgido tour le dijo a su lugarteniente otra vez
la frase citada: cosas veredes (¡huy lo que hay que ver!).
¿Qué habían visto escudero y caballero? Hubo una escena- se
podría decir dantesca- en la cual militares de las fuerzas unidas de U.S.A.
cavaban fosas comunes en una isla neoyorkina. También bomberos neoyorkinos
recorrían las viviendas y le preguntaban a los dueños si no tenían un muerto
insepulto en su morada solariega. Habida cuenta del carácter marcadamente
cosmopolita de la ciudad mencionada resta imaginar la presencia entre tantos
bomberos de uno argentino que preguntase ¿no hay un fiambre para arrojar lejos
de casa? No podía ponerse en escena de modo más espectacular la enorme afinidad
del capitalismo nazi germano con el usamericano. En ambos casos el valor de la
persona humana queda reducido al de una fuerza productiva sometida al desgaste
del proceso laboral y de valor estadístico, o sea a escombros. La reducción de
las víctimas a un dato numérico en el marco del gran espectáculo de la T.V.
globalizada completa la labor. En el caso de los campos de concentración del
nazismo admite los mismos fenómenos de despersonalización que en los vistos
hace muy poco. Y cuando ocurrió la quiebra final del nazismo, las imágenes
|(¿qué valdrán o no más de mil palabras?) de las víctimas se convirtieron
también en alimento para la espectacularización de los terribles sucesos que se
vivieron. Está muy claro que entre el capitalismo yanqui y el nazi hay mucha
afinidad basada en el común terreno de la explotación para los trabajadores en
el terreno propio y el imperialismo impiadoso en lo externo.
La siguiente visión de Don Quijote fue la de tres jefes
políticos, que se afanaban por minusvalorar la importancia de la epidemia de
corona virus. Es un simple resfriadito, aducía Jair Mesías Bolsonaro muy
diestro presidente del Brasil. Algo similar rebuznaba el presidente de la gran
democracia del norte, el pato Donald Trump. El premier del Reino Unido, Boris
Johnson, llevó al extremo la actitud común de los tres de subestimar el mal que
se despliega sobre la humanidad y contrajo la enfermedad, ganándose un periodo
de vacaciones en la terapia intensiva de un hospital londinense. El rubio
premier conservador también desarrolló ausentes argumentos para desestimar la
peligrosidad del virus. Indudablemente se trata de mucho más que personalidades
desquiciadas o exóticas. Han construido una identidad que se basa en postergar
las medidas favorables a los pueblos, al tiempo que se profundiza la regresión
en lo referente a la distribución del ingreso, todo ello puesto en el sacro
altar del crecimiento económico. La economía resulta brutalmente subordinante
del resto de las actividades humanas. En estas orientaciones neoliberales, en
particular la liquidación de las perspectivas de salud pública resulta
claramente una orientación estratégica.
Por cierto, que no les va mejor a los cultores del neoliberalismo
en nuestra América, sean ellos originarios o laderos por traición a las
perspectivas dominantes. Recientemente la ciudad ecuatoriana de Guayaquil se
halló bajo la amenaza de quedar hundida bajo una oleada de cadáveres
insepultos. Pero tales avatares no
fueron observador por el caballero andante y su paciente escudero; al fin de
cuentas partícipes de una visión pro-metrópolis. Llegado es el tiempo de
observar lo ocurrido sobre nuestro territorio, que también se ve conmovido por
la pandemia ya tantas veces mencionada.
Si nuestra geolocalización puede decirse que es un sitio de
contradicciones, puede afirmarse que en este punto lo es más aún. Nuestros
observadores comentaron con enorme entusiasmo lo conmovedor que resultaba que
todas las noches, a las 21 horas, se verifica una sonora y entusiasta
manifestación de adhesión para la labor principalmente del personal médico. No
disminuyó el entusiasmo popular cuando trascendió que en varios edificios de la
ciudad fueron amenazados… médicos por los aterrorizados vecinos padecientes por
miedo a la pandemia. ¿Pueden ser los mismos vecinos?
Parece ser que sí, lo cual
agranda la contradicción en la mencionada percepción. No hay dudas de la
contradicción flagrante entre vecinos que elogian la solidaridad al tiempo que
no la practican. Por otra parte, un nuevo tipo de contagio parece surgir en
nuestro territorio, el que padecen profesionales y trabajadores de la salud. En
varios hospitales y sanatorios aparecieron brotes entre los gladiadores que
pugnan por poner a salvo a la población de las garras del corona virus.Nos
ahorraremos la mención pormenorizada de los casos para preguntarnos por la
cuestión decisiva. Si una sociedad no puede garantizar el cuidado de sus
destacamentos médicos. ¿Cómo podría proveer al cuidado de la salud en medio de
la pandemia?
Lo más significativo, en nuestra opinión, es que el poder
económico ha abandonado su rol de observador pasivo para asumir una actitud
mucho más activa para intentar desgastar y eventualmente deponer al gobierno
nacional y popular. Una vez más se verifican corridas al dólar, convertido en
oscuro objeto de idolatría para sectores “bien pensantes” en destacamentos de
nuestras clases medias que ya se preparan para legitimar a sectores que
vehiculizan proyectos neoliberales.
Desde el punto de vista institucional, el gobierno se
encuentra con el parlamento sin funcionar, habida cuenta que todas las
instancias legislativas cumplen con la cuarentena. Una iniciativa- que debe
tratarse indefectiblemente en el legislativo por imperio constitucional- es la
que planea sancionar un impuesto a las grandes fortunas. Es un instituto legal
de extrema justicia, además de lo urgente que resulta porque gran parte de la
población se halla amenazada por un recrudecimiento del empobrecimiento casi
sin precedentes. El gobierno está más convencido que nunca de la necesidad de
agilizar la gestión lo más posible. Y una decisión impositiva sólo la puede
votar el congreso, como ya se dijo.
Por ello, la vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner,
se presentó ante la Corte Suprema de justicia para que autorice (legalice) una
sesión “parlamentaria” en la que cada legislador desde donde se encuentre pueda
intervenir en el debate y sufragar por la ley. No hay dudas que el espíritu de
la ley convalidaría la posibilidad de sesionar. Y que el apego formal a la
legalidad puede tirar por la borda la sanción del instituto que allegaría
recursos para qué el estado continúe con la actual intervención a favor de los
más humildes. La totalidad del espectro político se ha jugado claramente;
contra la ley casi todo lo que fue cambiemos y el peronismo derechoso.
El frente de todos y aliados, a favor de la iniciativa.
Pronto se sabrá el desenlace que se presenta incierto, entre otras cosas, por
lo inédito de las circunstancias en que se dará la votación. Hay que concluir
que el grueso de ls redacción constitucional se realizó en el siglo XIX, cuando
no había ni automotores ni aviones y menos aún computadores e internet. Puede
notarse que en el debate en realidad se verifica el rumbo que adoptará la
nación en el futuro inmediato y no una cuestión puramente formal y
procedimental.
Pese a que mucho tránsito vehicular se halla proscripto y
que las fuerzas de seguridad patrullan el cumplimiento de la cuarentena automotriz,
supone de modo asordinado que era desusado el ritmo de automotores que surcaban
las calles por la ciudad. ¿Cuál era la causa de tantos osados que salían a
atravesar las vías urbanas? ¿Trabajos semiclandestinos? ¿Deseos de contemplar
bucólicamente los paisajes ciudadanos? ¿Despuntar el vicio de manejar?
¿Restaura el vínculo automotor-jinete motorizado? En un chat que sostuve con
una amiga psicoanalista (los atribulados ciudadanos de este país no podemos ni
tomar un café y hasta pretenden despojarnos del mate) me aventuró la hipótesis
que el incremento vehicular se debía a amantes recientes que no preferían
abstenerse de degustar encuentros muy fogosos. Inclusive me citó el caso de una
paciente suya Aliandra (casada con otro hombre distinto al que se aprestaba a
desnudar) que fue convocada por su amante Perseo a un encuentro tórrido en un
departamento de su propiedad que ambos habían recorrido a satisfacción.
El caballero la mandó a buscar por su chofer y se dispuso a
pasar una nueva mañana de placeres. Las cosas discurrieron por los canales
previstos hasta que Aliandra, gratificada por una gran cantidad de orgasmos,
decidió retribuirle con un fellatio que ella imaginaba de atmosfera cálida,
placentera y prodigiosa. Y fue taxativamente así hasta que sobrevino un
accidente no irreparable. Repentinamente ambos estallaron en un alarido
estremecedor. El atravesó un orgasmo soñado, al punto que la mujer fue
estremecida por lo que luego supo que era un esguince de mandíbula. El susto
recibido no impidió que siguieran practicando los placeres eróticos por varios
años más y se verificó literalmente el principio religioso que “hasta que la
muerte los separe”.
Por otra parte, se dio una vez más que el erotismo hunde sus
placenteras garras en la comprensión de que todo clivaje que desgarre a la
humanidad lo hace porque las tentaciones eróticas se articulan con lo más
sentido por los humanos. Más se convencen los hombres de la necesidad de no
sucumbir a las tentaciones sexuales y más recaerán fatalmente en ellas. Por cierto, que una de las divisiones
fundamentales de la humanidad se verifica sobre la libre accesibilidad a los
placeres eróticos y tal contradicción al menos cuenta con la misma centralidad
que los enfrentamientos de clase.
Durante la primera veintena del mes de abril tuvimos la
ocasión de observar acontecimientos paradigmáticos de los grandes clivajes que
sacuden al mundo contemporáneo, tales como fueron la presentación de la
propuesta de pago argentina para la deuda externa y el envío de un avión de la
empresa estatal de aviación aerolíneas argentinas para traer a suelo patrio un
cargamento de insumos hospitalarios para hacer frente a la pandemia. Durante la
presentación de la propuesta de pago el ministro el ministro de economía Martín
Guzmán recibió por parte de la ceocracia de los fondos buitres un trato al lado
del cual el brindado por parte de los señores esclavistas a sus explotados
resultaba un océano de respeto y tolerancia.
La contradicción países centrales-países oprimidos es la
fundamental en nuestro mundo y el ministro supo responder con calma, pero
también con firmeza que, para la Argentina, nación soberana, no existen
posibilidades de mejorar la propuesta. Y pocos días después la Argentina
fortaleció su posición anunciado el impago de un bono. Por otra parte, una
nación soberana debe contar con un aparato económico estatal para fortalecerse.
Y no depender de las potencias hostiles para acometer las diversas iniciativas
productivas que se le presenten eventualmente al país. Además, la presente
iniciativa fue realizada con China, hoy potencia mundial, pero hace más de
medio siglo fundadora del movimiento de país no alineados. La aeronave realizo en cincuenta y cinco
horas el largo ida y vuelta para volver satisfecha por la eficiente tarea desarrollada,
pero también gozando del emotivo reconocimiento popular. Es de imaginar que una
empresa privada no logra jamás tal reconocimiento popular, en razón que su
racionalidad se basa en criterios puramente económicos.
La temática pandémica no abandonado ni por medio segundo la
permanencia en los escaparates mediáticos. De hecho, quedó configurada una
verdadera cadena nacional de radiodifusión privada en la cual los periodistas y
conductores debieron afanarse para presentar contenidos que resultaren relevantes
a la hora de atraer la atención de las audiencias. Y en ello tal vez los hechos
casuales hayan sido más numerosos que los intencionales. Por ejemplo, el día
que se cumplió un mes del comienzo de la cuarentena (20 de abril del 2020) las
imágenes de un noticiero en el cable mostraban la llegada de pasajeros a una
terminal ferroviaria, circunstancia en la que con un elemento casi desconocido
eran medidos en su fiebre. Los hombres que eran sometidos a la revisión
semejaban negativos de una vieja película, lo cual fue rápidamente convertido
en imágenes de un ejército por periodistas dispuestos siempre a la caza de
novedades diversas para atraer el inasible rating. Presentar un grupo de
trabajadores como parte de un ejército sólo puede ocurrir frente al continuum
televisivo que atirroba infatigablemente a la pobre audiencia.
Por último, nociones fundamentales de la sociedad humana
quedan profundamente modificadas y resignificadas en medio de la radical
transformación conceptual de los tiempos que vivimos. Así ocurre con igualdad y
desigualdad sometidas a la corrosión pandémica. Se agudiza la desigualdad, al
tiempo que la solidez de las estructuras sociales semeja moco. Cualquier
ocupante de estratos altos puede desbarrancarse antes que cante un gallo hacia
las profundidades más insondables. Por otra parte, las inestables condiciones
de la dominación social hacen que el menos favorecido de los habitantes de los
suburbios más pobres sueñe con que radicalmente cambie su suerte. Por ello se
agiganta el legado de Karl Marx, quién hace casi dos siglos afirmó hace casi
dos que el futuro de la lucha de clases era el triunfo de una de las clases en
pugna o el hundimiento de las clases beligerantes. ¿Será el futuro inmediato y
posible la desaparición por medio de las causas citadas por el sabio de
Treveris de la civilización capitalista? Sin dudas que este debate
Continuará.
raulisman@yahoo.com.ar
Docente y escritor
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