Las imágenes de la toma de posesión de Lacalle Pou recorren
al mundo. Uruguay es uno de los países de democracia (liberal agregamos) mejor
reconocidos. No nos corresponde juzgar las intenciones de otros seres humanos.
Sí los hechos de los que somos protagonistas. El pensamiento del título no es
de ningún marxista, sino… de Franklin D. Roosevelt, famoso presidente de
Estados Unidos (1933-1945). Mientras tanto en los períodos pre electorales, los
candidatos de la coalición multicolor, han “descubierto” la pobreza y la
indigencia. Pero las cifras de este Uruguay - el país más igualitario de la
región- son concluyentes.
En estado de indigencia en 2006 estaba el 1.40% de la
población, mientras que en 2018 había descendido al 0.10%. Y el de pobreza, en
2006 estaba el 32.50% de la población y en 2018, el 8.10%. Estos seres humanos,
tan necesitados de lo más elemental, ¿son libres? Pero aún más, sin llegar a
tales extremos, los necesitados para vivir de la ocupación que ofrecen las
patronales privadas, o aún el Estado capitalista, que ni siquiera garantiza a
sus ciudadanos muchas veces el derecho de la vida (salud, alimentación,
vivienda) ¿son libres?
Con seres humanos tan limitados en su libertad, ¿se puede
construir una democracia? La democracia es el gobierno del pueblo. Y para que
haya una verdadera democracia, tienen que ser todos los seres humanos libres.
El acto de traspaso del mando presidencial, fue respetuoso y
a la vez lamentable. No se invitó a presidentes por no ser “demócratas” (Díaz
Canel, Maduro, Ortega), pero si a Bolsonaro, Piñera, y otros de conductas anti
democráticas. Y es ése el hecho político del día.
El discurso de Lacalle no es creíble para la clase
trabajadora y las clases y sectores populares, como no lo son los que le hacen
los mandados al imperialismo y a la oligarquía. Y del hecho de que hayan
festejado muchos uruguayos, gran parte de ellos humildes, no puede concluirse
que haya habido una fiesta democrática por lo ya expuesto. Sí ya queda claro que el pueblo -empezando
por el más culto políticamente- y las organizaciones políticas, sociales,
sindicales que se oponen a ser servidoras fieles del imperialismo y de la
oligarquía, deben comenzar a resistir para no perder los derechos logrados y
conquistar otros, como lo están haciendo, por ejemplo, los pueblos de Chile y
de Brasil.
(1) Cita
extraída de “Breve historia del neoliberalismo” de David Harvey. 2005
jlui@vera.com.uy
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