Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:
Como una suerte de bestia hibrida bicéfala, en que una de
sus cabezas es la de Dios y la otra de un sheriff del lejano oeste de las
películas que protagonizaba John Wayne a mediados del siglo pasado, William
Barr, fiscal general de Estados Unidos desenfundó su revólver para aplicar la
justicia divina que todo dirigente imperial estadounidense cree tener para
juzgar a cualquier persona sobre la tierra que no se arrodille ante la fuerza
letal de su superior estupidez.
El caso no pasaría de ser una anécdota más dentro de la
continuada, insensata e ineficaz política de sanciones que estados Unidos
aplica contra 37 países en el mundo si no fuera porque William Barr un
frustrado agente de la CIA, cuya mayor ambición era llegar a ser Director
general de esa agencia de inteligencia, tiene antecedentes en esto de
dictaminar fantasiosas acusaciones sin pruebas, para después, moviendo su
segunda cabeza ofrecer recompensa por la vida de cualquier jefe de Estado.
Barr que en la CIA trabajó en la oficina de asuntos de
China, siendo asesor legal de la Casa Blanca, en tiempos del presidente George
H.W. Bush creó los instrumentos “legales” para justificar la invasión a Panamá,
el asesinato de cientos de civiles y la captura del General Manuel Antonio
Noriega, comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Panamá. En este caso
ofreció un millón de dólares de premio por la captura del líder panameño.
En esa ocasión, Barr argumentó por escrito que el FBI podría
ingresar en cualquier país sin autorización de su gobierno para detener un
fugitivo buscado por la justicia de Estados Unidos por cargos de narcotráfico o
terrorismo, incluso violando el derecho internacional.
Años después el mismo Barr, ya como Fiscal General Adjunto,
durante el mismo gobierno, en el año 1991 dio justificación legal a la invasión
de Estados Unidos en Irak. No fue en esta ocasión, pero posteriormente, durante
la segunda guerra del golfo en 2003, Washington ofreció 25 millones de dólares
por Saddam Hussein y 15 millones por cada uno de sus dos hijos.
De la misma manera, ofrecieron un millón de dólares por
Muamar Gadafi en 2011 previo a su captura y muerte cuando la sicópata perdedora
en las últimas elecciones de Estados Unidos sonriendo dijo “Fuimos, vimos y él
murió” haciéndose cargo publica e impúdicamente del asesinato del jefe de
estado Libio.
Visto desde esta perspectiva, se podría asegurar que la
invasión de un país por Estados Unidos puede ser antecedida por el ofrecimiento
de una recompensa monetaria por la captura del jefe de Estado.
De ese tamaño es la declaración del comunicado de este
asesino serial que funge como fiscal general de Estados Unidos. En esa
perspectiva, esta acusación contra el presidente de Venezuela, 11 funcionarios
públicos y dos asalariados del gobierno de Estados Unidos debería ser tomada
como una declaración de guerra, si se considera que la única posibilidad de
“resolver” exitosamente este problema, es venir a buscar al presidente con una
fuerza militar poderosa que no escatima en causar gigantescas pérdidas de
inocentes vidas humanas, como lo atestiguan los casos de Panamá, Irak y Libia.
En estos dos casos además hoy, 17 y 9 años después respectivamente, siguen
muriendo ciudadanos como consecuencia de las invasiones de Estados Unidos y la
OTAN.
En la rueda de prensa que hizo Barr en la que como juez
divino no aportó ninguna prueba y ante la pregunta de una periodista dijo que
este era el mejor momento, en medio de la pandemia para hacer este anuncio,
respondió que: "Este es el mejor momento porque los venezolanos necesitan
un Gobierno capaz de afrontar la pandemia”
Evidentemente se confundió de país, debió decir en realidad:
"Este es el mejor momento porque Estados Unidos necesita un Gobierno capaz
de afrontar la pandemia”. Es sabido que a través de la historia, siempre que
Estados Unidos afronta una crisis interna, recurre a una acción internacional
para ocultar la situación a su fácilmente engañable opinión pública.
En el momento de escribir este artículo en Venezuela hay 107
contaminados, 31 recuperados y un fallecido, esto significa 4 casos por cada
millón de habitantes, una tasa de mortalidad de 0,009 y una tasa de
recuperación de 28,09%. Al mismo tiempo, en Estados Unidos hay 82.201 casos,
428 recuperados y 1.174 fallecidos que representan 252 casos por millón de
habitantes, una tasa de mortalidad de 1,43% y una tasa de recuperación de
0,52%. ¿Quién necesita un gobierno capaz de afrontar la pandemia, señor agente
frustrado de la CIA?
Pero, en el trasfondo esta noticia que pretende trasladar el
centro de atención mundial del desastre producido por la ineptitud de Trump y
su gobierno en el manejo de la pandemia intenta ocultar dos problemas mucho
mayores.
El primero, el desprestigio casi terminal del gobierno de
Colombia, que ante el total desenmascaramiento de los incesantes hechos de
corrupción que brotan todos los días, el resguardo cotidiano de los
paramilitares como fuerza de choque de reserva de las fuerzas armadas, la
incapacidad para solucionar los grandes problemas sociales se ha venido a sumar
el vínculo directo de Álvaro Uribe e Iván Duque con el narcotráfico como
vehículo para ganar las elecciones y sostenerse en el poder.
El segundo aún peor: el tema central de controversia en la
campaña electoral de Estados Unidos es el tema de la salud, en casi todos los
demás y en especial el de la política exterior, republicanos y demócratas
tienen casi plena coincidencia.
El eje de la confrontación electoral es el tema de la salud,
y cuando Trump se acercaba a una segura victoria en noviembre, el coronavirus
se ha atravesado en su carrera, pudiendo llevarla a una pasmosa derrota.
Incluso, quien con mayor radicalidad ha planteado la necesidad de una profunda
reforma de la salud ha sido Bernie Sanders, insistiendo en la incapacidad del
sistema de salubridad pública para prestar atención a la mayoría de los
ciudadanos. Y lo dijo antes de la aparición del coronavirus. Lamentablemente,
la vida le dio la razón, y digo lamentablemente porque han fallecido más de mil
ciudadanos que con los dos meses que dio China para prepararse y la gran
cantidad de recursos que tiene el país hubieran podido salvarse.
Ahora Trump, conociendo su país pretende comprar los votos
de los atribulados estadounidenses a quienes les quieren llenar el bolsillo de
un dinero que no saben si van a poder usar porque a lo mejor antes estarán
muertos.
El coronavirus puede hacer renacer a Bernie Sanders de las
cenizas, disputar y vencer a Joe Biden e incluso al mismo Donald Trump. Hasta
ahora han fallecido 1.174 ciudadanos estadounidenses, no se sabe cuántos más lo
harán, pero el coronavirus pudiera ser la tumba política del presidente de
Estados Unidos.
Entonces, su imperial reacción natural es agredir, es
invadir, es amenazar suponiendo que la generación de terror derivará en su
sobrevivencia política y en su mantenimiento en el poder. No hay intimidación
alguna contra el liderazgo del país que pueda impedir que Venezuela salga
adelante, derrote el coronavirus y avance hacia un futuro luminoso.
Estados Unidos declaró la guerra, Venezuela debería
responder con la misma dureza, utilizando todos los instrumentos que concede la
Constitución para actuar en condiciones de guerra. Ello lamentablemente
ocasionará alteraciones en la vida política interna, pero debe saberse que es
eso lo que proponen quienes claman por una intervención militar y por el
incremento de las sanciones.
Esta situación me hizo recordar el año 1820 cuando Bolívar
para evitar que siguiera produciéndose muerte y destrucción, a pesar de tener
virtualmente ganada la guerra, aceptó negociar con el jefe español Pablo
Morillo. Éste, pensando que los patriotas lo hacían por debilidad pretendió
imponer condiciones. La respuesta del Libertador fue contundente: “Si V.E.,
adelanta sus posiciones, pensando venir a dictar las condiciones de este
armisticio, yo aseguro a V.E. que no lo aceptaré jamás y que V.E. será
responsable ante la humanidad y su nación, de la continuación de esta
sangrienta lucha, cuyo resultado final será la emancipación de toda la América,
o su completo exterminio, si aún se puede someterla”.
MUY IMPORTANTE COMO REFERENCIA HISTÓRICA,E ILUSTRA LA DECADENCIA DEL IMPERIO NORTEAMERICANO, NUESTRO PUEBLO ESTA PREPARADO PARA ENFRENTAR CUALQUIER INTENTO DE INTERVENCIÓN,LA INQUEBRANTABLE FIBRA REVOLUCIONARIA Y EL PROFUNDO AMOR POR LA PATRIA, LA INDEPENDENCIA Y LA LIBERTAD.
ResponderEliminarMe gustó,Así se habla camarada ni un paso atrás, patria o muerte, venceremos
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