Por Jorge Aniceto Molinari:.
Es muy común en estos días de fines del 2019 oír hablar o
leer sobre que existe una grieta en la sociedad por “el accionar de los
partidos políticos”. Entonces surgen los comedidos en solucionar este tipo de
problema “coyuntural” por la vía de hablar, de pactar, de ponerse todos de
acuerdo en que con buena voluntad esto se soluciona. Chile parecería ser el
ejemplo más paradigmático y a la vez más preocupante.
Ergo quien no está a tono con esta máxima, se está poniendo
fuera del sistema haciendo de su accionar la grieta. Parte de una falacia muy
trabajada desde los medios empresariales de difusión, de que el sistema es un
hecho de la realidad y no se puede cambiar. Entonces proponer el cambio en
beneficio de la gente es anti sistema, y eso nos advierten, el pragmatismo de
la vida nos indica que “no se puede”.
Ahora se da una primera contradicción, la que indica la
consigna del sí se puede que tiene como objetivo, que si se puede encauzar a
todos dentro del sistema. Tiene a su
favor que los que pretendemos defender los intereses generales de la población
y en particular los de la población trabajadora, al administrar –el
capitalismo, que es lo que hay para administrar- somos cómplices de errores y
horrores que rápidamente son capitalizados por quienes tienen como objetivo
preservar los bienes y las acciones de los sectores privilegiados del
capitalismo. Y cuando los errores no existen tienen los medios para crearlos
artificialmente y hacerlo pasar como tales. El ejemplo Lula parecería ser el
más gráfico.
En síntesis la derecha nos dice “si se puede” conservar lo
que tenemos y no se puede abrir una grieta para hacer de los que no tienen una
forma de cuestionar todo el sistema, este sistema es bueno, nos dicen y los
errores que el comete son humanos, por eso todo intento de hacer otro sistema
ha fracasado, o está fracasando, y esto haciendo caso omiso al proceso que vive
el capitalismo en el mundo, que está
haciendo que su centro sea China y su entorno, gobernada por el Partido
Comunista y liderando el libre comercio mundial en contraposición a EE.UU. con
su economía amurallada.
En este mar de absurdos se nos dice por ejemplo: “pero China
es capitalista no es comunista”, como si hoy todavía no se entendiera que los
modos de producción no son modelos que se adquieren en el comercio del ramo,
sino procesos que vive la humanidad en la que los modos de producción, que se
suceden a lo largo de la historia, nacen, se desarrollan, llegan al límite de
su capacidad y comienzan un proceso de desaparición que puede llevar siglos
pero que comienza con la necesaria muerte de su predominancia, que es lo que
hoy está ocurriendo con el modo de producción capitalista. Y que en China en
medio de su crecimiento –reconocido por todos- ni siquiera ha comenzado, aún
con los índices formidables que marcan el progreso de su pueblo, y el éxito de
una revolución socialista que nació en medio de marcas sociales donde
normalmente existían las hambrunas y el analfabetismo, y enormes carencias
sanitarias y habitacionales.
Ahí está el origen de la grieta, la necesidad que tiene hoy
la humanidad de dar muerte a la predominancia del capitalismo y abordar un
programa que permita a la humanidad toda abrir el desarrollo hoy contenido por
la incapacidad cada vez más generalizada en la rentabilidad de las inversiones
en la predominancia actual del modo de producción del capitalismo.
O como analizara Carlos Marx, la baja tendencial en la tasa
general de ganancia del modo de producción capitalista cuando este predomina y
en su expansión abarca todo el planeta. Y como contra partida la acumulación
monstruosa de capitales en los paraísos fiscales sin posibilidades reales de
invertirse con rentabilidad. Entonces la válvula de escape: el incremento de la
guerra y su industria y de todas las lacras sociales que asolan a la humanidad,
lo cual provoca una tragedia aún mayor.
Podríamos abrir todo un capítulo de análisis para estudiar
cómo ha llegado China a la posición actual y como se han dado en su seno las
distintas corrientes de pensamiento que han tenido un vasto escenario como en
todo el desarrollo de las distintas revoluciones sociales de esta época. Si,
llegamos a la conclusión de que ni el propio Lenin hubiera soñado con un
desarrollo revolucionario como el que lideran los chino encabezando el
capitalismo y el libre comercio en el mundo, ya estaría trabajando en el
programa de esta etapa del mundo que se viene y que no tiene como objetivo
proponer el desarrollo de una economía estatizada, sino liberar la economía
mundial para que en su desarrollo comience a generalizar los derechos
fundamentales de las masas.
Objetivo de masas, tarea primordial en esta época,
plenamente realizable, y pudiendo poner a full el aparato productivo de la
humanidad.
¿Y entonces por dónde empezar?: por la moneda y los
impuestos y para ello generar la voluntad política que tenga como objetivo
tomar el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para que desde su
seno se generen las políticas que la humanidad reclama imperiosamente en medio
de una grieta que se agranda en forma constante.
¿Existe otra posibilidad?: NO y las políticas de
acrecentamiento de la guerra están jugando al borde de una tragedia mayor, que
la humanidad tiene herramientas para cambiar de inmediato.
¿Qué nos duele?: la inercia de la sociedad, de sus partidos,
de sus intelectuales, que cuando se habla de estos temas parecen entrar en un
limbo donde lo que interesa es lo inmediato, el cargo, el negocito, lo
individual.
¿Es posible cambiar esta realidad en el mundo de las ideas?
Si, sin duda y los ejemplos se viene dando a diario, pero aún como expresiones
aisladas, y la necesidad no es administrativa es ideológica, y va de una punta
a otra de toda la sociedad.
Un mundo mejor es posible dice la consigna central del Foro
Social Mundial. Ese mundo posible no puede ser en contra posición al hoy
existe, sino ayudando a la predominancia del modo de producción actual a morir
en paz, desarrollando el aparato productivo, que hoy está trabado por el
agostamiento de la tasa general de ganancia y la imposibilidad de invertir todos
los capitales que se acumulan, con rentabilidad. No se puede repartir y dar de
nuevo como se pensaba en los primeros tiempos del cristianismo: el Jubileo.
sipagola@adinet.com.uy
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