Por Humberto Tompiz Valles:
El fin del ciclo del neoliberalismo salvaje, impulsado por
el Consenso de Washington, abre una serie de interrogantes a los movimientos y
partidos identificados con la economía política del trabajo de América
Latina. Tal circunstancia abre muchas
interrogantes y sobre todo, un mundo de ilusiones para los desposeídos de este
continente En los nuevos gobiernos que están emergiendo de la debacle
ne0olibertal salvaje, pareciera dibujarse un ciclo de esperanzas humanitarias.
El progresismo encabezado por figuras señeras como Hugo
Chávez Frías se caracterizó por concretar la valorización de los recursos
naturales y de la fuerza de trabajo periféricos, más una política exterior
antiimperialista; variables geoeconómicas que el neoliberalismo salvaje se
propuso desvalorizar y aniquilar hasta límites inimaginables. El proceso de valorización citado más la
puesta en agenda de la utopía socialista, fueron un trago demasiado amargo paro
el capital imperialista que se propuso destruir por todos los medios esta
osadía progresista de la periferia latinoamericana.
El progresismo nacionalista liderado por el comandante
Chávez, se afinco en una serie de determinantes geológicas favorables, tales
como; el auge de las llamadas comodities, la caída tendencial de la tasa de
ganancia del capitalismo central y la emergencia económica del Grupo
Shanghái-BRICS. Sin embargo, este primer progresismo, al no proponerse ir más
allá de los límites del capitalismo, profundizando la primarizacion de sus
economías, fue alcanzado por las draconianas leyes de la acumulación del
capital. Cuando las clases trabajadores exigieron mayores niveles de consumo,
el progresismo nacionalista se agrietó, al no poder satisfacer las desmandas
del consuno popular. Los cantos de sirena del neoliberalismo salvaje volvieron
a ser oídos por las masas pobres del continente, y así, electoralmente o por
golpes blandos, el primer progresismo nacionalista fue perdiendo el poder
político en varios países de la región.
Indudablemente, el neoliberalismo salvaje ha sido exitoso en
Latinoamérica a juzgar por su largo periodo de permanencia en el poder, desde
la entronización de la dictadura de Pinochet en Chile en 1973, hasta los
recientes acontecíamos en el Cono Sur que han decretado su muerte en las calles
de Ecuador y Chile. Pidiéramos afirmar que actualmente asistimos dos procesos
de liquidación política: al del primer progresismo nacionalista y al del
neoliberalismo salvaje pinochetista.
Frente a estos dos cadáveres insepultos, es necesario
preguntarse hacia donde se dirigirán los gobiernos paridos por la debacle
neoliberal salvaje y del progresismo nacionalista. Los indicadores
socioeconómicos salidos de los estertores del progresismo nacionalista, así
como las recientes declaraciones de los gobernantes recién electos como la
formula Fernandez-Fernandez de Argentina, hacen presuponer que la ilusión de
salir de los linderos del capitalismo neoliberal en esta parte del mundo es
“sueños de virgen loca”, es decir, la redención social de la clase trabajadora
va a tener que seguir esperando por tiempos mejores. Tal aseveración la hacemos
por cuanto el progresismo nacionalista como sus nuevos exponentes, tienen como
sustento geopolítico el Grupo Shanghái-BRICS, y de esta manera, la suerte del
progresismo latinoamericano quedará sujeta al proceso de acumulación de capital
del eje euroasiático.
La crisis estructural de la capital reflejada objetivamente
en la caída de la tasa de ganancia del capitalismo occidental, desde la octava
década de la pasada centuria, ha encontrado en los países liderados por China,
un refugio para revertir la tendencia decadente de la tasa de ganancia,
aprovechándose de la baratura de la mano de obra china y de los demás países emergentes.
Hoy el capital productivo generador de plusvalor está localizado en el Sur, lo
que impone una transición hegemónica del Atlántico Norte al Pacífico y la
región euroasiática.
Sin embargo, las leyes de la acumulación del capital que
obligaron al capital noratlántico a emigrar hacia China y hacia otros mercados
emergentes, comenzaron a operar también en el proceso de acumulación de capital
sino –ruso, decretando en éste la llamada "enfermedad japonesa". En
otras palabras, la gran inversión en capital constante buscando el incremento
de la productividad de la mano de obra, lo que significa un aumento bestial de
la composición orgánica del capital, comienza a surtir efecto en la economía
china, con su consabida caída de la tasa de ganancia. En consecuencia, la
voracidad de este capitalismo por los recursos naturales, más el interés de
hacerse de estos recursos de la manera menos costosa posible, empujan al
capital chino a disputarle al capital occidental anglo-yanqui-sionista, las
riquezas naturales en todo el escenario planetario. La transición hegemónica
hacia el Pacífico es la concreción de dos capitalismos que se enfrentan por su
propia supervivencia.
En atención a lo expuesto, podemos afirmar que el Consenso
Shanghái-BRICS, apostará fuertemente por los recursos naturales de
Latinoamérica, ofertando una agenda política para instaurar gobiernos en la
región defensores de un neoliberalismo izquierdista/progresista, cuyos perfiles
principales serán los siguientes:
1.-Defensa a ultranza del capitalismo como sistema económico
final de la humanidad.
2.-Poltica exterior antiimperialista dirigida a desbancar a
USA y al dólar como hegemones del capitalismo mundial.
3.-Profundizacion de la división clásica internacional del
trabajo con la reprimerizacion económica de América Latina.
4.-Desvalorizacion de los recursos naturales de la región,
mediante la aniquilación de la renta del suelo internacional defendida por el
progresismo nacionalista.
5.-Se decretan condiciones fiscales, ambientales y laborales
totalmente a favor de los capitales venidos del eje euroasiático.
6.-Endeudamiento a profundidad con el capital sino-ruso
7.-Alianza militar con el eje sino-ruso
8.-Abrir los países al mundo de las cripto monedas.
9.-Establecimietno de tasa de cambios diferenciales como
medio de atrapar la renta internacional generada por la exportación de
naturaleza.
10.-Mantenimifetno de la desvalorización del salario hasta
límites desconocidos en la acumulación mundial del capital,
11.-Permisibilidad frente a procesos hiperinflacionarios
como medio de expropiación de las clases trabajaderas.
12.-Poltica asistencialista esporádicas o paños calientes a
la infra valorización salarial.
En conclusión, la debacle del progresismo nacionalista y del
neoliberalismo salvaje, convoca a las clases trabajadores latinoamericanas a
nuevos procesos de lucha social, afincados en la conciencia obtenida por la
historia reciente y por los afanes libertarios paridos por nuestros pueblos
originales, por la teología de la liberación, por los movientes feminista y
género-diversos y por el pensamiento crítico legado por el dúo Marx-Engels.
Poco a poco la magia seductora del capital se va diluyendo en el imaginario
colectivo de nuestros pueblos.
¡Alienígenas del mundo: uníos ¡
htrompizvalles@gmail.com
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