sábado, 19 de octubre de 2019

La crisis ecuatoriana, los intereses de EE. UU y los procesos de transformación en Suramérica



Por Ernesto Wong Maestre:
Las protestas sociales de carácter masivo de este otoño latinoamericano en el marco de la crisis ecuatoriana, iniciada desde el primer momento en que el presidente Lenin Moreno se dispuso a enjuiciar a su Vicepresidente Jorge Glass y negar así la opinión de la mayoría del pueblo que lo había elegido, deben comprenderse tanto por lo ocurrido en esta última manifestación masiva pacífica -fuertemente reprimida- como por su contexto nacional e internacional y por los intereses, intenciones y estrategias del gobierno ultraconservador de Donald Trump hacia la subregión andino-caribeña.


No están claramente definidos todos los procesos y subprocesos de la crisis ecuatoriana aunque las intenciones de los actores involucrados en ella han quedado expuestos en su mayoría, sobre todo los del Presidente Moreno de achacar la culpa de todo al gobierno venezolano presidido por Nicolás Maduro, lo cual es una total falsedad y a los seguidores de Rafael Correa que además se les califica de “corruptos” e “ineptos” por haber “destruido” la Nación, valoración que se revierte sobre el propio Moreno quien fue vicepresidente en los gobiernos del líder de la Revolución Ciudadana.

En el contexto resulta clave comprender que varios sectores del pueblo salieron masivamente porque percibieron las consecuencias, para ellos nefastas, del acuerdo firmado por Lenin Moreno con el FMI desde marzo del presente año, pero estaban a la espera de su promulgación que ahora ocurrió y desató la ira, lo que es una cuestión de opinión pública latente que también conocían, tanto Moreno y su aparato de inteligencia, como el propio imperialismo por el dominio de las fuentes de internet y su Big Data. Entre esas fuertes motivaciones del pueblo se manifestó claramente el rechazo popular a la posibilidad de perder el empleo en el sector público, a tener reducido el apoyo público a la salud y educación gratuitas, a tener limitaciones en sus pensiones, salarios, vacaciones, a tener que dedicar más recursos financieros al transporte por el aumento de la gasolina, y todo por el interés de Moreno y del gobierno de EE. UU de favorecer a los sectores tradicionales de poder.

No es casual que desde el mismo mes de marzo un 46% de encuestados CELAG opinaba que en Ecuador las órdenes las dictaban los grupos económicos y un 27% más consciente de la historia apreciaba que es el gobierno de Trump quien gobernaba en Ecuador. En efecto, en todo el proceso interacciona el gobierno de Trump y su equipo completo, en particular el Secretario de Estado, Mike Pompeo, el Subsecretario para A. Latina y la directora de la CIA por cuanto Ecuador es un eslabón crucial para la estabilidad de su caballo de Troya en A. Latina como es Colombia, y para la posible inestabilidad de otros adversarios como son Venezuela y Bolivia.

Esa comprensión popular relacionada con EE. UU tiene su fundamento en la propia realidad ecuatoriana desde que el entonces presidente Rafael Correa y su equipo comenzaron a impulsar medidas que luego denominaron la “Revolución Ciudadana” y los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama iniciaron, tanto sus acciones contra el gobierno de Correa, como la recolonización de Colombia. Recuérdese que desde alguna de las ocho o nueve bases militares instaladas en Colombia se produjo el ataque militar colombiano a territorio ecuatoriano fronterizo con la justificación de la presencia guerrillera de las FARC y que culminó con el asesinato -mientras dormían- de varios líderes y tropa.

Esa afrenta a la soberanía de Ecuador fue solo una de las acciones que contribuyeron a dejar en claro para la oligarquía colombiana que quien mandaba en el país era EE.UU. Después, hasta hoy, lo que ha ocurrido con el supuesto presidente de Colombia, Iván Duque, es la consolidación de la nueva colonización por el Gobierno de Donald Trump y su utilización contrarrevolucionaria pues ese país neogranadino tiene amplia frontera con Ecuador y con Venezuela, donde se desarrollan dos procesos de transformaciones sociales (políticas, jurídicas y económicas) con distintos niveles de profundidad, tanto objetivas como en la subjetividad individual y colectiva, y cada una teniendo significados diversos en el curso de los acontecimientos actuales, según la disposición respecto al poder de gobernar que tenga cada uno de sus pueblos. Desde Colombia los EEUU esperan contener a esos dos procesos y lo que ocurre hoy en Ecuador o en Venezuela es consecuencia de ese interés y de sus acciones imperiales derivadas. Pero no solo ello.

Para los gobiernos imperialistas de EE. UU, Ecuador debe ser dominado y controlado militarmente a fin de hacerse del control de sus recursos naturales, petroleros, ante todo, de su territorio por ser fronterizo con su neocolonial Colombia a la que debe consolidar como tal. Y en tal sentido, debe fortalecer al capitalismo criollo y sus “aliados” externos, lo cual puede evidenciarse claramente con las medidas acordadas con el FMI pues todas se dirigen a reducir el poder público para favorecer al capital privado, sobre todo transnacional al que es difícil controlar -por ahora- en ningún proceso que inicie transformaciones populares, a no ser que otra potencia emergente se alíe con intenciones de provecho mutuo, como lo hace China con sus inversiones y comercio.

Por todo ello, un tercer interés del gobierno de Trump es ir eliminando la presencia económico, financiera y comercial de China en Ecuador, y solo lo podría lograr si mantiene en el poder a un gobierno entreguista y precapitalista como el de Lenin Moreno y con una alianza oportunista establecida al calor de las protestas con las cúpulas indígenas, las cuales podrían ser utilizadas por los aparatos de poder de EE.UU contra la Revolución Socialista de Bolivia y el nuevo mandato de Evo Morales, buscando las divisiones de los sectores indígenas que apoyan ese proceso de transformaciones y dificultándole avanzar a una mayor ritmo.

En el caso de Evo Morales que está a punto de reelegirse, la crisis y la represión en Ecuador también podría afectar la votación hacia Evo como consecuencia de esa masa intermedia que al polarizarse la vida política expresada en las votaciones y ella no votaba, se siente afectada por la inmigración, los actos terroristas y las campañas en contra, y se podría decidir por un voto en contra de Evo. En el caso contrario, la crisis ecuatoriana fortalecerá la conciencia de la masa de bolivianos enfocada al socialismo y beneficiada de las políticas sociales de Evo. También, no hay que descartar que la crisis ecuatoriana, enmarcada en lo que se conoció como Tahuantinsuyo o imperio inca, podría favorecer una cierta emigración del Chachatinsuyo (Ecuador) al Collasuyo (Bolivia) en la que seguramente se insertarán grupos mercenarios en algún plan CIA para desestabilizar Bolivia ahora en las elecciones o luego de ellas.

Así pasó con Libia y Gadaffi pues las crisis de Túnez y de Egipto, ocurridas antes de la decisión del Consejo de Seguridad de decretar una zona aérea de exclusión, posibilitaron que dada la generosidad del líder libio se les abriera las puertas a masas de emigrantes tunecinos y egipcios donde se infiltraron comandos que después actuaron con funciones específicas para derrocar al Gadaffi.

La crisis y la forma en que Lenin Moreno y Mike Pompeo, como Secretario de Estado de Trump, la han manejado ha sido propicia para golpear políticamente más fuerte a Correa y a sus seguidores que son los más firmes solidarios con la Venezuela Bolivariana y su presidente constitucional Nicolás Maduro, y también para fortalecer el liderazgo de ciertos componentes de las cúpulas indígenas que contrarresten en lo inmediato los liderazgos correistas mientras que desde el Estado hacen todo lo posible por asesinarlos políticamente mediante operaciones fraudulentas, desde sembrado de drogas hasta acusaciones basadas en hechos fabricados contra ellos: judicializaciones, inmoralidades y violaciones del derecho internacional público de moda en las actuaciones de las oligarquías y el imperialismo del siglo XXI.

Del lado de las bases populares volcadas a las protestas hay que distinguir la percepción grata y esperanzadora que sienten por el "éxito" que aparentemente les favorecerá, lo cual no parece que será así pues no se debe ignorar que del lado opresor se hará cualquier cosa más por pasar esa página y seguir insistiendo en lo esencial del paquetazo, quizás de forma fragmentada, negociada con ambiciosos con algún poder popular y más enmascarada, mediando en ello toda una campaña desde el poder que elimine de riesgos al Presidente. Todo el desenlace dependerá de cómo las grandes masas del pueblo en rebeldía se reorganicen en Ecuador, sobre todo por los movimientos sociales y que tengan líderes unitarios, concepción clara del tema comunicacional para elaborar adecuadas estrategias de entendimientos, puedan llevar a cabo acciones valederas y enfocadas a transformar la realidad, tomando las experiencias y nuevos conocimientos de Bolivia, Venezuela, Cuba o Nicaragua para transformar las estructuras caducas.
wongmaestre@gmail.com

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