Por Diego Olivera E:
La crisis moral de la sociedad capitalista en 2019
En este nuevo análisis en el marco de la realidad de
Latinoamérica, se puede vislumbrar la crisis de nuestro continente, en manos
del denominado Grupo de Lima, un instrumento de las derechas continentales, que
han creado un mecanismo al servicio de EEUU y del macabro presidente de EEUU
Donald Trump, que en su visión imperialista concibe a los pueblos de América
Latina, como el patio trasero de los gringos, logrando el uso de los grupos de
derecha, como los gendarmes de la región.
En este sentido no parece importante, señalar la visión del
presidente Evo Morales plantea que busquen una solución mediante el diálogo a
la crisis que vive Venezuela.
Al afirmar en su discurso "Hermanos presidentes del
Grupo de Lima: respetando nuestras diferencias políticas y como líderes
democráticamente electos les pido, con mucho respeto, que busquen una solución
mediante el diálogo como opción para salvar vidas y evitar que la guerra traiga
destrucción a nuestra América Latina", publicó Morales en la red social
Twitter.
América Latina continúa en una disputa geopolítica. El Grupo
de Lima es resultado de ello. La conformación de este bloque de 12 países
americanos (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala,
Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú) tuvo lugar el pasado 8 de agosto de
2017.
La razón de ser de este grupo es el intento de acabar con
otros dos espacios en la región: UNASUR y CELAC. Frente a una agonizante OEA y
una Alianza del Pacífico que no logra despegar, el Grupo de Lima es la fórmula
elegida como instancia política regional para reinstaurar el orden conservador.
La Historia se repite. El gen de nacimiento de este nuevo
espacio geopolítico es el intento de aislar a Venezuela de la misma manera que
en su momento la OEA lo hiciera con Cuba. El Grupo de Lima nace para adherirse
a los Estados Unidos y Europa en su cruzada anti Venezuela. Es decir, la región
americana necesitaba tener su propia arma para destruir a Venezuela, de la
misma manera que lo están intentando los otros dos bloques occidentales.
La OEA no lo logró porque viene deslegitimándose desde hace
años, a través de la Secretaria de Luis Almagro, un ex Frente Amplio, ex
canciller del presidente Mujica, mostro su anexión a la CIA, y ataca ala
naciones progresistas, como Venezuela, Cuba, Nicaragua y ahora contra Bolivia, en la OEA ni siquiera cuentan con los votos
suficientes para obtener ningún resultado efectivo. En consecuencia, se crea
este nuevo espacio sin sostén legal de ningún tipo, pero que sí parte de una
sólida coincidencia: procurar conseguir desde afuera aquello que no se puede
alcanzar por la vía interna democrática.
De la misma forma que ocurrió con la Alianza del Pacífico,
Estados Unidos tampoco aparece como miembro explícito en el Grupo de Lima. Esta
es una modalidad diferente empleada en el siglo XXI para crear nuevos espacios
supranacionales en América latina tutelados desde el Norte.
El objetivo más concreto del Grupo de Lima es poner punto y
final al Gobierno chavista en Venezuela por la vía no democrática. La forma
directa será el desconocimiento como presidente de Nicolás Maduro si éste
resulta vencedor en las próximas elecciones del 20 de mayo. Esto implica, en un
sentido estricto, desconocer la democracia de un país miembro latinoamericano y
su soberanía. Y, por tanto, se inaugura así una peligrosa disputa abierta en la
región sobre lo que significa la democracia.
La actitud de Grupo de Lima es su silencio frente al actual
encarcelamiento de Lula, para sacarlo de la carrera electoral por métodos no
democráticos. No ha habido respuesta ni la habrá, o que el nuevo presidente
peruano, Vizcarra, tampoco haya tenido que pasar por las urnas. El sentido de
la democracia para este Grupo es tan “light” que no existe preocupación alguna
por este dato: el porcentaje promedio de respaldo en las urnas de los presidentes
miembros es únicamente del 16,47%. O sea, solo 16 de cada 100 posibles
electores en cada país eligieron a los que hoy comandan un Grupo que da
lecciones de democracia.
La crisis moral de la sociedad capitalista en 2019.
No parece importante señalar la crisis humanitaria en
Latinoamérica, con la barbarie de la destrucción del Amazonas por un nuevo
psicópata y asesino Bolsonaro, ha destruido áreas gigantescas del 2do Pulmón
del Mundo, intentado este militar torturador en los años 60 del Siglo XX, hoy
para el son la carreteras y el control de los hacendado y las
trasnacionales, las riqueza y la
masacre de los indígenas, de los Sin Tierra, como los campesinos, esta la nueva
realidad de un capitalismo si normas y sin piedad para los ciudadanos, negando
la crisis del eco sistema y la destrucción del planeta, al igual en África el
principal pulmón, y la garantía de un planeta en vías de extinción.
Nota del análisis del El Mundo, donde manifiestan que la
actual crisis de desigualdad es resultado directo de este fracaso moral.
Nuestra sociedad exclusiva y desigual se basa en la riqueza extrema de unos
pocos. Puede parecer sólida, pero se derrumbará antes de lo que creemos, y el
caos no beneficiará a nadie. Ni a las personas ricas como yo, ni mucho menos a
las más pobres.
Para eludir esta crisis debemos clavar una estaca en el
corazón de la religión neoliberal que recompensa la avaricia a costa del
futuro. Reemplazarla con un nuevo marco en el que la justicia y la inclusión no
son el resultado de la prosperidad económica, sino su causa.
Solo una sociedad que incluya a la ciudadanía en la economía
puede prosperar: ninguna empresa ni, desde luego, ningún milmillonario está
aislado. Debemos nuestra riqueza a la sociedad, a millones de personas que
trabajan. También a los Gobiernos que proveen los servicios educativos,
infraestructuras e inversiones en investigación con las que construimos
nuestros imperios. Ninguna de las empresas en las que he invertido funcionaría
sin esto.
Es fundamental que los más ricos paguen impuestos justos.
Pero el informe de Oxfam ¿Bienestar público o beneficio privado? muestra que no
es así. En Estados Unidos, las personas más ricas -personas como yo- se
benefician de uno de los mayores recortes fiscales en décadas. Mientras,
nuestras escuelas públicas se caen y nuestro sistema sanitario aún excluye a
millones de personas. Los tipos impositivos máximos para los más ricos son los
más bajos en décadas. Se da un nivel de evasión y elusión fiscal sin
precedentes.
Los más ricos pueden y deben pagar muchos más impuestos para
una sociedad más igualitaria y una economía próspera. Un sistema fiscal más
justo ayudaría a garantizar educación para todos los niños y niñas, y a que
nadie viva con miedo a enfermar porque no puede pagar los gastos.
En última instancia, nuestra humanidad -y no la falta de
ella- es la verdadera fuente de crecimiento económico y prosperidad. No es solo
un imperativo para la comunidad académica y activista, sino para todos,
incluidos los milmillonarios. La cuestión ya no es si podemos permitírnoslo. Es
si podemos permitirnos no hacerlo.
Fin de la nota
Estos hechos muestran la realidad de una sociedad marginada,
a través de las trasnacionales, asediadas por EEUU que siempre aspira a
controlar el Planeta, sin preocuparse de los seres humanos, como son los abusos
de los niños de los inmigrantes, presos con mamelucos rojos, en celdas bajos el
abuso y la violaciones, de una sociedad de pedrastas como Clinton, Trump, el reciente empresario que se
suicidó, acusando a todos su secuaces, esta es la realidad de que el
capitalismo ha creado la destrucción del ecosistema y la destrucción de la
humanidad, como la crisis del Mediterráneo y el uso de terroristas como ISIS,
usados por Trump, amenazando a Europa, África, América Latina, para reducir la sociedad a la miseria y el hambre.
Periodista, Analista Geopolítico
diegojolivera@gmail.com
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