Por: Tony López R:
El artículo publicado en el portal la Razón Pública,
intitulado La crisis de Venezuela: una amenaza grave para Colombia, me ha
motivado a exponer porqué el ejemplo de Venezuela es un peligro para Colombia.
Es evidente que los plumíferos al servicio de la política injerencista y
colonizadora de Estados Unidos, los une en la declarada guerra de cuarta
generación que hoy se le hace a Venezuela, y el autor de dicho artículo no es
la excepción.
Cierto que Venezuela es un grave peligro para Colombia, pero
no como maliciosamente lo afirma: “En medio de una tragedia, el régimen de
Maduro sigue aferrado al poder a toda costa. Por eso está tratando de agravar
el conflicto con Colombia”.
No es Venezuela la que aliada a Estados Unidos y con el
Secretario General de la desprestigiada OEA, trabajan febrilmente para promover
el derrocamiento del gobierno del presidente Iván Duque o de algún otro
mandatario en nuestra región. Es totalmente a la inversa, es público y notorio
que el gobierno colombiano se dedica, en todos los foros internacionales, en
estrecha alianza con el gobierno de los Estados Unidos, con el mercenario Luis
Almagro y los ultraderechistas mandatarios de Chile, Paraguay y Brasil, de
promover acciones para lograr el derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro.
Fue el gobierno de Colombia sirviendo como peón y mandadero
del Departamento de Estado y del corrupto Luis Almagro, el que promovió e hizo
la propuesta de crear el Grupo de Lima en agosto del 2017, luego del fracaso
sufrido en la Cumbre de las América al no lograr la resolución de condena al
gobierno de Maduro. El prácticamente fenecido Grupo de Lima, siempre fracasó en
todos estos intentos y en la 49 Asamblea de la OEA, celebrada en Medellín, el
pasado mes de junio, sufrió un severo golpe, que provocó el retiro de la
delegación de Uruguay, cuando se trató de reconocer a Julio Borges como
representante del inexistente gobierno del autoproclamado presidente Juan
Guaidó en la OEA.
Lo sorprendente de este intento y la ilegitimidad manifiesta
es, que Venezuela ya no es, al igual que Cuba, miembro de la fétida OEA y el
terrorista Julio Borges era el sujeto por el que presionaba Colombia, Almagro y
Estados Unidos para representar al inexistente gobierno de Guiadó: Que
vergüenza…
Borge, protegido por el gobierno de Colombia, y pedido en
extradición a Interpol por Venezuela, acusado de organizar acciones terroristas
en Caracas y en el intento de magnicidio contra el presidente Maduro, goza de
la más absoluta protección y complicidad del gobierno de Iván Duque y está la
incógnita, si la Interpol cumple o no con sus funciones de ordenar su detención
o está al servicio del imperio solamente.
Pero no solamente Colombia ha tomado un papel protagónico en
lo político y diplomático, también en el campo militar, su estrecha alianza con
el Comando Sur y con la OTAN; la instalación de 7 o más bases militares
estadounidenses en territorio colombiano establecidas durante el gobierno de
Álvaro Uribe Vélez. El gobierno venezolano fue públicamente amenazado por Uribe
Vélez, cuando, dijo que “le faltó tiempo para intervenir militarmente en
Venezuela”. También es conocido que Chávez le respondió “que a Uribe no le
faltó tiempo, sino que le faltó cojones” .
En declaraciones del ahora senador Uribe Vélez, citadas por
la agencia AFP, al referirse a los diálogos del gobierno de Maduro con la
oposición en Noruega, expresó: “la salida debe ser de fuerza y no de diálogo”.
Conociendo todas estas declaraciones y acciones injerencistas del gobierno de
Duque y su mentor Uribe Vélez, como puede afirmar este plumifero, que Maduro
“está tratando de agravar el conflicto con Colombia”
Fue el gobierno de Colombia el que apoyó a un grupo de
paramilitares colombianos y contrarrevolucionarios venezolanos, encabezados por
Juan Guaidó, en la violenta agresión, el pasado 23 de febrero contra Venezuela,
desde el paso fronterizo de Cúcuta, Colombia. Esa agresiva y violenta acción
estuvo acompañada y respaldada por los presidentes de Colombia, Chile y
Paraguay y del Secretario General de la OEA, bajo el supuesto argumento de
ingresar por la fuerza “ayuda humanitaria” a Venezuela, desconociendo al
gobierno de Nicolás Maduro.
La violencia desatada en territorio venezolano, desde
Cúcuta, dada a conocer por los
derechistas medios colombianos, latinoamericanos y estadounidenses, culpando a
Venezuela, fueron desenmascarados días después por el diario New York
Times, cuando presentó pruebas de que
toda la acción violenta con armas de fuego y cocteles molotov fueron ejecutadas
desde territorio colombiano por elementos contrarrevolucionarios y
paramilitares, con el apoyo de la policía colombiana, donde hubo víctimas fatales y heridos.
De acuerdo a las leyes internacionales, esta acción está
considerada jurídicamente como un acto de agresión y puede ser llevado por
Venezuela a la Corte Penal Internacional, (CPI).
Venezuela no es un peligro para Colombia en el campo de la
violencia, sí es un peligro para la oligarquía colombiana por el ejemplo que
representa en lo social, económico y político, para el empobrecido,
desprotegido y mayoritario pueblo colombiano, cuando estos conozcan que la Revolución Bolivariana llevó a cabo la
misión de eliminar el analfabetismo y ya hace varios años es libre de
analfabetos, que ha logrado un sistema
de educación gratuito para todo su pueblo, desde los grados primarios hasta universitarios, y
ha invertido un alto presupuesto en la Educación eso es un peligro para
Colombia.
A diferencia de Venezuela, el gobierno colombiano desarrolla
una intensa política de privatización de la enseñanza y las condiciones de
atención a la educación primaria, media y superior es sumamente precaria. Existe un alto nivel de analfabetismo. La crisis económica lleva a miles de niños a
trabajar en condiciones infrahumanas, mientras que las condiciones materiales
de las escuelas en el campo son deplorables y el presupuesto nacional para
educación es menos del 2 por ciento.
La Revolución Bolivariana priorizó y ha invertido cuantiosos
recursos en el tema de la salud, para dar atención médica gratuita a su
pueblo, ha salvado miles de vidas,
mientras en Colombia la crisis de salud y alimentación es tan grave, que, como es públicamente conocido, solamente en
el Departamento de la Guajira, más de 4,500 niños fallecieron por
desnutrición, pero además, los gobiernos colombianos, desde hace 20 años
a la fecha, rebajaron el presupuesto de salud y priorizaron la privatización de
la salud para beneficio y enriquecimiento de un
minoritario grupo empresarial bajo el nombre de EPS.
La ley 50 y 100 promovida por el entonces senador Álvaro
Uribe Vélez, en la década del 80 y 90, liquidó las prestaciones sociales, para
beneficiar la privatización de la salud y de otras conquistas sociales, a
diferencia de Venezuela, que tomó medidas para favorecer a los sectores más
desprotegidos.
Claro que ese ejemplo venezolano es el que pone en peligro
al gobierno colombiano, si se tiene en cuenta que la Revolución Bolivariana
nacionalizó la industria petrolera, para ponerla al servicio de su país, el
agua, la electricidad, gas, teléfonos y
otros servicios básicos pasaron a ser propiedad del Estado venezolano, que a diferencia de Colombia
ha entregado todas sus riquezas y servicios públicos a empresas extranjeras,
preferiblemente estadounidense, en detrimento, también de la mediana y pequeña
industria colombiana y qué decir del
campo, es el sector que más está sufriendo la política de entrega a las
transnacionales.
La construcción y entrega a la población venezolana de 2
millones 600 mil viviendas, de alta calidad y totalmente amuebladas, debe ser
uno de los elementos que resulta un hecho peligroso para los colombianos que
sufren graves problemas de vivienda y que ninguno de los gobiernos en estos
últimos años ha movido un dedo para buscarle solución a tan critica situación,
solo promesas electorales, que ninguno cumple cuando logran alcanzar la
presidencia, gobernaciones y alcaldías.
La falaz mentira de que un millón 200 mil venezolanos que se
han refugiado en Colombia son venezolanos, debe ser desenmascarada, la opinión
pública debe conocer que desde 1997 hasta el 2010, cerca de 6 millones de
colombianos, se refugiaron en Venezuela, huyendo de la violencia que venía
provocando el conflicto social y armado en su país.
De esos 6 millones, cerca de 4 millones lo hicieron durante
el gobierno de Uribe Vélez, fue la época que el paramilitarismo tomó más auge,
fuerza y apoyo de sectores gubernamentales y militares y la fuga del país se
hizo creciente, huyendo de los crímenes, amenazas, masacres, desapariciones y
desalojos de que fueron víctimas. Los departamentos más afectados por el
paramilitarismo fueron los de Antioquia, Córdoba, el Magdalena Medio, Santander
y Norte de Santander, y la Costa Atlántica, donde el paramilitarismo impuso sus
leyes y política.
El gobierno de Chávez en esa época le dio albergue y no solo
les acogió, sino que le ofreció trabajo y luego de un año de residencia
temporal, se nacionalizaron venezolanos, es por eso que del millón 200 mil
venezolanos que han pedido refugio en Colombia se saben que, el 65 por ciento
son neogranadinos y emigraron a Venezuela en las décadas pasadas y otros son
hijos de colombianos radicados en la vecina nación.
Hay que tener en cuenta que, desde el triunfo de la Revolución
Bolivariana y la elección de Hugo Chávez como su presidente en 1999, el
gobierno de Estados Unidos comenzó a conspirar apoyados y en complicidad por la
vieja y corruptas organizaciones y partidos políticos del Pacto de Punto Fijo y
una rica burguesía empresarial que se dedicó a sabotear la economía y respaldar
a las acciones terrorista durante estos 20 años, incluyendo el fracasado golpe
de Estado de abril del 2002.
Las acciones contra el gobierno venezolano llegaron a su
cumbre cuando el presidente Barack Obama en el año 2015 dicto una ridícula
orden extraordinaria, especial y ejecutiva al declarar a Venezuela como un
peligro para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos. ¿Puede sostenerse racionalmente el argumento
de que Venezuela es un peligro para la Seguridad Nacional de los Estados
Unidos? Imposible, esa irracional orden ejecutiva ha venido a respaldar todas
las acciones políticas, económicas y militares que viene ejecutando Estado
Unidos contra Venezuela.
Con el triunfo electoral del ultra reaccionario Donald Trump
a la presidencia de Estados Unidos en enero del 2017 y basado en un plan del
Comando Sur que ya se venía ejecutando desde el 2014, la administración Trump
aumentó las presiones, incluyendo sanciones financieras, graves desabastecimiento
alimenticios y médicos, guerra económica, que fue acompañada por la caída del
precio del petróleo, lo cual fue un acumulado y milimétricamente concebido en
el Plan Maestro del Comando Sur.
La crisis económica, se agudizo a fines de pasado año y se
acrecentó en estos últimos meses, el gobierno de Donald Trump, desde el pasado
año acrecentó su bloqueo y en acciones
verdaderamente piratas han incautado
cerca de 30 mil millones de dólares de los fondos del Estado venezolano
depositados en sus bancos y literalmente se ha robado la empresa CITGO, cuyo capital se calcula en
unos 7 mil millones de dólares, de otra parte el banco británico se apropió de
1400 millones de euros, depositados en oro
igual hizo el banco de Portugal,
se apropió de más de 1200 millones de euros, dinero que estaba destinado a
comprar medicamento. Un hecho inédito en la historia del derecho internacional.
Por último, el plomífero miente, al afirmar que el gobierno
de Maduro adelantó las elecciones, falso, fue la Mesa de Unidad Democrática,
(MUD) que en las conversaciones que realizaban con el Gobierno de Maduro en
República Dominicana, había pedido el adelanto de los comicios presidenciales
de octubre del 2018, acordándose hacerla el 20 de mayo de ese año y a ese
acuerdo se había llegado en los primeros días de marzo del 2018 en Dominicana.
Conocido el acuerdo gobierno-oposición, el jefe de la delegación de la MUD
Julio Borges, unas horas antes de firmar, recibió una llamada telefónica desde
Bogotá de Rex Tillerson entonces Secretario de Estado, y le orientó a Julio Borges, no firmar los
Acuerdos y romper los diálogos y que viajara de inmediato a Bogotá, Colombia.
Por cierto, unos días después exactamente el 13 de marzo Tillerson fue sustituido
de su cargo y remplazado por el jefe de la CIA Mike Pompeo.
También miente cuando señala que fue el gobierno venezolano
el que rompió la Mesa de Unidad Democrática (MUD), esa concertación política de
la derecha se desmembró ella sola, por las serias diferencias que existe al
interior de dicha alianza. La prueba es que COPEI participó en las elecciones
presidenciales del 20 de mayo y este era uno de los integrantes de la disuelta
MUD.
Juzgue y razone usted, amigo lector todos estos hechos, y
saque sus propias conclusiones: Quien es el agresor y quien el agredido.
Periodista, politólogo y analista internacional.
jorgarcia726@gmail.com
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