Por Juan Martorano:
La detención del diputado adeco Edgar Zambrano,
indudablemente viendo siendo aprovechada por Juan Guaidó en el marco del
despliegue de acciones destituyen es, para propiciar el derrocamiento de
Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana.
Ayer 9 de mayo, siendo un día de conmemoración de la derrota
soviética en contra del fascismo, es importante destacar que la misma entra
como parte de la batalla semiótica y cultural en el marco de la Guerra No
Convencional que se libra hoy en día en Venezuela, y de la planificación previa
que ya tenía el denominado Frente Amplio Venezuela Libre en la generación de
condiciones para la concreción del escenario de “huelga cívica nacional” en su
reedición de un nuevo 11 de abril de 2002, referida y concretada en las
acciones de “paro escalonado” por parte de los profesores universitarios y de
educación básica, enfermeros y médicos, sumándose los transportistas, quienes
cerraron la Avenida Francisco de Miranda, en el municipio Chacao, y se
apostaron en las adyacencias del Ministerio del Poder Popular para el
Transporte, como parte de “acciones de protesta”.
Esta acción, ciertamente contribuyó a la caotización de la
Gran Caracas al mermar y golpear aún más el servicio de transporte superficial,
por tercer día consecutivo. Destacó lo expresado por varios de los
manifestantes, quienes señalaron abiertamente no querer repuestos e insumos,
sino el “cese de la usurpación” por parte de Nicolás Maduro.
Es evidente que estas acciones forman parte de accionar
subversivo bajo la modalidad de manifestaciones y protestas, en el marco del
impulso de una agenda de conflictividad social por parte de sectores gremiales
vinculados con sectores de la oposición a la Revolución Bolivariana, y que
impulsan de manera abierta, acciones en el marco de las operaciones de cambio
de régimen en Venezuela.
En el caso de las acciones del día de ayer, es bueno
identificar a los actores participantes de estas acciones. Ahí está Hugo
Ocando, del Bloque del Oeste del Transporte de Caracas y miembro de la
Federación de Transportistas de Venezuela; Ana Rosario Contreras, presidenta
del Colegio de Enfermeros y Enfermeras del Distrito Capital; Douglas León
Natera, presidente de la Federación Médica Venezolana (FMV) y Lourdes Ramírez
de Viloria, presidente de FAPUV. Todos los actores antes mencionados tienen
estrechas vinculaciones y han sostenido reuniones con Juan Guaidó.
Lo grave de estas acciones es que, si no se les pone coto,
paulatinamente se irán extendiendo a lo largo y ancho del territorio
venezolano, complejizando la cotidianidad del ciudadano y ciudadana de a pie.
Obviamente la detención del diputado Edgar Zambrano, por sus evidentes
implicaciones en los planes golpistas, es una de las excusas perfectas para
escalar en las acciones desestabilizadoras.
De ahí que cobra importancia lo señalado por el ariete de la
conspiración y desestabilización por parte del fascismo criollo, que realiza
esfuerzos denodados para que la Revolución Bolivariana no llegue al 20 de mayo,
fecha en la que conmemoraremos el primer año del triunfo épico de la
ratificación de Nicolás Maduro como el primer Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela chavista de la historia.
A la derecha le han dado una instrucción muy clara: Nicolás
Maduro debe salir antes del 20 de mayo de la Presidencia de la República.
Y de ahí las nuevas acciones que ya asomó Guaidó: la
solicitud por parte de su representante ante la OEA, Gustavo Tarre Briceño, a
un Consejo Permanente a celebrarse el día de hoy en la Organización de Estados
Americanos (OEA) para tratar el tema de la detención de Zambrano; y las nuevas
acciones de calle convocadas para el día sábado 11 de mayo, a partir de las
10:00 am.
En el primer caso, si bien es cierto que desde el pasado 27
de abril dejamos de pertenecer al denominado por Fidel Castro “ministerio de
colonias de EEUU”, cuyas decisiones no surtirán ningún efecto jurídico ni son
vinculantes para nuestro país, es evidente que la estrategia es que Tarre
Briceño solicite algún tipo de resolución condenatoria, y vaya generando las
condiciones necesarias en la referida instancia, a fin de concretar una
intervención militar de tipo “humanitaria” sobre Venezuela, liderada por EEUU.
En el segundo caso, las acciones de calle convocadas por
Guaidó, buscan tratar de consolidar un frente interno, de cara a lanzar un
nuevo zarpazo contra las instituciones legítimas venezolanas. Asimismo, busca
sabotear la jornada de consulta convocada por el presidente Maduro y el censo
de la Misión Chamba Mayor, en el marco de las jornadas de Diálogo, Cambio y Rectificación,
con el fin de elevar los niveles de eficiencia de la gestión gubernamental y
cobertura de nuevas políticas sociales tendientes a garantizar la protección de
los sectores más vulnerables de la población.
Ciertamente el fascismo criollo no tiene la fuerza militar,
ni policial ni popular para un levantamiento ni para un Golpe de Estado contra
la Revolución Bolivariana. Sin embargo, no podemos dormirnos en los laureles ni
confiarnos.
Esto lo señalo por el reciente video difundido a través de
la plataforma Twitter, y en una cuenta Bot, del ex Director General del SEBIN,
Manuel Ricardo Cristopher Figuera, donde prácticamente insta a llamados a la
sedición y rebelión contra las autoridades legítimas y constitucionales del
país.
De igual forma, la entrevista realizada por Carla Angola al
ex embajador estadounidense en Colombia y Venezuela, William Brownfield, donde
destaca la participación de unidades de operaciones especiales desde los
propios EEUU y Venezuela, que podrían realizar “operaciones quirúrgicas”, léase
bombardeos, sobre instalaciones clave como la sede del Tribunal Supremo de
Justicia, ministerios, Fuerte Tiuna o el propio Palacio de Miraflores, sede de
la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.
La pregunta que me formularía es: ¿Está preparado
comunicacionalmente el Alto Mando Político y Militar de la Revolución para
acciones de estas características? ¿Hay un plan comunicacional de reacción
rápida para ello? ¿Existen planes de repuesta inmediata para atender y
solventar cualquier contingencia de esta u otra naturaleza en caso de que estas
pudiesen ocurrir, o seguimos aplicando la filosofía de Eudomar Santos de “como
vaya viniendo, vamos viendo”?
Creo que en estas líneas expresó el sentir de la mayoría de
la ciudadanía de mi país, y que muchos no se atreven a expresar. Considero, y
por ello exijo como ciudadano y como pueblo, que ha llegado la hora de ponerle
los ganchos a Juan Guaidó. Y me preguntó, como muchos: ¿Qué estamos esperando
para detenerlo?
Y esto no se trata de desespero ni de falta de confianza en
la Revolución Bolivariana. Se trata de exigir justicia para garantizar la paz y
evitar males mayores a nuestra Patria.
O como el mismo Freddy Bernal lo expresó en el programa “Al
Aire” transmitido por Venezolana de Televisión hace un par de días: ¿Estamos
esperando que muera mucha gente? ¿Qué los terroristas coloquen una bomba y
vuelen vagones del Metro de Caracas para poder reaccionar? Son parte de las
interrogantes que a muchos nos surgen e inquietan.
Por ello, y en ese sentido, es que exigimos como pueblo
organizado, no más dilaciones y tecnicismos leguleyos, y que Guaidó sea
inmediatamente detenido, para protegerlo a él de las acciones de los propios
halcones imperiales para asesinarlo, y así dotarse del casus belli para venir
por las riquezas que yacen en nuestro territorio; y por otra parte, para
garantizar la justicia y la paz de mi Patria.
Cúmplase.
¡Leales siempre! ¡Traidores, nunca!
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos
legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
jmartoranoster@gmail.com
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