domingo, 19 de mayo de 2019

A propósito del desarrollo: Responsabilidad social y la construcción de ciudadanía



Por Rafael Matos Féliz:

Hace varios años, hicimos un artículo sobre los tipos de ciudadanía, que históricamente nos han hecho construir a dominicanos y dominicanas, todos los gobiernos de los últimos 80 años. Para ese artículo tomamos los criterios de sociólogos y psicólogos, con el objetivo de tener argumentos válidos y científicos con relación a lo que escribimos. En aquel escrito llegamos a señalar 4 tipos de categorías de ciudadanos; las mismas son:

El inmóvil apático, que dice sin ambages, “a mí no me importa eso”. No toma parte de las soluciones, sino que se refugia en asuntos mágico-religiosos. Dice, eso debía pasar, “estaba escrito”. Con su apatía ayuda a la corrupción y a la exclusión. Es una persona egoísta y solo se preocupa de sí misma, aunque aparente importarle los demás.


El militante desencantado, persona que puede tener formación académica, informada, con acceso a las tecnologías. Desde su computadora esparce el virus de la indiferencia. Tiene visión autoritaria y cree que sus ideas son las únicas que valen. Son incapaces de sumar y eso los desalienta. Ayudan al clientelismo y a la corrupción por su desaliento. Son extremadamente egoístas.

El participante clientelista, persona activa que se moviliza por el beneficio individual e inmediato. Son los del “dame lo mío”. Estos estimulan la desigualdad y la exclusión. Consideran que la política y los bienes públicos son para élites y para los que tienen cuartos. Es la ciudadanía más generalizada. Apoyan todas las truculencias de quien los ha comprado y les paga. Como regla general, este grupo desprecia a las personas humildes y a su propio sector de clase.

Participante no clientelista, persona que entiende que si se mejora todo el entorno, ella y sus compueblanos también se benefician. Busca y lucha por el establecimiento de reglas claras, precisas e iguales para todos. Se junta con personas que piensan igual. Son personas altruistas y este tipo de ciudadanía es generalmente crítica, a veces ácida y ve a la sociedad como una construcción colectiva.
En nuestro país, desde la llamada Era de Trujillo, se han estado construyendo, de forma consciente y bien planificada, a los 3 primeros tipos de ciudadanos: inmóviles apáticos, a los desencantados y a los clientelistas. Pero en los últimos 20 años, esta construcción ha tenido un ascenso vertiginoso. Se protege y se premia al delincuente de arriba y al delincuente de a pie se le alienta a delinquir, con el compromiso de repartir parte de los bienes obtenidos de los ilícitos. Esto se ve en la corrupción estatal y en la impunidad y en los llamados “puntos de drogas”, con los roba motores y con los rateros callejeros.

Los responsables de hacer cumplir y respetar las normas y leyes hacen caso omiso de las mismas y de manera consciente e impune promueven las violaciones y solo se les ve “aplicando” las reglas cuando de buscar recursos se trata o para poner a sus pies a otros delincuentes. Como ocurre con los “operativos” contra puntos de drogas, con las licencias y seguros de vehículos, papeles de motores, etc. Si en verdad se quisiera meter en regla y al orden a todos los ciudadanos y acabar con los delitos; con un solo mes de aplicar y mantener las normas, con eliminar la corrupción y la impunidad, ahí mismo se acaban todas las violaciones y vendría la tranquilidad ciudadana.

Pero la verdad es otra muy diferente y amarga. A las personas que se respetan y tienen un espíritu elevado se les quiere arrinconar como seres despreciables. Los aduladores y mediocres hacen filas y unidad de acción para tratar de tumbar los espíritus de las personas honestas, usan todas sus mediocridades para hacerlas objetos de las peores críticas y difamaciones. Los acusan de ser enemigos del progreso y del desarrollo, de ser atrasados y amargados, de ser unos loquitos y de todas las diabluras habidas y por haber.

Aquí afirmamos que los que creen que el dinero lo hace todo suelen hacer cualquier cosa por dinero y de que cuando los gobiernos y los partidos son atrapados por la codicia y por los grupos de intereses, se vuelven antinacionales y maquinan contra la salud de la patria y contra la democracia y la libertad.

Seguiremos en otra ocasión,

Por el Desarrollo Sostenible

rafaelmatosfeliz@yahoo.com

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