Por Rolando Prudencio Briancon:
No nos vayamos tanto al fallo, como a la naturaleza, la
razón de ser que tiene la Corte Internacional de La Haya (llamado también
Tribunal de Paz), pues nos estaríamos yendo por las ramas y no por el tronco de
un árbol enfermo, ya que después del fallo emitido el día de ayer a favor de
Chile, en el litigio planteado por el Estado boliviano para que “honre” los
compromisos asumidos de otorgar una salida soberana al Pacífico; el máximo
tribunal de justicia no ha hecho más que actuar de acuerdo a la crisis
estructural en el que se encuentra el Sistema Internacional de Justicia.
Y no me refiero sólo al fallo que ha emitido ayer la Corte
el que ha dado la “razón” a quien ha estado anecdóticamente amenazando a su
demandante -quien recurrió ante La Haya-que en caso de ser contrario el fallo,
usaría todas las la fuerzas del mundo para no cumplir la existencia de una
obligación de conceder un acceso soberano. Vale decir que la Corte se puso en
favor del agresor como es Chile; y en contra de quien en todo caso fue víctima
de una agresión y robo de sus territorios como es Bolivia; y que aún sigue
sometiendo a un sempiterno enclaustramiento que le ha privado por más de 130
años acceder al mar.
Decía que no nos vayamos tanto a las ramas (el fallo), como
al tronco (crisis estructural del Sistema Internacional de Justicia), para
entender que las dimensiones de esta crisis, está tan envilecidamente vigente
que ante violaciones de los derechos humanos tan flagrantes, no ha logrado por
ejemplo llevar al banquillo de los acusados a genocidas como George Bush, quien
después de admitir que la acusación sobre la existencia de “Armas de
Destrucción Masiva” contra Irak, el 2003 y que cobró la vida de más de ¡1
millón de personas!, “admitió”eufemísticamente que fue una“equivocación”, pero
por la que hasta el día de hoy no hay poder alguno que lo lleve ante el
banquillo de los acusados. Es más, la crisis de la inversión de valores es tal,
que George Bush fue distinguido el 2011 en el salón oval de la Casa Blanca a
tiempo de presentar su libro sobre la invasión a Irak: “Decision Points”.
No es el único caso en el que la Corte Internacional mira
para el otro lado, ante crímenes que habiendo cometido los “poderosos” de
siempre; quienes en vez de que respondan
por sus genocidas actos, estos se han solazado socarronamente. Vale decir que
la Corte Internacionales tan complaciente ante ésta inversión de valores,que a
lo que teatralmente apela es a los tecnicismos,como lo hizo con la demanda
planteada por Bolivia para dictar su fallo.
No quisiera especular sobre la reunión que mantuvieron dos
días antes del fallo, Trump (el poderoso presidente de EE.UU., ante quienes la
Corte se hace al de la vista gorda), y Piñera (beneficiario del fallo), para
suponer que influyera en la Corte, pero lo que sí es incontrastable es que
¡inauditamente!, en vez de que el fallo de alguna manera repare una agresión y
latrocinio cometido por Chile lo que hace es premiar al agresor y al ladrón, y
dejar a la víctima en la indefensión.
Me inspiro en el tango cambalache compuesto por Enrique
Santos Discepolo para decir que: “La justicia fue y será una porquería, ya lo
sé…en el quinientos seis y en el dos mil también…
prudenprusiano@gmail.com
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