Por Néstor García Iturbe:
En distintas oportunidades el periodista está buscando una
información, pero por muchas gestiones que realiza no la encuentra. En muy contadas oportunidades al periodista
llega una información importante, que no la buscó, pero que le cayó en sus
manos. Este es precisamente el caso al
cual me refiero en este artículo.
Recientemente, un estadounidense del sector académico, con
el cual tengo relaciones desde hace varios años, viajó a Cuba. Desde que
llegó estuvo tratando de localizarme
telefónicamente, hasta que finalmente pudo hacerlo.
La primera parte de la conversación podemos calificarla como
normal, entre dos amigos que no se han visto por unos cuanto meses. No
obstante, me sorprendió su insistencia de verme en mi casa, según él, para
entregarme un libro que me había traído. Yo acepté y nos vimos en mi casa al
día siguiente, para tomarnos un café, tal y como habíamos conversado.
De más está decir que el amigo llegó puntual, no traía libro
alguno, pero me explico que tenía una información importante que deseaba
trasladarme. Dijo que podía publicar la información, siempre que no lo citara
como fuente de la misma y la publicación se efectuara dos o tres semanas
después de su regreso a Estados Unidos.
El tiempo solicitado por el amigo ya expiró, por lo tanto me
siento en libertad de publicar lo que me trasladó.
Paul Manafort, que fuera jefe de la campaña de Trump, planteó a una relación muy cercana, que
después de haber tomado posesión de la presidencia de Estados Unidos, Donald
Trump efectuó una reunión con el equipo de campaña
Para analizar los resultados obtenidos y sacar experiencia
para futuras elecciones, pues ya tenía en mente iniciar la campaña para la
reelección en el 2020.
A esa reunión se invitaron a varias figuras políticas
republicanas que representaban un sector específico de la población. Una de esas figuras fue Marco Rubio, que
aseguraba Trump había ganado la Florida gracias al voto de los
cubano-americanos. Plantea Manafort que él no estuvo de acuerdo con Marco Rubio
y mostró las estadísticas de los votos efectuados y que en los tres condados
donde vivían la mayoría de los cubano-americanos Hillary Clinton había recibido
más de un millón de votos por encima de Trump.
Esto no fue muy agradable para Trump, que comenzó a culpa a
Marco Rubio y los otros congresistas republicanos del sucedido. “los
cubano-americanos van a pagar esto” repetía Trump insistentemente, “pero lo que
hagamos debe ser algo que se culpe al gobierno de Cuba, para no perder más
votos.”
Después de analizar la situación en distintos estados fue
necesario interrumpir la reunión por una situación que se había presentado en
Afganistán. Antes de que los asistentes se marcharan Trump se dirigió a Marco
Rubio y le dijo, “Para la próxima reunión trae una propuesta de cómo podemos
castigar a los cubano-americanos y que
la culpa la tenga el gobierno cubano. Utiliza lo que te queda de cerebro
en eso.”
La reunión continuó la semana siguiente. Marco Rubio propuso acusar a Cuba de haber
realizado “ataques acústicos” contra el personal de la Embajada, lo cual había
causado distintas molestias e incapacidad a parte del personal. El gobierno estadounidense, partiendo de la
base de garantizar la seguridad de su personal, retiraría parte del mismo, por
los que no se continuarían ofreciendo
servicios consulares.
El personal que se retiraba no podía ser examinado por
médicos cubanos, pues descubrirían el fraude. Al dejar de ofrecer los servicios
consulares se establecería que los familiares de los cubano-americanos que los
requieran deberían viajar a otro país para obtener visas y hacer otros
trámites, lo cual seguramente pagarían sus familiares en Estados Unidos, pues
los residentes en Cuba no tiene dinero para eso.
Esto traería como consecuencia que un trámite que costaba
160 dólares y el viaje de la Habana a Estados Unidos, ida y vuelta que costaba
aproximadamente 500 dólares se convertiría en algo cuyo costo sería de un poco
ms de 2,500 dólares.
Trump, desconfiando de las maravillosas ideas de Marco
Rubio, le preguntó si eso se le había
ocurrido a él. En un acto de sinceridad,
este le dijo que había consultado el asunto con la CIA y aunque él había dado
varias ideas, realmente el plan era de ellos.
Se acordó integrar al Departamento de Estado al plan y
ejecutarlo cuanto antes.
Mi amigo estaba horrorizado, sobre todo por conocer el tipo
de persona que está al frente de su país.
Le pregunté cuál sería la reacción de los cubano-americanos
al conocer esto, dijo que después de esto Trump o el que el apoye, no sacaría
en la Florida los votos necesarios para cargo alguno.
sarahnes@cubarte.cult.cu
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