Por Iván Oliver Rugeles:
Sucesos horrendos de la historia que se impone traerlos a la
memoria para que no se repitan nunca más, con motivo de conmemorarse por estos
días el 101 aniversario de la insurrección armada de los obreros, campesinos y
soldados en octubre de 1917, que trajo consigo, pocas semanas después, el 7 de
noviembre, el triunfo de la Revolución Socialista en Rusia y, además, por
cuanto vientos neonazis parecen
estacionarse en tierras brasileñas si este próximo domingo obtiene la victoria el candidato Jair
Bolsonaro, un ex capitán de la dictadura militar, racista de la más extrema
derecha, que intenta, bajo una feroz campaña mediática apuntalada en la mentira
y la manipulación, llegar al Palacio de Planalto, en Brasilia, para conducir un
régimen al servicio de las clases más pudientes y minoritarias explotadoras
históricas del Brasil, en detrimento de los sectores mayoritarios y menos
favorecidos, que conforman más del 70% de su población…
Veamos.
El ascenso y consolidación de Hitler en Alemania fue posible
por el espaldarazo que recibió de la burguesía capitalista de toda Europa,
con muy pocas excepciones e, inclusive, de la estadounidense, que vieron en él
a una luz caída del cielo para detener lo que consideraban imparable, como lo
era el avance por el mundo del comunismo que había logrado la victoria sobre el
régimen tiránico del zarismo en Rusia, luego que un año más tarde, el 11 de
noviembre de 1918, finalizara la primera guerra mundial…
Para esas burguesías el proyecto del Führer, más allá de sus
tesis sobre la “purificación racial”, quizás mal vistas por algunos grupos
minoritarios de esas burguesías del occidente cristiano, planteaba negocios de
muy alta rentabilidad en el corto plazo, como era dotar a Alemania de una
poderosa industria bélica con la más alta y sofisticada tecnología de la época
que pudiera frenar un intento de la naciente Rusia Revolucionaria por
extenderse hacia occidente, con lo cual se aseguraban, además y con el mayor
éxito, un esquema de inversiones y de control sobre la economía capitalista
mundial que, para ese entonces, atravesaba por una aguda y terrible depresión.
Ese enorme poder de esa burguesía voraz se hizo presente
para consolidar a Hitler en sujetos como el abuelo de dos expresidentes bien
recientes del gobierno de los Estados Unidos, George (1989/93) y Doble V
(2001/09), Prescott Bush, quien fue uno de los mayores financistas de la
llegada del nacionalsocialista a una Europa devasta por la guerra, junto a
figuras como Henry Ford, Alfred Sloan, dueño de la General Motors; Thomas Watson,
fundador de IBM; W.A. Harriman, alto financista de Walt Street; John
Rockefeller, del Manhattan Bank; el poderoso grupo Rothschild; JP Morgan; la
General Electric y entre otros muchos más, los magnates del acero, los hermanos
Krupp, así como numerosos predicadores antecesores de Pat Robertson, consejero
de los Bush, quien, -vale que lo recordemos- pidió por su canal de televisión
“Club-700”, en 2005, el asesinato de
Hugo Chávez…(ver el vídeo abriendo este enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=nCFaw1j7o64)
Instalado, pues, Hitler en la cúspide del poder de Alemania,
no hubo que esperar mucho tiempo para
ver cómo sus ansias de poder y de gloria por la purificación de la raza aria y
por convertir a su país en el más grande imperio que haya conocido la
humanidad, como lo repetía que era su proyecto político, inició su atrevido
pero exitoso plan de anexarse al Continente europeo pedazo a pedazo y así fue
ocupando sin, resistencia alguna, a: Austria, Checoeslovaquia, Polonia,
Cracovia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Islandia,
Francia, Rumania y antros, Grecia…
Mientras su avance de conquista era imparable, centenares de
ciudadanos alemanes que se oponían al nuevo régimen o sencillamente pretendían
ser neutrales, eran asesinados y junto con ellos quienes no eran arios, sino
nacidos de la “raza impura y maldita judía”, de mil formas y maneras, a tiros,
ahorcados, destrozados a golpes y los más, asfixiados primero en camiones tipo
cavas acondicionadas para que el monóxido que expedían sus motores hicieran el
trabajo y luego, dado que ese método les resultaba muy lento porque ello
suponían espacios muy pequeños, optaron por construir grandes galpones
herméticamente cerrados, donde era posible liquidar en el mismo tiempo a
incontables números de personas y sus cadáveres, muchos eran enteradis en fosas
comunes y otros cremados en enormes hornos a gas a carbón mineral.
En total, según cifras que se manejan en organizaciones
estudiosas del tema se estima que se instalaron cerda e 60 campos de
exterminio, no menos de 40 mil sitios para la tortura y las vejaciones más
infames y en todos ellos se calcula que ese régimen terminó con la vida de más
de quince millones de personas, de las cuales seis, aseguran las comunidades
judías internacionales eran judíos. Es relevante agregar que como consecuencia
de todo esa monumental tragedia que causó el nacionalsocialismos en Europa, el
número de muertos se eleva, incluyendo aquellos que cayeron en los
enfrentamientos ornados y el bombardeo de ciudades y aldeas, se calculan que
sobrepasa la cantidad de 50/60 millones de personas, convirtiendo así la
segunda Guerra Mundial, en la conflagración más atroz que haya vivido la
humanidad a través de toda su historia….
¿Y a qué viene a cuento que hagamos esta reseña?, nada menos
porque el posible ascenso al poder en el Brasil, del Jair Bolsonaro, un
sujeto que se declara fascista, sin
bemoles y que en su discurso no promete nada distinto a lo que ofreció Hitler
para el desarrollo y crecimiento de su país, Alemania.
Tómese nota, amigos lectores, que la locura de este
espécimen brasileño lo lleva a decirle al mundo que su primera hazaña armada
fuera de las fronteras de su país, se hará para liberar a Venezuela de la cruel
dictadura del chavismo…!!!
rioliverr@gmail.com
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