Por Diego Olivera Evia:
Una nueva crisis de valores en América Latina
Nuevamente la historia de Latinoamérica sufre las
consecuencias del Fascismo, del Siglo XX
fue parte del Plan Cóndor, aplicado a través de las dictaduras
militares, siendo Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia, la base de la
torturas en el Cono Sur, miles de asesinados, muerte y violación a luchadoras
sociales, desapariciones forzosas, secuestro de hijos e hijas de guerrilleros y
luchadores sociales, mostraron la cara un plan macabro, implantado por EEUU y
la CIA, que de manera impune mostraron la guerra sucia.
Parte de esa historia fue armada por Henry Kissinger,
secretario de Estado de Estados Unidos durante la presidencia de Richard Nixon,
ha sido señalado como el autor e ideólogo del Plan Cóndor.
Un antecedente directo de estas operaciones fue el Decreto
Noche y Niebla de Adolf Hitler. Un historiador estadounidense atribuye a un
operativo de la CIA como parte defensiva de la Guerra Fría, para impedir la
propagación del comunismo en América Latina, la organización de las primeras reuniones
entre funcionarios de seguridad uruguayos y argentinos para discutir la
vigilancia de los exiliados políticos y también su actuación como intermediaria
en las reuniones entre los dirigentes de los escuadrones de la muerte
brasileños, "la triple A" de argentinos y uruguayos.
Pero Estados Unidos hizo más que organizar los encuentros.
La división de servicios técnicos de la CIA suministró equipos de tortura a
brasileños y argentinos (entre otros) y ofreció asesoramiento sobre el grado de
shock que el cuerpo humano puede resistir, señala también el mismo autor.
En 2007, la profesora estadounidense Patrice McSherry, de la
Long Island University, mediante un documento secreto de la CIA, fechado en
junio de 1976, confirma el secuestro y tortura de refugiados chilenos y
uruguayos en Buenos Aires. Según ella, dichos planes emanaron en la década de
1960 en la Escuela de las Américas y las Conferencias de Ejércitos Americanos,
mediante las cuales Estados Unidos enseñó a los oficiales instruidos en ellas
acciones "preventivas" (torturas) en la región.
Un documento desclasificado de la CIA con fecha 23 de junio
de 1976, explica que ya "a principios de 1974, oficiales de seguridad de
Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia se reunieron en Buenos Aires para
preparar acciones coordinadas en contra de blancos subversivos".
La Operación Cóndor fue un pacto criminal que se puso en
marcha cuando se contó con una verdadera red de dictaduras en el Cono Sur y en
América Latina. El general Alfredo Stroessner llevaba ya una década en el poder
en Paraguay, desde 1954. Así como cuando los militares brasileños derrocaron al
gobierno democrático y popular de João Goulart, en 1964. Después de una serie
de golpes de Estado en Bolivia llegó al poder el general Hugo Bánzer en 1971.
El 11 de septiembre de 1973, el general Augusto Pinochet
bombardea el palacio presidencial de La Moneda, derrocando al presidente
socialista Salvador Allende. Coincidiendo con el plan general de “ajustar” el
Cono Sur, donde crecían movimientos populares de envergadura, también en 1973,
se instaló la dictadura cívico-militar en Uruguay. Así mismo, sólo tres años
después, el 24 de marzo de 1976, una junta militar, presidida por el general
Jorge Rafael Videla, tomó el poder en Argentina, país en el cual había
comenzado a actuar la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) desde el 21 de
noviembre de 1973, cuando Juan Domingo Perón todavía era presidente.
La Triple A actuó en una coordinación criminal, con la
dictadura de Pinochet en Chile. Esto surgirá en las investigaciones sobre la
Operación Colombo, un modelo de guerra sucia que se ejecutó en 1975.
El Plan Cóndor fue una operación similar a la estrategia de
la tensión utilizada en Italia en los setenta, la cual estaba dirigida por la
llamada Operación Gladio, de la que Licio Gelli fue un miembro.
El fascismo se enquista en
la OEA y Brasil
En la segunda década del Siglo XXI surge una nueva realidad
política, que muestra el resurgimiento del fascismo en el Cono Sur, a través de
grupos de la burguesía y militares retirados, apoyado por la acciones de EEUU,
en el segundo gobierno de Obama y las presiones del presidente Donald Trump,
para controlar los recursos económicos de América Latina. Las derrotas en las
urnas de la propuestas progresistas, fueron marcando el ascenso de las derechas
en Chile, bajo la constitución pinochetistas, siendo el actual presidente
Sebastián Piñera, quien era parte del pinochetismo, y ahora acusado en EEUU por
Malversación.
El triunfo en las elecciones de Argentina por Mauricio
Macri, marca la derrota del populismo y se instala un fascismo con apéndice
italiano, ya que la Familia Macri viene de las mafias Calabresa italiana, aplicando la camorra y de la
inmoralidad en juicios corruptos, que han sido parte de sus vínculos con la
dictadura Argentina, como los muestran la imágenes con los generales de la
muertes. El Brasil de Temer fue la maniobra contra el progresismo de Dilma y
Lula, una maniobra institucional por el Congreso de Brasil, con el apoyo de la
iglesia Evangélica, con una mayoría de corruptos lograron darle la presidencia
al corrupto Temer.
Ahora lo más peligroso es el candidato Jair Bolsonaro que
los votos le dieron el 46,21 por ciento, ante un Haddad con el 29.01%, esta
diferencia marca un margen peligrosa, para la democracia y la naciones del
Continente. El tipo es un ex capitán del Ejército que llegó a la política con
un discurso de alabanza a la dictadura militar y diciendo claramente que no
cree en la democracia.
Asume que es machista, racista, homofóbico y xenofóbico,
haciendo broma de aquello y siempre agregando que “pueden acusarme de lo que
sea, pero no pueden negar que soy el único político honesto”. La historia de
cómo ese personaje pasó de ser un mero vocero parlamentario, de lo que sobró de
la dictadura militar para ser uno de los favoritos de las próximas
presidenciales se confunde con la historia de cómo Brasil ha cambiado política
e ideológicamente en los últimos años.
Una nueva crisis de valores en América Latina
Estos hechos en Brasil como en la acciones de la OEA, contra
Venezuela, Bolivia y Cuba, marcan una peligrosa crisis a nivel de Sudamérica,
los anuncios de Bolsonaro de querer derrocar, al presidente de Venezuela,
Nicolás Maduro, podría marcar una alianza con Colombia, en una suerte de
alianzas criminales, son parte de los planes del mandatario Trump, de poder de
instalar una base militar en Brasil, el cual será aprobado si gana el fascista
Bonasaro.
La inmoralidad de los países derechistas y la burguesía, no
repara en entregar sus riquezas a EEUU y su satélite principal el sionista
Israel en el control ahora del Sur de Argentina y sus patrullajes en Argentina,
de la misma manera 7 bases militares en Colombia, de la misma manera el Chileno
Piñera, arrastrándose quiere que Chile sea una nueva estrella de la bandera de
EEUU, en su sumisión a Trump, sin embargo la justicia gringa, lo quiere
procesar sobre malversación. También en
el Ecuador el presidente Lenin
Moreno, traiciona a Alianza País y trata de procesar al ex presidente Rafael
Correa, sin tener ninguna prueba, Moreno ahora ha vendido el petróleo a las
trasnacionales y se ha determinado sus vínculos con la CIA.
Esta nueva realidad
ha demostrado que muchos de los movimientos sociales, como Argentina y Chile ha
apoyado a presidentes de derecha, de la
misma manera ahora en Brasil, los movimientos sociales de las favelas, de los
trabajadores, han dado la espalda al PT de Lula, marcando una peligrosa grieta
social, de un monstruo criminal que no acepta la democracia, que es racista,
que desprecia a la mujeres y que cree en el Fascismo de Trump. Esto demuestra
lo grave para América Latina, que abrirá las puertas para EEUU, para una nueva
conquista de nuestro continente.
diegojolivera@gmail.com
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