Tengo la sensación de que a medida que la crisis del modo de
producción capitalista se acentúa es más difícil debatir, o por lo menos oírse
(escucharse) los argumentos de un lado y de otro. Con mis 78 años prácticamente
no tengo ganas o no me entusiasma ganar en el debate, ¿para qué? Sin embargo no
es lo que aparenta o aparento, y para ello pongo mi experiencia en el gremio
bancario de Uruguay (AEBU), como ejemplo. Al inicio de la década del 60 las
asambleas de la banca oficial (bancos estatales), duraban horas y horas con una
concurrencia esmirriada. Por otra parte las asambleas de la banca privada, eran
enormes y luego de escuchar a su principal dirigente (en ese entonces Carlos
Gómez) se cerraban. Entonces era muy común escuchar el comentario de que los
bancarios oficiales discutían los problemas a fondo y los otros no.
Sin embargo la vida se encargó de demostrar que aquellos
bancarios que llenaban las asambleas y rápidamente llegaban a una conclusión y
se iban, cuando llegó la crisis de 1965, respondieron con una fuerza que
asombró y fueron capaces de encontrar una solución para el gremio y para el
país.-
La historia volvió a repetirse o mejor dicho se superó
cuando la crisis del 2002, y el gremio bancario con el liderazgo de Juan José
Ramos, este concurrió directamente al domicilio del Presidente de la República
(Dr. Jorge Batlle) para que asumiera la crisis y rubricara el nombramiento de
Alejandro Atchugarry en el ministerio de economía, para iniciar inmediatamente
la negociación con el FMI; por otra parte cuantos disparates se dicen sobre
estos hechos al no escribir los principales actores el relato verdadero. Lo que
sigue siendo un desafío para quienes participaron directamente, aunque los
fundamentales ya no están.
¿Entonces?: el debate tiene varios planos, y lo importante
es alimentar ideológicamente las salidas de progreso que se pueden construir
para el porvenir de la humanidad.
En la humildad de nuestros conocimientos esa es nuestra
tarea.
Por ejemplo: hay una opinión generalizada de que hoy todavía
existe a pleno el imperialismo yanqui. Sobre su existencia se hacen las más
variadas tesis.
Por otra parte hasta la llegada de Cuba y su estructura
económica estatal, con el apoyo de la Unión Soviética –imprescindible para que
ello sucediera- y ahora Venezuela en circunstancias que deberíamos analizar más
cuidadosamente, todos los gobiernos de fuerza tenían el aval de la Embajada de
EE.UU. o debían considerarse muertos. Su graduación se realizaba en la Escuela
de las Américas. El de Perú también fue un intento fallido, y es una larga y
trágica historia. No tener en cuenta esto, desde mi punto de vista es una
definición ideológica antidemocrática aunque se afirme ser demócrata. Y porque
además la resistencia a esta realidad, generó en las fuerzas armadas, todo un
legión de militares que hicieron el máximo de esfuerzos para romper ese cordón
umbilical; como entre otros nuestro General Líber Seregni, en Venezuela el
Coronel Hugo Chávez, en Chile Prats, Schneider, en Bolivia, Torres, en Perú,
Velazco Alvarado, en Panamá, Torrijos y estoy cometiendo el pecado al
nombrarlos de olvidar a otros muchos, que sacrificaron sus vidas en los
intentos.-
La contra cara ahora que está en el tapete el rol de los
escritos de uno de los más importantes dirigentes del Partido Socialista del
Uruguay: Vivían Trias, es la pertenencia a la siniestra CIA, de figuras del
mundo militar, político, periodístico y social o lo que el comisario Otero
denunció en un programa televisivo –“Esta boca es mía” en Tele 12- de que
Héctor Amodio Pérez era agente del Mossad israelí antes de su incursión
tupamara. Y esto no lo escribimos para denostar la experiencia tupamara, que
ideológicamente no compartimos desde sus inicios, sino para que se tenga
rigurosidad científica a la hora de analizar hechos: como se produjeron, cuál
fue su origen, cuales son los documentos que lo registran, y porque en ellos
además se involucró a parte de los mejor de nuestra juventud, que nunca tuvo
una idea clara del origen de los hechos políticos y sociales en los cuales
participaba y daba lo mejor de su vida. No basta con la autocrítica de Mujica
diciendo: “nos utilizaron”.
Nosotros por otra parte hemos llegado a la conclusión de que
lo previsto por Lenin en “el imperialismo fase superior del capitalismo” se
está cumpliendo plenamente; el pasaje del gobierno de los Estados al gobierno
en pugna de los complejos empresariales multinacionales, algo así como la
antidemocracia. Y como la historia no vuelve atrás, para reconquistar la
democracia se necesitan de reglas universales o ya no la habrá.
¿Y entonces EE.UU.?: Es utilizado como el gran instrumento
provocador de guerras, acentuando su rol de gendarme, en medio del desarrollo
de una crisis interior de la que hoy ha surgido Trump, en que el endeudamiento
es terrible y el envilecimiento del dólar cada vez más acentuado.
Ahora si la idea que prevalece es la del gran imperialismo
kautskiano (en referencia a la teoría del súper imperialismo de Carlos
Kautsky), y el dólar su instrumento de sometimiento, podemos llegar a las ideas
más disparatadas, y por lo tanto no entender nada de lo que está pasando.
EE.UU. está en relación a su PBI tremendamente endeudado en
dólares, ahora cualquier cantidad multiplicada por cero da cero. Por lo tanto
el mantener el dólar alto no es para ellos ningún incentivo y al contrario
luego de pasada la etapa Trump, de beneficio para los capitalistas autóctonos,
viene la etapa de la competencia en el mercado mundial, seguramente de corta
duración, pues los capitales que accionan el capitalismo mundial que
seguramente también integra Trump imponen sus condiciones en la dimensión
económica.
Surge ahora un candidato de la oposición venezolana que
propicia como ocurrió en Ecuador, -por iniciativa de la derecha- eliminar la
moneda nacional y adoptar como moneda el dólar. Por supuesto que las primeras
reacciones frente al hecho y sin estudiar en profundidad el mismo, es de qué se
trata de otra maniobra del “imperialismo”.
Si, efectivamente es una potente maniobra propagandística,
frente a la imposibilidad de equilibrio monetario, para el cual Venezuela
tendría que cerrar herméticamente todas sus fronteras, hecho que hoy 2018 ni
Trump lo puede hacer.
Miremos el problema con más profundidad; un derrocamiento
del Presidente constitucional Nicolás Maduro, significaría como lo podría haber
sido en su época la invasión a Cuba, que Kennedy frustró y le costó la vida,
una situación incontrolable (para el equilibrio teñido de guerras del
capitalismo mundial) prácticamente en las fronteras de EE.UU. Eso es lo que
están midiendo pensando en un manejo de la economía que a la vez le signifique
a la gente un respiro.
Hoy en Venezuela, como ocurría con el mercado negro en los
países del llamado socialismo real, es el manejo monetario el que provoca mayor
resentimiento social, además de una fuente permanente de corrupción y de nada
vale la promesa de que el Estado esté manejando una moneda fuerte, si la gente
en la vida diaria no dispone de ella.
Si a ello le agregamos el avance formidable que constituye
la creación de instrumentos monetarios digitales, pero a la vez su uso para una
estafa como se ha venido haciendo con el Bitcoin, la incertidumbre por las
diferencias que la gente no maneja entre monedas es aún mayor.
¿Ahora qué es lo que impide que los líderes actuales del
progresismo en el mundo planteen la necesidad de terminar con la joda de las
monedas y pasar a la unidad monetaria universal?
¿Puede existir hoy una llamada soberanía monetaria nacional,
aún con las reservas de oro, o de petróleo,
que permitan una política en beneficio de la gente?
Cuando el triunfo de la revolución rusa, un joven propuso a
Lenin eliminar la moneda, a lo que él
respondió con un análisis sencillo de cómo el intercambio de mercancías
necesitaba de una mercancía privilegiada, que aún la humanidad no estaba en
condiciones de sustituir, explicando además el rol que cumplía el oro ya en ese
entonces. Afirmó además: cuando la humanidad supere esta etapa –de la cual solo
estamos en los inicios- seguramente construirá con el oro letrinas para vengar
los enormes sacrificios y crímenes que ha costado su uso.
Nuestra respuesta a lo de la soberanía monetaria es no, y en
el plano ideológico es una materia pendiente para una gran legión de
economistas que se consideran keynesianos o neo keynesianos y no hacen honor a
la proyección monetaria que en su época dio Keynes a la economía mundial.
Un cambio sustancial hoy en beneficio de la gente sería
medir toda la actividad económica en el mundo con una misma medida. Llevar lo
que hoy se hace al nivel de la contabilidad de los complejos empresariales
multinacionales al sinceramiento en beneficio de todos.
Un segundo paso igual en importancia sería pasar a un
sistema impositivo basado en la circulación del dinero que les permita a los
organismos de la sociedad abordar todas las necesidades presupuestales, y
proyectar obras que permitan organizar todo el trabajo humano. Ya no más
capitales ociosos que son la contrapartida al mal uso de la capacidad de
trabajo de todos los seres humanos, para lo cual hay que asegurar su salud, su
educación, su vivienda, su vida en beneficio de la sociedad. Comenzar la tarea
de dar muerte a los paraísos fiscales y a todas las lacras que la crisis de la
predominancia del capitalismo alienta permanentemente.
¿Será esto el fin del capitalismo?: no, será el fin de su
predominancia, y el solapamiento de un nuevo modo de producción que tendrá que
buscar las formas de organizar el trabajo, eliminando la corrupción y todas las
formas burocráticas que la sociedad ha ido generando con la perdida que ello
significa para el trabajo productivo en beneficio de la sociedad toda. Será el
inicio de una nueva larga etapa para la humanidad en que el nuevo modo de
producción naciente podrá ir expropiando a los expropiadores no en beneficio de
una burocracia estatal –que tradicionalmente se presentó como una alternativa
confrontada con el capitalismo- sino de un bien social que nos represente a
todos, con el funcionamiento democrático verdadero en manos de la gente.
sipagola@adinet.com.uy
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