Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez:
La pesadilla de Darwin del francés de Hubert Sauper, es un
documental que muestra como en los años 60 a manera de experimento se introdujo
en el lago tropical victoria en África (el más grande del mundo) un nuevo pez,
que resultó ser el más voraz depredador y que en poco tiempo condujo al
exterminio de las otras especies y aumento la miseria de los pobladores
empobrecidos, que en adelante tuvieron que disputarse con los chulos los huesos
y cabezas del gran pez para tener comida.
Los finos filetes del pescado se iban
fletados al primer mundo y en la ruta de regreso los gigantes aviones
descargaban fusiles y municiones para ejércitos ilegales, creados para mantener
una guerra que permitía el despojo de las demás riquezas. Del mismo lugar al
que llegaban los filetes, salían las armas, unas legalmente vendidas a los
gobernantes y las otras ilegales. Alrededor del pez gigante el comercio global,
ministros, congresistas militares y gobernantes ampliaban su poder y fortunas y
alrededor del lago crecía hambre, miseria, prostitución forzada y desgracia
colectiva.
Como en esa realidad, para las próximas elecciones
presidenciales de Colombia, las elites hacen maniobras para imponer al pez
depredador. Los aviones se preparan para traer armas y llevar de vuelta la riqueza
minera, aguas y alimentos de las casi infinitas biodiversidades de la amazonia
y del choco, que están en máxima vulnerabilidad y expuestas ante las voraces
compañías transnacionales y franquicias locales de grupos políticos y
empresariales que esperan impacientes el anuncio para que se active el espíritu
de la guerra y se de comienzo a la fase final de despojo rápido y total. El
depredador tiene un origen indiscutible en las casas de gobierno
liberal-conservadora, sea CD o CR.
Más que la metáfora del depredador, la teoría de Darwin, de
que el pez grande se come al chico, lo evidente es la avidez de las elites, que
para lograr su cometido mantienen falsamente dividido al país entre votantes de
derecha y votantes de izquierda, para garantizar que el depredador llegue al
poder sin contratiempos. La tarea de polarizar se acompaña de las tradicionales
falsedades y verdades a medias, descalificaciones y negación de los oponentes,
pero esta vez incorpora una distorsión social que tiende a modificar la percepción,
según puede inferirse de datos con intencionalidad electoral a la sombra de
llamarse estudios técnicos, pero claramente en favor del depredador.
El Departamento Nacional de Planeación (que entre otros
“impulsa la implantación de una visión estratégica del país en los campos
social, económico y ambiental, a través del diseño, la orientación y evaluación
de las políticas públicas y el manejo y asignación de la inversión pública”)
anuncio que “es la primera vez que la clase media superó a los pobres” (el
espectador.com, 18 de marzo, 2017) a consecuencia de la generación de empleo y
el aumento ingresos de los hogares. Es obvio que el país crece todo el tiempo,
en todas sus dimensiones, por ser una sociedad viva, pero más no necesariamente
significa mejor, ni tener más ingresos relativos y temporales produce un cambio
de status social y condiciones de vida.
El concepto de clase media se mide con parámetros y
condiciones económicas y sociales y ni siquiera con los índices del Banco
Mundial que pone un mínimo de ingreso de entre 10 y 50 dólares diarios es
sostenible el dato, menos aún comparado con parámetros de otros organismos que
incluyen como clase media a quienes reciben ingresos mensuales de hasta 5500
dólares y reciben otras tantas mejoras culturales, políticas, conocimientos,
garantías a derechos. ¿Cómo entender que no sea una argucia electoral decir que
hay más clase media que pobres, si el salario mínimo inferior a 250 dólares
mensuales, el desempleo estructural es cercano al 10% y superior al 50% (incluido
el trabajo informal, por horas o temporal), un impagable costo de servicios
públicos ya privatizados, una industria nacional destruida por tratados de
libre comercio, una altísima dependencia de las exportaciones de petróleo y
minería, una cultura del saber y de respeto a los derechos sumamente precaria y
unas políticas sociales desfavorables a las mayorías? Y más difícil de creerlo
cuando siguen aumentando los 8.6 millones de víctimas del conflicto armado,
aumentan los cientos de miles de millones de recursos públicos saqueados por la
corrupción y crece la delincuencia cotidiana?.
Los fines electorales del artificio del DNP para achicar el
número de la población expuesta a la depredación, pierden su certeza al
compararlos con datos de 2013 del Banco Mundial que indicó con tendencia del
comportamiento de la clase media durante los últimos diez años, medida por
ingresos, que sí había crecido pero con alta fragilidad y riesgo de volver a
caer, pasando del 15% al 28%, llegando a una población de 13.8 millones,
mientras los pobres la duplicaban con 16.5 millones y 13.3 millones más en extrema
pobreza o indigencia, mientras que los ricos eran 1.3 millones.
(finanzaspersonales.co, clase media en Colombia: frágil pero en crecimiento).
El objetivo entonces tiene que ser influir en el imaginario colectivo, hacer
creer que si hay menos pobres hay menos problemas y que el país va bien y los
gobernantes deben ser premiados manteniéndolos en el poder, y además hacer
sutilmente hacer creer que les resulta más fácil poner de su lado a la clase
media para implantar al pez depredador. Según sus cálculos de poder, con menos
pobres menor articulación del inconformismo, la indignación y la fuerza popular
que les empieza a mortificar su tranquilidad con las imparables manifestaciones
públicas (inexistentes para la gran prensa) decididas a exigir cambios reales y
concretos para gentes concretas con necesidades reales, que no son izquierda o
derecha, si no de justicia e injusticia, de peces grandes que tragan y peces
pequeños que se niegan a ser tragados.
Las elites en su capacidad electoral suman para el pez depredador
todas las expresiones que van del centro hacia la extrema derecha, incluidos
los grandes medios de comunicación, cuyos propietarios hace tiempo tomaron
partido y periodistas que no informan si no que participan como actores
directos del proceso electoral y las firmas encuestadoras, que viven de sus
patrocinadores y están cada vez más cuestionadas. El resto de la población, la
de los peces pequeños son la inmensa mayoría, suma políticamente del centro
hacia la izquierda, sin ser de izquierda ni de derecha y cuyo principal valor
agregado es la capacidad de sus movimientos sociales, étnicos, populares,
campesinos, trabajadores, mujeres, estudiantes, ecologistas, en lucha sostenida
por la defensa de derechos y bienes materiales para satisfacer las necesidades
más elementales como agua, alimento, educación, salud, vivienda y riqueza
colectiva para superar sus carencias, es decir defender lo común, lo más
humano, la dignidad y el respeto a la vida como la mayor riqueza y que, coloca
la grandeza de la nación no en el odio y la guerra así sea victoriosa, si no en
un humanismo de justicia y de perdón. El gran pez llegaría para acelerar la
velocidad de la depredación en curso porque el tiempo del capitalismo salvaje
se acaba y para poner a salvo los sistemas de corrupción, clientelismo,
impunidad y cinismo de los poderosos para perpetuar el inagotable mercado de la
miseria. Los pobres siguen siendo la mayoría.
mrestrepo33@hotmail.com
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