Por José Aponte Caña:
Entre la Mecha Lenta y la Media Luna Parte I
La conducta a veces contradictoria, por emplear un
eufemismo, de la oposición forma parte de una estrategia que buscar por un lado, confundir a las fuerzas
revolucionarias, y, por otro, mantener a sus seguidores o conservar su capital
político-electoral. Sin embargo, si nos detenemos a analizar con más
profundidad se percibe que en el fondo
pretende un desgaste progresivo, la mecha larga con la cual nos alertó el
Comandante Eterno, para deslegitimar hasta neutralizarla o destruir la
institucionalidad revolucionaria.
Este proceso ha pasado por varias etapas que han respondido
al momento histórico. Veámoslo a continuación en esta síntesis no exenta de algunas omisiones por las
características del presente escrito. La primera etapa, comenzó cuando en diciembre
de 1998 llegó al Palacio de Miraflores por la vía democrática, electoral y
pacifica nuestro Comandante eterno Hugo Chávez, como expresión de las
esperanzas de la redención social y visibilización de nuestro pueblo humilde y
los maltratados sectores medios de la población con su propuesta de democracia
protagónica y participativa. Por ello las fuerzas de la contrarrevolución
tuvieron que reacomodarse porque todos sus esfuerzos para detener a las fuerzas patrióticas y bolivarianas les
resultaron inútiles: las maniobras electorales previas a las elecciones
presidenciales de diciembre de 1998 cuando separaron y adelantaron las
elecciones de gobernadores que debían hacerse junto con las presidenciales y la
defenestración del llamado Caudillo Luis Alfaro Ucero (Acción Democrática)
sustituido por un representante rancio de la oligarquía en el país como es
Enrique Salas Römer (Proyecto Venezuela).
En esta etapa, los factores
del bloque histórico contrarrevolucionario asumieron una táctica de
espera para recomponer sus fuerzas, y tratar de rodear con políticos, asesores
y grupos de poder al Comandante Eterno con el propósito de asimilarlo al
sistema o, cuando menos, restarle fuerza dentro de los sectores populares. Es
oportuno recordar que nuestra economía capitalista dependiente, con un
pronunciado carácter oligopólica y latifundista, como en el presente, se
encuentra en manos de un sector privado
con nexos poderosos con capitales transnacionales por lo cual la participación
del Estado es débil o casi nula en algunos sectores estratégicos.
Asimismo, hubo una pausa o relativa “luna de miel” porque
como tesis política en el gobierno recién electo se adoptó el modelo
socio-político de la Tercera Vía
británico que no representaba peligro alguno para el bloque histórico de
poder dominante a lo interno y a lo externo de nuestra
geografía. En este sentido, la Tercera Vía se caracterizaba por su inocuidad
frente a las estructuras de poder político y económico en tanto se caracteriza
por un reformismo en el cual las líneas
maestras de las políticas públicas
consiste prácticamente en un gatopardismo de “cambiar todas las cosas
para dejarlas igual” con un reducido papel del Estado que se relega a mantener
reivindicaciones salariales y protección social a la clase trabajadora. Es
decir, no representa un peligro para las estructuras políticas y económicas del
bloque dominante.
La segunda etapa,
se dio con la ruptura institucional con
el Golpe de Estado en abril de 2002 de clara factura estadounidense por cuanto
el entonces presidente norteamericano avaló, y
a través de su vocero del Departamento de Estado, la salida violenta del presidente Hugo
Chávez. Vuelto al poder el 13 de abril el Comandante Chávez, a los pocos meses
se produjo el sabotaje petrolero de finales de ese mismo año e inicios del 2003
que se tradujo en una profundización de la Revolución Bolivariana debido a la
salida de buena parte de la meritocracia en PDVSA que habían convertido a la
estatal petrolera en un Estado dentro del Estado-Nación Venezolano. Las
consecuencias económicas del sabotaje fue estimada en aproximadamente 20.000
millones de dólares estadounidense en perdidas,
y vidas humanas; pero el gobierno bolivariano se hizo con el control de
la renta petrolera y emprendió un conjunto de políticas inclusivas que
permitieron saldar en buena parte la
enorme deuda social heredada de los gobiernos de la IV República con los sectores populares en pobreza y pobreza
extrema y la golpeada clase media.
Parte II. La tercera etapa, comenzó en el año 2006 cuando con la reelección del
Comandante Eterno, este tomó como bandera en su oferta electoral el socialismo
y se declara el carácter antiimperialista y anticapitalista del proceso
revolucionario bolivariano. En el
contexto latinoamericano se derrota el ALCA gracias a los gobiernos defensores
de los intereses de sus pueblos que progresivamente fueron floreciendo en
Brasil, Argentina, Ecuador, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Nicaragua, El Salvador,
Honduras y otros. Por lo tanto, se produce un cambio en la correlación de
fuerzas en América Latina y el Caribe que fue enfrentado por el imperialismo
gringo recurriendo a golpes de Estado, maniobras jurídico-parlamentarias y
manipulación electoral.
Se agudiza la lucha en la OEA hasta que nuestro país se retira
de la misma en un gesto de dignidad y respeto a su autodeterminación. Asimismo,
se intensifica la campaña mediática de los monopolios transnacionales mediante
la desinformación y el descrédito en el exterior contra el gobierno bolivariano
para crear las condiciones que justificasen, en la siguiente etapa, una intervención militar estadounidense por
cuanto ya se había dado el paso de declarar el presidente Barack Obama en marzo
del 2015 a Venezuela como una amenaza
inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de EEUU, paso previo dado
en otras naciones donde el imperialismo gringo ha intervenido militarmente.
Esto aunado a la incapacidad de los operadores políticos del imperialismo
gringo a lo interno del país demostrados en sus consecuentes fracasos como su
giro abiertamente fascista e insurreccional a partir abril de 2013 cuando asume
el presidente Nicolás Maduro.
La cuarta etapa, hasta el presente, se inicia con la
presidencia del Comandante Nicolás Maduro, luego del asesinato del Comandante Hugo
Chávez, que creó desconcierto en el pueblo revolucionario y sus fuerzas
políticas hasta que se consolidó el liderazgo presidencial, evento que trató de
ser aprovechado por el capital transnacional
unido a los siguientes aspectos:
agudización de la situación del capital estadounidense porque medianamente
lograron alcanzar sus objetivos estratégicos con sus intervenciones militares
en el norte de África y Medio Oriente, los ataques contra la estabilidad de los
precios del petróleo con el propósito de afectar los intereses de Rusia, Irán y
Venezuela al producirse un aumento de la oferta mediante la violación de las
cuotas por algunos miembros de la OPEP que hicieron retroceder en más del 80%
los precios del petróleo y el fracking, la aparición en el escenario internacional del grupo BRICS
con su propuesta de cambiar la arquitectura económico-financiera mundial
heredada desde la llamada II Guerra Mundial abiertamente beneficiosa a los
interés del capital estadounidense, y otros.
En este sentido, la respuesta del imperialismo gringo es
presionar por medios políticos, diplomáticos y económicos para debilitar y
destruir la institucionalidad revolucionaria en
nuestra patria. Es decir, la guerra
económica que vivimos en el presente acompañada por el abierto liderazgo
del inquilino de la Casa Blanca en la
conspiración internacional de la ultraderecha contra nuestra patria.
En este orden de ideas, la contrarrevolución tratará de
aprovechar cualquier espacio para debilitar, neutralizar o destruir la
institucionalidad revolucionaria tal como lo demostró su manejo del poder
legislativo desde diciembre de 2015, y la infiltración de la Fiscalía General
de la República dirigida por una mafia extorsionadora, y las omisiones criminales en la
administración de justicia por parte de la ex fiscal Luisa Ortega Díaz, contra
la violencia fascista entre abril y julio de 2017. También es significativo
mencionar la elección de la asamblea Nacional Constituyente en julio y los
resultados de las elecciones regionales del 15 de octubre en las que se
hicieron con la victoria el oposicionismo de entidades fronterizas como Mérida,
Táchira y Zulia que deben ponernos en estado de alerta por ser fronterizos con
Colombia - país miembro de la OTAN y con 7 bases militares estadounidenses y
que enfrentará en el corto plazo serios problemas energéticos y con ambiciones
de sus cárteles de drogas de una salida rápida de sus mercancías hacia el
mercado estadounidense y europeo - y nos
recuerda la tesis de la Media Luna secesionista sobre la cual nos alertó el Comandante Eterno.
Asimismo, Anzoátegui, un importante estado en el oriente del país por su
actividad petrolera y su fachada caribeña. Finalmente, al imperialismo no se le puede brindar el más mínimo chance para que alcance sus objetivos expansionistas y de
predatorios. Por lo cual, como ayer,
hoy más que nunca se hace necesaria la acción firme de las instituciones
del estado- Nación venezolano y la Unidad, Lucha, Batalla y Victoria de todos
los y las patriotas para defender la
integridad, bienestar y el legado generacional en la Patria de Bolívar y
Chávez. Chávez Vive…la Patria sigue… Independencia y Patria
Socialista…Viviremos y Venceremos.
Docente-investigador universitario.
oriental96@gmail.com
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