Por Jorge Aniceto Molinari:
Lula o el papel del individuo en la
historia. Podría ser este el título de esta breve nota en la que nos proponemos
resumir lo que consideramos el momento político de Brasil y por su peso el
momento político de nuestra América. Es una muestra importante además, para
analizar lo que hoy pasa en el mundo. ¿Por qué triunfa Lula, en su momento, en
las elecciones a la Presidencia de Brasil?, ¿es diferente a por qué triunfa
Chávez en Venezuela, o antes Allende en Chile?
El entonces Presidente Mujica, en su
momento dio una clave a modo de indicio de lo que estaba sucediendo, de lo que
a él le estaba sucediendo: “debemos viajar en el estribo de la economía de
Brasil” (se refería a la economía de Uruguay).-
Es que en su momento los empresarios
nacionales, especie poderosa en su tiempo y en Brasil muchísimo más, pero en
por ahora lento proceso de extinción –se viene acelerando-, sintieron antes que
nadie, que un proceso de achicamiento en los derechos de la sociedad era
también un proceso de acotamiento de sus perspectivas de desarrollo, y
apostaron en una coyuntura muy particular del mundo a un desafío que ellos
mismo luego calificaron de “populista”.- También coexisten con estos, los
burgueses (y porque no, hasta pequeños burgueses- los medios digitales se los
permiten-) que claramente ya han optado por ser parte del capital multinacional
y los que tienen huevos en los dos canastos.
En su momento primaron los que querían
acomodar los gobiernos nacionales para en una coyuntura económica favorable
(los precios de los comodities) vincularse con los mercados del mundo.
Ahora cuando los pueblos comenzaron a
sentir el gustito de que algo estaba avanzando, la derecha –sin horizontes-
sintió miedo (el llamado miedo de clase) y empezó a activar la posibilidad de
los ajustes, aduciendo particularmente la corrupción, corrupción de la que ella
había usufructuado en todos los gobiernos anteriores, y que tienen que ver
fundamentalmente con la circulación de dinero en sus distintas formas, en el
Uruguay las llamadas Safis, pero en el conjunto, los Panamá Papers, o las
distintas formas de realizar sobornos al que han sido proclive las empresas
particularmente encargadas de los grandes emprendimientos en las obras
públicas.
Es cierto nuestra izquierda ha sido débil
frente a estos fenómenos, es más, en ella hay sectores que son cómplices
directos de lo que han sido una forma de explotación de la economía en una
práctica extensiva favoreciéndose de la falta de controles.
¿Pudo llegar al gobierno Chávez en
Venezuela sin el apoyo de Cisneros?, ¿pudo Fidel Castro derrotar a Batista sin
el dejar hacer del sistema político de EE.UU. y en particular sus “servicios”?,
¿pudo triunfar Lula, sin el apoyo de los sectores políticos que luego se le
dieron vuelta?-
Pudo el Frente Amplio en el Uruguay llegar
al gobierno, sin la mirada esperanzada de amplios sectores medios de la
sociedad que aún sin entender añoran al viejo batllismo.
Sin duda que en todos los casos hay una
derecha intransigente, antibatllista en el Uruguay, pero por sobre todo
anticomunista, que fue franquista primero y luego fascista, pero reducida a sus
funciones regresivas, en el terrorismo de Estado, en la dictadura, haciendo
daño a la convivencia humana y apostando siempre a la confrontación como modo
de justificar su propia vida.
¿Y en la izquierda? No otra cosa ha sido el
stalinismo, para justificar la necesidad de un modelo que confronte con el
capitalismo, o en un sentido opuesto, el sentimiento libertario expresado en la
guerrilla, utilizada preferencialmente por la derecha para desarticular los
movimientos sociales. Sentimiento libertario, que siempre anidó en el corazón
de la humanidad, y que florece en circunstancias muy especiales como fue el
hecho por ejemplo de la revolución cubana, que primero estimularon y luego no
pudieron encorsetar.
¿Entonces qué salida tenemos?: la
programática. El procurar responder a la crisis con un programa que permita
poner el aparato productivo al servicio de la gente, que impida las destrucción
de lo que la humanidad ha logrado.
En la historia humana, el voto, el voto
secreto, la ley de 8 horas, las licencias de distinta índole, los derechos de
la mujer, etc., etc. han ido haciendo una base social de reivindicaciones que
le han dado al capitalismo también la posibilidad de desarrollarse.-
El capitalismo como modo de producción
predominante tenía todo el planeta para desarrollarse, y así lo entendieron
luego de la segunda guerra mundial los que en Mont Pellerin establecieron toda
una estrategia para que las trabas burocráticas estatales no fueran
obstáculos al desarrollo.- Sabiendo
además que la izquierda que había logrado predominar, ya no era leninista sino
estatista, y eso favorecía sus planes.
Pero ya no estamos en 1945, y los límites
para la expansión capitalista ya son totalmente visibles y se reflejan
directamente en la tasa general de ganancias, en el aumento de los paraísos
fiscales, en el endeudamiento, en el aumento demencial de la emisión monetaria,
en el invento de mil formas de organizar al capital desde el capital financiero
para mantener parte de la tasa de ganancia para determinados sectores que
actúan como lumpen.-
Por eso la especulación que hoy hay en los
sectores que gobiernan realmente la sociedad brasileña, es entre la posibilidad
de que Lula vuelva a la Presidencia, y la de impedirlo.
El problema es que si Lula y su
organización no encaran una ofensiva en materia programática, la crisis tarde o
temprano terminará opacando sus posibilidades aun cuando en la sociedad predomine
la idea su retorno a la Presidencia.
En la primera Presidencia, el ordenar la
economía ya suponía un avance, pero los compromisos con los distintos sectores
que en política expresan la economía capitalista, tal cual hoy predomina en el
mundo, era entrar en un rompecabezas que a la larga terminan imposibilitando
gobernar.
Ahora el programa necesario hoy, tiene que
ver con el desarrollo de la economía mundial, no es el programa que permita el
desahogo económico de un país, porque si antes estatizando se resolvía
problemas coyunturales, hoy ya no queda prácticamente espacio para poder
hacerlo, lo que no quiere decir que no se siga haciendo, o levantando muros
para beneficios puntuales y acotados en el tiempo.
Hasta ahora toda perspectiva de futuro estaba
inexorablemente vinculada a las inversiones, estas a su vez cada vez eran menos
nacionales y más internacionales, por la sencilla razón de que al complicarse
las relaciones económicas quienes se manejan en el mundo tienen un espacio del
que ninguna economía nacional dispone. Pero también estos espacios están
acotados, particularmente por un convidado que no encaja para la salida que la
humanidad necesita: la industria de la guerra, acompañada por otras industrias
que operan como colaterales como la del medicamento, por mencionar a una de las
importantes y dentro de marco de las admitidas legalmente, pero sin desconocer
su vinculación con el mundo de la droga, del lavado de dinero, del juego, del
tráfico de seres humanos.
El primer punto entonces del programa hoy
más necesario que nunca es la paz; necesitamos ayudar a la muerte en paz de la
predominancia del modo de producción capitalista. Y para ello dos herramientas:
la moneda y los impuestos, que los organismos ecuménicos tengan los recursos
necesarios para inyectar a la economía de un dinamismo que la falta de
rentabilidad capitalista hoy impide.- Organizar por medio de la educación, y la
salud, la participación de todos en un trabajo organizado con un fin social, y
sin la carga burocrática de los Estados, distribuir las responsabilidades con
un criterio de rendimiento y eficiencia, con un gran desarrollo del control
social.-
¿Podrá ser este el programa de Lula?
A su influjo y el de su Partido nació en el
2001 el Foro Social Mundial, una expresión social formidable que esperanzó en
una renovación de la izquierda en el mundo.
En nuestra modesta opinión el evento que
viene repitiéndose, no pudo superar la crisis de la izquierda, que se expresó
por ejemplo en una de sus mayores demostraciones –en su momento- en la
dirección de la revolución española.-
El Foro Social Mundial más allá de
declaraciones muy importantes, no se pudo poner de acuerdo en un programa a
impulsar. Una vez más por un lado los estatistas y sus modelos confrontativos,
o la necesidad de medidas de transición para ayudar a morir en paz a la
predominancia del modo de producción capitalista. Lula, aunque no se lo
reconoce, vivió esta disyuntiva en el
propio gobierno. Porque la corrupción viene incorporada al propio modo
de producción predominante, y el convivir con ella supone alguna manera de
complicidad sino se da en el plano programático la perspectiva necesaria del
cambio y el combate a esas formas de hacer política.
En el 2001, se organizó una esperanza de
izquierda para el mundo desde el Brasil del PT, con Lula a la cabeza, no
cristalizó en un programa. ¿Podrá ahora en un nuevo empuje, nacer las
propuestas de transición que ya no deberán estar referidas, no solo a Brasil
sino al mundo que las necesita? Mujica las insinuó en la ONU en setiembre del
2013, y luego el silencio.-
El topo de la historia del que hablaban
Marx y Engels sigue su tarea, llamando a actores a escena, para un rol
protagónico que nos corresponde a todos, aún con un pequeño grano de arena.
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