Por Néstor García Iturbe
Hace pocos días escribí un artículo relacionado con una
empresa que vende generadores eléctricos y que aprovechando la situación que se
ha creado sobre
Corea del Norte, trataba de infundir terror a la población
estadounidense y hablaba de la posibilidad de que el país asiático lanzara una
bomba atómica que afectara las principales redes eléctricas de Estados Unidos.
Según los expertos que daban sus criterios, tanto de la CIA
como del Pentágono, las redes eléctricas podían considerarse el talón de
Aquiles de la sociedad estadounidense, pues al faltar ese tipo de energía el
país se paralizaría, no se podría establecer comunicación entre las personas,
no habría luz en las casas, los televisores no funcionarían, tampoco las
computadoras, los celulares, ni las
bombas que deben llevar el agua a las residencias, no funcionaría el aire
acondicionado ni los refrigeradores y así,
un sin número de equipos y servicios, que los estadounidenses no están
acostumbrados a que les falte. SERIA EL
CAOS.
Al parecer esta idea de la empresa que trata de vender sus
generadores eléctricos, ha sido copiada por otros, inclusive funcionarios del
gobierno que están utilizando “el
peligro Coreano” para tratar de resolver presupuestos y compras propias de una
situación cercana al estado de guerra.
De acuerdo con los informes emitidos por las fuerza armadas
rusas, que nadie duda tienen experiencia en este asunto de los misiles, los
militares rusos descartaron que el proyectil que probó Pionyang fuera un misil
balístico intercontinental, debido a que estimaron que la altitud de vuelo del
Hwasong-14 fue de 535 kilómetros y su distancia alcanzó 510 kilómetros. El
Ministerio de Defensa de Rusia argumentó que esos datos de vuelo, corresponden
a las características táctico-técnicas de un misil balístico de alcance medio,
lo que significa que nunca llegaría a Estados Unidos.
El Mando del Pacífico de EE.UU. también valoró que Corea del
Norte lanzó un misil balístico de alcance medio basado en tierra y no un misil
intercontinental. Además, las fuentes militares norteamericanas explicaron que
el proyectil voló 37 minutos antes de caer en el mar de Japón.
A pesar de toda esta información, donde se descarta que
Corea del Norte haya lanzado un misil balístico, quizás porque aún no han
llegado a tenerlo, en el Pentágono se hacen planes de pruebas, simulacros y
nuevas compras relacionadas con el famoso “escudo antimisil” que se plantea en estos momentos no está en
condiciones de enfrentar un ataque
norcoreano.
La lista de compras que está preparando el Pentágono incluye
el mejoramiento de los sensores, radares y misiles interceptores que formando
parte del famoso escudo, se encuentran en Alaska y California. Las últimas
pruebas realizadas con estos misiles, según la publicación Politico, han dado
un resultado bastante lejano al 100 por ciento de eficiencia.
El director del
programa de no proliferación del este de Asia, Jeffrey Lewis, planteo que en el
nivel operativo y técnico en que se encuentra el escudo en estos momentos, si
los coreanos del norte enviaran hacia Estados Unidos todos los misiles que
tienen, es posible que pudieran derribarse la mayoría de ellos,” Eso lo
determinaría, si tenemos un buen día o un mal día.”
Phil Coyle que trabajó en el Pentágono como Jefe de Pruebas
y Análisis de Armamento, planteó que Estados Unidos tenía más eficiencia en
destruir misiles de corto y mediano
alcance, que viajan a menos velocidad y en la atmósfera, lo cual es muy
distinto cuando el misil viaja a 15,000 millas por hora y por el espacio,
especialmente si el enemigo sabe cómo engañarte.
Ahora el Pentágono trata de aprovechar la situación, no
importa que el peligro este distante, ahora es cuando nadie se atreverá a negar o cuestionar los fondos solicitados.
sarahnes@cubarte.cult.cu
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