Por Humberto Trompis Valles
Una de las debilidades de los gobiernos izquierdistas y/o
“progresismo latinoamericano” de última generación en este continente, ha sido
su dificultad para proponer directrices políticas que apunten a pulverizar el
status de la modernidad capitalista reinante y abrirle cauces a la transición
al socialismo. En tal sentido, el denominado “socialismo del siglo XXI”, antes
que proponer medidas anticapitalistas, ha servido para atornillar el ethos
liberal. Pareciera que los dirigentes políticos de la izquierda
nuestroamericana, estuvieran presos de las visiones idiopoliticas de la Segunda
y de la Tercera Internacional de trabajadores, las cuales pontificaron la necesidad
histórica de agotar la vía capitalista,
como requisito teleológico para avanzar al socialismo. Así, uno de los
más radicales exponentes actuales del pensamiento crítico latinoamericano como
Álvaro García Linera, nos propone sin
escrúpulo alguno que la salida al subdesarrollo de este subcontinente es el
llamado “capitalismo andino-amazónico”1 La consecuencia de esta miseria
política no se ha hecho esperar: el progresismo latinoamericano vive sus horas
menguadas, al estar siendo abandonado electoralmente por las grandes masas
desposeídas de la región.
Este desmadre político de nuestros gobiernos izquierdistas, afinca su razón de ser en una incuestionable
miseria teórica de sus dirigentes, manifestada en un desconocimiento supino a
los grandes aportes científicos del dueto Marx–Engels. Indubitablemente, esa
dirigencia ha carecido, desde sus primeras apariciones históricas en estos
linderos, de una teoría de la transición al socialismo que sustente las grandes
determinaciones que harán posible darle solución de continuidad a la
acumulación de capital. En otras palabras estos dirigentes siguen apresados por
las tenazas de la modernidad y/o posmodernidad.
En atención a lo expuesto y con el expreso fin de abrir la
discusión sobre la urgente teoría de la transición al socialismo, proponemos el
control presupuestario por parte de las clases trabajadoras tantos en empresas
públicas como privadas, por cuanto
semejante medida se traduciría en los siguientes beneficios idiopoliticos para
el sujeto de la revolución:
1.-Ayuda a develar el misterio del plusvalor que ha sido uno
de las herramientas ideológicas del capital para subsumir el trabajo obrero.
2.-Suministra a la clase
trabajadora la tasa de explotación a la que ha sido sometida por el
capital público y/o privado, develando la desigualdad y la injusticia cometida
por una clase empresarial dedicada a producir valores de cambio.
3.-Pulveriza uno de los resortes en los que se afinca la división social del trabajo
y su expresión jerárquica. El manejo presupuestario ya no sería
individual-burocrático, sino social y democrático participativo.
4.-Es el expediente idóneo para develar las tramposerías
empresariales que se utilizan para despedir trabajadores y para esquilmar
fiscalmente a los estados receptores de inversión extranjera directa.
5.-El control obrero del presupuesto aporta herramientas
para incursionar con éxito en la conservación del medio ambiente.
6.-Suministra a las clases trabajadoras insumos para
pelear por que la fuerza de trabajo se
pague a su valor histórico de mercado.
7.-Mediane este expediente se quiebra definitivamente el
“secreto comercial”, como fórmula del capital para invisibilizar el plusvalor extraído de los obreros.
8.-Este control educa a los trabajadores en el oficio de
ejercer la política con conocimiento de causa.
9.-En las empresas públicas es el antídoto perfecto para
combatir la corrupción administrativa.
10.-En el caso de la universidades públicas, el control
presupuestario por parte de docentes, administrativos y obreros, seria la
medida revolucionaria que encauzaría definitivamente estas Casas de Estudios
hacia el cambio epocal socialista.
11.-En los casos de las empresas públicas este sería un
poderoso expediente para sanearlas e impedir que sigan funcionando como
suministradoras de insumos baratos para el capital privado.
12.-En un país como Venezuela, donde el presupuesto público
es el útero de la acumulación de capital, este control obrero del
presupuesto, develaría de manera
impepinable, el carácter parasitario de la burguesía venezolana.
Vistas así las cosas, el control obrero de los presupuestos
públicos privados, insurge como la
medida política que desde dentro del capitalismo, apunta a establecer varios de
los grandes fundamentos de la futura
sociedad anticapitalista como son:a.-la distribución equivalencial del
excedente económico; b.-la liquidación de la división social del trabajo; c.-la
democracia participativa y protagónica y, d.-el manejo obrero de los medios de
producción. Ni más ni menos.
DEUDAS HEURISTICAS
1.-Álvaro García Linera. El “capitalismo andino-amazónico”
https://www.lemondediplomatique.cl/El-capitalismo-andino-amazonico.html
htrompizvalles@gmail.com
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