Por Michael Vázquez Montes de Oca
La estrategia que venía siguiendo el capitalismo
transnacional de globalización y la creación a mediano plazo de un gobierno
mundial se ha visto ahora entorpecida por la ascensión al gobierno más poderoso
del planeta, los EEUU, de Donald Trump, representante de un sector
ultraderechista con proyecciones nacionalistas y nazi fascistas de ese
capitalismo transnacional por la vía de
un populismo de derecha que, demagógicamente, proclama el proteccionismo y el
aislacionismo a través de preferencias a los supuestos intereses de su país por
encima de todo parar favorecer realmente a poderosos grupos de poder como el Complejo Militar Industrial, la
industria energética, la farmacéutica y la construcción ( los propios intereses
del Grupo Trump) entre otros.
Los que representa Trump ha generado nuevas contradicciones
dentro del capital norteamericano con grupos que lo apoyan y otros lo combaten,
lo que igualmente sucede dentro del capitalismo multinacional o transnacional.
Las grandes empresas transnacionales norteamericanas con filiales en
prácticamente todo el mundo ven perjudicados sus intereses al encarecerse las
exportaciones al principal mercado, el norteamericano, mientras las
transnacionales no norteamericanas tratan de ocupar el lugar de estas en el
mercado internacional.
Al parecer los EEUU de Trump piensan llenar este vacío
haciendo ostentación y uso de su enorme y fortalecido poderío militar En el
mercado interno de los EEUU las grandes corporaciones con intereses
mayoritarios en los propios EEUU más las grandes, medianas y pequeñas empresas
que producen en ese país se ven favorecidas por esta política de Trump.
El gobierno de la ultraderecha nacionalista de los EEUU,
representado por el Sr. Trump, ha sido la negación del enmascaramiento hecho
por Obama de los mismos objetivos pero con otra cara. Las afirmaciones de Trump
son más brutales y su demagogia populista de derecha recuerda las afirmaciones
del Sr. Adolfo Hitler en sus comienzos, lo que pudiera significar el inicio de
un proceso similar al nazismo en los EU. Aunque parezca difícil de aceptar y se demore en
manifestarse con toda su fuerza. Trump, es previsible que continuara y en
algunos aspectos acentuara de forma más agresiva, aunque lo niegue, la política del Sr. Obama de dobles raseros y discursos, interviniendo en Irak, Siria,
Libia, Afganistán y donde quiera que lo aconsejen los intereses de las grandes
transnacionales por diferentes métodos: entre otros, sanciona a Irán, fortalece
militarmente a Arabia Saudita, dividiendo más al mundo árabe mientras continua
su apoyo a Israel, trata de apretar el cerco a Corea del Norte, Rusia, China y
los BRICS y en América Latina y el Caribe, apoyara los intentos de restauración conservadora
para recuperar su “traspatio”.
Tratará de dividir a los países de la región para dificultar
sus esfuerzos integracionistas; trata de
neutralizar o aplastar a la revolución cubana;
desestabilizara a los gobiernos de izquierda o progresistas e intentara cambiar la orientación de estos gobiernos y,
cuando lo logre, los impulsa a seguir el
camino del neoliberalismo y de los Tratados de Libre Comercio Bilaterales que
favorezcan a los EU, en lugar de la
política integracionista de bloques comerciales, favorecerá a los procesos de
derecha como como el caso de Argentina y
Brasil entre otros.
Seguirá hostigando a Venezuela, mientras al propio tiempo proclama hipócritamente su voluntad de
dialogar y que no desea inmiscuirse en los asuntos internos de los gobiernos de
la región. Continua la repartición del mundo, utilizando todos los métodos y
armas al alcance de las grandes potencias. La política declarada de Trump de
concentrarse en los problemas internos de los EU es una cortina de humo para
fortalecer su economía, desarrollar más el complejo militar-industrial como lo
demuestra su reciente proyecto de Presupuesto.
Y finalmente, lograr que EU quede solo como el gran dictador
de la política mundial colocando en un plano muy secundario a sus actuales
aliados además de controlar las aspiraciones geopolíticas de China y Rusia. Esto
plantea otra contradicción para el Club Bilderberg, su hija la Comisión
Trilateral, el tanque pensante más poderoso de los EU, e Consejo de Relaciones
Internacionales ( Council of Foreign Relations) y agudiza las contradicciones
con la Unión Europea, otros de sus aliados en la OTAN y con poderosas
Corporaciones Transnacionales que tienen diferentes intereses de los que
defiende Trump.
Además de que enfrenta a su gobierno con posiciones
defendidas por la mayoría de la comunidad internacional como el Acuerdo de
Paris sobre el Cambio Climático. Trump y sus aliados tienen un enorme poder
pero no pueden hacer todo lo que quisieran porque también tienen poderosos
adversarios. ¿Se rendirán los partidarios de un Gobierno Mundial a través de la
globalización impulsada por las grandes transnacionales? ¿O perderán la batalla
los partidarios de una politica proteccionista temporal de la nueva estrategia
encabezada por Trump encaminada a lograr el poder absoluto a escala global para
los EU?
¿Qué papel le tocara a América Latina y el Caribe en esta
fase de la expansión imperial? La política de fuerza que acaba de anunciar
Trump contra la revolución cubana endureciendo el bloqueo, los acosos a la
revolución bolivariana y a los gobiernos progresistas de la región, favorece a
la instalación de gobiernos de derecha y a la llamada restauración
conservadora, lo que no hace presagiar nada bueno para los pueblos de América
latina y el Caribe en los meses venideros pero, por otra parte, eleva el nivel
de la resistencia a sus medidas de fuerza imperial.
Veremos lo que sucede en los próximos meses
comexcu@gmail.com
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