Por Alcides Alejandro Murua
Es convocado una vez más el poder constituyente, esta vez
con la intención de transformar el Estado y darle rango constitucional a los
avances sociales plantean unos, pero sin duda debería ser para plasmar en el
texto fundamental las formas del gobierno popular, avanzar en la democracia
participativa y protagónica, principio central que designa la identidad
política de la Venezuela Bolivariana en Revolución.
¿Era lo apropiado? ¿Estamos en el momento indicado? ¿Nos
toca discutir una vez más sobre las formas y principios que las deben orientar?
Varias respuestas pueden surgir a cada interrogante, pero debe quedar claro,
basta con escuchar al Presidente Nicolás Maduro para estarlo, las
circunstancias históricas nos trajeron hasta aquí. El feroz ataque continuo,
permanente, integral y global contra la Patria, sumado a los errores propios,
nos tienen en un punto de inflexión que debemos superar, la forma escogida es
la más chavista posible: ¡Me la juego con el pueblo!
Otra certeza es que parte importante de la oposición tiene
la guerra en su agenda, la confrontación, el generar acciones permanentes para
construir la “ingobernabilidad”, son públicos y notorios los llamados, pero
sobre todo los silencios que justifican y alientan el crimen, el vandalismo y
la violencia. Ya a esta altura, luego de 20 días de esta nueva arremetida la presión
sobre ellos (y sus amos foráneos) aumenta y con ella surgen acciones que cada
vez van aumentando el tono y los saldos de muerte.
Allí la constituyente se convierte en un mecanismo para
sostener a toda costa la paz, será una “mesa de diálogo” con la sociedad
entera, con sus fuerzas sectoriales y territoriales, con voto directo y
secreto, en el marco del cuerpo jurídico vigente, así el otro para el dialogo
somos todxs y no una reducida porción de la clase política que se niega a
generar espacios para la solución democrática al conflicto. Es lo expresado por
todxs lxs vocerxs del gobierno pero la oposición sigue y seguirá en su plan,
salir de Maduro y de la revolución a toda costa.
Por ello uno de los peligros a desactivar es que se debe
garantizar la constitución misma de la asamblea y para ello el llamado a los
sectores organizados debe tener varios objetivos: construir una agenda de lucha
que permita construir una real unidad revolucionaria y los mecanismos para
defenderla en cualquier escenario. Aquí otra certeza: el pueblo en la calle ha
servido para conjurar los ataques del enemigo, pero las movilizaciones han sido
convocadas en el marco de una política general, ahora toca avanzar en la
movilización popular con objetivos claros para defender desde ya los avances y
profundizarlos.
Esta experiencia debe ser cualitativamente distinta al
proceso constituyente pasado, aquí toca defender, construir y avanzar en los
procesos políticos sociales y económicos que el pueblo viene desarrollando en
el marco de la lucha feroz contra las diversas adversidades, sólo los aportes
que expresen los enormes vacíos jurídicos y los mecanismos que la burocracia,
la corrupción y el enemigo usan para frenarnos y sus posibles soluciones serán
fundamentales para adaptar la Constitución Bolivariana al nuevo escenario
planteado.
Esto implica construir un proceso constituyente popular que
sirva para realizar aportes pertinentes al libro de la comunidad, nuestra
Constitución Bolivariana, pero en ese mismo accionar debe consolidar los
mecanismos para la defensa necesaria en cualquier escenario de la organización,
producción y Patria.
En el caso de no verse como proceso constituyente, popular
de defensa y avance se corre un grave peligro que ya hemos visto en más de una
oportunidad, se puede desatar una lucha mezquina por ser candidato, por ser
constituyente, situación que desataría una irresponsable confrontación interna
que reducirá a la mínima expresión la posibilidad misma del triunfo. En este
momento de crisis, la unidad real para abordar a las mayorías será la clave
para avanzar. También, hay que decirlo, no puede ser un ensayo más para
entusiasmar de parte del gobierno, tiene que superar con creces las limitantes
del reciente ensayo con el Congreso de la Patria, no debe ser un espacio para
dirimir las internas del PSUV. En ambos casos la responsabilidad histórica debe
prevalecer.
Por ello, creemos que lo principal es forjar el espacio de
construcción de aportes y mecanismos permanentes de consulta con los sectores
para luego de esto elegir a lxs candidatxs, nunca debemos perder de vista que
es un mecanismo para sostener la paz con el enemigo al asecho.
Y es algo que no se puede perder de vista ni un segundo:
estamos en días de una contundente ofensiva del enemigo que sólo en un caso
extremo algunxs se sumaran a la constituyente, eso implica que debemos avanzar
con la claridad del peligro que nos acecha, sobre todo por la presión
internacional y las opciones que tiene el imperio para entorpecer la vida
diaria de lxs Venezolanxs. Allí un doble reto para mantener la paz y la patria:
avanzar con el pueblo para neutralizar a la derecha que sostiene una ofensiva y
superar la crisis desde nuestras capacidades productivas.
La mayoría del enemigo no detendrá su ofensiva y sus
mecanismos para sojuzgar al pueblo en el campo económico, allí esta lo central
para lograr la paz duradera.
Esto nos plantea un reto importante, se debe posicionar la
constituyente en dos sentidos: es un instrumento que sostendrá la paz en el
país, pero también activará de forma efectiva la protección del pueblo en sus
derechos económicos, a la par, no toca esperar tener los aportes en la
constitución, la tarea es hoy. El gobierno junto al pueblo tiene la obligación
de generar sin excusa alguna todas las acciones para garantizar la normalidad, en
el marco de las dificultades actuales, sino corremos el riesgo de empujar a la
gran mayoría, que no asume la violencia, pero exige soluciones concretas, a los
brazos de la derecha, dando así un resultado totalmente contrario a lo esperado
con la consulta popular.
Por ello el control de precio (medida gritada por miles en
la pasada marcha del 1 de mayo y que el Presidente asumió, constituyendo
comisión que analice su activación junto a las fuerzas organizadas del pueblo)
y reforzar la producción y distribución son prioritarios, fundamentales, pero
además deben estar acompañadas por mecanismos claros para activar de manera
expedita, en los casos de que se detengan o sea necesario, la producción de
fábricas y/o cualquier unidad productiva (pública o privada) bajo control
obrero, campesino y comunal. Es un escenario previsible en el marco de la
ofensiva del enemigo y debemos estar preparados.
Compartimos la postura del Presidente Nicolás Maduro, la
constituyente es un mecanismo extraordinario para desactivar la crisis política
generada por la derecha, pero no podemos perder nunca de vista que no es la
única que vivimos y deben todas ser atendidas con la misma fórmula: con el
pueblo de protagonista.
Esta convocatoria abre una oportunidad revolucionaria, sin
lugar a duda, eso sí en momento adverso, en el más duro enfrentado por la
revolución, eso no lo podemos nunca perder de vista que en ese marco se juega
un proceso histórico y nuestro futuro como Patria.
Aquí estaremos para esa lucha, con el ejemplo de Chávez y de
mil batallas vencidas de este pueblo, así se forjó nuestra historia, con
victorias.
alemur47@yahoo.com.ar
0 comentarios:
Publicar un comentario