Por Ilka Oliva Corado
No nos alcanzará la vida ni la historia del tiempo, para
arrepentirnos como latinoamericanos si dejamos que los buitres carroñeros despedacen a Venezuela. La ofensiva contra la Revolución del Niño
Arañero se ha instalado con pie firme, a la estocada por
la espalda se unen medios de comunicación de carácter corporativo, columnistas,
periodistas de radio y televisión, artistas, deportistas y cuanto mequetrefe
sienta que apuñalando por la espalda puede obtener beneficio personal de caer
la Revolución Bolivariana.
No nos alcanzará la vida para arrepentirnos si dejamos que
conviertan a Venezuela en otro Perú, México, Brasil, Argentina, Paraguay, Panamá, Chile, Guatemala, Colombia, El Salvador, Puerto Rico, México,
Honduras, Haití. Haití es nuestro reflejo más doloroso: la convirtieron en
polvo. ¿Queremos ver el futuro próximo
de Venezuela?, está a la vuelta de la esquina, se llama Brasil y Argentina; con
estos dos países podemos palpar la realidad precisa de lo que es apuñalar por
la espalda a un proceso progresista que reivindicó a los parias de la Patria
Grande. Lo que eran con Lula, Dilma, Néstor y Cristina, y lo que son ahora con Macri y Temer.
¿Queremos ver el futuro de Venezuela a largo plazo? Ahí
está el triángulo norte de Centroamérica
(Honduras, Guatemala y El Salvador) México y Colombia. Países que lloran
sangre. Feminicidios por docenas, desapariciones forzadas, genocidios, ciclos
criminales de poder absoluto en el sistema. No sorprende que desde estos países
se ataque a Venezuela pues sus gobiernos neoliberales son la extensión de
Estados Unidos en Latinoamérica.
No podemos, en ningún momento, voltearle la espalda a la
patria que junto a Cuba pone el pecho
por toda América Latina. Ya es tiempo que la ultra izquierda y la izquierda
latinoamericana se una al progresismo, hacer un solo frente para combatir a las
oligarquías golpistas y a las injerencias extranjeras.
Apoyar la Asamblea Nacional Constituyente, feminista y
obrera, a la que llama Maduro. No nos alcanzará la vergüenza para meter la cola
entre las patas, cuando los buitres carroñeros destrocen Venezuela. Estamos a
tiempo, debemos escuchar el llamado, debemos unirnos para que siga
oxigenándonos el pulmón más grande de Latinoamérica.
El progresismo latinoamericano llama a la unión y a la reivindicación de los
pueblos de América Latina. ¿Nos uniremos o nos vamos a quedar de brazos
cruzados, durmiendo la mona, silbando en
la loma, insulsos, siendo ni chicha ni
limoná? Como viles come mierdas que no merecen la entraña que los parió. No estar con Venezuela, es estar con las
clicas criminales de América Latina, así
de simple.
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