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viernes, 8 de mayo de 2020

Contratistas o Mercenarios

Por Jesús Sotillo Bolívar:


  La comunidad internacional debe pronunciarse frente a este atropello contra Venezuela, un Estado Democrático que forma parte de esa confraternidad, callar es convalidar la violación a un Derecho Humano, como lo es la Autodeterminación de los Pueblos.

En los conflictos armados que se provocado en los últimos años en el mundo, los países caracterizados por su política de agresión a otras naciones, frente a la crítica internacional, porque ya no pueden justificar ante el mundo tanto atropello, han recurrido a la estratagema de utilizar a terceros, para que le hagan el trabajo sucio y ellos, luego, lavarse las manos como Pilatos, aunque en la práctica están involucrados hasta los tuétanos en los conflictos por que le generan pingües beneficios.


De allí que han financiado la constitución de “empresas” militares que prestan sus servicios supuestamente para defensa y asesoramiento a nivel militar.

En las mencionadas empresas, observa Ud. Que siempre están involucrados ex funcionarios del ejército norteamericano e israelí, ex agentes de la CIA y la DEA y que en conflictos como los de Irak, Siria, Libia, Afganistán y otros, siempre están presentes defendiendo los intereses norteamericanos, (Por lo que de “ex” resulta poco creíble), sólo es una expresión mediática para desvincularlos del trabajo sucio y adecentar la imagen del Ejército y las policías de los Estados Unidos.

La formación de terroristas, está en los planes de estas denominadas “empresas” militares, y luego los utilizan contra los gobiernos, países y dirigentes que no dan su brazo a torcer y se enfrentan a la presión del coloso del norte, que pretende tener a todos en su redil y conforme a sus planes expansionistas en lo geopolítico.


Ya para nadie es un secreto, por ejemplo, para mencionar a un terrorista emblemático, Bin Laden, fue entrenado por las tropas norteamericanas, así como entrenó a los guerrilleros que utilizó contra el gobierno soviético en una de las guerras de Afganistán. Esos son lo que ellos llaman terroristas buenos, es decir, los que son utilizados por los Estados Unidos para apuntalar su política guerrerista e intervencionista donde a ellos le parezca más conveniente.

Esta “empresas” militares, léase mercenarias, que alquilan combatientes para en forma itinerante llevarlo a cualquier parte del mundo, no pueden desligarse, de la política agresiva del gobierno de los Estados Unidos, son los mismos fines y ellos los financian y forma, para como los gatos que le oculten la caca. Sería ingenuo pensar que son unos simples contratistas, como los hacen llamar en sus medios de comunicación.

Ahora bien, ¿Cómo es posible?, que las organizaciones internacionales se mantengan calladas frente a esta flagrante violación al Derecho Internacional, dando la espalda o metiendo la cabeza como el Avestruz, cuando un país como los Estados Unidos utiliza estos recursos e incluso dinero proveniente del Tráfico de Drogas para apuntalar su política e ir contra la Autodeterminación de los Pueblos, que hoy por hoy, constituye un Derecho consagrado en la Carta de los Derechos Humanos.

El jueguito de los Estados Unidos, digo jueguito, pero en verdad es una burla al mundo, es no integrar la gran mayoría de los tratados internacionales que pueden regular o neutralizar estas actividades, para tener rienda suelta y actuar como Juan Charrasqueado, pero más moderno, montado en sus tanques, aviones de guerra y lanzar toda su tecnología letal contra cualquier país, que por ellos sea declarado amenaza o enemigo de sus intereses.

En el marco de esta estrategia imperial, las llamadas “empresas” militares,  enseñan a matar, forman sicarios y paramilitares,  utilizan la tortura, métodos de espionaje, tácticas de enfrentamiento militar, modalidades de tecnologías para eliminar líderes que son previamente seleccionados por sus órganos de inteligencia, condicionamiento psicológico para matar a civiles inocentes, niños, mujeres ancianos, a cualquiera, en fin, formar integralmente a terroristas que asalariados van en forma itinerante a los escenarios que ellos determinan. Estos contratistas participan, incursionan, incluso, como combatientes, contra todos aquellos países que no acepten los designios de sus Mandantes, ni se presten a sus planes de expansión geopolíticos.
Este es el verdadero rostro de los contratistas. Mercenarios a sueldo y empresas que aparentan ser independientes, pero su capital y su formación la realizan los países imperialistas para utilizarlos a sus propios fines.

 Esta actuación inmoral, contraria al Derecho Internacional y al Derecho Humanitario, revela la verdadera catadura moral de un imperio en decadencia y sus lacayos, que como dicen desarrolla una máxima que se le atribuye a Nicolás Maquiavelo, utilizar cualquier medio, incluyendo las drogas que dicen combatir, para lograr sus nefastos fines. Gedeón, nombre escogido para la operación, que en hebreo significa “destructor”, denota lo que se proponían, destruir a sangre y fuego todo lo que se ha construido y defendido en Venezuela.

Profesor de la UCV
jesussotillo45@gmail.com

miércoles, 20 de febrero de 2019

La paz no es opcional para el gobierno es su deber constitucional


Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez:

La construcción de la paz estable y duradera, es un compromiso de estado y no puede ser omitido por el gobierno, ni eliminado de la agenda de estado, a riesgo de caer en una falta gravísima, por tratarse de la atención urgente a un derecho humano y fundamental y de un principio y valor sustancial a la democracia y al estado de derecho. Las garantías para fortalecer la articulación del sistema de justicia especial de paz, comisión de la verdad, amnistía prevista, conexidad de delitos, reconocimiento y reparación a las víctimas y des escalamiento de toda violencia son imperativos, mandatos que debe cumplir el gobierno de manera incondicional, sin pretender la renegociación de nada, en tanto lo pactado, se firmó y ha de cumplirse, a secas, sin objeción. La implementación del acuerdo de paz no un compromisos opcional ni electivo, y se requiere con urgencia incrustar el espíritu y acciones de paz en el plan de desarrollo y en las agendas institucionales legales, administrativas y financieras.


La paz es un derecho todos los días reiterado en discursos, documentos y directrices del gobierno y de los otros poderes del estado y su práctica exige materialización. La paz tiene el triple rasgo de ser un derecho humano, presente en la declaración universal de 1948 y en todo el sistema de derechos universal y regional; un derecho fundamental, expuesto en la constitución nacional de 1991 y; un bien común en el nivel de valor esencial, invocado en la totalidad de compromisos del estado con la comunidad internacional. No resulta congruente, que el estado se comprometa retóricamente a sacar adelante las tareas de la paz, pero aparezca alentando salidas de guerra, para su propio país y para la región entera.

El grupo político en el poder, ministros y delegatarios que se muestran huraños, esquivos, agresivos, intolerantes y desafiantes ofreciendo la guerra, están amenazando la paz, poniendo en riesgo su ejercicio. Olvidan que la guerra es condenable y lesiona la dignidad de toda la humanidad y es rechazada en los pactos y compromisos democráticos suscritos por el estado (que aunque “ellos” no los hayan firmado, juraron cumplir con sus cargos) y les genera responsabilidades éticas y penales, ante las cortes de justicia, CPI, OEA, ONU y tratados y convenios de todo orden.

El común de los pactos firmados es el compromiso de garantizar la convivencia como razón de ser de la civilización, siguiendo fielmente el espíritu de que “el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias y los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión” (DUDH, preámbulo).

Ese es el fin incondicional de todo gobierno y sus funcionarios del nivel que sean, sin consideración alguna de ideología o política, sea de izquierda, derecha, centro, ateo o creyente, hombre o mujer. Para toda la sociedad y el estado está por encima la obligación ética, moral, política y jurídica, de asumir la paz como meta central. Así ha de entenderlo el gobierno Duque y el centro democrático como partido de gobierno y tanto la negación a dar continuidad a las negociaciones políticas para cerrar el conflicto armado con el ELN, como promover y liderar una confrontación y derrocamiento del gobierno vecino, son una omisión flagrante una y delito la otra. Negarle condiciones a la paz interna es abofetear los derechos humanos y, hacer injerencia en el país hermano es destruir con premeditación el tejido del derecho a la autodeterminación de los pueblos.

Al país hermano lo polarizaron y está listo para que sobre sus odios creados, puedan correr los ríos de sangre que piden nuestros generales, que en su propio país miran a otro lado para no ver como asesinan a sus líderes o “matan a la gente para quedarse con el rio y después matan al rio”.
    
La barbarie como fuente del temor y la humillación están proscritas desde el fin del holocausto nazi y el establecimiento del tribunal de Núremberg y desde entonces promover o hacer la guerra es un crimen y cuando un gobernante la asume para sostener su legitimidad y beneficiarse de ella para mantener el ejercicio del poder, se convierte en un tirano, que podrá ser juzgado cuando los limites de su poder traspasen la barrera de lo moralmente permitido y su poder cese. La historia de este siglo da cuenta de cerca de una docena de expresidentes juzgados por crímenes de guerra o genocidio como: Charles Taylor deLiberia inculpado  en 2003 por crímenes en  Sierra Leona, que dejó 120.000 muertos; Laurent Gbagbo deCosta de Marfil, detenido  en 2011 (CPI), “coautor indirecto” por mas de 3000 muertes cometidas por sus fuerzas; Slobodan Milosevic, de Yugoslavia juzgado en 1999 por el Tribunal Penal Internacional, por más de 200.000 muertos.; Milan Milutinovic deSerbia inculpado en 1999; Khieu Samphan de Kampuchea, detenido en 2007; Omar El Beshirde Sudán, acusado en 2009 por la CPI por mas de 300.000 muertos en Darfur, según la ONU.

Así mismo varios ex presidentes Suramericanos como Pinochet, Fujimori y Videla fueron a prisión, aunque cuando condujeron la barbarie, contaron con el irrestricto apoyo de los Estados Unidos, que contribuyó a fortalecer la versión de que eran promotores de derechos humanos y que sus indicadores de éxito (asesinatos, desapariciones) acciones democráticas necesarias para salvar la patria de enemigos.

P.D. La ayuda humanitaria solo existe cuando es prestada por organismos independientes y no afecta la autodeterminación de un pueblo, ni enfrenta la voluntad del gobierno legítimo. Los Principios de la ayuda humanitaria son: A. Independencia operativa: No entremezclase con cuestiones políticas, culturales, militares, ideológicas o religiosas, ni influir en los acontecimientos para inclinar hacia un lado u otro la acción de los organismos de atención. B. Imparcialidad:

La atención y asistencia inmediata no es excluyente. C. Neutralidad: Las misiones no pueden, bajo ningún concepto, tomar partido en lo que sucede en el entorno. En casos de guerras o conflictos internos su labor no será alimentar discrepancias ni mostrarse favorables a uno u otro de los bandos. D. Humanidad y atención: atender el sufrimiento y necesidades de las personas, salvar vidas es el principal objetivo de cualquier programa de ayuda humanitaria en el mundo. Los principios de imparcialidad, neutralidad y humanidad fueron confirmados en la resolución 46/182 de la asamblea General aprobada en 1991, el principio de independencia se añadió en 2004 por resolución 58/114.

mrestrepo33@hotmail.com