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viernes, 6 de julio de 2018

El Programa una necesidad


Por Jorge Aniceto Molinari:
Si acordamos que sin programa revolucionario no hay acción revolucionaria, y que son necesarios cambios para que la sociedad salga de la crisis actual, es indudable que la primera tarea es analizar de la manera más completa posible  la realidad y concluir en que programa necesitamos. Salvado el torpe dilema de que un programa que se proponga estatizar a la sociedad es revolucionario y por el contrario quién no lo haga es reformista o conformista con el sistema vigente, pasemos a analizar que el hoy para superar una crisis irreversible en la predominancia del capitalismo, sin encarar medidas económicas universales no es posible.-
Aún cuando puedan existir circunstancias coyunturales de agudeza en los conflictos en los cuales tampoco están descartadas las estatizaciones o la constitución de cooperativas dentro del ordenamiento capitalista de cada Estado y con un objetivo claro de cara a la gente: mantener el funcionamiento del aparato productivo y no causar aún mayores perjuicios.

Ahora analizar todo el funcionamiento del aparato productivo, nos lleva a comprender la supeditación del mismo a lo que en el capitalismo se llama el mercado mundial. Podemos hablar de la reforma agraria, de la distribución de la tierra, de las distintas matrices productivas posibles, pero la voluntad de establecer parámetros propios en cualquiera de estos términos desvinculados del mundo, es actualmente más que una utopía, supone una quimera irrealizable.

Carlos Marx y Federico Engels, fueron sin duda –y aún hoy no han sido superados- los que siempre culminaban sus análisis sobre el desarrollo del capitalismo con puntos programáticos para que la clase obrera, los trabajadores, hicieran centro con sus objetivos de mejoras en su situación. La historia de la humanidad está llena de hechos en que las conquistas que beneficiaron a millones de trabajadores, (mientras, aunque parezca contradictorio, que no lo es, pues en ello radica el crecimiento natural del sistema) a la vez  dieron una mayor base de sustentación al propio capitalismo en el cumplimiento de su ciclo histórico. El voto, las 8 horas, los derechos de la mujer, etc. etc. etc., en suma la conquista de la democracia en cada uno de los Estados.

Lenin ya en otra etapa del desarrollo capitalista agregó partiendo de esos análisis nuevos elementos, particularmente en lo que tiene que ver con el pasaje del gobierno del modo de producción, (el llamado mando gerencial de las empresas) de los Estados a los conglomerados empresariales multinacionales, transformación que ha ido sufriendo en su desarrollo ascendente el capitalismo.

Recordemos que el basamento ideológico de este proceso tuvo su culminación a la salida de la segunda guerra mundial en Mont Pelerin (Friedrich Hayek y Milton Friedman, entre otros, como el uruguayo Ramón Díaz), con el nacimiento del neo-liberalismo, dando una vez más razón a los maestros en que los cambios en la economía son los que determinan los cambios ideológicos en la organización social, todo lo que vino después es historia conocida.

Avance planetario que hace al retroceso de las conquistas democráticas a nivel de los Estados, y a la vez impone la dictadura de las condiciones globales de la economía que en su primer etapa significó un adelanto impresionante en el marco de la tecnología y ahora en la agudización de la crisis, situaciones trágicas que están superando a las peores vividas en la historia humana.
Recordemos que una de las premisas era y es, que ningún modo de producción abandona el escenario de la historia humana sin agotar todas su posibilidades pero a la vez viviendo también una ley que hace que los modos de producción como los seres humanos nazcan, se desarrollen y mueran, aún cuando su dinámica no es la misma que acompaña a estos, los seres vivos.

Por lo tanto no puede ser igual el programa “marxista”, en tiempos del Manifiesto, en tiempos de Lenin, o en los tiempos actuales, donde el modo de producción predominante ha llegado a los límites del planeta.
Tal vez el problema más grave desde el punto de vista ideológico, es que esto en la generalidad de las inteligencias partidarias no se encara así y por el contrario se entra en la variante ideológica propia al capitalismo de la confrontación de “modelos”, algo así como la competencia de ideologías trasladada a la competencia de “modelos”. De ello sectores conservadores deducen la siguiente afirmación: el modelo capitalista: EE.UU., ha sido superior al modelo comunista: Unión Soviética; el capitalismo ha vencido al comunismo. Claro ahora en tiempos del Estado amurallado de Trump y de China bajo la dirección de su Partido Comunista liderando el capitalismo, los naipes están entreverados.

Álvaro García Linera –Vicepresidente de Bolivia- analiza que vivimos tiempos de gran confusión donde el principal enemigo del libre comercio es el jefe del “Imperialismo” Yanqui, Donald Trump, y que a su vez quién comanda el libre comercio en el mundo es China, gobernada por un poderoso Partido Comunista.- Es cierto la inserción en el mundo de países como Bolivia parecería ser a primera vista que son beneficiados por una actitud comercial que hoy proviene de China.- Sin embargo no deja de advertir que estas incertidumbres son graves para el mundo todo.

Es aquí donde surge el principal problema que hoy no se encara política e ideológicamente por los Partidos que quieran establecer lineamientos programáticos, no existe una caracterización de la etapa actual, y sin ello es absolutamente imposible establecer bases programáticas con solidez.
Lo que hacen todos los partidos es establecer en una perspectiva de  tiempo sumamente acotada, aspiraciones programáticas, que no van más allá de eso, dejando para los saludos a la bandera todo el bagaje de estatizaciones que adornaron los programa stalinistas y no solo stalinistas, luego de la derrota Lenin en 1924. No decimos que no sea importante esto para la democracia, si decimos que es completamente insuficiente.

Frente a ello y en polémica, que asumimos, decimos que hoy ningún programa es válido desde el punto de vista de las enseñanzas del marxismo que no contemple una posición con respecto al tema de la moneda y al de los impuestos. Por supuesto que cada quién puede hacer el programa que le plazca y lucirlo en las ceremonias que correspondan para defender su “pureza”.

¿Qué está asumido hoy con el valor de un catecismo en la izquierda?: que la revolución debe expropiar a los expropiadores, y entonces toda base programática en lugar de abordar el desarrollo de la economía aborda los problemas del derecho de propiedad dentro de la legalidad “burguesa”.

Lo que no se entiende desde nuestro modesto punto de vista, es que un solo punto de diferencia en la bolsa de valores de los principales centros del capitalismo mundial hace, que se modifique la propiedad en un monto mayor al que se produjo con la revolución rusa. O que las emisiones monetarias billonarias, sin ningún respaldo del dólar y el euro, en distintas circunstancias, hacen en definitiva del derecho de propiedad algo que hoy el capitalismo maneja agitadamente en medio de la crisis y de la amenaza constante y trágica de extender la guerra, como único desahogo posible en su manejo de la economía.

Para que este modo de producción que hoy predomina en el planeta pueda morir en paz, la humanidad necesita de la voluntad política que le imponga medidas de transición, que hasta ahora documentadamente nadie nos convence que no sean las que proponemos.

El derecho de propiedad hay que entender no lo cuestiona una revolución que pretenda sobre la base de la propiedad estatizada competir con el capitalismo, lo cuestiona el desarrollo tecnológico de la humanidad, que hace que si esta dispusiera socialmente de los medios necesarios podría hoy poner en marcha planes, para terminar con la violencia, con la guerra, con las cárceles, con la falta de trabajo, organizando con la mayor eficiencia el trabajo, la educación necesaria, y la salud de todos los seres humanos, y que hoy no se hace porque al capitalismo ya no le son rentables.

Es esto una utopía, no, utopía es lo otro, cuando se cree que un sistema a imagen y semejanza al que se quiere superar, como lo es el capitalismo de Estado puede ser la solución.-
¿Ahora, cual es el principal problema?: Que hoy tenemos en las formas, luchas Estado por Estado, y sin abandonar lo conquistado para la gente –que hoy resulta muy difícil mantener, aún con triunfos electorales-, debemos ampliar para defender a la propia gente, el frente de lucha ideológica a la humanidad toda.
Cuando el entonces Presidente Mujica, abordó de esta forma su análisis en la ONU (setiembre 2013), creímos ver que se retomaba el camino correcto, por eso dijimos que era un discurso comunista en la línea de Marx, Engels y Lenin, sin embargo luego volvió el silencio como que lo dicho era solo para la solemnidad del momento. Además comunistas, con excepciones que me constan, no se sintieron tocados por el discurso, lo que expresa una pérdida notoria de sensibilidad.

De todos modos que quede claro, es el momento de reivindicar, la moneda única y universal, la eliminación en su mayoría de los sistema impositivos actuales, por el impuesto al movimiento del dinero, dando muerte a los paraísos fiscales en tanto para que una transacción sea válida necesita del registro en la forma que la sociedad determine. Establecer el gobierno de esos fondos a través de instrumentos universales, cuyo objetivo sean las necesidades de la gente, en salud, en educación, en trabajo, en vivienda, en su atención social, en el desarrollo cultural de cada una de sus nacionalidades para ampliar el desarrollo cultural de toda la humanidad.

No es el fin del capitalismo que seguramente como modo de producción y como ha ocurrido con los modos de producción anteriores irá dejando culturalmente su influencia al perder su predominancia en el transcurso de los años, tal vez siglos.- Si de la gestación de una sociedad superior que podrá abordar sanamente todos los males que hoy el capitalismo muestra en la crisis irreversible de su predominancia. Si de la muerte de los paraísos fiscales y de la acumulación de capitales sin un fin social.

Escritas estas líneas nos llega la noticia del triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales de México. Sin duda que es una buena noticia para las causas populares, pero a la vez sentimos como más imperiosa la necesidad del programa que tratamos de identificar en esta nota.

Las causas populares convocan multitudes en todo el mundo, como ahora en las elecciones mejicanas, sus dificultades vienen acompañadas de las oscilaciones de los “capitalistas nacionales” que han sido prácticamente en todos los casos los que han ido inclinando la balanza hacia un lado o hacia el otro. Primero apoyan, como ha sucedido con Chávez, con Lula, con Cristina, luego golpean y buscan hacer retroceder las conquistas populares, pero si la izquierda no eleva su mira a la concreción de un programa universal, será imposible sacar a la humanidad de la crisis actual, y de estos vaivenes, que también son una expresión de la misma.

Hoy Trump, conmueve a los burgueses de todo el mundo, y conmueven todas las murallas ideológicas donde la desorientación se generaliza y donde se pasa de las volcadas como esta de ahora en México a las abstenciones que en el último periodo han venido marcando las elecciones nacionales.

En definitiva queda la perspectiva de encontrar puntos programáticos de avance o el avance de la tragedia de la guerra, con el aumento de sus terribles consecuencias en la vida de millones y millones de seres humanos.
sipagola@adinet.com.uy

martes, 7 de noviembre de 2017

La Revolución Socialista Centenaria y Venezuela

Por Ernesto Wong Maestre: 
Su sentido histórico

Después de cien años, próximos a ser sobrepasados, aquella proeza de obreros, soldados y campesinos, en su mayoría rusos pero también de otras etnias o pueblos subyugados por el zarismo, hoy trata de ser silenciada, ahogada en penumbras creadas por las falsedades que la burguesía en cada país lanza para obstaculizar la comprensión del acontecimiento histórico que inició la era del socialismo en el mundo, la era parida por muchos corazones rebeldes como los de quienes escalaron las puertas del Palacio de Invierno de Moscú para hacer justicia y realidad la otrora Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano cuando los franceses y las francesas con su fugaz revolución sometieron el poder decrépito de la nobleza feudal pero sucumbieron ante el pujante, traicionero y mejor organizado poder de los mercaderes convertidos ya en burgueses.



Casi siglo y medio después de esa primera revolución social europea frustrada, y gracias a la teoría científica desarrollada por Carlos Marx y Federico Engels con la cual Vladimir Ilich Ulianov, más conocido por Lenin, estudió varios procesos revolucionarios, en particular ese liderado por Robespierre, Marat y Danton conocido como la Revolución Francesa, la praxis revolucionaria socialista, asimiladora de más de cien años de experiencias y conocimientos, daría frutos ante la burguesía oportunista y calculadora para que el derrocamiento del Zar en febrero de 1917 no terminara quedando en las redes del pujante capitalismo europeo que tenía en Alexandr Kerenski su peón anticomunista para reeditar la maniobra burguesa parisina de 1789.

Así fue y seguirá siendo siempre que los revolucionarios y las revolucionarias con sentido del momento histórico actúen apegados a los principios y ética de la emancipación. Hoy en Venezuela, en medio de una compleja lucha de clases y el bloqueo financiero, económico y comercial ejecutándose por las redes imperiales, se recuerda y se rinde homenaje a quienes con honor, dignidad y valentía elevaron la bandera de la hoz y el martillo con un mar de manos como base, empuñando fusiles y azadas, y como líder al invencible autor –entre otras obras- de “Qué hacer”, de “Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo” y de “El imperialismo, fase superior del capitalismo”.. 

Con la misma precisión de cualquiera de los grandes estrategas militares anteriores y el apego inamovible a los principios formulados por los padres del marxismo, Lenin dirigió a la masa crítica de trabajadores y militares que fue capaz de vencer en nueve meses a la ambiciosa burguesía rusa y los reductos políticos zaristas. Ambos muy debilitados por las pérdidas económicas en los cuatro años que duró la primera guerra mundial en que países gobernados por la burguesía se enfrentaron por un nuevo reparto del mundo porque esa es la única clase social que ha conducido al mundo a guerras de conquistas coloniales, a dos guerras mundiales y a muchos países a sufrir infinitas guerras locales que ocasionaron más de dos mil millones de muertes en América Latina, África y Asia durante los últimos cuatro siglos.

Como “gladiador de mil batallas”, calificado así Lenin por Fidel Castro en el centenario de su natalicio, el líder ruso fue un sagaz y audaz organizador del pueblo, atendiendo a sus características culturales y políticas formadas en los años de batallas sociales y teóricas emprendidas por los llamados demócratas rusos y por el amplio movimiento bolchevique fundado en el seno del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, radicado en Minsk, la hoy capital de Bielorrusia.

El significado histórico de la obra leninista y de la primera revolución socialista del mundo, ante todo, está anidado en el corazón de las generaciones que tuvieron conciencia plena de los valores construidos y en los errores cometidos en las siete décadas de sistema soviético. También, se aprecia su significado en todos esos pueblos y sus gobiernos que de una u otra forma enarbolan las ideas socialistas surgidas de ese octubre victorioso. 

Sus impactos mundiales

La Revolución Socialista Centenaria fue hija de la historia construida por los pueblos y sus líderes, siempre enfrentados a los dominantes capitalistas que desde inicios del siglo XX van conformando el sistema imperialista donde se articulan las operaciones de la burguesía a escala cada vez más mundial hasta lo que hoy se conoce como globalización.

Pero ya en este avanzado siglo XXI, en esa globalización está actuando un elemento disonante para el imperio, el dragón asiático, porque nació bajo el influjo de aquella revolución rusa, aunque fue favorecido por la propia ley capitalista de mover los capitales hacia donde ofrezcan mayor cuota de ganancia, lo que le permitió a ese dragón, ganar espacios y poderes, y hoy es un factor definitorio de la globalización actual, y por ello es generador de preocupaciones al sistema imperialista y víctima de disimiles estrategias para desintegrarlo, aunque Beijing sigue demostrando que el hegemón es un “tigre de papel”..

Hoy China exhibe un modelo para reducir masivamente la pobreza en lo interno y externo basado en una concepción científica del desarrollo que centra su atención en el desarrollo de la infraestructura, sobre todo comunicativa, donde históricamente se han concentrado los ejes del poder. Trescientos millones de chinos y chinas que en cinco años dejan de ser pobres es el equivalente a casi toda la población de los EEUU que tiene un gobierno conformado por élites multimillonarias que en lugar de reducir sus treinta millones de pobres los incrementan. Es decir, la República Popular China avanza con sus sistema socialista chino a un ritmo diez veces superior que los EEUU con su obsoleto sistema capitalista depredador, razón por la cual su líder, Xi Jinping, propone con acierto el ideal viable de alcanzar a tener una sociedad medianamente acomodada de más de 1400 millones de personas para dentro de veinte años.

La Revolución Socialista que ahora cumple cien años fue un paradigma sometido a numerosas pruebas en más de la mitad de los países del mundo, unas veces como intentos de aplicarla, otras como aplicaciones frustradas y otras veces como paradigmas mejorados porque se apegaron a los principios cardinales de la aquella revolución social bolchevique que en este año cumple su centenario, como son los procesos de China, Cuba, Vietnam, Corea del Norte y Bielorrusia donde se reivindica y se enriquece a diario la teoría marxista-leninista, la única que propugna el poder del pueblo como el garante de la independencia, la libertad, el pleno ejercicio de la soberanía y la solidaridad con el resto de los pueblos.

Por ello, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y otros países con modelos de emancipación social son receptores y a su vez generadores de solidaridad socialista, cada uno con sus particularidades y con sus retos, pero también todos compelidos a unirse para enfrentar al imperio estadounidense, la mayor amenaza proveniente del norte que por haber entrado en una crisis estructural apela a la guerra, al terrorismo de Estado y a una carrera armamentista inusual y extraordinaria por lo altos niveles tecnológicos y el desvergonzado e indigno comportamiento violador de los derechos de la humanidad con que la promueven y ejecutan los cabecillas de esa élite militar-financiera-comunicacional.

Un significante relevante para Venezuela

Ante esa realidad y en esas circunstancias, hoy avanza la Revolución Bolivariana con una democracia participativa y protagónica que no solo es cada día más pujante por estar más arraigada en la conciencia de la mayoría del pueblo y en la ideología pacientemente sembrada por el Comandante Hugo Chávez, donde se integra el bolivarianismo y el marxismo con sus variadas corrientes de pensamiento, precisamente por lo variado que son los fines y objetivos históricos de la Revolución Venezolana, y por  ellos las disímiles estrategias para “emanciparnos por nosotros mismos”.

La estrategia de la contención selectiva, basada en principios revolucionarios, inteligentemente aplicada por el líder bolivariano Nicolás Maduro durante los últimos cuatro años, logró someter la voluntad terrorista proimperial y condenarla al fracaso, mientras que en ese contexto y praxis se desarrolla también la estrategia de la organización multipolar del pueblo y de la proyección internacional soberana con vistas a transformar el patrón de desarrollo, ahora esencialmente integral. Ambas estrategias de lucha serán aportes sustanciales del liderazgo bolivariano a la teoría del tránsito de sistema capitalista a uno enfocado al socialismo.

La organización multipolar del pueblo decidido a ser libre e independiente es esencialmente a lo que aspiró Lenin quien por circunstancias objetivas y subjetivas de desarrollo histórico y tecnológico se apoyó en el único tipo de organización política hasta esa época más avanzada: un partido proletario, es decir, sustancialmente obrero y campesino apoyado en intelectuales y ciertas capas medias también explotadas por el capital, que en términos de la realidad concreta constituían múltiples polos de poder pero que por razones de incipientes instrumentos de comunicación debían coincidir en uno varios lugares dentro del complejo “campo político” para construir partidista y conjuntamente, ese “espacio de posibilidades”, en momentos bien determinados, “para la acción viable” de los sujetos revolucionarios o del bloque histórico.

Es la organización multipolar a la que ha llegado la China de hoy o la que desde sus inicios en 1959 comenzó a desarrollar el eterno Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y hoy siguen siendo las columnas vertebrales de la organización y desarrollo del bloque histórico cubano, como es la red sindical de la Central de Trabajadores de Cuba, el Partido Comunista de Cuba, los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Organización de Pioneros José Martí, la Unión de Jóvenes Comunistas, las Federaciones de Estudiantes de la Enseñanza Media y Universitaria, las asociaciones de profesionales o de artistas e intelectuales, y las nuevas organizaciones de emprendedores o cuentapropistas que ya cuentan con la propia normativa estatal para garantizarles su seguridad social.

Casi al entrar en la tercera década del siglo XXI, la organización multipolar del pueblo de Venezuela se apoya sustantivamente en la televisión, la radio, la computadora con internet, pero sobre todo mediante las redes sociales que permiten llegar más rápidamente a un mejor entendimiento colectivo y comprensión individual de los ingentes asuntos de Estado que ya no es posible en las reuniones con presencia física, la mayoría de las veces insuficientes respecto a la totalidad de la comunidad y en muchas ocasiones tortuosas e interminables, sin llegar a acuerdos válidos o llegando con afectación de las necesarias relaciones de hermandad y unidad que necesita la lucha contra un enemigo tan potente como es el imperio estadounidense. Así, vemos como en la medida en que el pueblo patriota se ha ido apertrechando con capacitados celulares, tabletas y computadoras VIT los niveles de conflictividad respecto a las tareas de Estado y de construcción del socialismo y desestructuración del capitalismo  han disminuido al interior de las organizaciones, partidos, movimientos e instituciones bolivarianas, lo cual no exime ni niega la existencia de innumerables problemas y errores cometidos siempre por la conjunción de causas propias y de las generadas por la acción enemiga de las transformaciones.

El bolivarianismo es fuente constante de creación

Todo cambia a tanta velocidad que no se advierte a tiempo que están ocurriendo cambios esenciales en la correlación de fuerzas políticas y en la conciencia política del pueblo. La mayoría de las ocasiones inadvertidos en el corto plazo si no se está permanentemente estudiando la totalidad concreta y echando al cajón de los recuerdos la pseudoconcreción con que constantemente nos acercamos a los acontecimientos de nuestro interés,  mediados a veces, de forma decidida para un amplio sector social,  por las campañas del aún potente imperio que le impide a esa población dejar atrás la pseudoconcreción y comprender la realidad vivida.

Sin embargo, el líder es tal y se mantiene siendo tal porque debe mantenerse, él y sus líderes acompañantes, al ritmo y velocidad de los cambios de la correlación de fuerzas respecto al eje de la realidad a transformar, recordando siempre que el poder es triádico, y no se tiene el mismo poder para una cosa que para otra. Y porque debe mantenerse también auscultando a sus seguidores o liderados para estar consciente de la real comprensión que tienen de las tareas transformadoras a realizar porque “solo el pueblo salva al pueblo” y si el pueblo no comprende por deficiente interpretación,  las tareas de transformación no se cumplen de forma eficaz y eficiente.

Sobre esas premisas es que debe valorarse el recién taller de alto nivel de planificación estratégica en que participaron los dieciocho gobernadores bolivarianos, patriotas por naturaleza,  donde se analizaron o se comenzaron a estudiar “los ocho puntos estratégicos” fijados por el máximo líder y Presidente Nicolás Maduro.

Se dice “comenzaron a estudiar” porque el verdadero y profundo estudio debe hacerse en cada espacio de aplicación o de gobierno regional donde existen condiciones o circunstancias particulares, subjetivas y objetivas, formando redes de relaciones que jalonan y condicionan el éxito o el fracaso de las acciones para lograr hacer realidad cada uno de esos ocho puntos, como son: el fortalecimiento de la seguridad pública y los cuadrantes de paz;  la construcción de obras públicas y de infraestructura, especialmente en la operatividad del Sistema de Transporte Yutong; el programa social Barrio Adentro 100% y la reparación de los Centros de Diagnóstico Integral (CDI); la regionalización del Carnet de la Patria, que busca poner en manos de los nuevos gobernadores las responsabilidades y alcances del Movimiento Somos Venezuela y las misiones; el mantenimiento de la inversión para las gobernaciones; el plan de asfaltado en carreteras urbanas y rurales dentro de las ciudades y comunidades; el fortalecimiento de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap); y la protección y estimulación de la economía en el campo, que incluye la firma de un acuerdo de producción agrícola para todo el país.

No cabe la menor duda de que son ocho puntos para profundizar y dar base económica, infraestructural y organizacional al desarrollo multipolar del pueblo emprendedor patriota, ahí incluido de forma variada para afrontar la variedad que es una ley de la cibernética o del gobierno eficaz,  y crearle condiciones para elevarle los niveles de potencia y poder de transformación, todo soportado jurídicamente en las labores que realiza a diario la Asamblea Nacional Constituyente a favor de toda la sociedad y en las próximas leyes a configurar y aprobar, previamente propuestas por el Presidente que constituye una totalidad por sus interrelaciones y sus interdependencias, tal y como fue advertido en el anterior artículo Un Reto Cognitivo de Todos. 

Ahora, el reto no sólo es cognitivo sino también de la praxis revolucionaria de gobernadores y de los próximos alcaldes a elegir el próximo 21 de diciembre y para lo cual el pueblo debe comprender y estar plenamente consciente de lo necesario y significante para la organización y el desarrollo multipolar del pueblo la elección de alcaldes revolucionarios que se propondrán, luego del proceso de consultas necesarios y de la información acumulada de cada quien, por la dirección de la Revolución para lograr una contundente victoria.

En tal sentido, el tipo ideal de Alcalde Bolivariano o en general de los líderes chavistas, deben reunir cinco amplias cualidades: 1.- Ser conocedor de la realidad a transformar en sus espacios de acción y cómo hacerlo con las fuerzas necesarias y suficientes. Es decir, un buen estratega para lograr los 5 Objetivos Históricos y los lineamientos que Maduro ha lanzado, especialmente en organización del chavismo con nuevas formas novedosas ajustadas a esta realidad en tránsito que es la fuerza o "masa crítica" para seguir avanzando en el camino socialista ajustado a las condiciones venezolanas y con sentido de la correlación de fuerzas regionales y mundiales. 2.- Ser experto en pensamiento y praxis emancipadores como el de Chávez (bolivariano-marxista-leninista-maoísta-fidelista), siempre como guía y referente, por ser quien aquilató bien y con sentido histórico la cultura  venezolana para ir desbrozándola de elementos transculturizados,  en medio de una profusa información, a veces falsa, y cada día de impacto más masivo por las redes sociales. 3.- Ser comunicador efectivo que contribuya a formar las convicciones necesarias basadas en la ideología socialista, comprendida como ese conjunto de representaciones sociales que se comparten para poder cumplir con el Plan de la Patria. 4.- Ser ejemplo ante el pueblo de conducta ciudadana y familiar, chavista cumplidor del pensamiento de “unidad, lucha, batalla y victoria” y alejado de cualquier conflicto e imagen de corrupción. 5.- Ser un operador actualizado en las tecnologías pertinentes de la comunicación y en las ciencias, con razonamiento dialectico que le permita escoger eficazmente a sus directores, gerentes y coordinadores, controlarlos, evaluarlos y sustituirlos oportunamente si no cumplen.

Es decir, un líder bolivariano es un revolucionario, filósofo, político, comunicador, economista y científico-técnico-gerencial, precisamente como lo fue Lenin, el genio creador de la teoría de la revolución socialista. Un gran homenaje del pueblo venezolano desde todos sus espacios de liderazgo.

wongmaestre@gmail.com