miércoles, 13 de noviembre de 2019

Las garras del fascismo sobre Bolivia



Por Carlos Flanagan:

En el día de ayer domingo 10, vivimos con angustia el desenlace - mediante un golpe de Estado de corte fascista - de un proceso desestabilizador de larga data. Desde el inicio del proceso de cambios sociales iniciado con la victoria electoral de Evo Morales en 2006, asistimos a la reacción del imperialismo al mismo principalmente mediante el accionar conspirativo de la Embajada de los EUA en Bolivia.



Esto no es de extrañar. Forma parte de la contraofensiva imperialista ante el avance de procesos de cambios en los países de A. Latina y el Caribe; su zona de influencia, su “patio trasero” de acuerdo a su estrategia ya diseñada en el siglo XIX en la llamada “doctrina Monroe”.

Lo que está verdaderamente en juego y por ello se da el golpe de Estado es:
1)       la posición geoestratégica de Bolivia en el corazón de América del Sur.
2)      Que posee una gran riqueza gasífera, en minerales varios y en particular tiene el 70% de las reservas mundiales de litio; mineral imprescindible para fabricar las pilas de los celulares y los autos eléctricos.
3)     Que, por vez primera, los pueblos originarios, históricamente explotados, despreciados y relegados tuvieran un papel protagónico en la sociedad y el gobierno y que diera por consecuencia la reforma constitucional por la cual se crea un Estado Plurinacional en el cual se reconocen 36 etnias y sus lenguajes respectivos.
4)    Que demostraron en los hechos que, con políticas antineoliberales, opuestas a los dictados del FMI y reafirmando la soberanía nacional mediante la estatización de los recursos naturales, fue posible crecer por trece años consecutivos, con redistribución de la riqueza en base a políticas sociales en beneficio del pueblo.

 De aquellos errores, estas lecciones

Al parecer en varios de nuestros países en los cuales se impulsan procesos de cambios, cada uno con sus características propias e intransferibles, caemos una y otra vez en errores similares que facilitan el accionar del enemigo.
Y Bolivia, una sociedad profundamente racista y latentemente violenta, no fue una excepción. Tal vez fue sorprendente la rapidez con que se desencadenaron los hechos. Pero en definitiva los errores cometidos coadyuvaron a este lamentable desenlace.

Sólo para citar algunos:

             no se potenciaron suficientemente los medios de comunicación alternativos que contrarrestaran la permanente prédica de los grandes medios en contra del gobierno. Lo mismo respecto a las redes sociales.
             Se subestimó la campaña en medios y redes sociales en detrimento de la figura de Evo Morales, cuando montaron una serie de noticias falsas sobre la existencia de un supuesto hijo ilegítimo suyo con Gabriela Zapata, que se prestó a jugar un rol estelar en toda esta patraña, montada previamente al plebiscito del 21 de febrero. Se insistió en llevarlo adelante en esa fecha y se perdió. Luego se supo que todo ese montaje era falso y el tal hijo nunca existió. Pero ya era tarde y la patraña había cumplido con su objetivo.
             No se fortaleció al MAS como fuerza política de acción permanente para dar la batalla de ideas necesaria para formar la conciencia política del pueblo. Todo giró principalmente en torno a la figura de Evo, sin crear los recambios necesarios y se forzó su nueva comparecencia electoral a pesar de haber perdido el plebiscito convocado para habilitarla mediante una reforma constitucional.
             Era previsible que, dadas las circunstancias, la derecha reclamaría fraude si era derrotada. Y los gruesos errores cometidos por el Tribunal Supremo Electoral en el manejo de la información del escrutinio les dieron las excusas del caso.
             Darle a la OEA la posibilidad de una revisión del escrutinio con carácter vinculante, fue como encargar al zorro el cuidado de las gallinas en el gallinero. Se debió haber propuesto una auditoría de las actas escrutadas a autoridades y técnicos de organismos electorales de países intachables en la materia que aseguraran la debida independencia de criterio.
             Pensar que las fuerzas armadas y policiales llegados estos casos “son neutrales y al margen” es de una inocencia suprema y propia de quien desconoce en los hechos la existencia y mecánica de la lucha de clases. Si no se procesa un profundo cambio ideológico en su seno ni se crean los necesarios contrapesos populares, los aparatos represivos desempeñarán el papel para lo que fueron creados: ser el brazo armado de la oligarquía. El único dirigente político que lo tuvo claro y obró en consecuencia fue Hugo Chávez y justamente por eso hoy la Fuerza Armada Nacional en Venezuela se mantiene fiel a la Constitución y la Ley.

Finalmente nos surgen algunas claras conclusiones de estos hechos lamentables:

condenar enérgicamente este golpe de Estado fascista, perpetrado por el imperialismo estadounidense y sus personeros de la derecha boliviana.

brindar toda nuestra solidaridad al pueblo boliviano exigiendo el respeto de sus elementales y legítimos derechos.

Ser conscientes de que el imperialismo no cejará en su empeño de derrotar todo proceso de cambio buscando las formas y los tiempos más adecuados para ponerlos en práctica en cada uno de nuestros países; y comenzar a actuar en consecuencia antes de que sea demasiado tarde.

De nosotros dependerá no llorar sobre la leche derramada.

carlos.flanagan@gmail.com

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